Ningún Mejor Regalo que el Perdón

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Muy buenas vísperas navideñas, damas y caballeros. ¿Cómo se están comportando en esta época del año en dónde se supone que todo debe ser paz y alegría? ¿Haciendo méritos a último momento para que Santa Claus no les deje sacos de carbón en sus medias o batallando en los centros comerciales para quedarse con los regalos en oferta que hay?

Yo por mi parte (Dejando de lado el hecho de que no me veo metido en esa encrucijada porque ya me compré un Play Station 5 en el Viernes Negro de Noviembre) estoy sumamente feliz porque a inicios de este mes le extirparon un tumor que mi madre tenía en la cabeza.

Era una operación delicada y que le afectaba sus nervios ópticos corriendo el riesgo de falle... ya saben qué, por lo que en los días antes de la operación estuve supremamente angustiado casi comiéndome las uñas por los nervios... ¡Y TODO SALIÓ BIEN, GRACIAS A DIOS!

Saber que ella ya no tiene ese mal en la cabeza y que con el tiempo se repondrá basta para que una sonrisa de satisfacción más grande que la del Guasón adorne mi cara y me llene de una felicidad y satisfacción que no puede compararse con nada.

Por lo que aprovecho en volver a darles las gracias a todas aquellas personas que me apoyaron en esos días tan difíciles al asegurarme de que todo saldrá bien; se los agradezco de todo corazón :D

Y al tener los ánimos de nuevo hasta el Infinito y Más Allá, hago una de mis más valiosas tradiciones desde que estoy en esta página:

¡UN FIC NAVIDEÑO! (Me pongo un gorro de Papá Noel y una barba y bigote blancos postizos)

Es imposible que no haga alguna historia navideña por estas fechas, como siempre lo he hecho desde mis inicios en el Fandom de South Park, pero claro está, ahora tocando temas que creo que pocas veces he tocado para esta festividad que solo se da una vez al año.

Por el Sumary supongo que ya se harán una idea de qué se trata esto, y si no, entonces los invito a leer esta historia navideña que tal vez les recuerde uno de los más importantes significados de la Navidad y que se ha perdido con la comercialización de esta festividad.

Espero les sea de su grado ;D

La nieve caía lentamente en los suburbios en Royal Woods. El ambiente navideño era imposible de no distinguir entre tanta blancura por los diversos adornos coloridos sobre las casas y por lo que hacían las personas que transcurrían las calles.

Ya sea adultos actuando como pollos sin cabeza al correr de un lado a otro para comprar los regalos que ha último momento decidieron ir a buscar o a niños haciendo muñecos de nieve, angelitos en el suelo o participando en unas para nada encarnizadas Guerras Heladas al arrojarse mutuamente bola de nieve.

O seguir adornando sus hogares tanto por dentro como por fuera, tal y como lo hacían un hombre cuyo cabello es casi tan blanco como la nieve y que cargaba sobre sus hombros a una niña de cabello negro con mechones blancos y tez morena clara que colocaba en el árbol navideño de su sala esferas de diversos colores.

-Álzame un poco más, papi- pidió la nena para poner esas bolas cerca de la cima del árbol.

-Espera un momento, Ronnie. Recuerda que ya no tengo la fuerza de mi juventud para empinarme cuando cargaba a tus hermanos- podía apreciársele que le costaba algo de trabajo, pero no tenía corazón para negarle este gusto a su hija.

Hasta que se sintió observado y al mirar a su derecha sonrió de medio lado.

-Navidad, la fecha única y especial en la que todas las personas se unen para celebrarla con sus seres queridos, con aquellos que han sido importantes en sus vidas y con quiénes se anhela pasar más momentos juntos de dicha y alegría, ¿Verdad, amigos?- le habló al espectador.

-Incluyendo con aquellos que debido a las distancias solo pueden juntarse para esa festividad. Algunas familias hacen los arreglos indispensables para recibir a los parientes que tendrán de visitantes y puedan estar cómodos durante su estancia en caso de quedarse por algún tiempo antes de partir a sus respectivos hogares y no les falte nada.

-Aunque para los que conformamos la enorme, basta, diversa y disparatada Familia Loud, esa puede ser una tarea titánica. Verán, mis hermanas y yo tenemos una peculiar tradición en la que la Navidad se celebrará en la casa de alguna de ellas y la próxima Navidad se celebrará en la casa de otra y así sucesivamente siendo ahora mi turno de llevar tal responsabilidad.

-No solo debemos encontrar la forma de recibir y acomodar a mis 10 hermanas, sino también a sus parejas, a sus propios hijos, a mis amigos y a sus respectivas familias teniendo casi que construir nuevas habitaciones para recibir a tantos invitados.

-Y es por eso que solo hasta ahora podemos colocar los adornos. Los habríamos terminado más pronto si todos mis hijos estuviesen aquí, pero como los mayores han dejado el nido como lo hice yo y mis hermanas al crecer esa tarea se ha vuelto más difícil por solo contar con la ayuda de la menor de mis niñas y de mis otros hijos que aún viven conmigo- tuvo que empinarse para que la niña en sus hombros colocase más esferas coloridas en el árbol y que curiosamente no se había extrañado por oírle hablar solo con el aire.

-¡LIONEL, CUIDADO, QUE TE VAS A MATAR!

Un grito y un estruendo afuera de la casa lo sobresaltó y por poco suelta a chica que por la impresión soltó una de las esferas coloridas que se hizo añicos al caer.

-Y también más peligrosa...- resopló y dejó a la chiquilla para ir a ver que pasó.

Ahí se hallaba un niño un más grande que Ronnie que compartía sus rasgos físicos y poseedor de grandes gafas cuadradas... que colgaba de cabeza frente a la puerta principal de la casa debido a que se cayó y sus pies se enredaron con unas luces navideñas.

-¡QUE ALGUIEN HAGA ALGO PRONTO ANTES DE QUE LA SANGRE SE LE SUBA A LA CABEZA Y SUS OJOS SALGAN DISPARADOS COMO CORCHOS SUFRIENDO UNA HEMORRAGIA TAN GRAVE QUE MORIRÁ DESANGRADO Y TODOS ME ECHARÁN LA CULPA POR NO HABER PODIDO HACER NADA POR SALVARLO Y...!

Cerca de ese chico había otro joven que parecía rondar los 18 años y al que no se le podía ver el cabello debido al gorro de aluminio que posee aun cuando se apretaba fuertemente los costados de la cabeza dando desesperados saltitos en su lugar exclamando esas incoherencias tan rápido que no se le podía entender ni una sola palabra.

-Purf...- el chico de las gafas, a pesar de estar en esa posición, mantenía la calma y soltó un bramido -no me pasaría nada más si en vez de estar ahí gritando peor que una cotorra luego de ir a una ópera me ayudases a bajar, Rafa- muy exasperado se quitó las gafas para sobarse los ojos.

-Lionel, Rafa, ¿Qué es lo que pasó ahora?- exigió saber el peliblanco.

-Nada del otro mundo, papá. Solo que me resbalé cuando intenté colocar los renos en el techo junto a ese adorno de Papá Noel- contestó el niño de lentes todavía con rara calma hasta que él lo tomó y desenredó para dejarlo en el suelo y así limpiarse la suciedad como si nada pasó.

-Y nada de eso hubiera pasado si la inútil de Rita pusiera de su parte en vez de estar gastando saliva en su celular.

Comentó otro joven, un poco menor que el del papel aluminio, de cabello blanco como el de su padre y parado en el techo de la casa sosteniendo los anteriormente mencionados renos falsos.

-¿Y qué esperabas que hiciese, Rick? ¿Qué actuara como un mico al igual que ustedes y me subiera al techo corriendo el riesgo de caerme y darme bien duro contra el suelo? ¡Sigue soñando!

Repuso una joven que era su melliza apoyada en un árbol algo apartada de ellos y colgó su teléfono móvil para dedicarles una mirada de fastidio.

-Desde que dejaste de lado tu estúpida fijación por las muñecas de princesas y demás tonterías de niñitas te has vuelto como esas ricachonas que creen que por ser super famosas en la escuela no tienen que mover un dedo para conseguir las cosas- reclamó el otro peliblanco al bajar del techo.

-A eso se le llama "crecer" hermanito. Algo que tú nunca lograrás porque siempre estarás amarrado a esas idioteces de ciencia ficción que solo los Fanboys y Niños Rata defienden a escudo y espada desperdiciando tu vida por completo.

-¡¿CÓMO DICES?!- tales palabras fueron una grave falta de respeto para su gemelo que no dudó en acercársele amenazadoramente, a lo que ella guardó el celular lista para lo que fuese a hacerle.

-¡RICK, RITA, COMPÓRTENSE!- pero el padre de ambos se puso en medio extendiendo los brazos para mantenerlos alejados, evitando que dos trenes chocasen de frente.

-¡Pero si ella tiene la culpa, papá! ¡No hace nada de nada y se la pasa parloteando con esas otras creídas que creen que el mundo las debe tratar como unas princesas!

-¡¿A sí?! ¡Pues no es mi culpa que seas condenado resentido que nunca pudo madurar y que seguirás viviendo con mamá y papá hasta los 40 años!

-¡TE ODIO!- gritó el joven agitando los brazos para golpearla.

-¡NO MÁS DE LO QUE YO TE ODIO A TI!- ella imitó su acción.

El hombre de pelo blanco abrió enormemente los ojos por tales declaraciones. No sería ni la primera ni la última vez que oye a sus hijos dedicarse palabras ofensivas en una situación en dónde los ánimos están tan calientes que son capaces de derretir la nieve que ahora mismo pisan.

Pero oírles decir con tanto fervor que se odian, generó en su corazón una sensación igual a la que causaría una vieja herida que de repente es abierta con el más filoso de los cuchillos.

-¡SUFICIENTE!- los empujó en direcciones opuestas -¡Rita, Rick, escúchenme con toda atención! No voy a tolerar más de sus tontas disputas y menos en estas fechas. Así que hagan las paces y discúlpense, ¡YA!

Su firme voz obligó a los mellizos a desviar la mirada y cruzarse de brazos muy renuentes a acatar su orden, por lo que tuvo jalarle las orejas izquierda y derecha respectivamente haciéndoles gritar.

-¡AUH, AUH, AUH! ¡YA, PERDÓN!, PAPI!- la chica fue la primera en ceder y él los soltó -pe... perdón, Rick. No quise cantarte tus ver... ¡Insultarte de esa forma tan atroz!- tuvo que corregir sus palabras porque su progenitor hizo el ademan de jalarle de nuevo la oreja.

-Ay... ay... perdón, Rita. Tampoco quise insultarte, es solo que la presión de sentir que debo hacer el trabajo pesado mientras tú estás por ahí limpiándote las uñas... ¡Digo, digo! Me hizo actuar como un atarantado- de igual modo su gemelo estuvo por decir un comentario indecoroso viéndose en la necesidad de decir otra cosa para que no le arrancasen la oreja.

-Casi me caigo del techo corriendo el riesgo de sufrir una grave lesión que podría haberme costado la vida y no causé tanto alboroto- a Lionel le causaba mucha risa toda esa situación, en contraste con Rafa que se comía las uñas de ambas manos asustado por lo que pudiera pasar.

-Así me gusta, que sepan disculparse como gente civilizada y no hacer una tormenta de un vaso de agua como sus tías solían hacerlo en su juventud- sentenció su padre asintiendo con severidad.

-¡LINCOLN, NIÑOS, NIÑAS, VENGAN A DESAYUNAR!- los llamó una mujer desde la casa.

-¡YA VAMOS, RONNIE! Ya oyeron a su madre, vamos a desayunar y luego terminaremos de colocar los adornos navideños, todos cooperando y sin más tontas disputas- dedicó una clara advertencia a los mellizos que sufrieron un leve estremecimiento y entraron a la vivienda seguidos de Rafa que suspiró aliviado y de unos risueños Lionel y Ronnie Jr.

-El paso del tiempo no hace que la paternidad sea más fácil, ¿Cierto, amigos?- Lincoln volvió a ver al espectador riendo con ironía -gracias a Dios que pude aprender mucho de mis padres en su momento, porque de lo contrario... ya habría perdido la cabeza hace años.

Negó sin dejar de reír y se juntó con sus hijos y su esposa, Ronnie Anne, para comer los deliciosos alimentos que ella preparó con todo su amor y cariño luego de que se tomasen las manos alrededor de la mesa y dar una oración de agradecimiento.

Deteniendo el vaso lleno de jugo que iba a llevarse a la boca, Lincoln contempló por varios segundos la escena ante él no pudiendo evitar sonreír con tristeza.

Porque esta tal vez sea una de las pocas veces que pueda desayunar así en vísperas navideñas con los hijos que aún viven con él. Como lo dijo antes, sus hijos más grandes al crecer ya se han ido a hacer sus vidas en otra parte lo que le genera el síndrome del Nido Vacío que muchos padres, incluyendo los suyos propios, han sentido al momento de partir.

Con Rafa teniendo 18 años en cualquier momento se irá (Debiendo rezar para que sus locuras no le traigan muchos problemas) Rick y Rita al rondar los 17 no les falta mucho para dar el siguiente paso, por lo que solo contará con Lionel y Ronnie Segunda para evitar ese sentimiento de soledad.

Hasta que inevitablemente crezcan y sigan sus vidas.

Ya sea porque desde joven ha estado acostumbrado al caos que genera una gran familia o por ese complejo de soledad, la idea de que sus descendientes lo abandonen y a su esposa le genera un desmedido terror que cada vez se le hace más difícil de disimular.

¿Qué dirá o hará cuando Ronnie Jr. empaque sus maletas y se vaya? ¿Resignarse y aceptar que eso es parte del ciclo natural de la vida? ¿O actuará como su padre, Lynn Sr. volviéndose la reina del drama cuando la menor de sus hermanitas dio ese paso?

No puede detener el tiempo y por eso tiene ese afán para que todos tengan una buena actitud en estas fechas, en dónde la familia sea lo más importante y dejen de lado sus asperezas porque lo último que desea es que por discusiones banales y ridículas las últimas Navidades que pueda pasar con sus hijos sean de ellos amargados y guardando dentro de sí resentimientos que tomará mucho tiempo disiparse.

-¡Ya quiero que Larry y todos los demás regresen! Siento que ha pasado como un siglo desde que todos mis hermanos están juntos. Al igual que mis tías y primos, ¿Podemos hacer Guerras de Nieve cuando lleguen? Me encanta ese juego- pidió con ilusión la más pequeña de sus hijas.

-Por supuesto, mi angelita del cielo. Solo procuren mantenerse cerca de la casa y no vuelvan a expandir su "guerra sin cuartel" hasta los jardines de los vecinos como lo hicieron el año pasado causándoles un infarto al creer que volvió a estallar otra Guerra Fría- en la mente de Lincoln no vinieron recuerdos de lo que su prole y la de sus hermanas han causado, sino las jaquecas que él y ellas le generaron a su amargado vecino Señor Quejón cuando hacían de las suyas.

-¡NO, NO, NO! ¡No cuenten conmigo para eso! ¡¿Es que siguen sin darse cuenta de todos los peligros que eso conlleva?! ¿Qué tal si cuando agarre nieve para formar una bola esta tenga una piedra adentro y al arrojarla le parta la cabeza a alguien? ¡SERÍA MI FIN Y ME TACHARÍAN DE UN ASESINO A SANGRE FRÍA, TODOS ME ODIARÍAN Y ME MANDARÍA DE POR VIDA A UNA CÁRCEL PARA YA NUNCA MÁS...!- Rafa empezó a exclamar más de sus bizarros delirios.

-Ya, hijo, contrólate- Lincoln le puso una mano en el hombro mientras que su esposa rodó los ojos al nuevamente tener que lidiar con sus paranoias exageradas.

En verdad teme lo que pueda llegar a pasarle cuando se independice y sus paranoias le hagan actuar así ante personas que no tengan la misma paciencia que su familia posee.

Terminado el desayuno, prosiguieron con los adornos ahora teniendo más cuidado con los del exterior (Casi teniendo que colocarle cinta adhesiva a Rafa en la boca para que no dijera los miles de riesgos a los que se enfrentan) hasta que llegaron los regalos que Lincoln más atesora:

Sus hijos mayores, que han regresado al nido.

-¡MAMI, PAPI, TANTO TIEMPO SIN VERLOS!- Lewis, el siempre llamado "chiquitín especial" que no ha cambiado casi nada su alegre e infantil actitud aún siendo un adulto de 22 años, apenas los vio les dio un aplastante abrazo sujetando a Ronnie con el brazo izquierdo y a Lincoln con el derecho.

-Au... au... también estamos felices de verte, mi pequeño terrón de azúcar- su madre no podía hablar bien al estar azul por la falta de aire.

-También te hemos extrañado mucho... y a tus abrazos de oso- Lincoln estaba igual hasta que los soltó dándose un respiro -nos alegra que estés aquí, hijo. ¿Cómo le está yendo al competidor estrella de las Olimpiadas Especiales?- arqueó la espalda hacia atrás tronándosela.

-¡Muy bien, papi! Cada vez más fuerte para ganar esas lindas medallas doradas- flexionó sus grandes bíceps teniendo colgado en el cuello tres de los mencionados premios que se agitaron por la panzona que posee.

-Solo espero que las siguientes que gane tengan chocolate adentro y no sean tan duras como estas- tomo una que tiene varias marcas de mordidas y comenzó a masticarla como un ratón.

-Ay, Lewis... nunca cambies- mirando con resignación a su esposa, Lincoln le palmeó la espalda.

-No me decían eso mismo a mí- habló de repente Logan, su hijo de 19 poseedor de un inusual patriotismo, portando un uniforme de cadete e hizo el tan gastado saludo militar.

-¡Oh, Logan! Si pudiste venir- fue el turno de Lincoln de dar un aplastante abrazo -¿Cómo lograste que la academia te diese permiso?

-Por dar los mejores resultados en las pruebas tanto tácticas como prácticas. Me dicen que de seguir así podré entrar enseguida a la acción apenas me gradúe- aunque decía esto con el mayor de los orgullos, a sus padres no les agradaba la idea de que portase un arma con la que podría tomar la vida de otro ser humano en algún futuro, pero decidieron respetar su decisión.

-No ansíes derramar sangre cuando se supone que estamos aquí para divertirnos en familia, hermano mío. Guárdate esas insanas ansias de destrucción y no contagies a los demás con los más brutales y nefastos deseos que el ser humano tiene en su interior- intervino Laura, la hippie pacifista de 21 adoradora de la naturaleza y de las criaturas que la habitan teniendo las manos en pose de meditación y con los ojos cerrados en una expresión serena.

-¿Alguien pidió tu opinión acaso, condenada abraza-árboles?- al aspirante a soldado jamás dejó de desagradarle esa actitud tan diferente a la suya y menos que tratase de modo despectivo lo que más le apasiona.

-Ni se les ocurra discutir como si aun fuesen niños. Recuerden que estamos en época navideña- advirtió Lincoln para que no discutiesen como Rita y Rick haciendo que Logan gruñese mientras que Laura no cambió para nada su expresión serena.

-¡Mamá, papá!- los saludó Rachell, la amante del Yaoi de dos décadas a la que siempre le gustó emparejar en sus dibujos y escritos a todo tipo de chicos en los que veía un posible "relación amorosa" para saltar a sus brazos y besarlo.

-¡Mi pequeña artista!- palmeó su espalda al abrazarla -¿Cómo te va en tus clases de escritura y dibujo en la Universidad? ¿Sigues brillando con las bellas obras que solo tú eres capaz de hacer?

-¡Claro que sí, papá! Si vieses como a todas mis compañeras les gusta las cosas que pinto y escribo, ¡Incluso esas historias donde pongo a mis compañeros más adorables juntos! Solo imaginen lo podré hacer cuando me vuelva una completa Mangaka a la que le paguen por hacer lo que más le apasiona...- se sujetó las manos soltando un suspiro ensoñador y haciendo un batido de pestañas.

No dándose cuenta de lo mucho que incomodó a Lincoln mientras que Ronnie apenas y logró disimular la carcajada que casi se le sale.

-Ay... sí, mi princesa artística. Estoy seguro de que llegarás muy lejos en la vida que has elegido y harás muy felices a las personas que tengan gustos parecidos a los tuyos- acarició su cabello viendo por un momento a la pantalla de la PC con una expresión de: "Ni modo, ella tampoco dejará de ser como es"

-Y le generarás miles de dolores de estómago a aquellos que aborrezcan tus "obras maestras"- su fantasía fue interrumpida por el mayor de los hijos de Lincoln, el atlético y medio gruñón de Larry de 24 que cargaba unas cajas.

-¡LARRY!- ignorando ese comentario, Ronnie lo abrazó y besó -¡MI PRIMOGÉNITO, ESTÁS AQUÍ! Creí que pasarías la Navidad con la familia de tu novia en Detroit- pocas cosas superan la alegría de una madre por ver que el primer hijo que trajo al mundo la acompañara en esa fecha especial.

-Yo también lo creí, pero al explicarle que iban a venir todas mis tías y primos pude convencerla para pasarla juntos aquí, pero eso sí, al día siguiente de Navidad iremos con su familia- dijo y bajó las cajas cuando Ronnie lo soltó.

-Nah, te ahorrarías tal molestia si le hubieses correspondido los sentimientos a Gerald cuando se te confesó esa vez luego de que se graduaron de la Secundaria...- susurró Rachell agachando la cabeza negando teniendo una expresión muy contraria a la que tuvo hace unos momentos.

-Ni se te ocurra tocar ese tema, pedazo de loca- su hermano mayor la señaló severamente dedicándole una mirada que sería capaz de apagar un incendio haciéndole estremecer y que se escudase detrás de su papá que la vio con reproche.

-Además, ¿Quién más si no yo para reunir a toda la camada y traerlos para ayudarles con los arreglos navideños?- señaló su camioneta que combina con el color de su cabello y el de su padre a dónde regresaron Logan y Lewis para ayudar a una chica a bajar otras cajas.

-¿Pueden apurarse? Luego de ayudarles con la decoración debo regresar lo más rápido posible a mis aposentos en la Universidad para terminar mi tesis- apresuró Rose, la más responsable y estudiosa de las hijas de Lincoln con 23 años, que al querer llegar enseguida a la residencia tropezó y la caja se le cayó desparramando todos los adornos que tenía.

-¡¿Me están tomando el pelo?!- muy ofuscada, se agachó para recogerlos murmurando varias cosas en español latino y dándose unos golpecitos en la frente.

-¿Sigues sin aprender que es mejor un paso que dure que un paso que canse?- su padre luego de ayudarle también la estrujó afectuosamente en sus brazos -también nos alegra que hayas podido dejar por un momento tus estudios para juntarte con la familia. Sin ti y sin todos tus hermanos juntos esto no sería lo mismo.

-Sí, para ser el contrapeso del caos desmedido y ridículo que nosotros, nuestras tías y primos generaremos para Navidad- dijo Lionel riendo irónico al ir con los demás a buscar las otras cajas.

-Déjense de sus tonterías y terminemos con esto rápido. Debo irme temprano mañana a ayudar a Jenifer a empacar sus cosas para que esté con nosotros en Navidad, si es que sus padres no le pusieron mil trabas para evitar eso- apresuró Larry.

Trabajando codo a codo, la Nueva Generación Loud hacían los arreglos necesarios para que todos los invitados estén cómodos cuando lleguen y no les falte nada una vez que llegue Noche Buena y se diviertan a lo grande, tanto los adultos como los niños por igual.

-¡AQUÍ TRAJE LA LEÑA!- avisó Lewis volviendo a entrar a la casa... cargando sobre su hombro, al más puro estilo de Kratos, un árbol con todo y raíces y ramas cubiertas de nieve que al soltar generó un temblor que sacudió toda la casa y que las aves y ardillas que lo moraban huyeran en todas direcciones.

-Eh... ¿De dónde sacaste ese árbol, mi chiquitín especial?- Lincoln se tragó un nudo en la garganta.

-¡De ahí afuera! Estaba en el patio trasero de los Thompson. Lo que es raro, porque cuando aún vivía aquí no lo vi antes- señaló por la ventana la reja de madera que separaba la residencia de sus padres y la de sus vecinos y que había derribado dando vistazo al agujero irregular en dónde antes estaba plantado ese árbol.

-"Dios, por favor, ¡Que nuestros vecinos no llamen a la policía!"- suplicó su papá en pensamiento -ah... bien hecho, hijito. ¿Ahora por qué no ayudas a Lionel y a Ronnie con los últimos adornos en el techo? Creo que requerirán de tu fuerza de titán.

-¡Como digas, papi!- sonriendo con la lengua afuera, iba a hacer lo pedido... pero caminó cerrando los ojos y chocó de cara contra la pared al lado izquierdo de la puerta de su casa reventándola.

-¡AHUHUUUIII! ¡MI NARIZ, MI NARIZ!- lloró como niño chiquito sobándose con ambas manos.

-"Gracias al cielo que vive con esa asociación especializada en cuidar a personas especiales, porque si no, ¡No sé cómo podría sobrevivir!"- pensó Lincoln más ofuscado -primero ve con tu mamá a la cocina para que te atienda, pero por lo que más quieras, mantén los ojos abiertos.

-Como digas, papi...- para cumplir esa petición, se abrió los ojos con los dedos de las manos para así saber en dónde ir y no causar un accidente peor.

-Larry, Logan, ayúdenme a mover este árbol a su lugar. Laura, ¿Crees que puedas hacer algo para disimular las apariencias y los Thompson no se den cuenta de lo que pasó?- necesitaba que la habilidad de su hija hippie de conectarse con la Madre Naturaleza los sacara de este embrollo.

-Claro que sí, papá. Pero deben regresar rápido a nuestro amigo vegetal a su sitio antes que su fuerza vital se marchite como una vela que se derrite- contestó ella qué en lugar de estar ayudando con los preparativos navideños se hallaba sentada en un sillón meditando.

-La misma inútil de siempre...- el aspirante a militar negó viéndola con repudio y comenzó la colosal tarea de sacar el árbol de la casa.

Haciendo una labor del tipo intelectual, Rose tenía casi mil teléfonos pegados a sus orejas.

-¡¿Cómo es eso de que su árbol navideño más económico cuesta 300 dólares?! ¡SI EN SUS ANUNCIOS POR TV DECÍA QUE COSTABA 150!- discutía acaloradamente con un vendedor.

-Disculpe un momento- atendió otro de los teléfonos -¿Los de la carnicería? ¿Para cuándo nos traen esos enormes pavos que...? ¿Cómo dice? ¡¿AGOTADO?! ¡¿No se supone que mis padres tenían varios en reserva?! ¡¿CÓMO PUEDEN SER ASÍ DE INCUMPLIDOS CON SUS CLEINTES?!- casi escupía fuego de la boca y ojos.

-¿Restaurante Danesa? ¡Qué bien, qué bien! Para cuándo nos traen los cubiertos y vajilla que mis padres les pidió alquila... ¿Qué no pueden porque no dan para abasto? ¡¿TIENEN IDEA DE LAS MUCHAS BOCAS QUE VAMOS A ALIMENTAR EN NAVIDAD Y QUE NO PODREMOS ATENDER COMO SE LO MERECEN?!- estaba poniéndose roja del coraje y colgó con furia ese teléfono para seguir atendiendo los demás.

-Cuidado y sufres un infarto en estas fechas, Mija. ¿No sabes que los hospitales no dan para abasto por el montón de personas que se accidentan en sus tontas travesías navideñas?- su mamá utilizó palabras parecidas a las que ella usó para que no cogiera rabia mientras atendía la nariz de su hijo especialmente fuerte que río hasta que generó el sonido de cartílago reacomodándose.

-¿Se-segura de que no hay pe-peligro, Rachell?- preguntó un "para variar" nervioso Rafa a la Yaoista al sostener la escalera en dónde ella está parada en el último escalón para colocar los adornos en el techo y las paredes.

-Lo hemos hecho mil veces en el pasado y nada malo ha pasado. Sostén firmemente la escalera para que pueda colocar el muérdago- al poner esa ramita en su lugar sonrió de lo más enternecida al suspirar ilusionada y juntar las manos a un lado de su cabeza.

-¿Lo puedes imaginar, Rafa? ¿Puedes visualizar como Larry al estar bajo este muérdago le dice a Gerald que en realidad si lo ha amado y que solo hasta ahora reconoce sus sentimientos para darse un amoroso beso?- dejó volar nuevamente su insana imaginación hasta los horizontes más lejanos.

Al suspirar ilusionada y arquear la pierna derecha hacia atrás perdió el equilibrio y cayó de espaldas, pero Rafa reaccionó con rapidez y logró sujetarla de ambos tobillos haciendo que estuviese parada sobre sus hombros.

Pero sus incontrolables temblores nerviosos también le hicieron perder el equilibrio y empezó a caminar erráticamente de un lado a otro gritando mil incoherencias mientras ella agitaba los brazos chocando de cara contra uno de los adornos que colocó en el techo y luego contra otro y otro y otro y otro más en un efecto Dominó.

Hasta que él se desplomó de un sentón al suelo y en consecuencia ella aterrizando de cabeza dentro de una caja llena de más adornos.

-¡OH DIOS SANTO! ¡¿ESTÁS BIEN, RACHELL?! ¡POR FAVOR DIME QUE NO QUEDASTE PARALÍTICA! ¡SI ESO TE PASA TODOS ME VAN A DETESTAR Y ME ECHARÁN DE CASA EN ÉPOCA NAVIDEÑA Y POR SIEMPRE ESTE DÍA PARA TODOS SERÁ RECORDADO COMO EL PEOR DE LA FAMILIA Y YA NUNCA...!

-Ya, ya. No me paso nada, loquillo...- ella no está herida y al incorporarse mostró que tenía metidos en su boca y orejas bastones de caramelo, una esfera navideña amarilla en el ojo derecho y una morada en el izquierdo haciéndole ver súper ridícula.

-¿Cuándo será el día en que aprenda que su estúpida obsesión con esas mariconerías le costará muy caro?- Larry fue testigo de eso junto a Logan que río divertido y Lincoln que volvió a ver de reojo al espectador encogiéndose de hombros para terminar de sacar la "leña" de la casa.

No trabajaran del modo más sincronizado existente, pero se agradecía que todos pusieran de su parte para terminar de alistar el lugar en dónde crecieron en su niñez para recibir tanto a sus diversos familiares y allegados como al Espíritu Navideño que sonreirá complacido por ver lo que el amor familia es capaz de lograr.

Claro, siempre y cuando los fuertes roces y desacuerdos que algunos se tienen guardados no tire por tierra todo lo que han logrado hacer.

-¡¿Qué estás haciendo, cabeza de chorlito?! ¡Primero debemos armar el iglú antes de hacer el pesebre!- reclamó Rick a Rita al poner en su sitio los bloques de hielo falso de esa estructura en el patio delantero.

-Eso es demasiado difícil. Lo primero que hay que hacer es lo más sencillo y colocar las estatuas del pesebre es más fácil y luego seguimos con lo complicado- ella en verdad no quería participar en algo que le resulte un "gran esfuerzo físico" y confiaba en que luego de terminar de armar el pesebre su mellizo ya habrá terminado su propia labor y así no tendría que hacer nada más.

Refunfuñando, el otro albino continuó solo su labor de hacer el iglú. Obvio que no usaba hielo de verdad, pero los bloques de plástico diseñados para aparentarlo no solo debían ser encajados del modo correcto para que tomen la forma de esa estructura esférica, sino que eran demasiado pesados para que él solo los pudiera alzar teniendo que esforzar de sobremanera su cuerpo que no es para nada atlético o forzudo como el de sus dos hermanos varones más grandes.

Lo que significaba que el desastre inevitablemente ocurriría.

-¡Estos son los últimos!- en el techo, Ronnie Jr. finalizó la tarea que hacía con Lewis y Lionel de terminar de adornar la terraza de su hogar.

-¡Miren como nos quedó de bonitos!- el campeón de las Olimpiadas Especiales dio unos pequeños aplausos ansioso para que prendiesen las luces y al Santa Claus y los renos que montó.

-Primero ven a ayudarme con esto, hermano, mi pobre espalda no va a...- iba a solicitar Rick estando rojo del esfuerzo al tratar de colocar uno de esos bloques de falso hielo.

Pero al igual que Rachell, perdió el equilibrio y cayó para atrás, dando unos torpes pasos hasta caer sentado al igual que Rafa.

No sobre la nieve, sino cerca de Rita que desde hace rato ya había terminado el pesebre y de nuevo hablaba por celular dándole la espalda.

Sin darse cuenta se había parado sobre una de las tablas que servían como base sólida para ese adorno navideño, pero esa está demasiado suelta, por lo que Rick al caer con todo el peso de ese bloque en un extremo causó que el otro extremo se alzara y ella fuese catapultada volando por los aires gritando aterrada agitando sus brazos y piernas.

-¡HERMANITA!- Lewis al ver eso empezó a correr en el techo como un jugador de futbol americano -¡TE TENGO!- saltó para atraparla tal cual como a un balón.

Eso habría sido el fin del problema, si no fuera porque al haber hecho esa acción chocó contra el Papá Noel que había armado junto a Lionel y Ronnie Jr. con la fuerza de una bola de demolición arrastrándolo consigo al caer de la terraza junto con los renos unidos a él que a su vez se llevaron las miles de luces navideñas que colocaron generando un estruendo mil veces peor que cuando Lionel casi se cae.

-¡¿QUÉ CARAJOS FUE ESO?!- gritó Larry al salir de la casa con sus hermanos y padres.

Todos quedaron boquiabiertos al ver como la terraza que antes se veía de lo más bonita con la decoración navideña ahora parecía como si un tornado le hubiese pasado por encima.

-¡LIONEL, RONNIE! ¡¿Qué acaba de pasar?!

Preguntó su madre viendo como el chico está parado sobre el hueco de la chimenea apoyando los pies en los bordes mientras cargaba a la chica debido a que reaccionaron con la suficiente rapidez para evitar ser arrastrados por ese desastre.

-De alguna manera Rita voló como pelota de beisbol por los aires y Lewis al atraparla tropezó con los adornos que colocamos y cayeron en el patio trasero- explico el niño de gafas cuadradas volviendo a usar esa rara calma ante la tragedia y bajó con cuidado a su hermanita.

Sin demora, sus padres y hermanos fueron a la parte de atrás de la casa en dónde vieron tendidos en la nieve los renos, el San Nicolás y demás adornos que parecían escombros generados por el estallido de una bomba por los dispersos que estaban.

-¡RITA, LEWIS! ¡¿DÓNDE ESTÁN?!- llamó Lincoln al colocarse las manos a cada lado de su boca, asustado porque ahora sí hayan sufrido algún accidente grave.

No había rastro de ellos y pareciera que simplemente desaparecieron de la faz de la Tierra, hasta que un gran cúmulo de nieve comenzó a temblar y de ahí surgió una gran criatura cubierta de ese manto blanco soltando un largo rugido gutural.

-¡OH CIELOS! ¡ES UN DEMONIO DEL FRÍO QUE HA VENIDO POR NOSOTROS PARA TORTURARNOS DE LAS FORMAS MÁS ATROCES POSIBLES!- lo señaló Rafa volviendo a comerse las uñas.

-¿Demonio del frío? ¡Pero si solo somos nosotros, hermanito!- ese ser se sacudió la nieve como lo haría un perro mojado revelando ser Lewis que había tenido sobre sus hombros a Rita.

-¡LEWIS, RITA!- Lincoln y Ronnie de inmediato se les aproximaron para ver que estuvieran bien.

-¡¿Qué fue lo que ocurrió?!- la matriarca tomó a su tercer hijo de la cara y lo miró de arriba abajo.

-Auch... no lo sé... yo estaba hablando de lo más tranquila por celular y de repente fui impulsada hacia arriba como un cohete...- contestó la peliblanca siendo a su vez revisada por el patriarca.

-Mi pierna... ¡Creo que me la fracturé!- chilló al sujetarse la pierna derecha.

-Todo... todo... ¡TODO ESTO ES TU CULPA, GRANDÍSIMA INÚTIL!- vociferó de repente Rick acercándose despacio al patio trasero y encorvado por estarse sobando la espalda.

-Si me hubiese ayudado desde un inicio con el iglú, no me habría jodido el lomo con esos bloques- empezó a explicar cuando Ronnie fue hasta él -¡Y no me habría caído de espaldas haciéndote volar como el Halcón Milenario cuando activa la Súper Velocidad Estelar! ¡POR SER UNA INÚTIL ES QUE TODO ESTO PASÓ!- quiso enderezarse pero gritó y generó el sonido de huesos crujiendo.

-¡¿ASÍ QUE ES MI CULPA?!- oírle decir lo ocurrido causó que Rita ignorase el dolor de sus propias lesiones y se le acercase a pasos cojos pero amenazantes -¡Si no fueses un condenado debilucho que no sabe hacer nada esto no habría pasado! ¡ERES EL ÚNICO CULPABLE DE ESTO!

-¡AHORA SÍ NO SOPORTO!

No importándoles las presencias de sus padres y hermanos, los gemelos se abalanzaron para pelear ferozmente formando una pelea de humo de la que sobresalían sus puñetazos y patadas junto a miles de ofensas desplazándose de un lado a otro sobre la nieve y pasando junto a los derribados adornos navideños.

Los gritos de sus padres y hermanos exigiéndoles que se detengan no se hicieron esperar, pero la furia con la que combatían era tan intensa que no solo hacían caso omiso a sus reclamos, sino que los contagiaron para que también se pusieran a discutir acaloradamente también echándose la culpa por lo ocurrido estando a punto de también desatar una cruenta batalla sin cuartel.

-Ya me preguntaba cuanto tiempo más iba a pasar antes de que estallasen como un barril de pólvora...- todavía en el techo, Lionel se quitó las gafas para frotarse los ojos frustrado mientras que Ronnie Jr. a su lado gritaba que se calmasen.

-¡BASTA YA, NIÑOS!- Lincoln intentó parar el caos y frenar a los mellizos, pero la encarnizada lucha de humo de ellos generó una especie de barrera invisible que rechazó sus manos haciéndole retroceder.

-¡TE ODIO, TE ODIO, TE ODIO!- Rick comenzó a estrangular a Rita al tenerla bajo suyo.

-¡YO MÁS, YO MÁS, YO MÁS!- ella imitó su acción cuando se giró cambiando de posiciones.

-¡DESEARÍA NO TENER A ALGUIEN COMO TÚ COMO HERMANO!- gritaron la misma frase a la par.

Eso fue más de lo que su padre estaba dispuesto a tolerar.

-¡SUFICIENTE!- volviendo a demostrar que todavía tiene la fuerza suficiente para ejercer su autoridad como la cabeza principal de la familia, otra vez los tomó de las orejas alzándolos y soltasen unos agudos gemidos iguales a los de antes.

-¡Ya estoy harto de la pésima actitud que ustedes dos poseen!- mantuvo los brazos extendidos hacia arriba de tal manera que los sostuvo en el aire y los pies de ellos estuvieran alejados varios centímetros de la nieve.

-¡Se comportan peor que mis hermanas de jóvenes! ¡Incluso peor que sus tías Lana y Lola cuando tenían sus tontos desacuerdos! Como esa vez que también casi arruinan la Navidad por un grave incidente que ocurrió- regañaba manteniendo firme su agarre aún por más que ellos se retorcían al sentir que sus orejas serían arrancadas en cualquier momento.

-Lincoln, ya. Suficiente- únicamente cuando su esposa le puso una mano en el hombro fue que se calmó para que los soltara y una vez tendidos en la nieve se retorcieron sobándose sus orejas.

-Ustedes dos están castigados. Permanecerán en sus cuartos hasta nueva orden, ¿Entendido?- los mellizos protestaron estando de rodillas ante él volviendo a echarse la culpa mutuamente -¡DIJE: ¿ENTENDIDO?! ¡¿O DEBO USAR LA CORREA PARA QUE ENTIENDAN?!

Ellos y sus demás retoños quedaron estupefactos por oír tal amenaza salir de su boca. Siempre se le caracterizo por ser muy paciente y comprensivo con cada uno de ellos no dejando que el estrés o fatiga del momento le hagan perder la compostura casi nunca recurriendo al castigo físico para reprenderlos por una mala acción (Siendo que Ronnie y su chancla por lo general son los encargados de darles su merecida tunda cuando se pasan de la raya)

Por lo que oírle amenazar con dejarles las nalgas hinchadas a punta de correazos es igual a que esa paciencia ganada con los años colgaba de un hilo y que esta próxima Navidad la pasaran postrados en sillas de ruedas no pudiendo caminar por un buen tiempo.

Manteniendo las cabezas agachadas, los mellizos se retiraron sin decir nada más. Rick sobándose de nuevo la espalda y Rita su pierna que le hacía cojear pasando entre sus hermanos que todavía mantenían silencio no atreviéndose a agregar algo debido a la dura mirada que el peliblanco mayor ahora mismo poseía.

-Ya, querido. Cálmate- cuando Ronnie le tomó una mano fue que gimió pesadamente al cerrar los ojos y rascarse su blanca cabellera.

-Ayuden a Lewis a guardar los adornos que se cayeron del techo y luego entren a descansar. Mañana los volverán a poner en su sitio- no requirió repetir esa petición para que sus hijos lo obedecieran, incluso los más grandes que seguían sin decir nada al respecto.

-No... por favor, Dios, que la Navidad no se arruine por esta tontería- pidió Lionel cuando bajó del techo con Ronnie Segunda que abría y cerraba la boca indecisa en si objetar o no.

(...)

Esa misma noche todos cenaban alrededor de la gran mesa del comedor. En épocas pasadas los hijos mayores hablarían de lo que han hecho en sus vidas mientras que los menores comentarían lo ansiosos que están porque sus tías y primos lleguen para divertirse a lo grande.

Pero lo ocurrido por culpa de Rita y Rick causó que los ánimos estuviesen más fríos que la nevada que caía en el exterior y se limitaban a comer despacio sin emitir palabra alguna siendo el sonido de sus cubiertos lo único que se escuchaba creando una atmosfera de lo más decadente.

Algo que Lincoln debía corregir enseguida.

-Cuando terminen de cenar y de lavar los platos los quiero a todos reunidos en la sala- dio por hecho de que harían lo ordenado y por eso se dirigió a esa zona de su casa junto con Ronnie que ya lo veía sumamente preocupada.

Viéndose mutuamente sus hijos acataron su mandato y se dirigieron a la cocina, pero algunos les dedicaron miradas de reprocha a Rick y a Rita que tenían unas bolsas de hielo en los lugares en dónde se lastimaron no atreviéndose a hacer o a decir algo imprudente.

Al ir a la sala se intimidaron por el porte que ahora mismo tenía Lincoln al estar sentado en el sofá principal casi igual a un tirano en su trono a punto de dictar una condena de muerte teniendo a Ronnie a su lado como el verdugo que llevará a cabo la sentencia aún por más lastimera que sea su expresión.

Las piernas de Rafa temblaban en sincronización de lo rápido que se comía las uñas dando la impresión de que huiría en cualquier momento, pero Larry le dio un leve empujón para que se comportase como el hombre que se supone ya es y diese la cara sin hacerse en los pantalones.

-Tomen asiento- pero la voz que su padre usó al dar esta nueva orden también lo estremeció -y ya quiten esas caras. Ni que fuese un ogro para comérmelos o algo parecido.

Lo que menos quería es que lo viesen como el malo del cuento o un equivalente al Grinch si se toma en cuenta la época del año en la que están.

-Pero Rita y Rick- llamó a los mellizos que iban a sentarse en extremos opuestos haciendo que temblasen de pavor como sus hermanos -ustedes se sientan en frente mío- señaló el suelo justamente delante de sus pies.

Viéndose de reojo y tragándose al mismo tiempo unos nudos en sus gargantas, caminaron vacilantes y haciendo muecas de dolor se postraron ante él como lo harían niñitos que esperan ansiosos oír una entretenida anécdota por parte de sus progenitores.

Tamboreando los dedos de la mano izquierda sobre el brazo del sofá, Lincoln soltó un gemido ronco cuando cerró los ojos y se pasó la mano derecha por el pelo lo que causó en su prole la impresión de que les daría a los gemelos el peor regaño de su vida.

-¿Por qué hacen esto?- nadie comprendió y menos esperó esa pregunta -¿Por qué se comportan así? ¿Por qué ustedes dos que nacieron con pocos minutos de diferencia actúan como perros y gatos, y peor, en época navideña? Se supone que los hermanos gemelos aún con sus diferencias deben apoyarse siempre en las buenas y en las malas especialmente cuando deben lograr un objetivo en común.

-¿Acaso su madre y yo nos hemos equivocado al momento de educarlos? ¿No les impartimos las mismas enseñanzas y valores morales que les hemos inculcado a sus hermanos? Porque esperábamos que al ser casi unos adultos ya tuvieran la suficiente madurez para saber resolver cualquier desacuerdo que tuvieran, pero veo que estuvimos de lo más equivocados y se comportan igual o peor que cuando eran niños.

-¿Qué creen que lograron con lo que hicieron hoy? ¿Piensan que solucionaron las cosas? ¿Se sienten mejor acaso? Por lo que veo están mucho peor que antes, ¿O me equivoco?

Eternos se volvieron los segundos que siguieron luego del sermón y ahora era el sonido causado por el Reloj Cu-Cu cerca de Lincoln lo único que se escuchaba.

Podría gritarles un millón de regaños e incluso castigarlos con no permitirles celebrar la Navidad con el resto de la familia encerrándolos en su cuarto para que aprendan a comportarse y entendieran que sus malos actos tienen consecuencias.

Pero por más molesto que estuviese, no tenía un corazón tan frío como para arruinarles a ellos o a sus demás hijos esa festividad que como siempre afirma debe ser celebrada en familia.

Siendo ese el motivo por el cuál en vez de agobiarlos con regaños o bruscas palabras, lo que quiso hacer es que ellos se cuestionasen sus acciones y no viesen únicamente lo malo que hizo el otro para que dejasen de echarse la culpa insistentemente como lo han hecho antes.

Los peliblancos postrados a sus pies no sabían que decir en su defensa o como contradecir todo eso dicho y al verse nuevamente ya no tenían rencor o ira en sus ojos, sino un arrepentimiento y una culpa desmedidas que les obligó a mantener la cabeza baja.

-Cada uno me explicó su versión de lo que pasó y debo decirles que son igual de responsables. Rita, actúas peor que tu Tía Lori a tu edad al tener ese condenado celular pegado a tu oreja casi todas las 24 horas del día distrayéndote de lo importante y no queriendo ayudar a tus hermanos con las decoraciones navideñas haciendo el mínimo esfuerzo; ¿Qué te cuesta dejar de hablar con tus amigos y convivir y ayudar a tu familia, las personas que más te quieren?

-Y tú Rick, tan enojado estuviste por no haber recibido su ayuda que en vez de pensar con claridad y pedirme a mí o a tus hermanos una mano para montar ese iglú intentaste hacerlo todo tú solo causando un accidente que pudo haber sido fatal. ¿No se supone que esas cosas relacionadas a la ciencia ficción que tanto te apasiona te han dicho que siempre debes ser precavido con cada acción que vayas hacer y no arrojarte de cabeza a la boca del lobo?

-De no haber sido por la rápida acción de Lewis... no quiero imaginarme que estaríamos haciendo todos nosotros en este mismo instante- la imaginación que tanto lo caracterizó de joven le hizo pensar en habría pasado si el campeón de las Olimpiadas Especiales no hubiese atrapado a Rita.

-Y si hay algo que me pueda asustar casi tanto como que alguno de ustedes quede gravemente herido, es que se detesten y se formen malos sentimientos entre sí que los enemistasen de una forma irreparable, casi como les pasó a sus tías Lola y Lana que justamente en época navideña hicieron un alboroto parecido al que ustedes hicieron hoy debido a un accidente que por poco nos arruina la Navidad- una enorme amargura pudo apreciarse al decir esto.

-¿La Tía Lana y la Tía Lola casi arruinaron la Navidad? ¿Cómo fue eso, papi?- quiso saber Ronnie Segunda con toda curiosidad.

-No quisiera hablar de eso por respeto a ellas y por esta época del año, pero creo que será una buena oportunidad para contarte una de las muchas historias navideñas que ya les he contado a tus hermanos antes.

-Y que les recordará a todos el significado de la palabra "familia" que parece que a muchos de ellos se les ha olvidado con el tiempo- al dedicarles una indirecta a los mellizos, empezó a narrar...

Todo comenzó cuando tenía alrededor de 16 años de edad. Como mis hermanas y yo solíamos hacerlo por esas fechas, nos apurábamos para colocar los adornos navideños y tener la casa lista, especialmente porque esta vez Lori nos podrá acompañar a diferencia del año pasado en la que pasó la Navidad con la familia de Bobby (Lo que era igual a que mi papá se pusiese más sensible de lo normal y cocinara con más ímpetu)

Pero, aunque la mayor de mis hermanas volvería, se sentía un enorme vacío en nuestros corazones debido a que esta sería la primera Navidad en la que el abuelo Pop-Pop no nos podrá acompañar debido a que tenía poco tiempo de haber fallecido y él siempre fue vital para estas fiestas.

Algo qué a la menor de todas, Lily de tan solo 5 años, le resultaba de lo más deprimente porque cada vez que veía una imagen o a alguien disfrazado de Santa Claus enseguida venía a su mente al padre de mi madre con esas prendas tan características expresando el clásico "¡HO, HO, HO!" deseándonos una feliz Navidad cargando en el hombro un saco con los regalos.

Y yo no podía permitir que tuviera la cara larga en estas fechas.

-Bien lindas estas medias, más que las que Clyde tiene en su casa, ¿Verdad, Lily?- le dije sonriendo cuando colocamos esos adornos en la chimenea.

-Por supuesto que lo son- a ella parecía darle mucha gracia la exagerada media larga que tenía el nombre de Lola y que casi tocaba el piso -pero... no son tan bonitas como las que coloqué con Pop-Pop el año pasado...

Al verle suspirar triste de inmediato me angustió. Primero se me ocurrió pedirle que continuásemos decorando el interior de la casa, pero caí en cuenta de que eso tal vez empeore su ánimo, lo que me obligaba a pensar en otra cosa para distraer su mente y recupere la alegría en esta época que debe ser para la más grandes dichas y alegrías.

No me tomó mucho tiempo recordar que en este lugar puede pasar cualquier cosa que fácilmente llamará la atención y distraerá a quién las presencie.

-¡POUFF!- retrocedimos y la abracé protectoramente cuando algo había caído desde la chimenea alzando una nube negra que nos hizo toser bastante.

-¡COFF, COFF! Ahora entiendo porqué Santa Claus es tan gordo, porque si fuese más flaco, de inmediato caería como un saco de plomo cada vez que se mete por las chimeneas a dejar los regalos, ¡JAJAJA! ¿Entienden?!

Ese "algo" era Luan que ayudaba a Lynn con la decoración del techo y accidentalmente cayó por el agujero de la chimenea quedando cubierta de carbón y hollín no desaprovechando la oportunidad para decir uno de esos tontos chistes ocasionales que pocas veces nos dan risa.

Pero ahora sí tuvo efecto al hacer que Lily riese por lo ridícula que se veía al estar así de sucia. Ahí se me ocurrió que lo mejor era que se entretuviera y divirtiera haciendo cosas afuera de la casa, como llevarla a patinar en el lago congelado o algo parecido.

Y para mejorar eso, también se me había ocurrido aprovechar esa oportunidad para invitar a Ronnie para salir porque en esos momentos Bobby regresó a Royal Woods para empezar a montar su compañía de seguridad y no desperdiciamos el tiempo en tratar de reestablecer la rara relación a medias que teníamos.

A mi hermanita le fascinó la idea y cuando se lo dije a las demás al principio se molestaron por querer dejarles toda la carga de la decoración, pero cuando les expliqué que Ronnie iba a venir, de inmediato gritaron y chillaron de la emoción sobreactuando como siempre solían hacerlo en todo lo relacionado entre ella y yo.

-Recuerda siempre ser cordial y extenderle la mano cada vez que creas que necesite de ayuda, Linky- me aconsejó Leni acomodándome el tan característico gorro que siempre uso cuando cae nieve tal y como lo haría si estuviese preparándome para una cita en un fino restaurante.

-Y tomársela en un momento de descuido cuando estén patinando en el hielo- Luna me sonrió con picardía, lo que me calentó las mejillas por la pena.

-¡BRUAH! Para mí eso se me hace una excusa para no hacer nada e intentar salirte con la tuya como siempre lo intentas, apestoso- pero Lynn se había mantenido al margen y me miraba muy molesta al estar cruzada de brazos.

No comprendía esa actitud de parte suya, si en tiempos pasados también me hubiese alentado para ir a "reconquistar a mi chica" y darme consejos (No muy buenos, si debo ser honesto)

Luego de más palabras alentadoras de ellas, me fui tomado de la mano con Lily que su emoción aumentó cuando Ronnie nos avisó que sus primos estaban de visitas y ella podría también tener una especie de "cita doble" con el más pequeños de ellos, Carlitos.

Pero de haber sabido lo que iba a ocurrir en mi ausencia, me habría quedado en casa para evitar ese acontecimiento que casi echó a perder nuestra Navidad.

Ellas decidieron tomarse un descanso de la decoración y dedicarse a asuntos más personales o que planes propios harán en estos días antes de que llegase la Navidad.

Como Lola. Mientras Lana se divertía con Charles y Brinquitos en la nieve, ella hablaba por celular con Winston, uno varios de los pretendientes que ella tuvo en su juventud.

-Ay, Winston. Quisiera que me permitiesen pasar la Navidad contigo como lo hizo la mayor de mis hermanas con su novio el año pasado, pero ya sabes lo escandaloso que mi papá es respecto a eso- en esos tiempos tenía la nada sana manía de hacer bailar a su voluntad a los que están interesados en ella.

Hasta que mi otra hermanita le arrojó una bola de nieve en la cabeza.

-¡Deja de comportarte como Lori y ven a jugar, Lola!- la desafió teniendo otra bola en la mano.

-Así que me atacas a traición, ¿Eh? Muy bien, excelente, ¡Desafío aceptado!- ni corta ni perezosa, guardó el celular y también tomó nieve para arrojársela.

Se divertían a lo grande al perseguirse la una a la otra lanzándose bolas de nieve seguidas de la rana de mi hermana mecánica y el perro de la familia que aún a su avanzada edad perruna no se quedaba atrás corriendo en círculos alrededor de ambas ladrando de lo más alegre.

Tal y como debe de hacerse en esta época del año... hasta que ocurrió el desastre.

-¿Qué pasa, Lana? ¿Vas a tirar la toalla para así coronarme como la ganadora?- Lola se mofó porque de un momento a otro Lana dejó de jugar y se sujetó el abdomen con ambas manos.

-Quisiera decir que no... pero comí demasiado del guiso especial de papá- diversos sonidos estomacales salieron de su interior -si me disculpan, debo ir a evacuar las cañerías... ¿Podrías cuidar a Brinquitos y a Charles mientras tanto?

-Uh... sí, entendido, Lana. No tenías que ser tan detallista- accedió Lola haciendo muecas de asco y mi otra hermana rubia regresó al interior de la casa corriendo a la velocidad de un rayo.

-Mientras Lana hace esas cosas que no quiero mencionar descansemos un momento, ¿Les parece bi...?- no pudo terminar de hablar porque Brinquitos le arrojó decenas de diminutas bolas de nieve a su cara haciendo crujidos a modo de risa.

-Tú también, ¿Eh? ¡Ahora sí te lo ganaste, renacuajo inmundo!- su orgullo tan característico la impulsó a seguir con la "Guerra Fría"

Enfocándose tanto en seguir jugando con Brinquitos que olvidó por completo a Charles que ladraba corriendo de un lado a otro para que le arrojase las bolas de nieve. Ese entusiasmo de su parte siempre me ha encantado y lo impulsaba a querer siempre jugar a pesar de que ya no era un cachorro.

Y también lo llevaba a no medir los riesgos a los que se exponía cuando ni Lana, ni yo u otro miembro de la familia estaba cerca para cuidarlo. Porque al seguir ladrando y corriendo para que Lola jugara con él, se dirigió a la fría calle cubierta de hielo y escarcha.

En el peor momento posible porque nuestro cascarrabias vecino, el Señor Quejón, regresaba de hacer las compras en su auto canturreando una canción sumamente alegre porque de nuevo podrá ir con su familia a pasar Noche Buena como lo hizo esa vez cuando lo ayudamos.

Hasta que vio a mi amigo canino en medio de la calle completamente ajeno a lo que iba a pasar.

-¡¿QUÉ DIANTRES...?!- aun con su avanzada edad tuvo los suficientes reflejos para pisar el freno.

Por desgracia, su vehículo no se detuvo en seco debido a lo congelada que estaba la carretera y derrapó al igual que un disco de hockey.

Tocó varias veces la bocina esperando que eso bastase para que Charles espabilara y se hiciera a un lado, pero él seguía llamando a Lola con sus ladridos y agitando emocionado la cola para continuar jugando.

Muy tarde se dio cuenta de lo que iba a ocurrir y ni siquiera supo que paso hasta que... que...

Lincoln detuvo su relato y se frotó los ojos por lo difícil que le resultaba pensar en esa parte.

-¿Qué le pasó al perrito, papi? No... no me digas que...- Ronnie Jr. se temió lo peor; Lewis a su lado tenía ojitos de borrego a medio morir por lo triste que le resultaba esa parte del relato.

-A eso voy, mi princesa, a eso voy- respiró hondamente y continuó con su narración.

El sonido de un golpe acompañado de un agudo ladrido hizo que Lola dejase de jugar con Brinquitos y se tensara al enderezarse soltando la bola de nueve que iba a arrojar.

-¿Charles?- reconocería en dónde fuese los ladridos de nuestro perro y miró de un lado a otro -¿Charles? ¡¿CHARLES?! ¡¿EN DÓNDE ESTÁS?!

-¡NIÑA LOUD, POR AQUÍ!- giró a su derecha cuando el Señor Quejón la llamó.

Él ya se había bajado de su auto y fue rodeado por algunos transeúntes cuando sostuvo a Charles que debido a la fuerza del impacto cayó en un gran cúmulo de nieve gimiendo débilmente.

-¡CHARLES! ¡NO!- enseguida fue hasta ellos y pasó una mano por su cabeza -¡¿QUÉ RAYOS PASÓ?!- lo miró detenidamente no sabiendo como tratarlo.

-¡Tú perro se interpuso en el camino de mi auto, eso fue lo que pasó!- el Señor Quejón mantuvo mejor la calma y se había quitado su abrigo para envolver a nuestra amada mascota.

-¡No te quedes ahí y avísale a tus padres para llevarlo al veterinario!- exigió cuando lo cargó con el mayor de los cuidados no importándole que tosiera sangre que le cayó en la cara.

Pero mi hermanita vanidosa quedó en un estado de Shock tan fuerte que quedó tiesa en su lugar como una estalactita no despegando sus ojos de Charles que le dedicó una mirada de súplica generando aullidos casi inaudibles; Brinquitos estaba parado sobre su cabeza viéndolo con el más grande de los horrores llevándose sus patas delanteras a su boca.

-¡¿Qué es todo este escándalo?!- el alboroto llegó hasta los oídos de Lana que salió de casa teniendo papel higiénico pegado en la suela de su zapato derecho.

Abriendo también sus ojos de par en par al ver a nuestro peludo amigo.

-¡CHARLES!- corriendo más rápido de como lo hizo cuando fue al baño, pasó al lado de su gemela para tocar con la mayor de las delicadezas su frente.

-¡¿QUÉ LE OCURRIÓ?!- no pasaron ni 5 segundos para que las lágrimas saliesen de sus ojos verdes como esmeraldas.

-¡NO HAY TIEMPO PARA CHARLAS! Debemos llevar a tu perro al veterinario enseguida, ¡VAMOS!- seguido por Lana, el Señor Quejón regresó a su carro -¡Y tú avísale a los demás sobre esto!- señaló a Lola antes de pisar el acelerador y marcharse.

Pero mi hermanita continuaba inmóvil, hasta que Brinquitos se paró sobre su hombro para agitarle la cabeza solo logrando que reaccionase al darle una bofetada con la lengua.

-No... Charles...- las manos le temblaron cuando se sujetó la frente y cayó de rodillas.

Experimentando un arrepentimiento que pocas veces ha sentido y que le pesaba más que cualquiera de los malos actos que había hecho, al menos, hasta ese momento.

Yo fui el último en enterarme de lo ocurrido porque al estar en el lago congelado con Lily, Ronnie Anne y su primito. Mucha risa me daba ver a mi hermanita intentar mantener el equilibrio al patinar agitando los brazos e inclinándose de diferentes formas antes de caer al hielo haciendo mohines hasta que Carlitos le ayudaba a pararse ofreciéndole la mano para patinar juntos tal y como mis hermanas lo predijeron.

-¿Quién diría que a tan corta edad se puede ser tan caballeroso?- río con ironía.

-No es de sorprender. Es lo que cualquier chico haría por la chica que le gus... ah...- no supe medir mis palabras a tiempo y causé que Ronnie me viese sorprendida, lo que me obligó a desviar la mirada más colorado de lo que estuve cuando mis hermanas mi alistaron.

-¡QUISE DECIR! No... ¿No quieres seguir patinando en el hielo?- tontamente traté de hacerme el desentendido y me rasqué la nuca.

-Cla-claro, torpe. ¿Va-vamos?- asombrado quedé porque ella, aún también muy apenada, me ofreció la mano derecha viendo en otra dirección.

Si era un sueño, por favor, que nadie me despertara.

-An-andando...- sin contener mi tonta risa de enamorado, le iba a corresponder.

Pero esta linda fantasía fue interrumpida y regresé a la realidad cuando mi celular sonó.

-Rayos... discúlpame un momento, Ronnie- no tuve de otra que contestar, algo que no fue para nada de su agrado y se cruzó de brazos también haciendo un mohín.

-¿Sí, mamá? ¿Pasó al...?

Creí que ocurrió una catástrofe hecha por mis hermanas y que necesitaban de mi ayuda como de costumbre, pero al oír lo que me dijo, mi cara se puso más pálida que mi propio cabello o la nieve que nos rodeaba y casi puedo jurar que mi corazón se detuvo por unos segundos.

-¿Lincoln? ¿Qué sucede?- Ronnie me vio confundida por mi repentino cambio de humor.

-Ronnie... dile a tu primito y a mi hermanita que nos vamos, ¡YA!

Siempre he detestado cuando los sueños más hermosos se vuelven las más horribles pesadillas...

(...)

Estábamos reunidos en la clínica veterinaria. Lola caminaba de un lado a otro mordiéndose la uña del pulgar derecho mientras que Leni y yo estábamos sentados con Lana que lloraba sin control alguno intentando consolarla.

yo lloraba también y no había caso tratar de disimularlo. El vínculo de un chico y su perro es uno de los más fuertes que hay, casi tanto como el que se pueda tener con su familia o con su mejor amigo, así que la idea de que Charles, que de por sí ya no está en la flor de su juventud, pudiese morir en época navideña... me generaba una sensación que no se la desearía ni a mi peor enemigo.

Cuando el veterinario nos llamó, mi hermanita de gorra roja fue la primera en ir a preguntarle si Charles estará bien y fuera de peligro. Soltamos un colectivo suspiro de alivio cuando al inicio nos dijo que pudo sobrevivir y que no corría peligro de muerte.

Pero al informarnos que quedó en un delicado estado agitó de nuevo las aguas y que Lana sollozase más fuerte creyendo que quedó paralítico de por vida o algo parecido.

En realidad, Charles no quedó tan grave como ella o los demás supusimos. Su pata izquierda delantera, caja toráxica y vértebras del cuello fueron fracturadas, aunque con el tiempo se podrá reponer teniendo que usar vendas, yesos y un cuello ortopédico mientras tanto.

No habría que llegar a los extremos para acabar con su agonía como lo supuse.

-Hola, amigo. ¿Cómo estás?- con el mayor de los cuidados, acaricié su frente.

Aullidos casi insonoros era lo único que salía de su hocico al alzar levemente su cabeza y menear un poco la cola para dedicarme una las más deprimentes miradas que alguna vez he presenciado y que me perforaba el pecho como una estaca que se incrusta en el corazón de un vampiro.

-Creo que puedo hacer algo para acelerar su proceso de curación si me dan las radiografías de sus huesos lastimados- Lisa aunque mantenía más temple que la mayoría de nosotros no le era indiferente las dolencias de Charles y también frotó su cabeza.

-Esto no debió haber pasado... si tan solo le hubiera prestado más atención...- decía Lola que mantenía la distancia, teniendo ambas manos en el pecho.

Con tan solo ver la expresión de su cara deduje el millar de emociones que le carcomían el alma. Quedarme cruzado de brazos no era una opción y me dispuse a decirle que nada de esto era culpa suya porque lo menos que se necesitaba era que sufriese mil complejos.

Pero Lana se me adelantó.

-¡TODO ES TU CULPA, GRANDÍSIMA IDIOTA!- la miramos asombrados cuando la tomó de su ropa contra el frío acercando su cara bañada de lágrimas a la suya.

-¡TE DIJE QUE CUIDASES A CHARLES MIENTRAS IBA AL BAÑO! ¡¿Y QUÉ PASÓ?! ¡CASI LO MATAN! ¡¿ES QUE DE NUEVO ESTABAS DISTRAÍDA HABLANDO POR ESE CONDENADO CELULAR O QUÉ?!

Abrí enormemente los ojos cuando alzó el puño derecho para golpearla en la cara, pero actué con rapidez y se lo sujeté y luego a su cuerpo para alejarla de Lola mientras le gritaba miles de ofensas que jamás esperé oír de su parte.

-¿Mi culpa? ¡¿CÓMO QUE MI CULPA POR NO PRESTARLE ATENCIÓN?! ¡SI SOLO FUE POR UN SEGUNDO QUE NO LO VI PORQUE TU JODIDA RANA ME DISTRAJO CON SUS TONTERÍAS! ¡¿ES QUE ACASO DEBO ESTAR SIEMPRE PENDIENTE DE TUS DEBERES CUANDO VAS A HACER TUS PORQUERÍAS?!

Mi otra hermana blonda no dejaría que le tirase todo el balde de agua sucia y su delicado estado emocional actual la obligó a ponerse a la defensiva devolviéndole cada uno de sus gritos sin darse cuenta de que eso solo perjudicaba más a Charles que comenzó a ladrar por el dolor en sus oídos.

Y eso no fue lo peor, porque Lana se soltó de mi agarre y se le tiró a Lola para molerse a golpes. No era una de esas estúpidas peleas de humo infantiles que tienen ocasionalmente, sino una real en la que mediante sus puños y patadas se deseaban lo peor descargando la gran carga de emociones que sus espaldas ahora llevaban.

La peor manera en que hermanos o hermanas tienen para resolver sus diferencias.

-¡LINKY, POR FAVOR, DETÉNLAS, DETÉNLAS!- me suplicó Lily ahora llorando por ese acto salvaje.

-¡CHICAS, CHICAS, CHICAS!- con la ayuda de Lynn, mamá y papá las separamos -¡COMPÓRTENSE O LAS CASTIGAREMOS POR UN MES ENTERO!- amenazó nuestra madre, pero se empedernían en continuar peleando como un par de hienas.

-¡NIÑAS LOUD, DETÉNGANSE!- intervino ahora el Señor Quejón que en todo ese tiempo ha estado junto con nosotros -¡EL ÚNICO CULPABLE AQUÍ SOY YO! Si yo hubiese reaccionado más rápido, mi auto jamás habría...- querer echarse toda la responsabilidad para no que no se genere discordia en mi familia es un acto bastante noble viniendo de su parte.

-¡USTED SE CALLA, VIEJO PENDEJO IMBÉCIL!- nuestra asombro aumento hasta las nubes cuando Lana le faltó el respeto así -¡TE ODIO, JODIDA IDIOTA, TE ODIIIOOO!- le volvió a gritar a Lola intentando liberarse del agarre que Lynn y yo le dábamos.

La expresión desoladora de su gemela de nuevo invadió su cara. ¿Y cómo no recuperarla? Oír de la boca de su hermana tales palabras tan hirientes era un golpe tan demoledor como el que Charles sufrió y que le partía el alma tal y como un espejo al que le arrojan una piedra.

Cuando frunció el ceño casi disparando fuego de los ojos supe que lo que vendría.

-¡NO MÁS DE LO QUE YO TE ODIO A TI, INMUNDA RATA DE BASURERO! ¡TE ODIO, TE ODIO, TE ODIO!- también batalló para soltarse de las manos de mamá y papá.

-Pocas veces antes o después mis hermanas tuvieron un problema tan grave como el que sus tías Lana y Lola protagonizaron esa vez. Echándose la culpa mutuamente por un accidente que pudo haber sido fatal por meros descuidos, gritándose que se odian sin mermar la intensidad de sus palabras... es algo que aún a día de hoy me estruja el corazón con tan solo recordarlo.

Lincoln agachó la cabeza con tristeza y sujetó la mano izquierda de Ronnie que la puso sobre su hombro derecho para darle fortaleza al constarle perfectamente lo duro que eso le resulta.

Lewis volvió a poner una cara de cachorro regañado y sus labios le temblaban a punto de llorar. Sus hermanos también poseían expresiones contrarias a una de alegría o indiferencia, y aunque su papá ya les habrá contado esa historia antes, imaginar a sus tías de jóvenes o a ellos mismos en una situación como esa les generaba el mismo malestar.

Especialmente a Rick y Rita que seguían sentados a los pies de él y al mirarse sentían como las cargas de culpa que el otro llevaba se hizo más pesada de lo que era cuando les dio el sermón al resultarles más fácil verse a sí mismo de niños en ese escenario.

-¿Entonces qué pasó con las tías Lola y Lana? ¿Siguieron peleadas hasta la Navidad?- Ronnie Jr. quiso que continuase su historia; Lionel a su lado pasó un brazo por sus hombros para abrazo reconfortarla.

-Por un pelo de rana calva y eso se hace realidad, mi princesa- continuó al aclararse la garganta...

Los ánimos de Lana y Lola no se demoraron en echar raíces entre mis demás hermanas como una plaga que destruye todo a su alrededor debido a la gravedad de lo ocurrido tanto con Charles como con ellas porque algunas decían que la culpa era únicamente de nuestro vecino, que se tomó la molestia de pagar todos los gastos, pero otras que era mi hermana vanidosa la responsable por no prestarle la atención que se merecía.

Me gustaría poder hacer como Ironman y con un chasquido resolver el problema, porque también sentía algo de culpa por no haber estado con ellas en el momento, pero debía encontrar el modo más realista y practico sin recurrir a mis viejos planes ridículos para resolver este predicamento que no mermaba aun cuando la Navidad estaba prácticamente a la vuelta de la esquina.

-¿Alguien pidió un jugoso pavo para la cena?- la manera en cómo papá quiso calmar las aguas era servir sus deliciosos platillos.

Unos días habían pasado desde el incidente, pero el ambiente seguía igual de tenso y nadie decía algo limitándonos solo a comer y que el sonido de los cubiertos fuese lo único en resonar; un acto bastante fuera de lugar cuando nuestra familia siempre fue considerada como MUY bulliciosa.

¿Qué podía decir yo o las demás para aliviar la tensión?

-Ya terminé- limitó a decir Lola y tomó su plato para dejarlo en la cocina -y si me disculpan, voy a mi cuarto en donde nadie me señale acusadoramente o hable pestes a mis espaldas- sin vernos se dirigió a las escaleras.

-Más bien para taparte la cabeza con la almohada por no tener los pantalones suficientes para oír las verdades que te dicen y eres incapaz de reconocer, pedazo de narcisista que cree que todo el mundo gira a su alrededor- pero se detuvo en seco por el mordaz comentario de Lana.

Oh Dios Santo...

-¡¿VAS A VOLVER A COMENZAR CON TUS IDIOTECES?!- girándose sobre sus talones, regresó al comedor gritando miles de groserías.

No hace falta detallar como mis otras hermanas se sumaron a la disputa y como mis padres intentaban calmarlas sin éxito, porque si en las discusiones normales poco pueden hacer para ejercer el orden, mucho menos en una tan grave como esta y que no daba señales de que se fuese a resolver pronto.

-¡Haz que se detengan, Linky, por favor!- Lily prácticamente me suplicó cuando me sujetó un brazo con sus manitas.

Al verla llorar por la desesperación me llenó no de una tristeza o angustia, sino de una ira, de una rabia que pocas veces experimenté y menos en una época en donde la alegría, dicha y amor deben ser las emociones que predominen.

Era hora de demostrar porque seré el que ejerza el rol de "Hermano Alfa" cuando mis hermanas mayores abandonen el nido.

-¡Cállense ya! ¡¿No se dan cuenta de lo que están haciendo?!- fui hasta dónde Lana y Lola volvían a gritarse con la potencia de truenos y que eran apartadas por Luna y Lynn para no recurrir otra vez a agresiones físicas.

-¡¿Qué no ven el pésimo ejemplo que le están dando a Lily?!- señalé a la menor de todas que se llevó las manos a la cabeza por no saber que hacer para detenerlas.

Me ignoraron totalmente y Lola casi se le vuelve a tirar encima a Lana de no haber sido porque Lynn la sujetó de la parte trasera de su ropa alzándola al mismo tiempo que puso un pie contra el estómago de la otra para mantenerla a raya.

-¡¿SE DAN CUENTA DEL DAÑO QUE LE HACEN A ELLA Y A LOS DEMÁS?!- tuve que gritar con la misma magnitud que usaban, pero continuaban sin hacerme caso.

-¡DESEARÍA NUNCA HABER TENIDO COMO GEMELA A UNA ASQUEROSA BOLA DE ESTIÉRCOL COMO TÚ!- aún colgada de la mano izquierda de Lynn, Lola gritó tan horrorosa frase.

-¡Y YO DESEO NO TENER COMO HERMANA A UNA ODIOSA QUE NADIE QUIERE Y QUE TRATA COMO MIERDA A LOS QUE LA RODEAN!

Escuchar tal grosería salir de los labios de mi hermana fontanera y con la presagiaba un quiebre brutal e irreparable en la relación de ambas y que podría también quebrar la sagrada estabilidad de la familia que ha sido capaz de soportar todas las tormentas que le han lanzado...

¡Fue la gota que me colmó el vaso!

Tuve que golpear la mesa del comedor con el puño izquierdo tan fuerte que rompí en decenas de pedazos la zona de impacto tumbando los platos de donde antes comíamos, siendo suficiente para que ellas y las demás guardaran silencio enseguida y se pusieran más pálidas de lo que es Lucy.

-¡¿AHORA SÍ ME PRESTAN ATENCIÓN?!- no me fijé en la sangre que escurría de mi mano y que goteaba a la par que las lágrimas que caían por mis mejillas.

Me hubiese incomodado de sobremanera cómo ellas y nuestros padres se me quedaron viendo, como si yo me hubiese convertido en el Krampus y me los fuese a comer, pero era hora de ponerse firme y dejar de lado las sutilezas.

-¿Li-Lincoln?- la única en tener el valor de hablarme después de unos insufribles segundos fue Lynn que despacio bajó a Lola y dejó de apartar a Lana -¿Estás bien?- jamás creí que ella se me acercara con la mayor de las cautelas, como si en frente suyo estuviese al objeto más peligroso del mundo.

-¡YO NO ESTOY BIEN PORQUE NINGUNA DE USTEDES ESTÁ BIEN!- pero al gritar nuevamente causé que retrocediese casi cayéndose al sufrir un fuerte estremecimiento.

-¡MIREN LO QUE ESTÁN CAUSANDO!- señalé todo a nuestro alrededor -¡MIREN LO QUE USTEDES DOS HAN CAUSANDO!- primero apunté a Lana y a Lola con el índice derecho y con el izquierdo señalé a Lily que sollozaba intentando limpiarse las lágrimas.

-¡¿QUÉ NO SE DAN CUENTA DEL DAÑO GRAVÍSIMO QUE SE HACEN A USTEDES MISMAS Y QUIÉNES LAS RODEAN?!- fui hasta ella y le rodee los hombros apegándola a mí.

-¡Sí, sé perfectamente que el asunto de Charles nos afecta a todos y nos alteran! ¡PERO NO ES PARA QUE ACTÚEN COMO LO HAN HECHO HASTA AHORA Y CONTAGIEN A LOS DEMÁS CON SU PÉSIMA ACTITUD!- seguí regañando a las gemelas que se escudaron tras Lynn.

-¿Es que no se escuchan a sí mismas cuando discuten? ¿Deseándose lo peor de lo peor? ¿Deseando no tener a la otra hermana? ¡¿Insultándose dedicándose las palabras más hirientes posibles?! ¡¿ESE ES EL EJEMPLO QUE MAMÁ, PAPÁ Y EL RESTO LES HEMOS DADO?! ¡¿ESO ES LO QUE LES HEMOS ENSEÑADO?! ¡SON UNA DECEPCIÓN TOTAL!

Ni ellas, ni mis otras hermanas o mis padres se atrevieron a objetar al respecto, ¿Y cómo hacerlo? Yo tenía totalmente la razón al reprocharle cada una de las fallas que han cometido desde el accidente y que únicamente han agrandado esa enorme herida.

-Pe-pero... si La-Lana lo único que ha hecho es e-echarme la culpa de lo que le pasó a Charles y...

-¡SILENCIO!- interrumpí a Lola haciendo que temblase de pavor y se ocultase totalmente tras Lynn.

-Ese es el otro condenado problema, ¡Echarse la culpa una y otra vez dándose con el látigo!

-¡Lana!- al dirigirle la palabra causé que imitase su reacción -todos hemos tratado de explicarte que no fue culpa ni de Lola, ni del Señor Quejón, ni de nadie más, ¡¿Cuándo vas a entender?! Señalarlos a ellos o a alguien más deseándole lo peor no solucionará el problema, ¡LOS EMPEORA Y SOLO GENERA MÁS DISPUTAS EN EL RESTO DE LA FAMILIA!

Me detuve y respiré hondamente para calmar mi mente y saber que decirles a continuación y darle el ejemplo tanto a ellas como a Lily que gritar como un loco no arregla los problemas de la vida.

-Mis hermanitas... vengan acá- quise tomarlas de la mano, pero Lynn las empujó para atrás y no estuvieran a mi alcance -no teman, no les voy a hacer nada. Se los prometo- sonreí lo mejor que pude para que dejasen de temerme.

-¿Seguro?- mi hermana deportista vaciló en dejar que me les acercara.

-Lana...- le tomé la mano derecha -Lola...- sujeté su izquierda acariciándoselas con los pulgares para que se tranquilizaran y dejasen de temblar.

-Entiendo que la delicada situación de Charles las altere y ponga de mal humor, porque a mí tampoco me hace gracia que casi haya muerto por un leve descuido, pero echarse la culpa insultándose de las maneras tan horribles que lo han hecho estos días... me parte el alma casi tanto como si él hubiese perdido la vida.

-Y más aún por la época del año en la que estamos, en época navideña, en la que se supone la familia debe cuidarse tanto en las buenas como en las malas, en dónde se perdonan a quiénes nos ofenden, en dónde el amor debe ser lo que predomine y se pulan las esperezas que tengamos con alguien, cosa en la que ustedes están fallando a lo grande- no decía esto para regañarlas, sino para que cayesen en cuenta de que este camino que eligieron al final las dejará igual o peor en caso de que nuestra mascota hubiese muerto.

-Solo vean a Charles. Él es la verdadera víctima aquí y aun así no le está echando la culpa a nadie, al contrario, parece que lo único que desea es que se calmen, dejen de agredirse y vuelvan a ser las de antes. ¿Tampoco se dan cuenta que sus gritos y ofensas solo lo lastiman más?

Señalé a mi perruno amigo que no podía caminar bien por su pata herida que está sobre un soporte con ruedas y teniendo ese cuello ortopédico que le impedía inclinar la cabeza a los lados.

Él había dejado la cama especializada que Lisa le creó y lentamente se nos acercó para frotar su enyesado cuerpo contra una pierna de Lana y luego lamerle una mano a Lola, siendo su forma de decirles que no las responsabilizaba a ninguna de ellas o a nuestro vecino o a otra persona de lo que pasó demostrando que a pesar de ser un animal entendía bien el valioso significado del perdón, ya sea en vísperas navideñas como en cualquier otra época del año.

¿Cómo es posible que un "ser no racional" como un animal comprenda mejor y a primera instancia ese concepto que "seres racionales" como lo somos nosotros, los seres humanos?

Otra vez el silencio fue lo que predominó y nadie se atrevió a decir algo.

Noté como las gemelas al agachar las cabezas y mirar fijamente el suelo tenían expresiones con las que decían que lograron captar el mensaje y que ahora era el arrepentimiento y no el odio los que se apoderaron de sus espíritus.

Eso se corroboró cuando al verse nuevamente a los ojos irradiaban una culpa desmedida.

-Lola... mi hermanita... yo... lo lamento mucho. Jamás quise decirte esas cosas tan horribles y menos desear no tenerte como hermana. Tan afectada quedé por lo que le pasó a Charles, que... ¡Me comporté como una total idiota!- Lana se quitó la gorra y se rascó el cabello volviendo a desviar la mirada poque ese odio que le dirigió a su gemela se le devolvió.

-No, no, no, Lanita. No te digas eso- pero que Lola tomase la iniciativa al agarrarle las manos para que la volviera a ver fue algo que realmente no me esperé.

-No sé si en verdad todo pasó por culpa de un descuido mío o si solo fue un desagradable suceso al azar, pero debí comprender que esas ofensas solo me las dijiste por la grave situación de Charles y no porque realmente me odias y en vez de ser comprensiva también me comporté como una total atarantada que le echaba más sal a la herida al devolverte los insultos.

En el pequeño lapso de tiempo en dónde no se dijeron nada, acumularon saliva y coraje para decir lo siguiente.

-¿Podrías perdonarme?- pidieron hablando al mismo tiempo.

Una enorme sonrisa invadió mi cara cuando los verdes ojos de ambas emanaron el mismo brillo de compasión, apoyo, confianza y amor fraternal que deben de tener siempre.

-Oh... ¡Pero claro que te perdono!- volviendo a hablar con increíble sincronización, se dieron un fuerte abrazo con lágrimas que representan lo opuesto a todo el odio que se tuvieron hasta ahora.

-Ah... ¡PERO QUÉ ADORABLES SON ASÍ!- exclamó enternecida Leni sujetándose las manos y llevárselas a un lado de la cabeza.

Todas las demás y nuestros padres miraban también supremamente conmovidos la escena, hasta a Lynn se le salieron unas lágrimas que quiso disimular al mirar hacia otra parte mientras que Lori asintió un par de veces con un semblante de gran orgullo por ver que si he aprendido mucho de ella cuando debía ejercer el rol de "mandona" ante las diabluras que hacíamos.

-Ese es mi hijo...- pero ver a papá llorando con más intensidad que ellas... sí que me generaba la mayor de las penas ajenas.

-Bien hecho, Lincoln. Ya comencé a creer que ellas seguirán peleadas hasta Noche Buena y que realmente debería castigarlas para esa fecha- mamá me puso una mano en el hombro y Lily me abrazó una pierna siendo la más feliz de todas.

-Descuida, mamá. Es lo mínimo que puedo hacer para no pasar una amarga Navidad- me agaché para cargar a la menor de todas y besarle la frente -porque a Santa Claus no le haría gracia ver cómo nos comportamos y nos deje enormes sacos de carbón, ¿Verdad?- jugué un poco con su inocencia haciéndoles reír a todas.

-Ni que lo digas- Lisa negó con la cabeza, pero compartiendo nuestro humor.

-Ahora todas vayan a descansar y relajarse para que mañana terminemos la decoración, pero primero... necesito de tu ayuda, Lisa- ella me vio confundida por mi petición -es que... creo que me partí todos los huesos de la mano al romper la mesa.

Al ya no estar súper alterado y furioso y sobrecargado de adrenalina, no había nada que me ayudase a ignorar el dolor y me sujeté mi todavía sangrante mano izquierda casi aullando de la agonía al encorvarme sollozando como Lily lo hizo antes.

-Por fortuna no fue la derecha, porque si no... bueno, al menos Ronnie Anne ya está a tu alcance, ¡JAJAJA! ¿Entienden?- naturalmente Luan no iba a desaprovechar la ocasión de salir con una de sus tonterías para aliviar la tensión.

-... y esa se volvió una de las mejores Navidades que pasé junto a mis padres y hermanas al haber conseguido que viesen que uno de los mejores regalos que se puede conseguir es el perdón. Fin- terminado el relato, Lincoln soltó una pequeña risa nostálgica al igual que su esposa.

No solo a Ronnie Jr. sino a todos sus hijos les maravilló ese desenlace teniendo expresiones de alegría comparables a las que sus tías tuvieron cuando Lana y Lola hicieron las paces. Oír que algo que pudo tener un final horrible en tantos sentidos terminó de lo más beneficioso para todos junto con el agregado de una linda moraleja que recuerda uno de los muchos y olvidados significados que tiene la Navidad bastó para que la angustia que tuvieron cuando él les ordenó juntarse en la sala desapareciera sin dejar rastro.

Eso incluía también a Rick y Rita que compartían la misma sonrisa ligera viendo en direcciones opuestas aún sentados a sus pies.

-¿Ahora lo entienden? Señalarse y decir que el otro es el responsable de algo malo que ocurrió jamás arreglará las cosas y únicamente generará más cizaña y conflicto tanto entre ustedes y entres aquellos que los rodean. ¿Acaso desean pasar esta Navidad resentidos con el otro contagiando tanto a sus hermanos como a sus primos, tías e invitados cuando vengan?- los mellizos negaron con la cabeza utilizando la misma sincronización que usaron Lola y Lana cuando se disculparon esa vez.

-Así qué... ¿Algo que decir ahora, jovencitos?- su madre les incitó en dar el siguiente paso.

-Claro que sí- imitando a sus tías gemelas de nuevo hablaron a la par -mira, quiero pedir perdón por...- detuvieron su disculpa al percatarse de lo que hacían, provocando que sus hermanos riesen.

-Las damas primero, Rita- cedió el amante de la ciencia ficción.

-Gracias, Rick- carraspeó para seguir hablando -lo lamento, hermano. Por distraerme con tonterías y al no querer ayudarte como debía fue que sucedió un accidente que nunca debió haber pasado y que me pudo haber costado muy caro. Me he vuelto tan distante contigo y con el resto de la familia... que olvidé lo que debe ser lo más importante para mí, compartir momentos especiales contigo, mi gemelo, y con mis otros hermanos.

-Ay, Rita...- al otro peliblanco se le estrujó el corazón por esas últimas palabras y sus ojos casi lagrimean -también lo siento. Tan ofuscado estuve por sentir que debía hacer el trabajo yo solo y verte hablar por celular tan despreocupada no queriendo ayudarme me impidió pensar con claridad las cosas y causase un accidente que te pudo haber costado la vida a ti... a una de las personas que más quiero en este mundo- el corazón de su melliza también se comprimió cuando le tomó una mano.

-¿Podrías perdonarme?- repitieron las mismas palabras que sus tías usaron esa vez -¡CLARO QUE SÍ!- no habiendo nada más que decir, se dieron un tierno abrazo como no se han dado en mucho tiempo.

-¡SE VEN TAN ADORABLES ASÍ!- imitando a Leni, Lewis también juntó las manos a un lado de la cabeza.

-Es bueno ver que sepan como arreglar sus problemas sin recurrir a peleas infantiles- emulando a Lori, Larry se cruzó de brazos asintiendo un par de veces.

-Como me encantan los finales felices- Lionel sonrió de medio lado.

-¡Que bueno que hayan podido arreglar sus diferencias! Porque creí que seguirían odiándose de por vida arruinando de forma irreparable su relación de hermanos y con el tiempo fracturarían al resto de nuestra familia que se volvería una de esas nefastas familias disfuncionales en la que los padres están siempre están discutiendo y los hijos se meten en todo tipo de problemas para sobrellevar la crisis y...- Rafa, a su peculiar manera, expresaba su alegría.

-Me complace ver que si hayan aprendido la valiosa lección que les di- pero el más feliz de todos era Lincoln que palmeó las cabezas de sus hijos mellizos -ahora vayan a descansar para que mañana volvamos a poner los adornos en el techo trabajando todos en familia, ¿Entendido?

-¡Entendido, Señor!- Logan hizo un saludo militar y se retiró con sus hermanos.

-Bien hecho, cariño. Tu ingenio, en vez de empeorar la situación como en otras épocas, la pudo solucionar- lo felicitó Ronnie dándole un beso.

-Ya sabes que por algo he sido, soy y siempre será el "Hombre del Plan" ¿No?- fanfarroneó -ahora a orar para que nada más pase entre nuestros hijos y las familias de mi hermanas y amigos cuando vengan aquí- bostezó estirando los brazos al levantarse del sofá.

-¡RING, RING, RING!- de repente el teléfono comenzó a sonar.

-Yo contesto- Ronnie atendió -¡Ah, Bobby, eres tú! ¿Cómo estás, hermano? Sí, sí, aquí todos estamos bien, gracias a Dios. ¿Cómo estás tú, Lori y tus hi...? ¿Qué? ¡¿Cómo dices?!- su semblante de felicidad cambió drásticamente a uno fúrico.

-¿Qué pasó, preciosa?- Lincoln sabía que para que se haya puesto así es que ocurrió algo grave.

-Ese grandísimo pendejo... ¡Cómo arruine la Navidad de todos por sus tarugadas, juro que lo voy a...! ¡YA SÉ, YA SÉ! Es que sorprende que siga con sus estupideces cuando ya es todo un hombre adulto, casado y con dos hijos pequeños... entendido, te avisaré sí sé algo de él. Hablamos luego- colgando el artefacto se frotó los ojos supremamente ofuscada.

-¿Le pasó algo a Bobby o Lori o a sus hijos?- volvió a preguntarle su esposo.

-Ellos están bien, ¡El problema es el pelmazo de Carl! Resulta ser que a él le encargaron la compra de los regalos para los niños de nuestras familias... ¡Y desapareció de repente dejando una nota con la que decía que traerá la mejor Navidad para todos! ¿Ahora en qué líos estará metido ese cerebro de mosquito?

-Esta locura no puede estar pasando en verdad...- Lincoln se palmeó la cara refunfuñando tal y como lo haría el viejo cascarrabias en una historia navideña -parece que desear que no ocurran más imprevistos en esta época del año es realmente mucho pedir, ¿Verdad, amigos?

Miró al espectador sonriendo con resignación y encogiéndose de hombros esperando que las babosadas que el primo de su esposa fuera a hacer no arruine todo lo que han logrado hasta ahora ni genere conflictos en su familia, en las de sus hermanas y en a quiénes los rodean.

Historia completada el 14/12/2023.

Y hasta aquí llegó este cuento navideño (Cierro mi PC portátil como lo haría alguien que lee un libro) Me costó mucho hacer este fic, más que cualquier otro gran One-Shot que haya hecho en el pasado.

Porque si recuerdan en las notas de autor que dije en el inicio, mi mamá se tuvo que someter a una delicada operación para extirparle un tumor en la cabeza siendo algo que obviamente me bajaba los ánimos, inspiración y ganas de escribir prácticamente a cero...

Pero cuando me dijeron que el procedimiento salió bien y que con el tiempo se repondrá, automáticamente todos mis ánimos, inspiración y pasión por la escritura se me devolvieron de golpe causando que mis dedos se moviesen más rápido que los de Jim Carrey en la primera película de El Todo Poderoso, dispuesto a continuar creando mis locuras características XD

Por lo que espero que les haya gustado lo que plasmé aquí. Mi idea original iba ser más sencilla, enfocándome únicamente en Lincoln y sus hermanas por lo ocurrido con Charles y el casi quiebre en la relación entre Lana y Lola.

Pero me di cuenta de que eso habría sido demasiado simple y que desde hace mucho tiempo que no usó a la familia que él conformó con Ronnie Anne en mis fics, por lo que tuve que cambiar y agregar varias cosas para hacer una historia más elaborada y graciosa, en especial cuando su prole llega a su hogar y hacen locuras dignas de sus tías XD mostrando que han sido de sus vidas al crecer.

Y para transmitir mejor el mensaje que quise dar: el perdón. Es algo que puede valer más que todo el oro del mundo y al mismo tiempo no se le valora como se debe. ¿Cuántos familiares, amigos y parejas no han terminado en malos términos por un malentendido? ¿Cuándo alguien, sea culpa suya o no, causa un acontecimiento perjudicial y la otra u otras personas afectadas en vez de tomarse con calma las cosas la culpa agraviando más y más el problema?

En este mundo en dónde la paciencia, tolerancia y comprensión son virtudes que cada vez más escasean, se requieren cada vez más de personas que sepan perdonar al que las a ofendido de alguna forma en vez de sembrar más odio y resentimiento que no conducen a nada bueno.

¿Y qué mejor que esta época del año para tocar ese tema y hacer pensar a los lectores? Porque si alguien hace algo que los molesta u ofusque sea por accidente o a propósito, ¿Lo perdonarían y harían las paces o los repudiarían para siempre? (Claro, un verdadero perdón duradero y no uno de esos que solo duran unos cinco minutos ante los ojos de otras personas para luego pelearse como perros y gatos cuando nadie los ve)

Bien, dicho todo, me retiro por esa vez volviendo a darles las gracias a todos aquellos que me apoyaron por el asunto de mi madre operada ;D y también decir que en el pasado ye he hecho varios fics navideños que tal vez les den tanta gracia como este o más XD

Y esos son:

¡POR LOS REGALOS!

LO QUE HACE UNO POR AMOR

UN CUENTO DE NAVIDAD

Así que me despido, pero, no sin antes decirles unas palabras de gran importancia...

¡QUE TENGAN UNA FELIZ NAVIDAD!

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