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Jimin se estaba bañando en el momento que su celular vibró indicando una llamada de su mejor amigo, con su brazo se limpio la cara dónde tenía rastros de jabón y abrió los ojos.

Tomo el celular que estaba en la repisa arriba del lavabo y contesto. Su amigo le dio una noticia que Jimin creyó era la mejor que había recibido desde hace mucho tiempo.

—¿Entonces dices que Nam podría conseguirme un trabajo ahí?— en la voz de Jimin había ilusión, y en la de su amigo alegría.

—Ya te dije que si, justamente se quedaron sin maestro de baile, sería dar clases para niños pequeños. ¿Eso es bueno, no? Los niños chiquitos no deben de conocerte, no están relacionados con los famosos y sus hijos, puedes estar tranquilo que le cumplirás a tu madre en su petición de que nadie te conozca.

Eso a Jimin le molestaba, no podía salir sin una gorra o lentes para cubrir parte de su rostro, tampoco podía ir a lugares con mucha gente. A veces solo iba a la cafetería de Yoongi porque solía estar tranquilo. Aunque no le gustará debía hacerlo, su madre lo pidió. El no debía ser reconocido. O si no todos los periódicos dirían “El hijo de la actriz Park Shin hye ha salido del loquero, ¿estará bien el afuera en el mundo con nosotros?” Tan solo imaginarlo le dolía.

—Esta perfecto, debo ir a una audición para el puesto. ¿Verdad?

—Si, mañana a las 9:00am, solo para que vean que si tienes lo necesario para impartir la clase. Namjoon estará contigo y te mostrará el lugar, ¿aceptas?

—Acepto—. Y colgó la llamada.

Aquella tarde estaba siendo relativamente aburrida, su poco dinero que le quedaba se estaba agotando así que no podía darse el lujo de salir a algún lado, aunque si quería hacerlo. Jimin estaba tirado en la cama mirando el techo, pensando en lo mal que debió comportarse en su otra vida para que le tocará está.

Unos minutos atrás había oído como un chico muy conocido entraba al pasillo y caminaba hasta su habitación. Tenía ganas de ir a ver a Yoongi y charlar con el un rato, o ir a dar una vuelta, cualquier cosa, pero quería distraerse.

Justo cuando sus nervios y pena estaban pudiendo con el y se iba a decidir a quedarse por el resto del día tirado en la cama, alguien tocó su puerta. No había nadie más en aquel edificio que le hablara, así que con una gran sonrisa se encamino a la puerta abriéndola.

—¡Yoongi!— exclamó con felicidad, después se arrepintió de haberlo hecho pues había parecido muy bobo. Aunque Yoongi le estaba sonriendo.

—Hola Jimin, hoy salí temprano y estaba muy aburrido— el rostro de Yoongi era indescifrable, no se sabía si estaba nervioso o cansado. — Quería saber si tú quieres ir a dar una vuelta o algo. Eres el  único aquí que conozco y quiero des aburrirme.

Jimin ni siquiera contesto, entro a su cuarto velozmente y tomo una gorra negra, salió con ella puesta para volver a ver a Yoongi ahí esperándolo.

—¿Nos vamos?— Yoongi asintió y juntos empezaron a caminar.

Al parecer a Jimin se le había olvidado que no tenía dinero para gastar, apenado se lo iba a decir a Yoongi cuando vio que no iban para donde se tomaban los taxis, iban para aquel pequeño parque que el otro día había descubierto. Fueron en silencio todo el camino, aún no se conocían bien y no tenían muchos temas de conversación.

El parque si era pequeño, pero acogedor, había personas está vez con mascotas, vio varios perros y gatos corriendo de un lado a otro.

—Me gustan los dos, aunque prefiero los perros— declaro Yoongi, Jimin se empezó a reír ganándose una mirada confundida—¿qué?

—Te gustan más los perros pero sin duda tú pareces más un gato.

—¿Disculpa? yo no me parezco en nada a un gato Jimin.

—¡Claro que si! Tu actitud, tus ojos de gato. Tu eres un gato.

Empezaron a discutir, estaban ahí parados en el medio del parque discutiendo, cualquier persona que pasará y los viera creería que eran una pareja. La discusión siguió hasta que Jimin de pronto se quedo callado, una sonrisa se dibujo en su rostro mientras miraba en otra dirección y palmeo el hombro de Yoongi que seguía hablando.


—¿Qué sucede?— Jimin apunto con su dedo en dirección a un lindo gatito de color blanco.

Estaba pequeño y recostado en el suelo, mirándolos atentamente con una mirada feroz. Pero aunque hacía un intenso por verse temible, se veía adorable.

—Eres tu, pero en gato.

Yoongi volteo a ver Jimin ofendido, este solo estaba carcajeándose al punto de tocarse el estómago por el dolor de reír tanto.

—Suga— logró decir Jimin en medio de las risas. —En ese nombre pienso cuando veo al gato, así te diré ahora.

—Oh no, no dejaré que me llames por un apodo tan… tan…— el chico de estaba esforzando por hallar la palabra correcta—Tan ridículo.

Las risas de Jimin inundaron el área nuevamente, en un intento de demostrarle a Yoongi que si tenía ojos de gato, se puso de puntillas y con sus pulgares tocó la parte donde sus ojos terminaban, y se volvían unas líneas pequeñas.

—Aquí claramente, se notan tus ojos de gato.

—No son de gato, son de asiático Jimin. Todos aquí tenemos ojos rasgados— ahora había diversión en el tono de Yoongi.

—No es solo lo rasgado, es porque parecen feroces.

Jimin no se había dado cuenta que había bajado sus manos de los ojos del contrario, pero seguía de puntillas muy cerca de su cara. En ese momento ambos parecieron notarlo por fin. Se separaron con algo de lentitud, Jimin sitio varias miradas en él.
Cuando volteo se dio cuenta que las personas del parque los observaban, con una mirada enternecida, esa pose los debió haber hecho parecer pareja. De pronto Jimin se puso nervioso, tantas miradas sobre el, de personas adultas… ¿Y si lo reconocían?

Algo nervioso Jimin tomo con su mano la playera de Yoongi y la jalo ligeramente llamando su atención.

—Suga, vámonos…— él no pudo reclamar por ni siquiera el apodo, estaba confundido, sin entender porque de repente actuaba así.

—¿Por qué…

—Por favor— el lindo chico lo miraba con ojos suplicantes, Yoongi no pudo negarse.

Noto como Jimin con cada paso que daban sostenía su gorra y la bajaba mas, en un intento desesperado por cubrir toda su cara.

—Si la bajas más no podrás ver por dónde caminas— y dicho y hecho, en ese momento Jimin se tropezó con un escalón que no había notado.

—Felicidades, eres un profeta— contestó algo molesto, consigo mismo en realidad.

—¿Por qué te escondes?— Jimin paro en seco viéndolo, algo dudoso.

—Mi madre me dio órdenes de que me esconda, ella es famosa. Si alguien me ve pronto se hará el chisme de que el hijo enfermo de la actriz ya está libre. Tanto a mi madre como a mí nos lloverían las críticas.

Yoongi miro atentamente a Jimin, sin pensarlo mucho tomó sus mejillas entre sus manos, lo miro cálidamente.

—Tu no estás enfermo Jimin— ante sus palabras, los ojos de Jimin se cristalizaron, si no lo estaba ¿porqué lo mandaron a aquel lugar?— Así que te invito a regresar al edificio y olvidar esto. ¿Si?

Jimin asintió feliz y emprendió marcha rumbo a su edificio junto con Yoongi.

Se alegro de que el pelinegro fuera tan comprensible, si algún día necesitaba desahogarse sabía que iría con Yoongi. Pero ahorita aún se le hacía difícil hablar de aquel chico, Jungkook; el motivo de que su martirio empezará.

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