Capítulo IX

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—¿Qué tal?

—Estoy pensando en vender mis canciones para las funerarias, ¿tú qué opinas? —intentó bromear y apretó desinteresadamente la tecla frente a él.

—Dudo que alguien quiera comprar tus mierdas suicidas. En las funerarias querrán cosas de palomas, paz y un mundo más allá. —JongDae intentó ser gracioso, como siempre. Le salía bien la mayoría de las veces, pero en esa ocasión ChanYeol no se forzó ni en sonreír—. Hey, hombre. Mhh... ¿Por qué bajaste tus instrumentos?

—Porque no quiero que estén arriba. Me recuerdan a BaekHyun.

—Es tu habitación, ¿no? ¿O quitarás la pajarera esa?

—Estoy pensando en cambiarme de casa —susurró sin mirarlo, apretando tecla tras tecla sobre el teclado como si le sirviese de algo cuando realmente llevaba una hora en lo mismo.

—Wow —musitó su amigo sorprendido y tomó una profunda respiración antes de sentarse a su lado en el suelo—. ¿Entonces ya definitivamente no buscarás más a BaekHyun?

—Él me explicó que no quería que lo forzase y le hallé la maldita razón —se quejó entre dientes en un intento de que no se le escape el sollozo porque llevaba los últimos días llorando, sufriendo un duelo que se intensificó por el mismo miedo a vivirlo en un inicio.

—Entiendo... —El contrario abrió y cerró la boca, como si no supiese cómo decirle las cosas—. ¿Por qué no lo intentas una última vez?

—Ya te dije que él me pidió que no lo hiciese.

—Pero a veces decimos cosas sin pensar. —El hombre elevó las cejas y sonrió, de seguro en un intento de mostrarse animado.

—BaekHyun no es así. Es demasiado centrado y calmado. Es tan genial... —susurró sin aire, ya perdiéndose por completo porque las lágrimas comenzaron a caer—. Se notaba afectado por todo, pero siempre fue precavido y amable. Es perfecto. ¿Cómo mierda pensé que el otro siendo así se quedaría con la mierda que soy yo?

—Hey... —soltó JongDae sin muchas ganas y le dio un empujoncito—. Ya sabes lo que dicen los psicólogos, hay que tomar esto como una oportunidad de aprendizaje.

—Claro —concordó—. Si sobrevivo me avisas que lo logré.

Ni puta gracia, claro. Estaba hundido tan profundo que llevaba tres días sin bañarse y una semana comiendo ramen. De hecho, el punto llegó a tal que JongDae empezó a ir a su casa luego del trabajo y generalmente se quedaban unos minutos con él para acompañarlo y asegurarse que no se colgase de la viga de la pajarera, como le decía.

—¿Qué te haría feliz? —preguntó emocionado el otro, casi como si estuviese dispuesto a conseguirle lo que desease.

No se tardó nada en contestar—: BaekHyun.

—Hey, ¿desde cuándo Park ChanYeol depende de un pene?

Suspiró y dejó caer la cabeza hacia atrás, provocando que esta quedase recargada sobre el sofá y en esa posición el contrario le dio unos golpecitos en la frente, casi como si fuese un modo de consuelo.

—Creo que nunca me sentí así —confesó sin moverse—. Es tan intenso, Dae... Siento que... No lo sé. Es como si BaekHyun hubiese fallecido.

Su amigo suspiró—. Los psicólogos dicen que un quiebre amoroso también es un duelo que amerita tratar.

—¿Por qué mierda no fuiste psicólogo? —Deseó burlarse, de verdad, pero simplemente no pudo.

Su amigo con muchas muecas de por medio le dijo que dejara el teclado a un lado para que se fuese a bañar y él se negó, reacio a meterse en la misma ducha donde le hizo el amor a BaekHyun tantas veces.

Al pensar eso mismo se sintió idiota. ¿A quién mierda le importa quién se metió en ese espacio antes que él? ¿O si tuvo sexo ahí o no? Era... Era ilógico, pero aun así dolía y mucho. La sensación en el pecho era increíble, intensa y única; una opresión en el sitio, dejando a paso una profundidad semejante a la fatiga, pero más arriba, justo sobre el corazón, haciendo que sus latidos fuesen a su consciencia, que se diera cuenta de lo errático que sonaba y que hiciera temer cada vez que, por apenas unos milisegundos, se detenía.

—Que mal que estés de vacaciones —le comentó su amigo cuando ya estaban comiendo, uno frente a otro, recién duchado ante la insistencia de su amigo—. Te la pasas todo el día hundido en tu miseria.

Decidió sentarse en el puesto que usaba BaekHyun por la única razón de que no tendría que ver el lugar y ponerse a fantasear con el menudo cuerpo galano de colores lechosos cubierto de pistas de chocolate que el ser humano se esforzaba en llamar por lunares.

Pensó en su propio pensamiento, por ilógico que pudiese llegar a sonar. Se dio cuenta de la poesía extraña que creó y tuvo la intención de tomar su celular y anotarla, dejarla para alguna canción. Sin embargo, apenas alcanzó a tomar el celular cuando recibió una llamada entrante de JiNaa, una de las chicas de BaekHyun.

—¿Hola?

Llevaba apenas una semana sin saber de ellos. Desde que el rubio le dijo que no quería seguir intentándolo él optó por hacerse a un lado y encerrarse en su casa. Ya no podía ir al sitio, tampoco había razón para salir y nadie iba a su casa aparte de JongDae.

¿ChanYeol? —Hizo un sonido de garganta para responderle a la mujer, no reparando de inmediato en lo alterada que sonó—. ¿Estás con BaekHyun?

Frunció el ceño y se quedó en silencio. Casi pareció que se lo estuviese pensando, pero en realidad estaba divagando por qué la otra le preguntaba aquello.

—No —susurró con la misma expresión de confusión—. La última vez que lo vi fue cuando toqué en el club.

Oh... —musitó ella sin más y él se sintió aún más tenso—. Claro, comprendo. Gracias.

—Hey —la llamó con las fuerza—, ¿pasó algo?

Ehh... —JiNaa respiró fuerte sobre el celular y ChanYeol se sintió aún más inquieto al notar que la mujer no actuaba de forma normal—. Escucha, Yeol. Ehh... Oppa nos pidió que no lo involucrásemos a él si llegábamos a tener contacto contigo y supongo que algo pasó entre ustedes como para que tú no vinieses y él dijese eso. El tema es... —Para su sorpresa la mujer empezó a respirar de forma errática, como si le diese un ataque de ansiedad—. Oppa lleva tres días sin aparecerse por aquí. Te lo dije antes; él se la pasa metido aquí y si no está contigo entonces no sé dónde puede estar.

Guardó silencio y miró a JongDae que estaba del otro lado de la mesa, quien elevó ambas cejas con preocupación, preguntándole mediante gestos qué pasaba.

—Puede que este en su casa —sugirió con voz baja, inseguro de si podía mostrarse preocupado o no.

Oppa odia estar en su casa, odia estar solo. Solía quedarse a dormir con nosotros en el club y dudo que alguien que prefiera acostarse sobre un sofá esté tomando un descanso en su casa. —Se sintió confundido por la información y barajó posibles opciones o preguntas en su mente, cualquier jodida idea para saber qué hacer—. Al señor Byun no le caemos muy bien. Bueno, nadie le cae bien al señor Byun. El tema es que para el cumpleaños de oppa quisimos ir a visitarlo a su departamento y el guardia no nos dejó entrar por orden del cabeza de mierda ese.

—¿Quieres que vaya a verlo? —preguntó con cuidado, temeroso de equivocarse.

En realidad yo quería saber si estaba contigo. Tú insististe en preguntar. —Hizo una línea con los labios, ligeramente molesto por las vueltas que se daba la otra para hablar, pero probablemente fuese porque estaba nerviosa—. B-Bien —tartamudeó, al parecer convenciéndose a sí misma sobre algo—. Ve, por favor. Te enviaré la dirección. Estoy dispuesta a afrontar las consecuencias.

—¿Qué consecuencias?

Baek es como un hermano menor para mí. Es... Es mi puto anclaje, ChanYeol. Tú realmente no tienes ni idea de quién es oppa, maldición. Que lamentable.

Se quedó petrificado ante tanta información y lo único que se le ocurrió decir fue una cosa—: ¿Hermano menor? ¿Por qué le dices oppa?

BaekHyun es el jodido Jesucristo en la Tierra —soltó ella, pero no pareció estar bromeando—. Fui la puta preferida de su padre cuando su madre aún seguía viva... —La mujer se tomó un tiempo y la próxima vez que habló el llanto se interpuso entre sus palabras—: Su madre murió y sucedieron muchas cosas a la vez, amenazas, golpes y BaekHyun sacándome de ahí, por eso merece mi respeto y es mi oppa a pesar de que sea menor. —JiNaa sorbió la nariz—. De igual forma lo que me interesa ahora es que él esté bien.

—Claro —susurró aún aturdido y se puso de pie.

Gracias, pedazo de mierda —insultó JiNaa antes de cortar definitivamente la llamada. Lo peor es que la chica no pareció bromear con ello.

—Ehh... —Posó sus ojos en JongDae y este continuó hablando—: ¿Haremos una película ahora mismo?

—Una película... —siseó entre dientes de manera irónica.

Dejó a su amigo plantado en la encimera de la cocina y con urgencia subió las escaleras de manos para llegar a su habitación, donde rebuscó entre los muebles alguna cosa limpia para ponerse, optando finalmente por un blue-jeans y una sudadera inmensa.

El invierno estaba en su mayor apogeo en esa época, así que tomó una chaqueta impermeable y bajó al primer piso.

—¿A dónde vas? —No le hizo caso a su amigo y se puso las zapatillas—. No seas mierda y dime.

—A ver a BaekHyun. Puede que esté enfermo —soltó como si no fuese nada, como si le pasase al menos una vez al mes.

No dejó que el contrario le respondiese y simplemente salió por la puerta principal, encogiéndose apenas sintió el frío del exterior golpearlo. Se subió el cierre de la chaqueta y se dirigió a la parada de autobuses, aunque terminó tomando un taxi porque JiNaa ya le envió la dirección y BaekHyun aparentemente vivía en uno de los lugares más céntricos de Gangman y ya en el vehículo ese estaban atascados en el tráfico.

La clave es 6050B y no te equivoques que salta la alarma a la primera. Frunció el ceño al leer el mensaje de la chica y suspiró.

—Me bajaré aquí. Gracias.

¿Aquí? ¿Aquí donde? Ni puta idea, pero se las arregló para llegar gracias al mapa del celular, aunque eso lo hizo correr unas tres cuadras y terminó con la chaqueta debajo del brazo frente a la puerta más jodidamente grande que vio en su vida. Por suerte no se equivocó con la clave, pero si pensó que se equivocó de departamento porque al encontrar lo encontró todo vacío. No había nada, ni muebles, adornos o indicios de que alguien viviese ahí. Temeroso de haberse equivocado volvió a fijarse en el número del departamento, pero estaba bien y no creía que pudiese ingresar a cualquier apartamento con la misma clave tampoco.

Detrás de él la puerta se cerró debido al funcionamiento hidráulico, sobresaltándolo ligeramente por el golpe junto a la musiquita esporádica que pareció darle la bienvenida, media retardada, en su opinión.

Estuvo tentado a bufar y llamar a la mujer para reclamarle por la broma, pero escuchó unos pasos que se acercaban hacia él y poco después apareció en su visual un joven bajo y rubio, con el pelo pegándosela a la frente debido al sudor. La camiseta ancha y grande le llegaba a medio muslo, los cuáles eran cubiertos por unos pantalones deportivos de color gris. Se quedó sin aliento y no por los motivos que le hubiese gustado.

—¿ChanYeol?

Se movió rápido y dejó su chaqueta olvidada sobre la isla de la cocina para acercarse al contrario. Lo tomó de las mejillas, sintiendo la piel ardiendo bajo su tacto.

—Baek, ¿qué pasó? —preguntó urgido y el otro se esforzó por alejarlo, pero pareció tan débil que solo logró irse para atrás cuando intentó empujarlo—. Respóndeme.

El otro negó—. P-Por favor vete.

—No te dejaré así —aseveró y el rubio solo lo miró mal.

—Te dije que no quería verte más, pero ¿p-por qué sigues apareciendo? —preguntó el otro con la voz rota y, para su sorpresa, comenzó a llorar.

Le sorprendió tanto la actitud del contrario que sencillamente se quedó parado ahí, en medio del pasillo iluminado tenuemente. BaekHyun se perdió por una de las habitaciones y él se apresuró en seguirlo, encontrándose entonces con una baño amplio con cerámicas de color beige y los espejos empañados por completo. Lo único que logró visualizar fue la tina blanca en el centro de la habitación, humeando en la neblina densa que se generó debido al vapor.

Asustado por el pensamiento esporádico que llegó a su cabeza detuvo al rubio cuando vio que, ya desnudo, se acercaba a la tina. Pasó de forma superficial los dedos por el agua.

—¡Maldición! —Jadeó y miró al contrario, quien ni siquiera pareció querer luchar contra él—. ¿Quieres morir o qué? Está hirviendo esta mierda.

—Si estuviese hirviendo ya se hubiese evaporado —soltó el otro sin más, como si le hablase de una nimiedad.

—Me importa poco el punto de ebullición de esa mierda —espetó molesto y el contrario se mantuvo ahí, tan ido y fuera de sí que ChanYeol le calculó diez segundos antes de que se desmayase, así que lo sujetó y se movió urgido—. Entra a la ducha.

—T-Tengo frío —repitió el otro, pero él terminó deteniéndose cuando abrió la ducha y se giró a mirar al contrario.

—Ven, cariño. Entra. —El apodo se le salió, mierda. BaekHyun se dio cuenta de eso y pareció volver a la realidad porque lo miró fijo a los ojos, con las lágrimas peligrando en derramarse. Inseguro tocó al contrario, quien no se alejó a pesar de que pareció querer hacerlo—. Por favor. Solo esta última vez escúchame.

Sus ojos se nublaron y se vio en la necesidad de moverse, pestañear y respirar audiblemente para no dejarse afectar por todo, principalmente porque BaekHyun debería tenerlo como apoyo. No obstante, se sentía morir. Si en un pasado llegó a pensar todo lo que dolía estar sin el otro, ese sentimiento era mil veces mejor que verlo herido y sufriendo a tal punto que no podía soportar ni su propio cuerpo.

Quiso decirle muchas cosas en ese momento, abrir la boca y soltarle cuanto lo amaba y lo echaba de menos, pero todo quedó olvidado cuando el otro pestañeó lentamente, perezoso, aún recargado sobre el pilar que daba comienzo a la ducha rodeada de esquisto. Lo sujetó fuertemente por la cintura cuando vio el último pestañeo y el cuerpo terminó como peso muerto entre sus brazos.

Urgido lo cargó y salió del sitio en busca de un lugar donde recostarlo, sintiéndose desesperado y con las lágrimas cayendo sin parar, ahogándolo en sollozos durante el proceso. Encontró finalmente lo que parecía ser la habitación, sitio igual de desmantelado que el resto de la vivienda a exceptuar por la cama desecha y tan cubierta de mantas que parecía generar otro colchón. Como pudo hizo todo hacia un lado y recostó a BaekHyun en lo que parecieron ser las sábanas, pero una vez sin el cuerpo en sus brazos todo fue peor. No supo qué hacer, a quién recurrir o cómo moverse siquiera. Se quedó ahí, completamente estático con la respiración contenida para no sollozar, entrando en pánico al punto de sentirse entumecido. Para su suerte, una llamada entrante pareció despabilarlo lo suficiente, aunque esta provino del teléfono del contrario.

¿Baek? —preguntaron del otro lado de la línea. Era una voz suave y masculina, pero claramente preocupada—. ¿BaekHyun?

—BaekHyun está enfermo —susurró con la voz temblorosa, sin saber qué más decir, y con la mirada fija en el cuerpo pálido y sudoroso frente a él—. ¿Qué debo hacer?

¿Quién eres? —Tomó aire profundamente y se dispuso a contestar, pero el otro se le adelantó—: ¿ChanYeol?

—Sí —soltó sin aire, sorprendido.

—Perfecto.

Perfecto no, mierda. Estaba todo terrible. ¿Cómo se suponía que algo así podía ser perfecto? El corazón se le caía a pedazos y él estaba ahí, perdiendo a quien seguramente era el amor de su vida.

—¿Cómo está Baek?

—Creo que se desmayó —susurró aterrado e incluso tuvo miedo de tocar al hombre—. Estaba sudando cuando llegué, parecía tener un ataque de hipotermia, pero está súper caliente.

—¿Le tomaste la temperatura? —Urgido miró a su alrededor, encontrándose con el termómetro sobre la mesilla del velador, burlándose de él—. Debe estar afiebrado. Necesito que busques en el último cajón del velador. Sácalo por completo. Te encontrarás con una cubierta de cerámica.

Confundido hizo caso y después de notar que BaekHyun tenía 38°C y notificar al otro de ello sus gestos se hicieron erráticos, descoordinados ante el nerviosismo y el terror, acabando así con el cajón sobre el suelo y la cerámica —que resultó ser una tapa de dicho material— trizada en el suelo. Aquello lo hizo notar el contenido de la caja. Estaba todo acolchado de negro y en el interior habían dos jeringas bien encajadas junto a dos frascos pequeños, todo en su lugar, prácticamente hecho a la medida.

La persona que estaba del otro lado de la línea no pareció inmutarse—. Jeringa inferior, tiene un tinte ligeramente anaranjado en lo alto del cilindro. El frasco que le corresponde tiene la etiqueta del mismo color.

Puso el teléfono en altavoz y tomó ambas cosas—. L-Lo tengo.

Bien. Cuidado que ambas cosas son de vidrio. Mete la aguja en el frasco. Solo entiérrala. —Asustado obedeció y por un segundo recordó que hablaba con un tipo que no conocía de nada y que le estaba enseñando a inyectar medicación o algo así, pero terminó dándole igual porque el otro al menos sabía dónde estaban esas cosas en la casa de BaekHyun—. Pon la aguja mirando hacia arriba sin quitarla del frasco y tira el émbolo.

—¿Qué es eso? —preguntó afligido y se sintió sollozado nuevamente.

—¡Solo haz que entre a la jeringa!

—¡Ya! —chilló al ver el frasco vacío.

—Deben ser 5 ml. No te pases que lo matas.

—Mierda —siseó y casi pareció de película, maldición, pero de seguro estaba por darle un ataque al corazón en ese momento—. Ya. ¿Y ahora?

Inyéctala en el muslo. Noventa grados. Haz que baje rápido el líquido y cuando termines solo la sacas.

—¿Noventa? —preguntó aterrado al imaginarse inyectando al otro como un maldito psicópata, pero solo recibió un chillido urgente del otro lado, así que obedeció.

Pensó que la aguja se partiría, que saltaría el líquido o que alguna mierda parecida sucedería, pero no fue así. Logró hacerlo como parecía ser correcto y terminó con las manos temblorosas sujetando la delgada jeringa. Tomó aire profundamente y, horrorizado, dejó todo sobre el acolchado del mueble y lo hizo a un lado.

—¿Ahora qué? —susurró con suavidad y el otro tomó aire profundamente.

A los veinte minutos ya debería despertar. —Asintió y suspiró más tranquilo—. Mientras tanto prepárale la tina con agua tibia, cómoda a tu temperatura. No dejes que él la llene, o sino...

—Se quemará —susurró, viendo el rostro placido de BaekHyun. No le vio esa expresión desde la última vez que durmió con él.

Exacto. Supongo que ya te pasó. —Tomó aire profundamente—. Soy LuHan, amigo y terapeuta de BaekHyun.

—Gracias —susurró sin más, sin saber qué decir realmente porque las emociones volvieron a abrumarlo y se encontró con la cara contra el colchón y sollozando con tanta fuerza que nunca antes, jamás hasta ese momento, lloró desde tan... de adentro, con tanto sentimiento.

LuHan lo dejó llorar y lo acompañó en silencio. ChanYeol se mantuvo ahí mientras sujetaba con los dedos temblorosos al rubio, tocando sus delicadas manos que paulatinamente descendían en temperatura.

Háblame por el chat de Baek. Hay cosas que aún tengo que explicarte. —Sorbió por la nariz e hizo un sonido de garganta para que el otro supiese que lo escuchó—. La contraseña ya te la sabes, así que no te tardes mucho en contestar.

El otro cortó la llamada, así que él obedeció y se metió al chat. Excluyó la integra respecto a la foto de perfil y obedeció de inmediato las órdenes del terapeuta, quien le pidió que limpiase el rostro de BaekHyun con toallitas húmedas, explicándole de paso que seguiría sudando un buen rato. Le pidió que le cocinase algo y ChanYeol corrió para comprar cosas para ello porque de verdad en ese sitio no había absolutamente nada.

Sabía que debía tener todo listo antes de que BaekHyun despertase y por suerte se las arregló para preparar los ingredientes que LuHan le exigió entre los pocos utensilios de cocina que tenía el otro. Revisó la bañera también y esta estaba ya con el agua templada, así que la vació ligeramente para calentarla un poco a petición del hombre del teléfono. Además, debía hacerle la cama, pero planeaba dejarlo en la tina para volver a ello. No obstante, primero necesitaba que se despertase, así que se sentó en el suelo frente al hombre luego de quitar la mayor cantidad de mantas innecesarias y doblarlas en una esquina.

De todas las vueltas que se dio ya conoció el departamento del rubio. Era un lugar grande para vivir solo, con tres habitaciones, un baño y un salón recubierto por vidrios de suelo a techo que le daban una vista esplendorosa de la ciudad. Claramente era mil veces mejor que su casa con pajarera, por lo que no entendió por qué el otro tenía el sitio tan deshabitado y prácticamente terminó mudándose a su hogar en un pasado cuando ahí estaba a tan solo unas cuadras de su trabajo.

Se sintió inestable, como si sencillamente estuviese esperando que BaekHyun estuviese bien para desmayarse. Sin embargo, se esforzó a mantenerse despierto y tranquilizarse, así que se concentró en revisar los mensajes que le envió LuHan para asegurarse de que no se le pasase nada, aunque fue gracias a ello que por accidente vio un mensaje que antiguamente le envió BaekHyun.

Se acabó, LuHan. Te lo juro. Sencillamente voy a dejar que la mierda esta me mate cuando toque.

Frunció el ceño y urgido subió por los mensajes. Intentó leer por encima, más urgido por saber si BaekHyun estaba bien que por cualquier otra cosa. Claramente sabía que era algo íntimo, propio del contrario y él no tenía por qué meterse en sus cosas, pero necesitaba saber qué mierda le pasaba y cómo lo podía ayudar porque aparentemente la cosa era más seria si consideraba que el hombre no solo tenía un terapeuta, sino también la medicación guardada ahí para cualquier caso.

No eran muchos mensajes, al menos no hasta que encontró mensajes de hace un año y no pudo evitar detenerse porque encontró el nombre de la aplicación por la que se conocieron.

Ehh...

Luhan.

Sé que te dije que no lo haría, te lo prometí, pero... Soñé con mamá y sé que te parecerá loco, pero estaba cantando en mi sueño y... Hoy me habló un chico que tiene una fotografía de una guitarra. ¿Debería simplemente ignorarlo?

¿Qué te gustaría?, respondió LuHan en ese momento y ChanYeol se sintió sumamente nervioso porque habían muchas probabilidades de que ese chico fuese él.

¿Sería muy raro si digo que me siento extraño y que quiero intentarlo?

Bajó en los mensajes. Ello hablaban de forma casual, al menos hasta el día siguiente que se encontraron. Fue el terapeuta quien preguntó primero, pero al final BaekHyun terminó respondiéndole con una pregunta.

¿Es normal quedarse en su casa luego de acabar?

¡¿Te quedaste?!

¡Me quedé dormido! Pero... él me dijo que estaba bien y quiere que nos volvamos a ver.

¿Y tú qué le dijiste? ¿Te gustó?

Sí, pero ahora sé como funciona esto, LuHan. Te prometo que no me gustará. No durará más de un mes, estoy seguro que será como siempre.

Sintió el corazón aletear dentro de su pecho con ímpetu al saber que claramente duraron muchísimo más que un mes. Por lo mismo, buscó por el chat con rapidez, al menos hasta encontró algo que él no supiese.

Me dio un ataque estando con él.

¿Estás bien?

Me ayudó.

LuHan, me ayudó y me trató bien. Me dijo "cariño", me dio de comer y me acobijó.

Baek...

¡Lo sé! No me ilusionaré. Sé que no le gusto de igual forma, solo... Me pareció agradable. Es la primera vez que no terminó en el hospital por culpa de esta mierda.

Sus dedos temblaron sobre las teclas y de forma ansiosa siguió bajando hasta que vio una foto de ellos dos. Fue la primera que se sacaron juntos.

¿Ese es ChanYeol?

BaekHyun solo envió muchos emojis de caritas sonrojadas y en respuesta recibió un audio. Se permitió escucharlo a pesar de que sabía que no debería. De igual forma, no decía mucho, que le pareció atractivo, bonito y buena gente. En respuesta a eso el rubio le confesó que empezó a gustarle.

¿Debería comprarle un ukelele o un timbal? Son los únicos instrumentos que no le he visto y creo que algo más exótico le gustaría. ¿O debería darle otra cosa?, leyó y se sorprendió al notar la cantidad de fotos, links y precios que habían en la pantalla. No quiso verlo. Le dolió porque él no hizo ninguna mierda.

¿Debería celebrar mi cumpleaños?

¿Quieres hacerlo?

Desde que falleció mamá no lo hago. Es el aniversario de su muerte, no sé siente muy bien...

Puedes tomarlo como una fecha comercial y omitirlo, BaekHyun. Solo come bien y ríete un rato con la televisión como te gusta.

¿Crees que ChanYeol quiera pasarlo conmigo?

¿Y si le preguntas?

No quiero. Él no preguntó por mi fecha de cumpleaños, no creo que le interese...

Oh...

Solo pensaba en comer algo con él. No tendría que decírselo, ¿no?

Arrugó el entrecejo y miró el cuerpo que aún descansaba sobre la sábana. Quiso irse. Perfectamente se dio cuenta de lo imbécil que fue y le halló toda la razón al otro por rechazarlo y alejarlo. Suspiró y se permitió llorar nuevamente, lo hizo en silencio y con la mirada en el celular, viéndose en la necesidad de bajar por la pantalla con rapidez.

Su madre es preciosa.

¡¿La conociste?!

Sí, aunque fue por accidente.

Es muy linda, LuHan. De verdad. Me recordó tanto a mamá...

¿Crees que me deje conocerla?

Bloqueó el celular, incapaz de seguir leyendo y suspiró profundamente para evitar los sollozos, pero estos terminaron saliendo de igual modo. Apoyó la frente contra la orilla del colchón y lloró ahí, sintiendo como sus hombros se sacudían con fuerza ante los espasmos que producía su propio cuerpo.

—Perdóname —susurró una y otra vez, como un mantra, sin sentirse más tranquilo a pesar de que la palabra se supone que debería apaciguarlo, JongDae insistía en que sería así.

Cuando sintió a BaekHyun moverse su cuerpo se puso tenso, asustado por su reacción al verlo. Sin embargo, se sintió tan bien al notar que simplemente estaba durmiendo, arrugando la nariz y el entrecejo como si algo le molestase. Al mismo tiempo rodó sobre la cama para quedar mirando hacia él.

—Te amo —susurró con la sonrisa en la cara y las lágrimas cayendo nuevamente por sus mejillas.

—Yo también te amo.

Parpadeó aturdido y vio como el rostro del otro se relajó por completo. Tuvo intención de acariciarlo, pensando que quizás estaba cansado y dormiría, pero se encontró de lleno con sus ojos grandes y brillantes. Al parecer el otro no fue consciente de que estaba ahí porque soltó un grito ahogado cuando lo reconoció y se enderezó sobre la cama de un salto. Él se puso de pie también y se quedó ahí, inseguro de qué hacer.

—¿Cómo te sientes? —preguntó con suavidad, ligeramente nervioso de que lo echase de nuevo cuando aún tenía una especie de lista interminable con cosas por hacer que le envió LuHan.

—¿Qué haces aquí? —El rubio miró a su alrededor y reparó recién en la caja de las jeringas—. ¿Tú me inyectaste? —Asintió y el otro abrió la boca, sorprendido.

—LuHan llamó y me ayudó.

—¿LuHan?

Volvió a asentir y se sintió tan inseguro, pero lleno de amor a la vez porque BaekHyun hacía muecas de extrañeza que lo hacían ver adorable.

—¿Mi celular?

—Toma —rápidamente se lo tendió y se acuclilló para evitar que el otro mirase hacia arriba—. Lo tomé para hablar con él. Disculpa.

—No te preocupes —susurró el otro algo desconfiado y apoyó la espalda contra el respaldo de la cama—. Gracias. —Asintió y apretó los labios para no sonreír, temeroso de que BaekHyun lo echase luego de ver que las cosas estaban mejor—. Puedes irte. Estaré bien.

—Aún me faltan cosas por hacer.

—¿Aún? —preguntó extrañado el otro y él asintió.

—Primero debes ducharte.

—Ah... —El chico hizo una mueca y suspiró, pero acabó haciendo a un lado el único cobertor que lo tapaba —. ¿Te molesta si pides algo para comer? Tengo hambre.

—Está lista la comida —susurró, aunque no se concentró mucho en lo que dijo porque su atención se fue por completo hacia el otro para ayudarlo a levantarse. El chico recién pareció darse cuenta de su desnudes porque tiró las sábanas e intentó cubrirse ya de pie.

—¿Sí? —preguntó el rubio avergonzado y él se fijó en sus ojos, perdiéndose por completo.

—¿Puedo besarte?

—¿Ah?

No quiso cagarla, así que solo sonrió por lo bajo al notar lo nervioso que pareció el otro—. Vamos. Te ayudaré a bañarte.

—No es necesario.

—Solo vamos.

A pesar de que el contrario siguió con el ceño fruncido no se opuso a dejarse llevar. Ambos llegaron al baño y luego de que le pidiese que probase la temperatura BaekHyun se hundió en el agua, metiéndose en el espacio con cierto nerviosismo y placer. ChanYeol solo sonrió feliz al verlo cómodo.

—Iré a hacer la cama. —Le dejó una suave caricia sobre la frente y en respuesta no recibió nada más se una mirada que no logró descifrar, por lo que supuso que el mismo BaekHyun se debatía con qué sentir en ese momento.

Se demoró un poco con la dichosa cama porque era inmensa y debía cambiar las sábanas, pero se las arregló para hacerlo rápido. Estaba preocupado porque BaekHyun seguía en el baño. No obstante, cuando llegó solo se lo encontró reposando en el sitio con la mirada en el techo. A juzgar por la espuma en la superficie se lavó el pelo y hasta parecía estar relajándose más que nada.

—¿Cómo te sientes? —preguntó con cuidado, temeroso de asustarlo.

Lentamente se acuclilló a un lado de la tina con la intención de estar cerca del chico y no intimidarlo desde la altura. Recibió un rápido vistazo de su parte con ojos brillantes y casi anhelantes, ChanYeol no lo razonó, pero supo de inmediato qué quería. Sin dudarlo acarició al contrario con cuidado, haciendo que este ladease la cabeza en su dirección, quizás en busca de más cariño y eso lo reconfortó de forma inmediata.

—¿Qué más tengo que saber de ti que aún no sé, cariño?

Para su sorpresa su pregunta conmovió al contrario de forma sorprendente porque aguantó tres segundos con los labios apretados antes de ponerse a llorar y él se preocupó tanto, sintió tanta tristeza al ver al otro hecho pedazos que nuevamente se sintió como la mismísima mierda y se dijo a sí mismo que no volvería a hacer sentir a alguien jamás así. Tal cual como dijo su madre, se convirtió en el bastardo rompe-corazones cuando solamente era otro idiota intentando salvar el suyo propio. Recordó a YiXing también y a su revista contemporánea de masculinidades. Por un pequeño lapso de tiempo se preguntó si él se halló justificado por herir a BaekHyun y si este, a su vez, también pensó lo mismo al esquivarlo todo ese tiempo, hundiéndolo en la mismísima mierda.

—Vamos a la cama. —Con una sonrisa se puso de pie y alcanzó la toalla que preparó para ayudar al contrario a ponerse de pie.

Así como en un pasado, no dejó que el rubio pusiese los pies en el suelo y sencillamente lo afirmó entre sus brazos para dirigirse así hacia la habitación.

—¡Yeol!

Sonrió al escuchar su nombre con aquel tono tan cómico y besó la sien del contrario cuando lo bajó, poniéndolo sobre la cama como si realmente fuese un niño pequeño.

—¿Tienes frío? —BaekHyun negó—. Entonces ponte la ropa que está a los pies de la cama. Iré a traer la cena.

—ChanYeol —Se giró al escuchar su nombre a sus espaldas y, sorpresivamente, vio una sonrisa—, mi beso.

Sin dudarlo llegó hasta el otro para tomarlo por la cintura y apegarlo hacia él, hundiéndose finalmente en esa boca como tanto le gustaba, haciéndolo gemir por la imprevista y húmeda intromisión.

Cuando los brazos ajenos se enrollaron alrededor de su cuello se sintió en la confianza suficiente como para ponerse a flotar, a vagar lejos, donde las sensaciones abrasadoras lo consumieron y lo hicieron olvidarse que a tan solo uno minutos estuvo enterrando la aguja sobre el muslo que en ese momento estaba tocando, acariciando y, luego de unos pocos minutos, lamiendo.

Lo extraño con una locura enfermiza y se sintió totalmente en casa cuando el otro le abrió las piernas para dejar que se metiese entre ellas. Le gustó, lo amó y lo atesoró.

Los gemidos sonaron profundos y todo se volvió aún más hondo cuando BaekHyun, de tan solo un manotazo, apagó la luz de la habitación, dejándolos solo con la iluminación tenue que provenía del baño en el que alguna vez estuvieron. De seguro debió preocuparse por el costo de la luz y sus buenos modales, pero en ese momento el cuello del cuerpo pálido supo tan bien, dulce por el reciente baño y lo que pareció ser un jabón natural de arándanos.

Se enamoró, maldición. Se enamoró y se sentía tan a gusto al saber que lo tenía contra él, que ya no había vergüenza, ganas de huir ni de resguardar su corazón porque estaba seguro que mientras fuese así y con él podía seguir amando por todo lo que le restase de vida.

Quiso hacerle saber todo lo que sentía, quiso decirle que no era tan menudo, pálido y delgado como creyó en un inicio. Quiso repetirle que era para sus brazos, para estar en su cama, para comer en su misma mesa. Quiso besarlo y hundirse en él solamente para complacerlo y hacerlo feliz. Quiso... Anheló que lo tomase en serio, que creyese en él, en sus caricias ligeras y electrizantes, en su garganta queriendo soltar sollozos de pura satisfacción. Deseó que escuchase su corazón y en un punto se dio cuenta que no sacaba nada con desear, querer y anhelar si todo iba a estar dentro de su cabeza, en su mente.

—Te amo —le dijo fuerte contra el oído y con cuidado se posicionó para entrar lentamente en él, teniendo las uñas contra su espalda, marcando huella en su piel física, así mismo como lo hacía sobre la tela traslúcida y efímera que era su vida en ese hemisferio—. Te amo hasta el cansancio, Byun BaekHyun.

Esperó que las cosas fuesen divertidas, placenteras y salvajes como siempre lo fueron, pero realmente no quiso, mierda. Sus codos se anclaron sobre la cama por arriba de los hombros del rubio para quedarse ahí un rato, aún hundido en el cuerpo apretado del otro mientras le besaba el cuello y movía las cadera, sintiendo como las paredes se contraían a su alrededor y hacía que su cabeza diera vueltas, totalmente mareado y excitado, drogado por el sudor que estaba empezando a desprender el contrario entre sus anchos brazos.

—Te amo —volvió a susurrar y procedió a salir con lentitud para luego entrar de un solo viaje, haciendo que su amante se arquease ante él y gimiese fuerte en su oído, aún con la cara enterrada en su cuello—. No sabía que estuve haciéndote el amor todo ese tiempo, BaekHyun.

—¿Ah?

Sonrió al escuchar respuesta y se apoyó sobre sus palmas abiertas para alzarse ligeramente. Se mantuvo apegado al contrario aún así, toqueteando su ombligo con el ajeno, prosiguiendo con los movimientos circulares, siendo contrapuestos por los de BaekHyun, quien meneó las caderas hacia los lados, haciéndolo resoplar.

—Te estuve haciendo el amor todo este tiempo —repitió despacio, con un hilo de voz y los ojos fijos en los brillantes que eran los otros—. No me di cuenta hasta ahora.

—¿Sí? —indagó el contrario con cuidado, aunque no se le fue difícil darse cuenta que no estaba realmente dudoso al respecto, sino que solo quería escucharlo nuevamente de entre sus labios y eso lo hizo sonreír ampliamente.

—Sí, Baek. Maldición. Qué tonto es a veces el ser humano, ¿no crees? —se encontró con los ojos intensos del otro y de repente todo se nubló, todo se vio líquido, difuminado, como si mirase detrás de un cristal empañado—. Si llegas a decidir que no quieres más, que te quieres ir o me quieres dejar... Aun así estaré infinitamente agradecido por dejarme amarte y enseñarme lo que es realmente esto.

Conmovido por sus propias palabras se enterró nuevamente en el cuello del otro y besó con suavidad, con amor y dulzura, recordándole que lo tenía en el mismísimo cielo, que podría morir ahí mismo y que que se sentiría jodidamente satisfecho porque tuvo a BaekHyun entre sus brazos, dejándose amar por su corazón roto, lleno de heridas, fallos y costras punzantes, pero lo dejó, maldición, a él por sobre todos y los demás podían joderse. Él ya se podía dar por satisfecho.

—Te amo, ChanYeol.

Sonrió feliz hasta desbordar y se encontró con la boca ajena para besarlo a profundidad, moviendo las caderas con más ímpetu contra la entrada del otro y se movió gustoso, sintiéndose cómodo como siempre lo estuvo con BaekHyun.

Salió y entró un sinfín de veces mientras el otro gemía bajo él y le buscaba las alas por debajo de la piel sudada, entrecruzaba sus dedos con los suyos y emprendían así una nueva coreografía obscena a la que una vez aludió junto a una guitarra eléctrica de un costo abusivo, con el corazón martillándole dentro del pecho, peligrando en huir, en rendirse porque el sentimiento parecía estar llevándolo a una auto-intoxicación, como si fuese un mecanismo de defensa anímico y limitante, poniéndolo entre la encrucijada de morir o aprender a amar.

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Espero que les haya gustado este capítulo. Yo lo disfruté mucho. 🙈⭐️

Ya el próximo es el final. Lamentablemente no tengo nada nuevo que traerles porque me estoy forzando a corregir. 😅💔

De igual forma, me gustaría saber cómo les gustaría que fuese el próximo Especial K. Aún quedan dos que les debo. 😏

Muchas gracias por leer, votar y comentar.
Saludos y besos, Ary. ♥️

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