Capítulo 15- ¡Vivan los novios!

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Nam's pov

- Hyung, ya he llamado y me han dicho que todo está bien en la cocina.

- Uff menos mal, ya pensaba que iba a tener que intervenir en plena boda. - Tae Il suspiró aliviado, posicionando una mano en su pecho.

Era finalmente el día que todos estaban esperando, y por ello, mi Hyung estaba súper nervioso, intentando tenerlo todo controlado, y comprobando el orden de las cosas cada cinco segundos.

Con solo deciros que se había cambiado de gafas ocho veces, porque no sabía cuál de todas le sentaban mejor con el traje.

¡¡Y encima quería cocinar!!

Había entrado en crisis, ya que él mismo quería responsabilizarse del menú, o en su defecto, dejar a los chicos del restaurante de encargados, pero a la vez también quería que todos asistieran a la ceremonia sin tener presión laboral, así que en su cabeza se estaba desarrollando un conflicto de la magnitud de la segunda guerra mundial... Dicho por él mismo.

Al final Jiho logró convencerle y terminó contratando a un equipo de catering que le habían recomendado, cuyo jefe había estudiado con él en la universidad o algo así, y por ello le tenía confianza.

Yo llevaba todo el día ayudándole en todo lo posible. Básicamente me dedicaba a calmarle cada vez que sus nervios se disparaban, ya sabéis, darle la típica charla motivacional o prepararle una manzanilla de vez en cuando.

¿La razón?

Pues que yo, al igual que Jin, también iba a ser uno de los padrinos.

Y hablando de Jin...

No tenía ni puta idea de cómo iba a actuar cuando le viera, me ponía inquieto de solo pensarlo.

Yo conocía bien a la princesa.

Sabía que recibir tanta atención y tantas muestras de afecto por mi parte le harían comerse la cabeza, por eso hablé con Yoongi. Con tal de no poner tanta carga emocional sobre sus hombros, yo actuaría a las sombras, haría lo mejor para él, pero sin que lo supiera.

Justo como aquella vez...

Al fin y al cabo, tal como le dije, yo solo tenía en cuenta su bienestar.

ChanYeol me puso los pies en la tierra.
Jin era una nueva persona ahora, ya había pasado página, no tenía caso que yo interfiriera guiándome por mis propios sentimientos. Sin embargo, no pude impedir que mi corazón latiera fuerte cuando esas palabras salieron de sus labios:

"Tú no me molestas, así que por favor, no me evites"

Os juro que si le hubiese tenido delante, nada hubiera impedido que estampara mi boca contra la suya.

Joder... Que ganas de probarle, de saborearle otra vez. El hecho de tenerle tan cerca, pero a la vez tan lejos, era igual de horrible que el sentimiento que despierta en un adicto cuando tiene a su heroína delante pero no la puede consumir.

Abrumador.

Desgarrador.

Simplemente doloroso.

- ¿Namjoon, podrías irte tú antes?

- ¿Cómo?

- Sí, vete antes por favor, y así le dices a Jiho que todo está bien, seguro que está volviendo loco a quien quiera que esté a acompañándole.

- ¿Me pides que me vaya por eso, o porque quieres que revise personalmente cómo va lo del banquete?- Le pregunté alzando una ceja, y él ofreció una sonrisita nerviosa, apartando la mirada.

- Bueno... Igual eso tiene que ver un pelín - Hizo un gesto con la mano, acercando su dedo índice al pulgar, pero sin llegar a juntarlos.

- De verdad Hyung, no tienes remedio - Negué con la cabeza, resignado, pues era imposible entrar en razón con él.

- Venga Nam, porfis - Formó un puchero con sus labios, y juntó sus palmas, a modo de súplica.

Tae Il, con sus treinta y tres años, tenía la sorprendente capacidad de resultar más adorable que un niño pequeño, y eso, sumado al hecho de que llevaba un minitraje, debido a su baja estatura, más una pajarita de color rojo, le daban el aspecto de un juguetito, lo cual consiguió apachurrar mi corazón.

- Vale, vale, está bien - Me encogí de hombros, de todas formas me daba lo mismo ir antes o llegar con él. - Pero por favor, estate tranquilo los 40 minutos de quedan. - Le dije, usando el tono de voz clásico que ponen las madres cuando te advierten de algo que no debes hacer, y él, correspondiendo a su papel de hijo, asintió repetidas veces, sonriendo sin mostrar los dientes. - Entonces me marcho.

- Ten cuidado por ahí.

Tras haberme despedido, bajé del departamento del pelinegro, y luego de montarme en el auto, di inicio a un viaje de aproximadamente 20 minutos hasta la casa de los padres del castaño idiota.

Hasta el sol de hoy, me sigo preguntando cómo cojones semejante criatura pudo conquistar a mi adorable Hyung...

La única opción lógica que se me ocurre es que le hizo un amarre o le dio agua de calzón.

Pero en fin, en lo que estábamos.

Nada más llegar me quedé impactado con el pedazo de palacio que estaban frente a mis ojos. Nunca me había pasado por ahí. Obviamente, había ido a casa de Jiho, pero la de sus padres me resultaba un misterio, y si me guiaba de la actitud que él mismo mostraba, nunca hubiese imaginado que estaba forrado.

Era una persona humilde, algo bueno a su favor.

Después de superar mi trance, y de salir de mi mundo de "¿Por qué cojones la vivienda de esta familia es más grande que mi empresa?", me dispuse a entrar a la edificación. Inmediatamente, y a sabiendas de que el tatuado estaba al llamar en cualquier momento, lo primero que hice fue pasarme por la sección culinaria.

Justo como me habían dicho antes, todo estaba marchando en orden, y eso mismo le hice saber al bajito, a pesar de que sabía que no me creería hasta que lo viera él mismo.

Iba a salir al patio trasero, donde estaban todos los invitados, pero antes de eso, decidí ir un segundo al baño a cumplir con mis necesidades primarias...

Es decir, que me estaba haciendo pis, de hecho, tenía ganas desde que salí del piso de mi hyung, pero llevaba tanta prisa que decidí esperar a llegar a la casona.

Corrí hasta los excusados más rápido que el correcaminos, poniendo todas mis fuerzas en aguantar dos segundos más y no hacérmelo en los pantalones como un niño pequeño. Cuando por fin llegué, era tanta mi urgencia que cerré la puerta de un tirón y ni siquiera me aseguré de echar el cerrojo, simplemente saqué mi órgano reproductor y me posicioné delante del váter para dar inicio a un proceso de total liberación.

Uff, que bien se sentía.

Total, que estaba yo tan contento de la vida, orinando, con mis manos sujetando mi miembro y la cabeza echada hacia atrás con los ojos cerrados, disfrutando de tan necesario proceso liberador de desechos, cuando de repente, la entrada se abre abruptamente, haciendo que diera un pequeño brinco en mi lugar por el impacto.

Inmediatamente me volteé en dirección del invasor, dispuesto a ofrecerle todo el diccionario de ofensas que habían en mi cerebro y mandarle a freír espárragos. Pero menuda sorpresa me llevé al descubrir que quien había cortado mi expulsión de sustancias innecesarias para mi organismo, era nada más y nada menos que un precioso chico de cabello morado.

Me quedé en blanco.

Joder, evidentemente que iba a hacerlo, no me esperaba para nada que hubiese sido él, el causante de la interrupción, y mucho menos esperaba...

¡Qué se quedase mirando mi polla!

Sí sí, lo que leéis, se quedó mirando mi pene como si fuese un niño que ve un juguete en un estante: embobado.

Y yo definitivamente no sabía si sentirme halagado por su observación, molesto por su interrupción o avergonzado por haber sido tan descuidado y no haber puesto el pestillo.

- Namjoon... Lo siento... Es que tú... Y yo...- Una vez reaccionó, comenzó, o más bien intentó, disculparse con total nerviosismo, agitando una mano en el aire, pero yo apenas escuchaba lo que salía de su boca, porque al igual que él instantes antes, me quedé atontado apreciándole.

Nunca había visto a Jin usando traje.

Y si os digo la verdad, me hubiese gustado que la primera vez hubiese sido en nuestra propia boda...

Pero la vida no es color de rosa.

Estaba tan bonito con ese conjunto negro de tres piezas que me daban ganas de encerrarle junto conmigo, quitárselo y follarle justo como en el compromiso de la hermana de Soo Ha.

¿Irónico verdad?

No obstante, lo que pasé en ese estado de "Joder, mi princesa está buenísimo" fueron nanosegundos, pues una tercera presencia me hizo volver a la realidad: Yo estaba intentando orinar y el pelimorado había abierto la puerta de par en par, de tal forma, que cualquiera que pasase por ahí podía ver lo que ocurriese dentro.

Y sip, justo eso es lo que hacía una ancianita...

Joder, por su cara no me hubiese extrañado que empujara a Jin con tal de meterse y mirarme mejor.

Menuda guarra...

"Señora, usted ya tiene una edad. ¿No debería estar jugando al bingo u otra cosa en lugar de saborearse miembros de chicos jóvenes?"

Esta tercera edad... Está perdida.

- ¡¡¡Jin!!! ¡¡¡Cierra la puerta que hay personas pasando!!! - Gruñí con molestia, pero no por mi chico, sino por la mujer. Con Jin yo apenas podía enfadarme, y mucho menos en una situación así. Nop, si él quería podía quedarse viéndome todo lo que le diera la gana, es más podía incluso tocar, por mí ningún problema. Pero evidentemente eso no iba a pasar, y una vez cumplió mi orden, me di cuenta de que si antes no sabía cómo cojones hablar con él después de lo de Jackson, ahora, tras este incómodo incidente, menos que menos.

Joder, ya se me había quitado las ganas se hacer pis y todo...

Na, mentira, aún tenía y por eso me dispuse a terminar con mi objetivo inicial.

Tras hacerlo, me acomodé nuevamente la ropa y lavé mis manos rápidamente, para posteriormente salir de la habitación con el ceño fruncido, pensando aún en el descaro de la mujer.

Pero pronto mi semblante cambió al ver que mi persona favorita en el planeta, se mantenía fuera aparentemente esperando por mí.

Me puse nervioso, y ese sentimiento solo aumentó cuando vi que él no decía nada y se limitaba a mirarme de arriba a abajo, portando una mueca de inquietud, probablemente idéntica a la mía.

Y si os digo la verdad, me resultaba intimidante. No sabía qué mierda pasaba por su cabeza en ese momento, pero definitivamente no me transmitía confianza, me sentía pequeñito ante su mirada a pesar de ser algunos centímetros más alto.

Cuando no pude soportarlo más, rompí con un carraspeo ese insoportable silencio y él pegó un ligero respingo, para luego parpadear y reaccionar.

- Ehmm Jin, yo...- Intenté dar inicio a una conversación, a pesar de no tener ni puta idea de cómo hacerlo, pero tampoco hizo falta, porque él mismo decidió adelantarse a lo que fuera que yo pretendiese decir.

- Namjoon, de verdad lo siento mucho, debí haber tocado antes de entrar... Pero... no sé, se me pasó...- Murmuró apenado, apartando la vista, con su carita aún roja, y mi corazón se contrajo un poquito por lo apachurrable que se veía. Tuve que hacer uso de una fuerza sobrehumana para no morderle uno de sus colorados mofletes en ese instante.

Aclaré mi garganta nuevamente, acercando un puño a mi boca, para luego agregar:

- Descuida, ha sido mi culpa por no echar el cerrojo - Alzó la mirada y la conectó con la mía, poniéndome más nervioso si era posible, y yo solo atiné a meter mis manos en los bolsillos de mi pantalón.

- Igual, debí haber tocado...

- Entonces estamos a medias. Ha sido culpa de los dos - Respondí en un intento por nivelar la situación y lograr que esta puta incomodidad nos abandonase de una vez por todas, pero apenas lo conseguí, pues él se limitó a asentir y dar paso a que la quietud se instalara nuevamente en el ambiente, con solo el ajetreo de la celebración como música de fondo.

Lo más normal hubiese sido que saliéramos del pasillo y nos reuniéramos con el resto de personas en la terraza, pero por algún motivo, se sentía inseguro dar un paso.
Tras un corto tiempo le llamé.

- Jin.

- Sí?

- Salimos? - Cuestioné rascando mi cabeza, con un poco de inseguridad.

- Oh, sí, sí claro.

- Genial.

Y los dos comenzamos a andar como si fuésemos robots hacia la aglomeración de personas, yo mirándole de reojo, y notando que seguía igual de sonrojado.

Sin embargo antes de que pudiésemos salir...

¿Sabéis quien apareció?

La vieja.

Sí, sí, la puta vieja.

Pasó justo por delante de nosotros con tal lentitud, que terminó frenando nuestro paso. Era como si fuésemos dos autobuses esperando a que cruzaran los peatones.

Iba despacio como una tortuga, pero ese no era el problema, el problema era que detuvo su avance abruptamente, y giró su cabeza en mi dirección, conectando sus ojos con los míos, pero deslizándolos rápidamente hasta llegar a esa zona donde no daba el sol.

¡¡¡Y la muy pervertida volvió a quedarse mirándome!!!

Joder, en otras circunstancias hubiese llegado hasta a sentirme alabado, porque no todos los días una persona de la tercera se muestra abiertamente atraída hacia una parte de tu físico, pero en esta situación no podía evitar sentirme descolocado.

Cuando la fémina terminó de observar mi paquete como si tuviese rayos x en los ojos, subió nuevamente hacia mi rostro.

Su huesudo brazo fue estirándose poco a poco, llegando posicionar su puño casi frente a mi cara, para acto seguido levantar lentamente el dedo pulgar cuya uña estaba pintada de verde fluorescente.

- Estás muy bien dotado muchacho. Te felicito.

Y como si nada, bajó la mano y se fue.

Pum.

Así de sencillo.

Me quedé ido unos segundos, analizando lo que acababa de pasar, mirando el camino por el que se había ido, y llegando a la conclusión de que todo, más raro, no podía ser.

¡En mi vida había visto yo a una anciana tan loca!

Una gran señora...

- ¡¡¡Ay dios mío Namjoon!!! ¡¡¡Lo siento mucho de verdad!!! ¡¡¡Si yo no hubiese dejado la puerta abierta esa señora no te hubiese visto el... el... Bueno, tú sabes a qué me refiero!!!- Chilló con total arrepentimiento, poniendo sus manos sobre su cabeza, sacándome de mi burbuja, y yo, una vez hube procesado sus palabras, a lo único que atiné fue a reír.

Todo era demasiado absurdo como para que yo reaccionara de otra forma.

Así que, bajo su mirada de preocupación, que fue convirtiéndose en una mueca de desconcierto, empecé a descojonarme tanto, que algunas lágrimas comenzaron a salir de mis ojos.

- ¿Pero de qué te ríes? ¿Te parece normal que una vieja halague tu... tu...

- ¿Mi polla? - Acabé su frase entre risas, las cuales aumentaron más si era posible cuando se puso incluso más rojo que antes.

- ¡¡¡Pero no lo digas!!!- Exclamó con vergüenza.

Y así estuvimos unos instantes, yo carcajeándome y él peleando, pero al darse cuenta de que no tenía caso que siguiera, pues yo no iba a parar hasta dentro de un buen rato, se vio contagiado por mi propia diversión, y en unos minutos, éramos dos los que nos reíamos como idiotas, siendo vistos por todo el personal que pasaba de un lado a otro en la casa, y por algún que otro invitado que andaba por allí.

Al final el incidente no estuvo tan mal, por lo menos me sirvió para poder escuchar su preciosa risa. Sonaría absurdo, pero en esos momentos, en los que estar cerca de Jin era un milagro en sí, ese tipo de cosas lo suponían todo.

Señora vieja... Le debo una.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Una vez recuperamos el aire, finalmente llegamos a nuestro destino.

Él fue directamente a reunirse con los chicos, pero yo antes pasé a saludar a papá y al resto de conocidos que me caían bien, pues habían otros muchos que sabía quienes eran, pero que no me importaban en lo absoluto.

El caso es que, cuando hube finalizado esa tediosa tarea, seguí los pasos del pelimorado.

Yoongi, Jimin y Kook estaban todo melosos por una esquina, así que no nos hacían ni caso, y Hoseok y Taehyung discutían sobre ahorcar a una modelo o algo de eso...

No quería saber.

El caso es que ninguno de los otros cinco nos prestaba atención, así que tomé asiento al lado de Jin.

Aún estábamos ligeramente cortados, pero mucho más cómodos con la compañía mutua que minutos antes.

- ¿Y tu novio? - Pregunté apartando la vista. Realmente no quería saber nada de ese idiota, de hecho, era incluso desagradable utilizar la palabra "novio" con Jin, por lo menos cuando ese sujeto no era yo, pero tenía que tener el radar alerta por si se aparecía por algún lado.

- Oh, no ha venido hoy.

Diosito...

¿Esto es una señal?

¿Finalmente escuchaste mis plegarias y enviaste a ese hombre a Afganistán?

- Tenía un problema en el curro - Añadió, demostrándome que nop, no estaba en Afganistán, pero bueno, por lo menos no se encontraba por los alrededores tocándome las pelotas.

- Oh, ya veo...

- Sí...

Si no fuese por la multitud, juro que hubiésemos podido escuchar el sonido de los pájaros a la lejanía...

- Qué bonito ha quedado todo ¿no?

- Sí, la verdad es que la decoración está chula.

-¿Habías venido antes?

- Un par de veces, cuando salía con Jiho.

- Vaya...

Nuevamente: Silencio incómodo.

Jin estaba de piernas cruzadas y las manos sobre una de sus rodillas, observando al frente, mientras yo jugaba con una flor que era originalmente parte de la decoración de mi silla, pero que yo había terminado arrancando para tener algo con lo que canalizar mis nervios, como si fuese lo más interesante del mundo.

No sabía qué hacer, pero de lo que sí estaba seguro, era de que no iba me iba a alejar de él, mucho menos cuando se me aparecía la oportunidad de estar "solos" por lo menos unos minutos. Así que en un intento desesperado por sacar un nuevo tema de conversación, dije lo primero que me vino a la mente, a pesar de que eso mismo fuera una de las causas por las cuales me encontraba inseguro de verle.

- ¿Qué tal todo con Jackson y los chicos?

- Oh.. Son geniales. Trabajan estupendamente - Respondió con timidez, imagino que él también estuviera un poco cortado con respecto a ello.

- ¿A qué sí? Ellos fueron los encargados de arreglar todo en la discográfica.

- ¿De verdad? - Se volteó ya más interesado en la conversación. - ¿Y cuánto más o menos tardaron?

- Pues alrededor de ocho meses o algo así. Fue jodidamente rápido, teniendo en cuenta que era un edificio. Así que lo tuyo imagino que en unos cinco meses quede listo.

- Eso mismo he pensado yo. Estoy impaciente - Ofreció una pequeña sonrisita. - Oye Namjoon, sé que te lo he dicho antes, pero gracias, de verdad. No sabes lo que me has ayudado. - Su voz se notaba súper sincera, pero aunque no hubiese hablado yo ya sabía que él lo decía en serio. Le conocía lo suficiente como para saber que más agradecido no podía ser... Una de las 1001 razones por las que le amaba tanto.

- No pasa nada hombre. Siempre y cuando se pueda ayudar... - Me encogí de hombros, restándole importancia como si no fuera la gran cosa.

- Oye una preguntita... Si ellos trabajaron para tu empresa. ¿Por qué Jackson no conocía a Yoongi? - Inclinó la cabeza, como si fuese un infante curioso.

- Yoon y yo llegamos a un acuerdo. Yo me quedaría encargado de supervisar lo de la construcción y él llevaría la publicidad. - Una vez comprendió formó una "o" con sus labios. - Así que técnicamente yo sé todo sobre tirar y levantar paredes, pero no tengo ni puta idea de material publicitario. - Rió un poco por lo bajo.

- Ya veo. ¿Cómo conociste a Jackson?

- Fue hace como cuatro años o algo así. Resulta que su madre es muy amiga de Soo Ha, y le vi por primera vez en una cena a la que mi padre me forzó a ir con su familia - Rodé los ojos ante el recuerdo, haciendo que Jin posara una expresión de diversión en su rostro - Resulta que él también fue obligado, así que pasamos toda la noche despotricando acerca de cómo nuestros padres nos seguían mandando como si fuéramos niños pequeños. - Esta vez se carcajeó un poco más alto, haciendo que una sonrisa se formara en mis labios.- Pero bueno, ahora que lo pienso menos mal que fui, hice un buen amigo ese día.

- ¿También conoces a Mark no?

- Mark también fue a aquella cena.

- ¿De verdad?- Se mostraba extrañamente asombrado e interesado con el tema. Jin nunca lo admitiría en voz alta, pero era un cotilla de primera. Apoyó un codo sobre el espaldar de la silla, y elevó su antebrazo, de tal forma que dejó descansar se mejilla sobre la palma de su mano. Yo asentí.

- Lo que no hablamos mucho. De hecho, él se pasó toda la estancia recostado en el hombro de Jack en un sofá y jugueteando con su móvil.

- No sé por qué eso me suena a algo muy típico de él. - contestó como si fuese una suposición de la cual no tenía duda.

- Él es un tío así. Si te digo la verdad al principio me cayó un poco mal. Era sarcástico hasta irse de lado.

- Lo sigue siendo. - Añadió y yo ejecuté un asentimiento nuevamente.

- Pero bueno, supongo que eso es parte de su encanto, al final me terminó cayendo bien y todo.

- A mí me cae genial - Dijo.

- Es una buena persona, solo hay que conocerle bien.- Era en serio, el azabache era muy parecido a Yoongi en algunos aspectos. En primera instancia su actitud era ciertamente desconcertante pero al final le terminabas pillando la gracia.

- Pero vaya... Llevan más de cuatro años juntos - Afirmó usando ese tono de voz que denota cuán impactante es una noticia.

- ¿Solo cuatro? Que ingenuo eres Jin - Comencé a negar suavemente con la cabeza, denotando autosuficiencia.

- ¿Cuánto entonces? ¿Cinco?

- Frío frío - Contesté divertido.

- ¿Seis? - Volví a negar. No sé en qué momento fue, pero el ambiente había expulsado cualquier tipo de tensión y ahora los dos nos lo pasábamos francamente bien - ¡Pero dímelo de una vez! ¡No me dejes en esta intriga hombre de dios!- Exclamó teatralmente, sacudiéndose el flequillo de la frente.

- Pues imagínate que están juntos desde preparatoria. - Abrió tan grande los ojos que pensé que se le saldrían. Jin era de un dramático... Joder, como me gustaba cuando hacía cosas así de exageradas. - Se hicieron novios cuando Jackson tenía 17, y tiene mi edad, así que ya son más de 11 años.

- ¿QUÉ? - Chilló, y yo reprimí una risa por lo anonadado que se veía. Dejó de lado su pose cómoda y se volvió a sentar normal, sin recostarse en la silla. - Oh claro, por eso Mark dijo que pronto sería Wang o algo de eso - Dio con un puño sobre su palma una vez hubo llegado a esa conclusión, y yo asentí, demostrándole que su teoría era correcta. - ¿Sabes para cuándo es la boda?

- Ni idea, pero imagino que sea para el año que viene.

- Vaya... - Se desplomó, apoyando su espalda sobre la banca y volteó su vista al frente, para observar a Jiho, quien se encontraba hablando con Youngjae. - Todos están haciendo su vida... - Comentó con lo que interpreté como tristeza, sin embargo, no entendía la razón.

Aunque me doliera el pecho de solo pensarlo, yo sabía que era muy probable que en poco tiempo él asentara su vida con ChanYeol, no tan pronto, pero tal vez en un par de años, cuando su restaurante marchara bien y ya tuviera más estabilidad.

Y también sabía que yo sería todo lo contrario. Si no era con él, no me casaría, ya había terminado por asimilarlo. Nunca me gustó el prototipo de tener una gran casa, con dos niños y un perro, pero si la persona que me ayudara a formar esta imagen fuera él, entonces me parecería una idea preciosa.

Pero esta era la puta realidad.

Joder, que asco.

Estuvimos unos instantes en silencio, viendo hacia el frente como uno de los futuros esposos acosaba al cocinero castaño y este intentaba calmarle, acompañado por su novio que se limitaba a observar la escena como si odiara la vida, para segundos después, ponerse de pie y marcharse de ahí, dejando a los otros dos en su mundo.

De repente Jin devolvió su vista a mi persona, y se enfocó en mi cara, pero después la fue bajando poco a poco hasta...

¡Ay madre! ¡Que se va a quedar mirándome la polla otra vez!

Pensé, temiendo que su vista se enfocara en mi miembro cubierto por mi ropa interior y mis pantalones, pero pronto me di cuenta de cuán guarro fue ese pensamiento, pues la princesa simplemente se quedó observando mis manos.

- ¡Oh Dios mío Namjoon! ¡Lo has roto! - Me reprendió, dejándome un momento  descolocado, pero pronto me di cuenta de que se refería al adorno floral que aún estaba sosteniendo. -¿Pero cómo puedes ser tan torpe? Las sillas tan bonitas con sus ramilletes, y vas tú, y los zafas. - "Perdoname, lo he hecho porque me pones nervioso y no sabía qué mierda hacer para controlar la ansiedad" Evidentemente no podía decirle eso, así que tras abrir la boca en un intento por soltar algo, y ver que las palabras no salían, la volví a cerrar y tomé la decisión de que quedarme calladito era la mejor opción. - De verdad, un día de estos vas a poner en peligro a la raza humana con alguna de tus tonterías - Comentó con frustración, exagerando el asunto como era costumbre viniendo de él, y sacándome una de mis clásicas sonrisas bobas que solo mi princesa podía provocarme.

Se acercó a mí, inclinándose un poco y me tomó de la muñeca derecha con suma naturalidad, sin ser consciente de que, a pesar de que yo me esforzara por aparentar lo contrario, en mi interior estaba teniendo lugar una explosión de fuegos artificiales.

El caso es que solo quería tomar el elemento decorativo, pero cuando alzó la cabeza, terminamos dándonos
Cuenta de que estábamos mucho más cerca de lo previsto.

Supuse que se apartaría inmediatamente.

¿Pero sabéis que pasó?

Ninguno de los dos nos movimos ni un centímetro.

Y yo lo sentí, sentí esa corriente eléctrica que durante un tiempo, fue tan típica en mi día a día, y que ahora jodidamente extrañaba.

Él me miró a los ojos, con una de sus palmas aún en mi muñeca, quemando con su tacto la piel bajo sus dedos, y con la otra sosteniendo una parte del objeto de la discordia, porque la otra seguía entre mis dígitos, cuyas puntas rozaban ligeramente con las suyas.

Tragó duro, justo como yo, sin embargo, no se alejó.

Tantas cosas me hubieran gustado decirle en ese momento, pero ni una oración brotaba de mis labios. Aunque de todos modos, no hacía falta, porque de una forma u otra, yo sabía que mis ojos expresaban todo lo que yo quería vocalizar.

Nostalgia.

Cariño.

Amor.

Y como si de verdad hubiese entendido mi mensaje, su vista bajó hasta mis labios, haciendo que yo repitiera la misma acción.

Mierda.

Lucían tan grandes, tan rosaditos, tan apetecibles que solo me faltaron milésimas de segundo para atrapar entre mis dientes uno de sus esponjosos belfos, terminado así con esta maldita tortura que llevaba experimentando por más de cinco años.

Hubiese sido, pero no llegó, porque en ese instante, Jaebum, justo como hacía en el restaurante, gritó a todo pulmón:

-¡¡¡¡ YA VIENE EL NOVIOOOO!!!!

Producto al escándalo, los dos reaccionamos rápidamente, separándonos y posicionándonos a una distancia prudente, donde él no corriera peligro de ser comido por mí.

Los mofletes del pelimorado se tiñieron de un leve carmín, pero al empezar la marcha nupcial, ninguno de los dos pudimos siquiera hablar de lo que acababa de suceder, y francamente, tampoco queríamos.

Porque en ese momento me di cuenta de que muy en el fondo, Jin aún sentía algo, y ninguna negación por su parte me haría cambiar de opinión.

Así que nos limitamos a ponernos en nuestras posiciones como padrinos y observar como Tae Il entraba en escena, dando inicio a un largo proceso de unión conyugal.

- ¡¡¡SÍ QUIERO!!!

O bueno, no tan largo, porque el pelinegro no había dado siquiera dos pasos por el camino que le llevaría al altar, cuando Jiho salió corriendo en su búsqueda, y ahí, delante de todos, a mitad de alfombra, le separó de su madre, quien venía avanzando con él, y le tomó de las caderas, levantádole del suelo y besándole fuertemente en los labios.

El bajito tardó un pelín en reaccionar, pero al parecer no le importó en absoluto el hecho de que su prometido se hubiese saltado el orden lógico de la ceremonia, pues enganchó sus piernas a su cintura y posó sus antebrazos sobre sus hombros, correspondiendo inmediatamente al ardiente beso que le ofrecía el menor.

No sé por qué me sorprendía.

Siendo la boda de esos dos, era obvio que no iba a ser normal.

Holis
En primer lugar, espero que os haya gustado, es un poco largo pero no sé, a mí me pareció bien.
Ahora mismo voy a publicar un apartado dando una explicación sobre mi tardanza y cosas relacionadas, que realmente me gustaría que leyeseis
Un bezaso 😘😘😘

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro