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Esta canción se siente como si Ji Woon se la hubiera compuesto a Eun Yeong😭.
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Mi celular no paraba de sonar. Mensaje tras mensaje. Una y otra vez el tono de llamada. No quiero saber de nadie. No quiero tomar mi celular y leer todas las cosas que pueden hacerme sentir peor.

Aún no se como me mantengo despierta, como mis ojos siguen abiertos. Llevo días sin dormir o comer. Solo tomando agua. Mi cuerpo exige alimentos, pero mis ganas de caminar y atenderme son nulas. Apenas y voy al baño para hacer mis necesidades. Tampoco me he duchado, sigo con el mismo pijama de aquella noche.

Las lágrimas habían parado, los mocos no. No tengo idea de si aún tengo voz ya que solo me escucho cuando suelto gritos en medio de la madrugada.

Mi puerta no para de ser tocada, no he abierto. No sé si sean los vecinos que quieren quejarse, o si sea él, o la policía para verificar si sigo viva ya que no me he presentado más en la base. Y me da igual, es preferible que piensen que estoy muerta a que me vean en este estado de depresión.

He tratado de pensar lo menos posible en lo sucedido. Me he querido mantener ocupada, pero no tengo nada que hacer en estas cuatro paredes. Cuando pienso que estoy preparada para salir, me vuelve a dar pereza y termino acostada en mi cama abrazando mis piernas.

Mi celular paró de sonar y en ese mismo instante escuché un estruendo en la sala. Debería levantarme corriendo, ver si es un ladrón o algo por el estilo, pero me dio igual. Con pesar tomé la pistola que estaba bajo la cama. Es ilegal tener armas, pero yo soy militar, es parte de mi trabajo. Apunté hacia la puerta esperando al ladrón. Me da igual que se lleve todas mis pertenecías, mientras no me moleste a mí todo está bien.

—¡¿Ri Eun Yeong?!—gritaron a lo lejos. Era una voz de hombre que en mi vida había escuchado.

—¡Déjame pasar!

—Señorita no puede pasar, no sabemos quien puede estar ahí dentro.

—¡Estoy en el ejercito desde los 18! ¡Yo estoy más apta para protegerte a ti que tú a mí!—esa voz si la conocía. Le puse el seguro al arma y la dejé a mi lado en la cama. Me daba igual que fuera ella, no pienso pararme—. ¡Eun Yeong!—grita cuando se paró frente a la puerta, no respondí. Corrió hacia mí, y en una posición incómoda, me abrazó—. Creímos que estabas siendo torturada. No respondías a mis mensajes o llamadas. Llevó dos días llamando a tu puerta y no respondías—me quedé estática sin tocarla—. Tus vecinos dijeron que escucharon sonidos raros.

Por encima de su hombro vi a un policía aparecer.

—¿Todo bien?—preguntó y mi amiga se separó de mí para asentir—. ¿Segura?—dudó al ver mi estado.

—Segura—le sonríe haciendo que él se tranquilice.

—Entonces le diré al chico que puede pasar—fruncí el entrecejo sin entender. ¿Qué chico? ¿Lo trajo a mi casa? No, es mi mejor amiga, no me haría eso.

—Dígale que está todo bien y que puede irse—mi amiga habló rápido antes de que ese hombre desapareciera de mi vista.

—Vale—se fue sin decir nada más.

—No puedo creer que estés así por lo de ese estúpido.

—¿Qué chico es?—nos sorprendimos al escuchar mi voz ronca.

—¿Cuánto has gritado? Debe ser mucho para no tener casi voz—la ignoré.

—¿Qué chico?

—Con el que salí hace dos días. Sabes que tenía una cita—dice como si nada—. ¿Me dirás que sucedió cuando te enteraste?

—¿Alguien te ha dicho algo sobre él?—Ji Woon suelta un suspiro.

—JungKook dice que lleva dos días tratando a todos como animales. Y no deja que nadie lo felicite por el embarazo.

—Tal vez es verdad que no la quiere—susurro y mis ojos comenzaron a aguarse por estar cambiando de opinión. No quiero cambiar de opinión sobre él. Lo quiero lo más lejos posible de mí.

—No la querrá, pero estuvo lo suficiente con ella como para hacerle un hijo.

—¿Debo perdonarle?

—¡No!—grita como si mi pregunta fuera una absoluta locura.

Lo es.

Sé que duele como el infierno, pero no puedes dejar que te mate. No dejes que te siga rompiendo el corazón. Tú eres fuerte.

—Me cansé de que crean que soy fuerte—estaba casi sin voz, a penas se me escuchaba.

—Lo superarás, y finalmente le pondrás fin a esta relación tan tóxica que tienes con ese chico. ¿O acaso quieres volver con él después de todo?—me quedé pensándolo.

La verdad no había nada que pensar. Estos tres días aclaré mis pensamientos y a pesar de no estar de acuerdo con muchas de las decisiones que iba a tomar de aquí en adelante, eran las mejores para mí.

Debía recuperarme de todo y estando en un ambiente así jamás mejoraría. Debo cerrar este ciclo y dejar de sufrir por rupturas de relaciones inexistentes. Voy a recuperar mi orgullo y mis principios. No volveré a dejarme ver como una tonta, no rogaría mas por el amor de un chico y mucho menos caería ante su labia barata.

Kim Nam Joon marcó un antes y un después en mi vida, siempre lo diré. Y esta vez el cambio fue para bien, para abrirme los ojos. Todo eso lo tenía claro, pero aún así no me sentía mejor.

—Vamos a que te bañes, tu mal olor se siente desde la puerta del edificio—me toma del brazo y comienza a jalar.

—No quiero—protesto como niña chiquita.

—No puedes quedarte en la cama—sigue intentando levantarme. Me solté de su agarre y por la fuerza que ella estaba haciendo se terminó cayendo de culo al suelo. Eso casi me hace reír. Me miró mal y sacó el dedo del medio.

—Déjame aquí tranquila—suplico con la mirada.

Ignoró mis súplicas y me tomó esta vez de las piernas. Comenzó a jalarme y ni siquiera protesté cuando caí al suelo. Ella siguió tirando de mí hasta que me dejó acostada sobre el suelo del baño.

—Espero no tener que bañarte también—rodé los ojos y gateé hasta la ducha. Cuando mi amiga salió, comencé a quitarme la ropa aún sentada sobre el suelo. Era muy incómodo quitarme el short así que lo dejé puesto y abrí la llave. Todo me daba absolutamente igual.

Luego de unos segundos bajo la ducha me desperté un poco así que decidí bañarme como debía. No quería aceptarlo, pero ya estaba asqueada de mi olor.

No tenía ropa limpia en el baño, así que tomé una toalla y me envolví con ella. De solo abrir la puerta el olor de comida inundó mis fosas nasales.

—Supuse que no has comido mucho estos días.

Nada, en realidad.

Huele delicioso—digo y tomó asiento frente a la isla.

—Es ramen, no hay forma de hacerlo mal—ríe. Dejó un plato lleno de comida frente a mí—. Quiero que lo dejes limpiecito. Que no haya necesidad de fregarlo—la miré con fastidio y comencé a devorar lo que tenía enfrente—. Voy a recoger un poco mientras—asentí sin prestarle atención. Esto sabía a gloria.

No entiendo como las personas hacen huelgas de casi un mes. Si yo estaba una hora más sin comer me iba a morir. Veía a Ji Woon caminar de un lado a otro recogiendo el chiquero que tenía por casa. Aún estaban las velas derretidas. Incluso tuvo que recoger el consolador con guantes, casi rio por eso.

Dejé el plato en el fregadero y mi intensión era fregarlo después, mi amiga se me adelantó. ¿Desde cuándo es tan recogida? Dejé que siguiera con su trabajo para ir a vestirme decente. Una vez lista, salí y me dejé caer sobre el sofá.

—¿Lista para hablar?—pregunta dejándose caer a mi lado.

—Ví la publicación y comenzamos a discutir—solo eso digo. No podía mirarla a los ojos.

—¿Algo más?

—Se atrevió a decir que no era suyo.

—Imbécil—susurra, pero logro escucharla.

—Casi me jura su amor justo después de decir que se acostó con ella. Sabrá Dios cuantas veces se revolcaron en su cama—reí dándome cuenta de lo estúpida que fui—. Vivían juntos, estaban casados, claro que no mantenían solo una relación de antiguos amantes—negué con la cabeza una y otra vez—. Yo siempre le creí sin dudar de sus palabras, excusas más bien.

—No es tu culpa.

—Sí lo es—acepto y las gotas de aguas comenzaron a caer. Se sentía extraño volver a llorar. No entiendo como no me he secado aún. Mis lágrimas deberían estar agotadas—. Yo debí parar lo nuestro hace mucho tiempo.

—No tienes la culpa de que él sea un asqueroso.

—Pero tengo la culpa de caer en sus encantos—limpio mi rostro con rudeza.

—Deja de culparte—me jala de mi brazo para darme un abrazo. Me separé sin siquiera corresponderle su muestra de cariño.

—Voy a pedir la baja. Voy a dejar el ejercito—digo segura de mi decisión.

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