•XVIII•

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Sus pasos apresurados hablaban por ella, pasó por el lado de su amiga chocando su hombro ligeramente pero esta ni siquiera se inmutó, prácticamente la ignoró.

Al salir del lugar sintió el frío, aquella fiesta no había sido nada más que una perdida de tiempo, había ido ahí mayormente para hablar con Myke sobre lo que había pasado pero, ¿que ganó? Nada. Insultos, rechazo y un beso.

—¿Quieres que te lleve hermosa? —Una voz tras ella habló y sonrió ligeramente.

—Hola Jonathan —Su cuerpo miró el moreno en su frente.

—Te ves... Wow —Un pequeño sonrojo subió por sus mejillas, alguien de forma no tan directa le dijo que se veía hermosa esa noche. En ese momento se enteró que se pusiera lo que se pusiera no iba a destacar entre tantas personas, su belleza era única pero poca, sabía que no era la chica más perfecta del mundo pero, tal vez esperó demasiado de esa noche. Tal vez no se veía completamente hermosa por la falta de maquillaje.

«Estás siendo muy superficial»— Se retractó de lo que pensó de ella misma en ese momento y se concentró en el chico frente a ella.

—Gracias Jonathan —Sonrió mirando a sus ojos. Había luz fuera del club, eso la había sorprendido sólo un poco y por ende el chico podía ver las expresiones que ella hacia. Recordó el encuentro con Lucas y un escalofrío subió por su cuerpo.

—¿Como has estado en estos meses? —Una de las manos del chico se colocó sobre la cintura de Elizabeth y la dirigió así hasta una de las partes traseras de un auto. Ambos se recostaron y miraron al frente.

—Hé estado bien, ¿y tú? —La miró.

—Han cambiado muchas cosas. —Los ojos de ella miraron los suyos, toda su atención fue entregada a él.

—¿Quieres contarme? —Suspiró, era obvio que él le diría, ¿que iba a perder?

—Myke ha estado más perdido que nunca, todo se está arruinando. —Su sorpresa era notoria, el hecho de que esas palabras hayan salido de sus labios y que lo haya llamado por su nombre.

—Yo... ¿como? —Negó con la cabeza —Eso no es posible, lo ví, él está igual que antes.

Jonathan soltó una carcajada seca, llena de todo menos de burla.

—El hombre que se hace llamar rey está perdiendo su reino, su cabeza, todo —Ella se alejó del auto y miró a Jonathan cruzándose de brazos.

—Eso no es posible, ¿por qué está pasando esto? —La preocupación era notable en su voz, ¿por qué?

—La traición de las personas a su alrededor y que ya él está perdiendo la cabeza Elizabeth, tú no eres la razón pero si aquella chica que se llamaba Connie —Lo miró con los ojos cerrados.

—Myke la mató y por eso Lucas lo está traicionando —No, eso no era posible, no. Connie.

—No, esto no es posible, imposible ¿por que la mató? ¿cuando? —Para ese entonces sus ojos estaban casi al lagrimear, no quería llorar, ella no lo merecía pero a pesar de todo, Connie fue su amiga o algo parecido.

—Hubo una ocasión en la que tú y él estaban juntos en tu departamento, tu hermana y ella tenían un pequeño complot en tu contra Elizabeth. Lo siento. Myke la mató hace pocas semanas de un disparado a la cabeza frente a Lucas. —

—Lucas estaba enamorado de Connie, ¿verdad? —Jonathan ni lo dudó, asintió mirándola fijamente y acercó su cuerpo al de ella abrazándolo.

—Lo lamento mucho pero esa chica lo merecía. ¿Quieres que te lleve a tu casa? —Ella sintió, sin duda, él no podía verlo pero si sentirlo y eso había sido suficiente.

•⚡️•

—Perdón —Lizzie asintió por milésima vez viendo a su amiga, ambas se sonrieron.

—¿Quieres ir a tomar algo a The silver spoonLa chica propuso su lugar de trabajo, era buena idea ir a ese lugar, después de todo duró mucho tiempo ahí.

—Claro, mañana tenemos que ir a la universidad, ¿preparaste tu diapositiva? —Lizzie asintió, y su amiga también.

—Serás muy buena en lo que harás.

Aquellas palabras sonaron como promesa, ella también lo sentía y por eso no intentó siquiera negarlo, ella en algo era buena y tenía el valor de presumir eso.

La noche anterior Vyolen había tenido una noche llena de acción, ella misma se admitió al espejo aquella mañana que no se arrepentía de absolutamente nada. La noche anterior que estuvo llena de sexo fue una de las más inolvidables de su vida, estuvo con Lucas. Su amiga le había dicho que no se acercara a él pero eso era algo lo cual no podía evitar.

Lucas era aparte de atractivo conocedor de algunas cosas las cuales recordarlas les daba escalofríos, no le dijo nada a su amiga, si lo hubiese hecho el enojo iba a ser notable y no la iba a perdonar por abandonarla aquella noche.

En ese momento Elizabeth estaba pensando en todo lo que había pasado la noche anterior, ¿será que fue mentira que Myke se acostó con Connie? No podía dudarlo ni probarlo, pero sería algo realmente muy extraño de imaginar. Esa chica odiaba a Myke según podía ver Elizabeth y que se revolcara con él no era de las mejores opciones aunque para otros sí.

Los días en la universidad pasaban lentos pero las clases rápido, estaba por acabar, le faltaba poco y por ello estaba orgullosa de ella. Había logrado esas cosas sin ayuda de sus padres, sola, completamente sola. Su esfuerzo hablaba por ella, sus calificaciones también y la manera en la que lograba desenvolverse también.

Sus pensamientos se habían resumido en eso aquel día de trabajo y por ende la hora de salida llegó rápido, ambas salieron directamente al antiguo lugar de trabajo de Elizabeth y al llegar su sorpresa fue notoria.

—Han cambiando muchas cosas de este lugar —Habló bajo para sí misma, sus ojos fueron al  mostrador del lugar y notó que su antigua compañera no estaba ahí.

—¿Podrías llamar al dueño del lugar?  —Su voz salió suave y educada, agradeció que la chica asintió sin poner peros y tras ella desaparecer tras la puerta que decía "sólo personal autorizado" llamó a su amiga tras ella.

—¿Que hay aquí bueno de comer? Muero de hambre —Su voz había salido rasposa.

—Muchas cosas, Vyolet —Aquello era más que obvio.

—¡Elizabeth! —La voz de su jefe la hizo sonreír ligeramente.

—Ha pasado mucho tiempo —Se había recordado de la última vez que ella cantó en ese lugar, sospechosamente tenía una ropa similar. Ese día llevaba un pantalón ancho, una camisa rosa y un abrigo sobre ella, había elegido ponerse sus lentes.

—Sí, señor ¿como ha estado? —El hombre guió a ambas hasta una mesa.

—Mejor que bien, todo está cayendo en su lugar.

La duda fue clara—: ¿Por qué lo dice? —Ella tenía esa duda, ¿acaso el se refería a...?

—Ya habrá paz en esta ciudad, ¿sabes Elizabeth? —Las chicas se miraron entre sí incómodas.

—¿Podría explicarse? —En ese momento fue la voz de Vyolen que se escuchó.

—El hombre llamado Myke será asesinado dentro de poco y nadie podrá detener eso.


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