Ayer fue su cumpleaños.

El de él y el de ella.

Esa mujer lo celebró como siempre. Con una botella del mejor vino en su mansión, esa, en la punta de aquella montaña. Tan sombría y solitaria como la que se utilizaría para una historia de terror. Nadie la visitó,  nadie la llamó y mucho menos fue la protagonista de los pensamientos de alguna persona. No, ella simplemente se sentó lujoso tomando su vino carísimo y se quedo viendo al vació. Ella se la pasó  pensando a su familia, en su hermano mellizo muerto, en su hermano adoptivo  muerto y en su pequeña hermanita que corrió en la misma suerte.

La vida era en definitiva era una perra o tenía un sentido del humor muy retorcido.

Ella, que no valía ni la mitad que su hermano mellizo. Estaba viva,  había sobrevivido a una de los desastres naturales más devastadores,  un tsunami.

Pero eso al menos  probaba que  hiedra mala nunca muere. Ella y Manjiro eran la prueba fehaciente de eso.

Hace años que no lo veía, ella nunca lo admitiría, pero esa mirada tan desolada que le dedicaba al atardecer estos momentos  hablaba de una gran  soledad y nostalgia. Aquella mujer , extrañaba mucho a ese hombre o mejor dicho a su enano del demonio.

 Cuando el ultimo  rayo de sol toco la tierra antes de desaparecer, ella se levantó para terminar otro día sin significado para su vida. Fue en ese momento en que la sintió, la punta de un cañón  contra su espalda.

Por fin la había encontrado. Años huyendo no le habían servido de nada y esa mujer lo supe en ese momento.

- Te encontré- dijo el hambre con voz tan fría y desprovista de sentimiento, que seguramente así sonaría la voz de la muerte ( ¿ queda mejor   muy posiblemente era la voz de la muerte)

La sorpresa fue tanta que dejó caer la copa de vino, cayendo este y rompiéndose en muchos pedazos de vidrio que se desparramaron por el suelo, y tiñendo la alfombra con el vino. Ella no lo esperara, esperara que la encontrará algún día, sí, pero no que se viniera él mismo.

- Por favor - rogó, posiblemente era la primera vez en la vida que lo hacía- por favor solo déjame verte una ultima ve...- pero no la dejó terminar. Sin piedad  alguna disparó cuatro veces, sin remordimiento alguno.

Y como si fuera en cámara lenta el cuerpo de aquella mujer fue cayendo hasta chocar con el suelo en golpe seco. Su sangre brotaba de su cuerpo  mezclándose con el carmín del vino y tiñendo todavía más la alfombra tan bellamente tejida. Todo eso pasada ante la oscura e indiferente mirada de aquel hombre. Porque esa mujer ya no era ella y él tampoco era él hace mucho tiempo había dejado de serlo. La pelinegra sentía como su vida se iba deslizando de sus manos poco a poco al tiempo que oía como el hombre se daba media vuelta y se retiraba de ahí. Sin mirar atrás ni una sola vez. Reunió  las ultimas fuerzas que le quedaban para murmurar:

-Mikey..

Aquel sádico asesino se detuvo y le dedicó una ultima mirada con sus impenetrables y helados ojos negros.

- Te lo advertí. Te dije que pasaría si me abandonabas. Espero que hayas disfrutado tu cumpleaños, porque fue el último.

Y con eso dicho, abandonó esa casa para que su victima muriera sola, desangrada y con el corazón roto.

Un final digno para una mujer como esa.

En su ultimo momentos antes de caer en la oscuridad infinita pensó

" Qué irónica es la vida"

Y con eso exhaló su ultimó aliento liberándose del dolor que atormentaba su cuerpo y su alma.

No hubo arrepentimientos;

No hubo deseos de hacer las cosas diferente;

No hubo nada de nada;

Solo una mujer  con un mal carácter pero  en el fondo un gran corazón.

Muriendo sola, en esa gran mansión. Un día después de cumplir 37 años. a manos del único hermano que le quedaba, Manjiro Sano, conocido en las calles como como el "invencible Mikey ".

Así dio su ultimo respiro esa mujer, así murió Sano Sadashi.

Todos los personajes menos Sadashi Frakie, Sasha y Yukio y algunos mas pertenecen al anime manga Tokyo revengers de Ken Wakui