Capítulo 13

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Estoy en la ducha, intentando volver a centrarme en mi plan. Necesito evitar otro momento de distracción, porque siempre que estoy con ella, pierdo la cabeza.

Los recuerdos de Luli me tienen dando vueltas, lo de ayer sigue resonando en mi mente. ¿Cómo fue que perdí el control sin darme cuenta?

¿Qué tipo de sustancias usa ella? Parece que me hipnotiza y me hace actuar como un completo idiota.

Pero tengo que mantenerme firme desde ahora, seguir con mi misión y alcanzar mis metas sin que nadie se entere. A menos que haya encontrado la solución antes de tiempo.

Siento el agua fría cayendo sobre mi piel, recorriendo cada rincón de mi cuerpo. Tras unos minutos de despejarme, cierro el grifo y envuelvo una toalla alrededor de mi cintura. Mientras limpio el baño, me dirijo a mi habitación y noto cómo algunas gotas de agua caen de las puntas de mi cabello, empapando el suelo. Así que agarro otra toalla para secarlo.

Aprovecho para mirar la hora y me doy cuenta de que aún es temprano. Esta tarde tengo una reunión con mi padre.

Tengo el número de esa chica, me pregunto: ¿qué estará haciendo? Tal vez debería tener cuidado al estar con ella, o mejor aún, evitarla por ahora hasta que avance un poco más con mi plan.

Cuando llegue el momento, intentaré sacarle información usando la misma táctica que ella emplea conmigo.

Me río al recordar lo que sucedió en su auto. La expresión del policía enojado me hace pensar, ¿qué estrategia usó para que nos dejara pasar sin hacernos muchas preguntas? Eso también debería analizarlo.

Y todo lo que ocurrió esa noche... sacudo la cabeza en señal de incredulidad. Mejor no sigo pensando en ella, porque si no, acabaré enloqueciendo.

De repente, me miro en el espejo y me doy la vuelta para observar ese dragón que empieza en mi hombro y se extiende por mi espalda. No sé si Luli logró verlo; seguramente se asustaría, ya que tiene contornos negros y rojos que realmente llaman la atención. Nunca olvidaré esa broma de Idiomar cuando me lo hizo. Sonrío al recordar esa época, pero luego me concentro en prepararme.

Me pongo una chaqueta de diseño moderno que se ajusta a mi figura, sobre un suéter de cuello alto que destaca mi estilo minimalista. Los pantalones oscuros completan el outfit, y las botas beige le dan un toque de calidez y comodidad.

Voy a la cocina para hacer el desayuno, y mientras tanto, empiezo a pensar en cómo avanzar con mi plan.

Justo cuando iba a sacar los ingredientes, escucho un golpe en la puerta. Dejo lo que estoy haciendo y me dirijo a abrirla, encontrándome con Íker.

Su estilo es bastante fresco y casual. Los vaqueros oscuros combinados con una camiseta blanca son una mezcla clásica que nunca se desactualiza. Las zapatillas que lleva le añaden un toque moderno, mientras que la gorra colocada de manera informal aporta un aire desenfadado y divertido a su look.

—¡Ey, Íker!—nos damos un apretón de manos.

—¿Qué tal, bro?

—Adelante, estaba a punto de hacer el desayuno.

Entra y se acomoda en el sillón.

—Me gusta tu apartamento, es acogedor—lo mira con atención. Es simple y gris, sin muchos adornos; parece nuevo, así que da la impresión de ser una mudanza reciente.

—Me alegra que te guste.

—¿Qué estás cocinando?

—Tortillas de avena, te van a encantar—le digo mientras preparo la mezcla.

—¿Tienes habilidades culinarias?

—Más o menos, mi madre era chef y aproveché para aprender de ella. De hecho, disfruto de la comida saludable por las mañanas—le aclaro mientras continúo con mi tarea.

Estoy indeciso sobre eso. Me gustaría ser detective como mi padre y chef como lo fue mi madre. No estoy seguro si es lo mejor estudiar ambas carreras al mismo tiempo.

—¿Tienes las cosas claras o sigues reflexionando?

Me quedo en silencio por un momento.

—Yo tengo claro que quiero estudiar derecho en la universidad. Estamos entre los finalistas, así que tómate un tiempo para pensarlo.

—Eso suena bien. Cuéntame de ti, ¿qué hay de tus padres?

—Aprovechando que mencionas eso, seré breve. No tengo padre; solo vivimos mi madre, mi hermanita y yo. No vivo con ellas, pero siempre voy a visitarlas o enviarles dinero. Soy el soporte de la casa. ¿Y tú?

No puedo compartir mi verdadera historia, aunque me confunda su amistad, debo mantenerme alerta.

—Solo tengo un tío y no tengo padres. Como puedes ver, también soy autosuficiente. Luchando para salir adelante.

—Parece que estamos en la misma sintonía, amigo. Hay que ser fuertes porque la vida no es sencilla.

—Lo sé. Y cuéntame, ¿cómo te fue con Bella? —digo, cambiando de tema porque no sé qué más inventar por ahora.

—No te lo vas a creer, bro...

Esa malcriada de Luli está acabando con mi paciencia.

Me levanto y me dirijo directamente a su habitación, abro la puerta sin tocar.

—¡Luliiiii! —exclamo para que me escuche.

No obtengo respuesta. Un poco frustrada, voy al baño. Sin esperar a que me den permiso, entro y me sorprendo al encontrarla sumergida en la bañera, acariciando su piel con suavidad.

—Adelante—claro, está bastante tranquila.

—¿De verdad piensas que soy tu esperanza para estar esperándote? Estoy empezando a cansarme de tu actitud infantil —le digo, claramente molesta.

—Ssssssss —el sonido que entra en mis oídos es sumamente irritante.

—Relájate, ¿quieres?

La observo acomodarse en la bañera con una calma sorprendente.

—¿Por qué estás tan alterada? Aún es temprano. No deberías enojarte por cosas triviales; no te conviene, querida.

«¿De verdad está bromeando?»...

—No me digas, así que ahora eres una persona altruista.

—Exactamente —responde con una sonrisa desafiante.

Quedamos en silencio por un momento, pero luego ella decide romperlo.

—Aún tengo el olor a sexo; ¿cómo esperas que me vaya contigo con el perfume de Idier impregnado en mi piel? —dice con un tono provocador, como si quisiera sacarme de quicio.

—Eres una atrevida —la miro con desdén.

—Atrevida no, honesta; algo que tú podrías aprender.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Que eres una falsa. Deberías estar agradecida de que sé guardar secretos, pero con tu actitud solo logras que quiera revelar lo que preferiría mantener en privado. Como por ejemplo... Idiomar —sonríe, mirándome con un brillo en sus ojos que me inquieta.

Me quedo en silencio un momento, reflexionando sobre qué responder.

—Eres realmente hermosa cuando te callas. Me sorprende que hayas venido hasta aquí sin avisar; ¿acaso tenías tantas ganas de verme desnuda? Después dirás que soy yo la atrevida —comenta, rozando sus piernas de manera provocativa.

—Por favor, claro que no. Pero... ¿quién te crees? Tu ego me preocupa de verdad.

Ella esboza una sonrisa desafiante.

—Me gustaría saber, ¿por qué me estás esperando? Te dejé claro que no pienso ir a ningún lado contigo —dice, ignorando lo que le acabo de mencionar.

—Necesitamos hablar de cosas serias.

—¿Por qué no lo hacemos ahora? No hay necesidad de complicarlo y marcharse a un lugar incierto. Ya sabes que no me gustan las indirectas; ve directo al grano.

—No puedo hacerlo.

—Espera... ¿Estás pensando en deshacerte de mí en el camino? ¡Es cierto! ¡Ya entiendo cómo funciona tu mente!

—No seas tonta, si realmente quisiera deshacerme de ti, lo haría en este mismo instante.

Nos quedamos en silencio, mirándonos fijamente.

—Qué aterrador —se burla, esbozando una sonrisa.

—No puedo creerlo —respondo, poniendo los ojos en blanco, frustrada por su actitud.

En ese momento, recibo una notificación en mi celular. Al revisarlo, un mensaje me deja completamente sorprendida.

—¿Y esa expresión? —pregunta Luli, mirándome con curiosidad.

—Debo irme; hablaremos en otra ocasión —digo, sintiéndome un poco agotada.

—¡Perdiste tu pulsera! —exclama. Al oír eso, miro mi brazo de inmediato; no tengo idea de dónde se me pudo haber caído.

—Si lo quieres de regreso, acércate para sacarlo de mi bañera.

«Esa mocosa lo tenía todo ese tiempo»

—¡Maldita!

Me acerco a la bañera, estirando el brazo como una loca en busca de él, y de repente me encuentro con su pierna. No sé qué sentí, pero terminé cayendo dentro de la bañera llena de espuma.

Creo que lo tragué, ¡maldita sea! ¿Por qué no cerré la boca? Salgo de allí tosiendo y, para colmo, estoy empapada y cubierta de burbujas.

—¡Uy!

Empiezo a escuchar la risa burlona de Luli.

—¡Basta! —exclamo con rabia, dirigiendo mi mirada hacia ella. La veo quieta, envuelta en una toalla. ¿Cuándo salió de la bañera? Y tengo la sensación de que fue ella quien causó este desastre.

—¡Tú fuiste! —empiezo a perseguirla por toda la habitación. ¿De verdad está jugando conmigo? ¡La voy a matar!

—¡No me hagas correr tanto, loca! —le grito.

—¿Ya te cansaste? ¡Uy! Pero ¡qué vieja te estás volviendo! —se ríe mientras me lanza algunos cojines.

—¡Estúpida, basta! —grito, pero no me escucha. Ya estoy cansada y sin aliento.

—¿Qué son esos gritos? —entra la nana y nos quedamos paralizadas como estatuas.

—Madre mía, ¿qué te ha pasado, niña? —se acerca y comienza a quitarme la espuma de la cara, sin olvidar mi cabello.

Mira a Luli con una expresión enojada.

—Luli, ¿qué le hiciste?

—¿En serio me vas a regañar? Se supone que yo soy tu angelito y no ella —responde molesta.

—¿Pero qué modales son esos, muchachita? Cámbiate y trae algo de ropa para Ludmila, pero rápido.
Cariño, ven conmigo; vamos a lavarte la ropa.

Me voy con ella sin decir nada más.

No puedo creer lo que Íker me acaba de contar; parece que Bella se está tomando su rol muy en serio. La verdad es que esas chicas han evolucionado bastante.

—Debes cuidarte de Hugo, cualquier fallo estás frito brother, lo tuyo con Luli no sé cómo llamarlo, en serio—niega con la cabeza.

No le proporcioné muchos detalles. Puedo imaginar lo que estará pensando después de la escena que presenció; para él, eso le ha dejado una huella importante, pero qué exageración.

En ese instante, mi teléfono comienza a sonar. Al ver que es el idiota de Hugo, suelto un suspiro de incomodidad.

—Dime —respondo con tranquilidad.

—Prepárate para hoy, y si estás con el holgazán de Íker, ponlo en altavoz —me instruye.

Sigo su indicación. Íker se sorprende al darse cuenta.

—Os llamaré en cualquier momento, así que estad pendientes a vuestros malditos teléfonos —añade con arrogancia.

—Íker —lo llama el idiota de Hugo.

—Estoy...

—Ya sabía que estabas ahí —y cuelga abruptamente.

«¿A qué se debe eso?»

—A averiguar qué tienen en mente. Me pregunto, ¿qué es lo que quieren que hagamos, no tengo idea? Y no creo que sea algo positivo; ¿cuándo suelen actuar de manera normal? —intento analizar la situación.

—No quieren ensuciarse las manos, esa podría ser una de las razones. Intenté indagar sobre sus verdaderas actividades y me dieron una buena golpiza, por lo que ahora tengo una gran deuda con ellos.

—¿Cuándo sucedió eso? —le pregunto con curiosidad.

—No estabas aquí en ese entonces; ocurrieron muchas cosas y recordarlas es como revivirlas.

—Entiendo... Esta vez tendremos más precaución. No sé en qué nos estamos metiendo ahora, pero todo esto pasará. Estoy convencido de que lograremos deshacernos de todos.

Él esboza una sonrisa en respuesta.

Descubro a Ludmila sentada en la terraza y me dirijo hacia ella.

Luce un vestido blanco de encaje adornado con pequeñas flores rojas, con un escote en forma de corazón y mangas cortas. Lleva un collar dorado con un crucifijo. Su cabello está suelto, y sus tacones bajos complementan su estilo habitual.

—Ese vestido te queda muy bien—le digo con una sonrisa a medias mientras tomo asiento a su lado.

Frunce el ceño con enojo.

—¿Quién lo diría? La chica más amigable de la clase se ha convertido en una amargada—me burlo.

—¡Cállate!

—Uiii, qué chillona—digo con una sonrisa cálida, pero parece que eso la molesta aún más.

—¿Dónde está mi pulsera?

—Te mentí, no la tengo.

—Pero, ¿de verdad crees que estás jugando conmigo?

—No lo creo, es que ya lo hice.

—¡Perdón!—finge desinterés.

—Te perdono—le respondo con ironía.

—Eso no es cierto...

Niega con la cabeza, pasando su brazo por la frente y mirando al suelo con una sonrisa forzada.

—Estás mal... Escucha, tengo que irme; no voy a aguantar tu inmadurez por ahora, ya que no tienes remedio.

—¿Por qué de repente quieres irte? ¿Quién te llamó?—la miro con curiosidad.

—No es tu asunto—responde de manera seca.

Se levanta del sillón y empieza a caminar lentamente.

—¿No será la persona que estoy pensando?, ¿verdad?—se detiene al instante.

Me acerco a ella y noto que está nerviosa.

—¿Qué pasaría si no llegas a tiempo? ¿Alguien va a morir?, me gustaría saberlo.

Su mirada fulminante es desconcertante.

Es hora de encontrarme con mi padre, así que me voy. Recientemente, Íker se marchó y el tonto de Hugo aún no ha hecho su llamada. Me intriga saber qué tareas nos asignarán, ya que tengo varias inquietudes y sospechas.

Estoy en el mismo lugar donde nos reunimos la última vez. Lo veo sentado y me acerco.

—¡Hijo!—exclama al verme.

—¿Cómo estás, padre?—me acomodo en mi asiento.

—Más o menos, ¿y tú?

—Normal.

—Puedo notar en tu rostro que estás cansado; espero que lo que me dijiste sobre tu infiltración en esa banda no sea algo serio. ¿Sabes a qué se dedican específicamente?

—No tengo esa información, pero ahora que estoy con ellos, podré descubrirlo pronto. De hecho, tengo un amigo que participa en el mismo proyecto. Hoy recibiré una llamada para realizar alguna tarea; técnicamente no sé de qué se trata, pero está confirmado que están involucrados en actividades ilegales. Por lo que he observado, lo hacen con una tranquilidad sorprendente.

—Estoy de acuerdo, esos jóvenes cuentan con mucha protección. Y no es sorprendente, sus padres tienen una excelente reputación en ese ámbito. Mencionaste que tienes un amigo involucrado en esto, ¿se lo comentaste?

—Por supuesto que no, papá; hay cosas que preferí omitir. No podía cometer un error así. Era amigo de Idiomar, por eso colaboramos juntos.

—¿De verdad? Cuéntame... ¿Qué más te dijo ese chico?

—Lamento haberlo hecho esperar, Señor. Ahora vamos a atenderles, ya que tiene compañía. ¿Me gustaría saber qué va a pedir, joven? —me pregunta la mesera.

—Un vino, por favor —sugiero.

—Perfecto —responde y se aleja.

—Primero vamos a comer, y después me contarás todo con lujo de detalles —me dice mientras me toca el hombro y sonríe.

Poco después, varias meseras llegan y colocan cada plato con cortesía. ¡Cuánta comida! Mi padre siempre exagera.

🌺💞Sheila💞

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro