Cap.21{Servida en frió}

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Angustiada por la temprana pelea solo pudo mirar a sus hijas al despedirse –Bien, si vuelvo a saber que se meten en problemas con la novia de su hermano será un castigo de tres meses completos, puede que sea malo que no nos haya dicho nada, pero eso no les da derecho a portarse así, Lincoln merece su privacidad y tener sus propios secretos, me voy, espero que lo tengan bien en cuenta– se veía muy molesta a la matriarca del lugar, Lynn Sr. Se ajustaba la corbata y alejó al varón de las demás, que aun seguían escuchando el sermón.

Muchacho, hoy tendremos "la charla", será igual de incómodo para ti que para , así que por favor te pido que prestes mucha atención por que no quiero repetir esto más que tu, será cuando llegue hoy del trabajo, a parte de eso ¿por qué no mencionaste nada campeón? Jeje, envidio tu juventud... Ay~ qué buenos tiempos– menciono el padre con añoranza, dando cierto desagrado al peliblanco pensado en aquellas cosas que su padre pudo haber recordado.

Ya en la camioneta familiar todos estaban ciertamente más callados de lo normal, no fue motivo de quejarse para los padres Loud, pero si incómodo para la mayoría de las hermanas, para algo más explícito se encontraba Lynn mirando muy enojada por la ventana sin dejar de golpear al asiento delantero con algo de fuerza, quien se encontraba en ese asiento era el peliblanco más incómodo del lugar –¿Puedes dejar de hacer eso?– dijo fastidiado, Lynn sin dejar de mirar la calle en movimiento golpeó con más fuerza –¿Él qué?– Lincoln solo pasó su mano por su rostro levemente –Nada... Nada hermanita, se que estás enojada ¿Quieres hablar?– molestó el varón a su hermana por obvias razones –No, supongo que tienes mejor compañía para hacerlo– volvió la mirada visiblemente molesta siguiendo con las patadas en su asiento.

Nada nuevo en su colegio habitual, solo algunas miradas hacia la gótica y su acompañante peliblanco –¿Seguro que no se molestaran los chicos?– preguntaba una Haiku visiblemente incómoda tras el libro que fingía leer –Para nada...– contestó melosamemte el chico –¿Qué?– interrogó mostrándose sonrojada al retirar su libro, y no era para menos, su pareja estaba a escasos centímetros de ella, sonriendo perdido en sus ojos marrones –Deja de verme así raro...– dijo golpeando levemente al chico en el hombro –¿Así que serás algo así como mi guardián?– preguntó en ese tono igual de meloso, algo poco habitual para la chica que ahora estaba enrojecida por tal comentario –No soy un perro, tonto...– dijo igual de molesta ahora golpeando su cabello blanco con el libro –Si piensas de esa manera tal vez no sea yo el raro...– sonriendo de manera picara se alejo de la mesa en que se encontraban, Haiku nerviosa lo persiguió bastante apenada de lo que sugería él.

Era raro hasta para ella, ¿desde cuando Lincoln pasa tanto tiempo en la biblioteca?, no entendía por qué después de tanto esfuerzo que se amerita el peliblanco no hablaban casi nada en clases, en cuanto lo buscaba parecía que todo rastro se había esfumado de la faz de la tierra, por azares del destino Ronalda pudo ver a lo lejos a su pareja salir de aquel lugar de la mano con alguien más sin verla por completo –¡Hola!– gritó sorprendido el peliblanco bloqueando la entrada por completo asustando a la gótica que intentaba salir –Que sorpresa verte por aquí... ¿Qué haces?– preguntó por completo nervioso, era más que obvio que intentaba que la puerta no se abriera por más que se escucharán toquidos –¿Yo? ¿Qué haces aquí? Llevo días intentando que salgamos juntos, pero parece que te apena que nos vean juntos fuera de la secundaria– interrogó molesta la morena cruzando los brazos frente a él, viendo peligrar su vida comenzó a idear planes a mil por hora en su cerebro, estaba apunto de colapsar –B-bueno, la última vez que fuimos novios (Mierda, como tiene tanta fuerza, apenas y puedo sostenerla) me dijiste que no querías que te vieran con un perdedor jaja– reía nervioso, el tiempo corría y Haiku no dejaba de mover la puerta bruscamente, pronto la iría a derribar –Bueno, es cierto pero...– dejó su postura agresiva para ahora tomar su brazo avergonzada –Y creo recordar que la última vez que te besé en público me golpeaste– ahora ciertamente estaba muriendo de vergüenza, decidió no molestarlo por aquellos caprichos que ella misma se negó –Mira, si realmente quieres podemos ir a mi casa hoy , iré contigo y Bobby, ¿Te parece?... ¿Cariño?– una extraña sensación se apoderó de la joven de sudadera morada, sin mucha oposición acepto con asentir la cabeza sonriendo, justo dejando la puerta de moverse el ruido de la campana dejó salir a bastantes jóvenes que llevaron en multitud a la morena que se despedía a lo lejos.

Lincoln sorprendido de la poca actividad dentro de la habitación suspiro hondo por tan grave situación, al quitar la mano del pomo se acercó a escuchar atentamente, quería idear algo pero fue sorprendió por un fuerte golpe en todo el rostro dejándolo sangrando por el suelo –Ay dios, Lincoln ¿Qué rayos hacías ahí?, ¿Dónde esta el imbécil que me encerró?– dijo sacando su tijeras nuevamente sorprendiendo al peliblanco por ver esa pequeña fracción de segundo la medias que llevaba su pareja –Fui yo... ugh, ¿cuanta fuerza tienes en esas piernas?– se levantó aún adolorido y cubriendo su nariz que ahora chorreaba sangre –Suficiente para romperte el cuello ¿Qué mierda estabas pensando?– el joven tenía la respuesta perfecta, si no fuera por que su visión ahora era borrosa y arrastraba las palabras, estaba apunto se desmayarse –Ella... no podías... verla– se desvaneció casi cayendo al suelo si no fuera por que la chica le ayudo cargando al muchacho.

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Siendo ya las últimas horas de clases el joven despertaba de manera adolorida, tenía una bolsa de hielo en la cabeza y a su derecha la joven se encontraba dormida.

Para lo poco que llevaba conociéndola no dejaba de sentir cierta calidez en su vida por aquella joven que ciertamente le daba un lugar en su vida, dado a sus últimas acciones sus planes de beneficio personal eran opacados por aquellos pensamientos intrusivos: (Ella se merece algo mejor que ésto, ¿Qué rayos haces?, literalmente eres la persona que juraste destruir, alguien que justifica los medios por el fin, ella me salvó de toda esa maraña de enrevesadas discusiones internas... yo debería estar... debería...) pero aquello no movió nada en su interior, ni una pizca de cariño recíproco, sólo... amistad, y nada más.

Frustrado por sus propios pensamientos palmeo su frente para hacerse reaccionar, ésto llevó a que la joven se moviera en su asiento interrumpiendo su sueño, que por lo visto, no era muy agradable.

Sus movimientos involuntarios y la cara de miedo absoluto fueron la principal razón para mirarle de cerca preocupado –Perdón mamá– se escuchó en un murmullo, casi imperceptible, para su aún mayor sorpresa se veían lágrimas en sus mejillas, se acercó y levemente movió su cuerpo, aún sin despertar se aventuró a tocar su rostro dejando una lágrima en su dedo sin percatarse, lentamente comenzó a despertar y asustada por ver a su pareja preocupada al verla dormir se levantó bruscamente –Lo siento te veré mañana– dijo antes de correr.

Estaba muy confundido, creyó sería lo mejor dejarla ir pues ahora tendría la salida libre para cumplir con su promesa con Ronnie Anne, tomó sus cosas y antes de salir miró su mano nuevamente, aquella lágrima se encontraba aún en su dedo índice.

Mirando hacia todos lados avergonzado de aquello que tenía pensado hacer decidió rozar aquel dedo índice en sus labios probando la lágrima no esperando nada.

Muy dulce...– musitó sin mucho afán.

Con cuidado, si sientes mareos o te vuelvo a sangrar la nariz debes ir al médico, tienes suerte, esa niña se quedó contigo desde que te trajo, no te preocupes no le diré nada a tu novia– sorprendido por aquella joven enfermera volteo preso del miedo.

Al momento reaccionó ante tal revelación Lincoln abrió bastante los ojos, la enfermera sólo se rió –Me dijo que si no llegabas entendía, pero que se preocupaba más por tu salud– el chico se despidió rápidamente y salió disparado no sin antes escuchar a la enfermera suspirar al decir "Ay la juventud".

Era algo tarde pero aún estaban varios jóvenes saliendo de clases, Lincoln estaba preocupado de que ella ya se hubiera ido, para su buena suerte aún no.

Se encontraba sentada fuera de la secundaria viendo su teléfono –Hey... ¿No es muy tarde verdad?– la morena se levantó preocupada mirando el rostro del joven, se veía muy lastimado –Hey, no es peor que un día contigo de malas jeje– sonreía adolorido, sintiéndose muy culpable comenzó a sollozar poco a poco –Oye, oye, ¿Qué pasa? Yo debía ser el llorón...– dijo bromeando sin ser correspondido, se veía verdaderamente afectada –Perdón... perdóname, por favor perdóname Lincolncubrió su rostro tratando de esconder aquellas lágrimas que no paraban de brotar.

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–Solo estoy bromeando un poco con el Sid... porsupuesto que no terminaría con el por una estupidez asíse escuchaba por teléfono a la joven latina que estaba a sólo unas horas de haber terminado con su novio –Solo digo que no deberías jugar así con sus sentimientos, es poco probable que perdone esta "bromita" tuya, el realmente se escuchaba decepcionado– rebatió la chica asiática del otro lado, ella se encontraba pintando las uñas de sus pies, no le gustaba para nada esas formas tan ridículas de bromear –Precisamente por eso lo hago, solo quiero que me demuestre que no puede vivir sin mi jaja– Ronnie Anne solo miraba sus manos al jugar con su perro, era inocente a sus pensamientos, si el realmente le amaba como decía, le perseguirá hasta el acantilado más peligroso –Éso es cruel, pero bueno, es tu relación... solo atente a las consecuencias– miraba con desinterés el piso pues realmente le parecía molesto el actuar de su amiga –Oh vamos, ¿Qué es lo peor que podría pasar?– dijo rodando los ojos inocente al guiño del destino de sus palabras tan burdas.

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Recordaba sus palabras una por una, cierto es que le fastidiaba la forma en que Lincoln a veces se comportaba con ella, pero jamás se había puesto a pensar que estaba tan mal en tantos aspectos que todo aquello se le vino encima como una avalancha llena de culpa y resentimiento consigo misma.

Oye, siempre a sido así ¿No?, ¿Qué es distinto ahora?– abrazaba a su acompañante, no estaba acostumbrado a ser él quien debía consolar, era extrañamente reconfortante ¿en que sentido? Pues que el peliblanco sabía perfectamente que sentimientos recaídos se efectuaban en su pareja, pero por más que su manera de actuar le dictaba ayudarle en recuperarse una vocecilla en su cabeza le pedía a gritos hacerle sentir mucho peor –No lo entiendes... desde que te conozco solo te eh hecho tanto daño, cualquiera que vea tu rostro me apuntaría a como culpable...– entre lloriquear e hiperventilarse apenas y se le entendían sus palabras –Tenias razón en todo... sería mejor si solo terminamos ésto– dijo volviéndose a escuchar con la agresividad que siempre le caracteriza, trataba de quitarse aquellas lágrimas de manera brusca sin mucho éxito, a punto de retirarse el joven le tomó por el brazo de manera impulsiva, incluso de manera tosca se podría decir –No te dejaré ir tan fácil...– asustada volteo a verle –Quiero decir... después de tantas cosas juntos es imposible olvidarte– negándose a perder aquella sensación tan embriagadora de venganza y cegado por la posibilidad de causarlo nuevamente decidió plantar una escena digna de cualquier película romántica, besándose entre lágrimas, ella enseguida lo abrazo esperanzada –De verdad que eres completamente diferente...– comentaba Ronalda tras el tan reconfortante sentimiento de sentirse perdonada o eso quería creer.

Al término de aquella situación un claxon llamó la atención de los jóvenes, que, para terminar de completar aquel sentimiento Lori se encontraba con ellos, no por coincidencia, acompañaba al hermano de Ronalda, dejando completamente enfurecida a la mayor.

Oye, lamento lo de la última vez, entiendo que ya no debo meterme en los asuntos de mi hermana, pero realmente me enfurece que alguien la haga enojar ¿tu me entiendes no? ¿Hermano?– dijo el mayor positivamente, Lincoln sólo bufo con una gran sonrisa burlona –¡Pero por supuesto! Yo jamás perdonaría que le hicieran algo a mi hermanita ¿Verdad? ¿Lori?– dijo acercándose al asiento delantero para mirarle de frente, la rubia solo se revolvió en su asiento sintiendo sus entrañas hervir –Si, hermanito... Mi bubuosito sabe que jamás me haría daño, no es un imbécil que se iría con cualquier ramera que se le cruce– dijo con sus dientes rechinando de rabia, pero sin dejar su sonrisa, Bobby solo sonreía algo nervioso por la reacción tan intensa de ella.

El joven latino dio la vuelta en aquella rotonda para poder salir de la secundaria, el vehículo estaba en un extraño silencio incómodo lleno de miradas entre el peliblanco y la rubia.

Desesperado por evitarla volteo a ver por la ventana siendo interrumpido por la morena que abrazo su brazo izquierdo, no le pareció malo y se dispuso a seguir mirando por la ventana solo para ver como Haiku le miraba desde la salida dejándolo completamente asustado pues miró como dirigía su mano a la pierna donde escondía sus tijeras.

¿Qué ocurre hermanito? Parece que viste un fantasma– dijo burlonamente la rubia disfrutando ver como su hermano comenzaba a formar esa mirada que siempre pone al idear sus planes

Mierda...– suspiró el peliblanco.

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