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Si alguien le hubiese dicho a Foolish que podría ser capaz de revivir la felicidad que hace tanto tiempo experimentó de la mano de la única persona que realmente amó en su vida, este le diría que había perdido la cabeza. Ahora, sin embargo, solo sonreiría mientras tararearía canciones acordes a la animosa aura que manifestaba. De hecho, eso era justo lo que hacía ahora al recordar lo vivido ayer al lado de Vegetta, donde volvieron a darle una segunda oportunidad a su amor al confesar lo que sus corazones querían decir desde hace mucho y pasando una de las noches más deseadas y maravillosas de sus vidas, que finalizó con ambos prometiendo volverse a ver lo más pronto posible y no volver a separarse.

— ¿Tierra llamando a Foolish? Llevo un rato hablándote y no me respondes. — el aludido dirigió su mirada hacia el comprador que lo llamaba, revelando a un cansado rubio frente a él, cargando entre sus brazos a una dulce niña quien jugaba con una flauta. — A no ser que no quieras que te pague por el pedido.

— Oh, Philza, I'm sorry. — respondió, recibiendo las monedas —¡Aquí tienes! Espero que a Chayanne le guste. — le entregó con delicadeza la escultura, pulcramente hecha y donde se veía al pequeño alzando una espada cual guerrero, aunque también con un gorrito de chef.

— ¡Es tan bonita! — fue Tallulah quien respondió, agarrando el objeto y abrazándolo — ¡Justo como la que me hiciste la vez pasada, tío Foolish!

Los dos adultos sonrieron.

— Le hará ilusión. La vez pasada no dejaba de admirar el regalo que le hiciste a Lullah — habló el mayor de los tres — Por cierto, Foolish, luces más distraído de lo normal, ¿todo bien en casa? ¿Con Leo?

— Yes, everything is fine! — respondió — créeme que más que...

Sus ojos se iluminaron al ver que, detrás de Philza, Vegetta se acercaba a ellos con una gran sonrisa en el rostro. El ahora bibliotecario alzó una mano en señal de saludo tanto para él como para sus compradores, quienes respondieron asintiendo.

— ¡Buenos días! — dijo el ex rey, quien cargaba unas bolsas consigo — Espero no estar interrumpiendo una compra.

— Nunca interrumpes. — se apresuró a decir Foolish, animoso.

Philza notó como ambos muchachos no dejaban de observarse, terminando por escapársele una sonrisa al entender la situación.

— Ya habíamos terminado, descuida — se dirigió a Vegetta mientras bajaba a Tallulah de sus brazos y la tomaba de la mano; con la otra, agarró la escultura — Nosotros nos iremos retirando. Nuevamente, Foolish, gracias.

— No hay de qué, ¡cuídense, Philza y Talulu!

— ¡Gracias por siempre estar para nuestra familia! — la niña le dijo campante ante la mirada feliz del vendedor — Señor Vegetta, ¡lo veo el viernes en la biblioteca para lo del cuenta-cuentos!

— ¡Dalo por hecho! Pasen un bonito día.

— ¡Igualmente! — fue el de ojos azules quien respondió. Empero, antes de irse, observó a Foolish por última vez y elevó su dedo pulgar — Good luck!

El de ojos esmeraldas se avergonzó, como si Philza fuera su padre dejándolo con su cita. Vegetta rio al notar la escena.

Con los dos ahora solos, Foolish podía darse el lujo de apreciar las amatistas que tanto quería.

— ¿A qué se debe tu visita? — preguntó el rubio con auténtica curiosidad. Vegetta entonces deja las bolsas que llevaba consigo en el puesto, revelando que el contenido eran unas cuantas frutas — ¿Oh?

— Badboy me encargó traerte esto. Dijo que estaba demasiado ocupado para hacerlo él mismo, aunque, ¿te soy sincero? En el fondo siento que es su modo indirecto de dejarme venir aquí en horario laboral.

Foolish investigó las bolsas y dio con una notita bien escondida dentro de ellas. La leyó, viendo un "me lo agradeces después" que solo le hizo pensar que Bad se agarraría de eso para pedirle un favor algún día. Bueno, ahora mismo no importaba, debía admitir que le agradecía de cierta manera el dejarle ver a Vegetta más temprano de lo normal.

— Entonces no creo que le moleste si te demoras un poco más en regresar, mi amor. — Foolish le dejó entrar a su tienda y lo tomó de las manos, causando un sonrojo en las mejillas del azabache.

— Tienes razón, mi Foolish, no creo que noten mi ausencia por un ratito.

— What are you saying? Tú siempre te haces notar. Pero, al menos por ahora... — lo acercó más a él — solo yo quiero ser quien te admire.

— Y yo no desearía que fuera otro que no seas tú.

Se besaron, adictos a los labios del otro y perdiéndose en sus pensamientos hasta necesitar del aire para respirar.

Un soplo de aire fresco era lo que cada nuevo día albergaba para esos dos desde aquella noche donde volvieron a jurarse amor eterno. Ya no tenían que verse solo en las noches, no había matrimonios arreglados ni deberes que se interpusieran, no había clases sociales ni horarios y ya no se impedían expresar lo que sentían por el otro.

Foolish y Vegetta podían amarse, al fin, sin nada que los detuviese a hacerlo.

La vida era incluso más colorida que antes: ya no eran unos chiquillos, es cierto, pero a los dos eso les daba igual y vivían su amor como la primera vez que confesaron sus sentimientos. Foolish adoraba tomar la mano de Vegetta y entrelazar sus dedos con los de él para luego abrazarlo y besarlo con cariño y desespero. Vegetta, por su lado, no dejaba de coquetearle cada vez que podía, llenándolo de halagos y apodos hermosos mientras acariciaba sus cabellos dorados y diciéndole mil y un cumplidos en susurros que volvían loco de amor a Foolish. Las despedidas eran dolorosas, mas que todo por haberse acostumbrado a estar juntos casi la mayoría del tiempo, pero siempre se prometían volver a verse al día siguiente y esa era motivación más que suficiente para afrontar los momentos donde no se encontraban juntos. Vegetta solía darle un beso dulce en los labios luego de decirse lo mucho que se amaban antes de retirarse a descansar. Foolish, por su lado, le sonreía y emprendía el camino a casa, observando a las estrellas con una sonrisa enorme en el rostro y agradeciéndoles cada vez por volver a vivir momentos como ese.

No obstante, había un pequeñísimo detalle que a Foolish le hacía eco en la mente.

— Oye, pa ¿Por qué Dapper dice que cada vez que vas a la biblioteca le susurras cosas a Vege y lo distraes mucho?

Leonarda, ¿cuándo le daría la noticia?

No era novedad el saber que la niña adoraba a Vegetta. Siempre le pedía a Foolish llevarla a los viernes de cuenta-cuentos cuando era el de ojos amatistas quien se encargaba de ello y más de una vez este había hecho de tutor para ella en la biblioteca, sin contar que sabía que el rubio y él eran amigos de antaño. Sin embargo, era muy diferente presentarlo como su amigo a presentarlo como su pareja, pues de ser así también formaría una parte crucial en la vida de Leo. La pequeña siempre buscaba ser el centro del mundo de su padre, sin contar que era muy mimada por él, por lo que el de ojos esmeraldas no estaba del todo seguro de poder descifrar como ella actuaría ante la noticia. Aun así, Foolish era consciente de que Leo tenía todo el derecho de saber que ahora él se estaba viendo con alguien.

— Pa, ¡apúrate! ¡Que el camino a la playa es muy largo y Vege debe estar esperándonos!

Debido a esto, Foolish pensó que sería una buena idea si los tres comenzaban a pasar más tiempo juntos. No solo porque Foolish quisiera que las dos personas que más quería en el mundo se conocieran más y la noticia no le choque a Leo cuando se lo dijera, sino que también era la misma Leonarda quien no dejaba de invitar a Vegetta a la casa o a actividades fuera de esta, como salir a la playa, acampar, pasear a caballo o comer en un restaurante. Tanto la pequeña como el ex príncipe habían formado un lazo de amistad durante todo el tiempo que se conocían, lo cual era una buenísima señal para Foolish.

— ¡Llegamos! La playa es maravillosa, ¡iré a buscar un buen lugar para poner nuestras cosas! — la joven comenzó a correr, alejándose del par.

— ¡Te sigo, Leo...! — sintió el brazo del otro hombre retenerlo — ¿Veyitta? — lo que recibió por respuesta fue un beso discreto escondido tras el paraguas que el azabache llevaba consigo.

— Perdón, me era imposible no querer besar esos labios tan hermosos tuyos. — rio, sonrojando al otro.

Y debían apresurarse en darle la noticia, pues los dos eran incapaces de evitar demostrarse cariño cuando estaban juntos ¿Quién podría culparlos? Después de todo, tenían más de una década sin verse, extrañándose con fervor. Ambos vivían la adrenalina cuando se besaban y Leo no estaba a la vista, o al tomarse de las manos mientras la niña no observaba. A pesar de lo emocionante que se sintiese aquello, los dos sabían que no podían continuar ocultándole su relación, así que era cuestión de tiempo para revelar la verdad.

— Hey, Leo. — la llamó Foolish un día, durante un dibujo que hacían para terminar una tarea de la escuela que sería presentada la próxima semana — ¿Qué opinas de Vegetta?

— ¿Huh? — detuvo sus crayolas y miró a su padre — ¡Vege es genial! Siempre me recomienda libros muy buenos, aparte ¡es muy gracioso! Debemos invitarlo otro día a comer, ¿podemos?

— Of course! Podríamos invitarlo más veces a la casa si es que no te molesta.

— Pa, si por mí fuera hasta le dejo mudarse con nosotros, ¡ya te lo había dicho!

Foolish rio, tenía razón.

— Dime, Leo. — se agachó y se puso a su altura, tomándola de las manos — ¿Te gustaría ir de picnic el fin de semana con Vegetta y conmigo? — los ojos de la niña se iluminaron — Hay algo que quisiera decirte.

— Sí quiero ir, ¿pero por qué ese algo no me lo puedes decir ahora?

— Porque tu tarea aún no se termina y solo tenemos unas horas antes de que amanezca.

Leonarda miró nuevamente sus dibujos y soltó un gritito de pánico.

— ¡Es verdad! Aún me falta dibujarlo. — se soltó de su padre y agarró unos crayones morados, atrayendo la atención de Foolish.

— ¿A quién? — preguntó, viendo como la pequeña poco a poco agregaba una figura más al dibujo donde, en un inicio, solo estaban ella y él.

— ¡Pues a Vege! — soltó, sorprendiendo al rubio — el tema era un día en familia para este, ¡y él ya es como parte de la nuestra porque te hace feliz y a mí igual!

Foolish se emocionó, sabía que todo saldría bien.

El día del picnic, rodeados de los hermosos tulipanes que Leo se había encargado de cuidar durante tanto tiempo, Leonarda recibió a Vegetta con distintas tostadas untadas con diferentes tipos de mermeladas, aparte de las típicas que solía hacer, logrando que el azabache se asombrara y le preguntara más sobre su gusto por dicho aperitivo. Foolish solo los observaba sonriente, agradecido de que se llevaran tan bien pero, al mismo tiempo, nervioso al seguir pensando en cómo darle la noticia de su relación con Vegetta. En un determinado momento, cuando la comida ya había escaseado y el agua igual, bajo el cielo naranja del atardecer, Leonarda corrió un rato a la cabaña y terminó sacando los dibujos que hizo con su padre días atrás, explicando que eran para una presentación sobre algo que le hiciese feliz y que quería practicar pues debía presentarlo mañana. Comenzó a hablar desde el primer día donde ella y Foolish se conocieron, el cómo llevaba gente a su puesto a comprar, las caminatas llenas de historias hacia su hogar, los cuentos para antes de dormir, la canción que se había vuelto una insignia para los dos y la alegría de tener a Foolish como su padre. El rubio se emocionó al escuchar toda la ponencia, siendo reconfortado por la mano de Vegetta que, escondida detrás del cesto de comida, agarraba la suya y lo acaricia para tranquilizarlo. Mientras Leo continuaba, Foolish notó que su pequeña hija ya no era para nada aquella niña asustada y abandonada que encontró años atrás, todo lo contrario, irradiaba felicidad por doquier y eso, para él, era el mayor de sus orgullos.

— Gracias a pa Foolich he sido muy feliz los últimos años. — continuaba ella, mostrando un dibujo de ambos bailando — Y quiero que él también sea muy, muy feliz durante toda su vida.

— Lo soy, Leo. — le responde, sonriente — You make my days better.

La niña asiente mientras comienza a sacar otro dibujo que Foolish logra reconocer: era aquel donde no solo estaban los dos, sino que Vegetta también. Los dos adultos observan el dibujo sorprendidos, esperando que Leonarda continuara con su exposición.

— También quiero hablar de Vege, el ayudante de tio Bad. — el rubio nota los intentos de Vegetta por no sonreír, siendo estos imposibles — ¡Lo quiero mucho! Siempre está enseñándome los temas que no sé y tiene muchas historias de sus viajes. Es muy gracioso también, no hay día donde no me ría a su lado, es un amigo muy preciado.

— Ay, mi niña. — dijo Vegetta, queriendo pararse e ir a abrazarla. Sin embargo, esta niega, diciéndole con un ademán que todavía había más por hablar.

— Pero, sobre todo, lo que más adoro de él desde que llegó a nuestras vidas es que ha hecho muy feliz a mi pa. Él no deja de sonreír cada vez que están juntos y siempre espero el día en que volvamos a salir los tres porque no puedo evitar sentirme contenta cuando ellos se ven y pareciera que nada más existiera. Por supuesto, yo siempre seré la favorita de pa, pero no tengo problemas con que haya alguien más en su corazón. — sus ojos brillaron cual lucero, emocionada de su propio discurso — Espero poder seguir compartiendo tiempo con los dos y poder estar siempre juntos.

Leonarda dio una reverencia y agradeció por el tiempo escuchándola. Vegetta, por su lado, se paró y fue a halagarla y felicitarla por su facilidad de palabra, diciéndole que estaba muy honrado de salir en su exposición. Ella respondió que era imposible que este no estuviese, pues ya lo sentía como parte de su familia. Fue esa última frase la que hizo que fuera ahora Foolish quien se acercara, tomando de la mano a su hija y agachándose para estar a su altura.

— ¿Te gustó mi presentación, pa? — pregunta ella, notando que Vegetta los observaba nervioso. — ¿Foolich?

— Estoy seguro de que será la mejor de todas. — afirmó él, recibiendo una sonrisa de parte de su niña — Sin embargo, Leo, ahora me gustaría hablar contigo sobre algo muy importante, ¿recuerdas que te dije que te lo diría hoy?

— ¡Cierto! — respondió — ¿Estoy castigada? — recibió una negativa como respuesta.

— No, cariño, pero hay algo que necesitas saber.

Leo no dejaba de observarlo con una ceja alzada. Foolish acomodó la gorrita roja de la menor, mirándola con el amor más genuino que un padre podía ofrecer.

— No soy tan bueno con las palabras, así que intentaré ser lo más directo posible. Desde hace un par de semanas que Vegetta y yo... — dicho esto, el de ojos amatistas se acercó y puso una de sus manos en su hombro. Foolish lo observó y, con una sonrisa, lo toma de la mano — decidimos darnos una segunda oportunidad y ahora somos una pareja.

— Nos amamos, Leo. — continuó Vegetta, a lo que el rubio asentía — Y queremos saber si eso está bien para ti.

El silenció reinó. Leonarda observó a Foolish, luego a Vegetta y, finalmente, solo ladeó la cabeza.

— Ya lo sabía, ¿creen que no me di cuenta de todas las veces que ustedes se besaban "a escondidas"? — la niña movió sus manos asemejando comillas y los dos adultos se sonrojaron ante la idea de Leonarda atrapándolos en sus sesiones de besos. — Foolich, estoy muy contenta por ti, ¡sabía que podíamos confiar en las estrellas! Pero... ¿eso significa que Vege ahora es mi otro pa?

Esta vez fue Vegetta quien se agachó, aún avergonzado por las anteriores palabras de Leo, pero tomándola de las manos con ternura.

— Solo si tú quieres, Leo — dijo — no quiero forzarte a que me digas papá si no lo deseas o aún consideres que es muy pronto.

La niña se soltó de él y extendió sus brazos. El ex príncipe, entendiendo lo que ella quería decir, la agarró y la cargó para darle un abrazo.

— ¡Claro que quiero! — gritó de felicidad la niña — ¡Pa Vege! — ambos dieron una vuelta y Foolish suspiró de alivio al saber que todo resultó como lo esperado — ¿Pero qué fue eso de "segunda oportunidad"? ¡Ahora tienen que contarme exactamente lo que pasó con ustedes en el pasado!

— Fair enough. — Foolish rio, encogiéndose de hombros y siendo ahora él quien cargaba a la pequeña — Déjame contarte la historia de amor entre un viajero que vendía baratijas y un guapísimo príncipe con ansias de conocer el mundo.

— Yo diría que más guapo era el viajero. — susurró Vegetta entre risitas.

Lo siguiente que supo fue que los tres pasaron el resto de la tarde y noche en casa, relatándole a Leonarda el cómo se conocieron y todo lo que pasaron para por fin estar juntos. Ya cuando Vegetta estaba por irse, la menor insistió en que este se quedara a vivir con ellos, empero ambos adultos le dijeron que tomase las cosas con calma, había que esperar un poco más pero no tenía de que preocuparse ya que, eventualmente, ese día llegaría.

Quizá solo era idea suya, pero las estrellas no dejaban de iluminar con intensidad desde que su vida tenía completa felicidad. Si de por sí su vida era chispeante con las ocurrencias de Leonarda en ella, ahora, con Vegetta como parte de su familia, estas no hacían más que brillar de jolgorio. Ya ni parecía haber día donde el bibliotecario no los acompañara a cenar, o a las salidas, terminando cada noche con risas frente a la chimenea y promesas de nuevos sitios por descubrir y visitar. De vez en cuando este se quedaba a dormir en casa de los Brown, aunque Leonarda siempre le decía que debía ir a la habitación de invitados pues se esforzaba en tenerla bien arreglada cada vez que el azabache se quedaba con ellos (pero, por supuesto, Vegetta siempre tenía el modo de escabullirse en la madrugada para recostarse al lado de Foolish aunque sea por un momento, o viceversa).

Una noche, con Leo ya dormida, Foolish bajó al primer piso para seguir platicando con su amado. Se acurrucó junto a él, resguardándose los dos del frío bajo la protección de una manta y conversando pacíficamente, con Vegetta recostándose en el hombro de Foolish y este acariciando sus manos para entrar en calor y relajarlo.

En momentos así sentían que el mundo se detenía en el tiempo, con solo ellos disfrutando del chocolate caliente y la compañía mutua que esperaban dentro de sí continuasen por la eternidad.

— Mañana todo seguirá igual. — susurró el de ojos amatista luego de un leve bostezo — y al día siguiente, a la semana, al mes, a los años... todo seguirá igual, en un ciclo sin fin pero, ¿sabes, my love? No quiero escapar de él. Quiero que todos los días de mi vida continúen de este modo si es que tú estás a mi lado.

— Are you sure about that? — responde Foolish con la voz bajita, susurrándole a Vegetta con una voz cautivadora solo para hacerlo sentir nervioso y que se acurruque más, sintiendo como la cabeza de su pareja se movía lentamente en señal de afirmación — Yo también deseo que siempre sea así.

El rubio movió su mano libre y se dirigió a uno de sus bolsillos para sacar algo, sin embargo, no se esperó que Vegetta se parara, pusiera las bebidas en la mesa y, dirigiéndose a él, le ofrezca su mano.

— Mi Foolish, quisiera que me acompañaras a un lugar. — le dijo, dejándolo confuso.

— ¿A esta hora?

— Sí, ¿qué dices?

— Claro, pero, ¿a dónde?

Vegetta le dedica una sonrisa nostálgica.

— Al lugar donde nos volvimos a encontrar.

Foolish asiente y así los dos emprenden el camino hacia la colina de los deseos, ya siendo un sitio especial para toda la familia. El frío hace tiritar al rubio, mas Vegetta se le acerca y lo rodea en sus brazos para reconfortarlo. Este, por otro lado, seguía avanzando en silencio, para curiosidad de Foolish al no entender el motivo por el que Vegetta deseaba ir allí. Al llegar a su destino, el bibliotecario mira al cielo lleno de estrellas, se sienta, junta sus manos y cierra sus ojos.

— ¿Qué haces? — pregunta Foolish, sentándose a su lado.

— Intento enviar un mensaje con mis pensamientos. — lo observa, tomando una de sus manos.

— Wait, ¿eres capaz de hacer eso?

Vegetta se encoge de hombros, riendo.

— Ojalá que sí. — responde — espero que le llegue.

— ¿Llegue a quién?

— Bueno... — vuelve a dirigir sus amatistas a la noche, esperanzado — Pido que mi mensaje llegue a Akira. Quiero agradecerle por todo el cariño que me dio en vida y pedirle que, por favor, bendiga nuestra relación.

Los ojos del ex rey brillan al estar ahora cristalizados por las lágrimas que exigen salir, sin embargo, se contiene y vuelve a su posición inicial, continuando con su mensaje en silencio. Foolish entonces se acerca más y lo abraza, sabiendo lo importante que aquella muchacha fue para él.

— ¿Yo también puedo enviarle un mensaje? — susurra, sorprendiendo a Vegetta.

— Por supuesto, pero, ¿qué le dirás, si se puede saber?

— Que, aunque no la conocí, le agradezco mucho por haber estado a tu lado en tus peores momentos y que espero me acepte como tu pareja.

Vegetta sonríe, dándole un beso en los labios.

— Estoy seguro de que le agradarías.

Los dos se quedan un momento en silencio mientras piensan las palabras que quería decirle a Akira y así comenzar con sus plegarias. Vegetta siguió dándole las gracias y contándole sobre todo lo que había vivido desde que dejó el reino. Foolish, por su parte, solo podía comentar que le hubiese gustado mucho conocerla, que era muy hermosa incluso si solo la vio una vez y, que quizá en otra realidad, pudieron incluso ser muy buenos amigos.

Finalmente, bajo el cielo estrellado, ambos se paran al terminar sus mensajes y descienden a su hogar para poder descansar. Conversan un poco más hasta llegar a la puerta de la cabaña, donde Vegetta se acerca a los tulipanes de Leo y los acaricia. Foolish observa esto y vuelve a tocar el objeto que tenía en uno de sus bolsillos, diciéndose a sí mismo que ya no podía esperar más.

— ¿Pasa algo, Foolish? — Vegetta no comprende por qué ahora es su amado quien extiende su mano hacia él y lo guía hacia la parte trasera de la cabaña, donde más tulipanes, de todos los colores, se encontraban relucientes y hermosos por el suelo. El azabache continúa confuso, pero sus ojos se iluminan como constelaciones al recibir un beso en los labios con suma dulzura a la par que lo atrae hacia el centro de las flores, con los astros luminosos observándolos desde la lejanía.

— Mi amor, hay... algo que quiero decirte.

Vegetta ató los puntos respecto al inesperado actuar de su novio, soltándolo y tapándose la boca con sus propias manos.

— Foolish, ¿acaso...? — susurra, siendo un manojo de nervios en ese instante, pero intentando mantener la seriedad. A pesar de ello, una sonrisa inquieta aparece en su rostro, esperando expectante a que su pareja hablase.

— Veyitta, tú me haces muy feliz — Foolish se agacha sin dejar de apartar la vista de él — Quiero ser directo, pero no puedo evitar decirte lo mucho que te adoro, que te amo, y que deseo que estemos juntos para toda la eternidad, no importa si viajando a los lugares más increíbles del mundo, o si solo nos quedamos en cama todo el día — se aplaude a sí mismo por decir todas esas palabras sin fallar — Aquí, bajo las estrellas, como la primera vez que nos conocimos y la vez donde nos volvimos a encontrar, yo quisiera saber si... — de su bolsillo saca una cajita y la abre, revelando un hermoso anillo dentro suyo — Will you marry me?

— Tú... ¿desde cuándo tenías planeado esto? — con las manos ya dejando de taparle la boca, Vegetta no deja de sonreír, nervioso pero extremadamente feliz.

— Ya no quería esperar y siento que hoy... es un día muy especial.

— Lo es. — lo abraza — Claro que lo es, my love.

— ¿Entonces? ¿Qué dices?

Vegetta acercó su rostro al de Foolish, chocando sus frentes con suma delicadeza.

— Por supuesto que acepto casarme contigo.

Los preparativos para la boda no se hicieron esperar, del mismo modo que la noticia para todos sus conocidos, quienes les decían que creían que ya se habían casado en secreto hace mucho pues solían actuar como un matrimonio. Leonarda gritó emocionada y los abrazó con mucho fervor, no dejando de decir que su familia feliz estaba cada vez más cerca de volverse realidad y que no le pidan a nadie más llevar los anillos que no sea ella, sino se enojaría y lloraría. Por supuesto que ambos aceptaron, jamás le podrían decir que no a su niña. En cuanto a los invitados, Foolish quedó estupefacto el día que abrió la puerta de su hogar y Tina saltó a sus brazos para luego apartarse y golpearlo en el hombro, enojada porque nunca se comunicó con ella, pero aliviada de saber que se encontraba bien.

— How did you...?

— Su alteza Vegetta nos envió una carta a mí y mi esposita — dijo, con Bagi saludándolo unos pasos atrás — ¡invitadas exclusivas! Supo que tú y yo éramos amigos de antaño y es por eso que nos envió la invitación. — terminó, sonriendo y ahora ambos viendo a Vegetta, afuera de la cabaña, hablando con alguien más — Así que... ahora sé qué era lo que te hacía tan feliz muchos años atrás.

— Yes. — sus esmeraldas brillaban — Muy feliz.

Más personas aparecieron días previos a la boda. Jaiden y Bobby saludaron a padre e hija con mucho cariño, relatándoles todo lo que había ocurrido durante ese tiempo y diciéndoles lo mucho que los extrañaban. Mouse se ofreció a cantar durante la ceremonia y Etoiles, del cual Foolish no tiene ni la más mínima idea de cómo logró contactarlo, apareció campante con muchos regalos para los futuros esposos. Al rubio le hubiese quizá gustado contactar a más personas que estuvieron junto a él a lo largo de su vida, de sus viajes, pero fue imposible. Aun así, estaba bien con aquellos que lograron llegar, feliz de que aun si sus caminos se cruzaron solo por un momento, él seguía en una parte de sus corazones.

Por el lado de Vegetta, por supuesto, se apareció quien ahora ocupaba su cargo como rey en el lugar donde nació. Roier había llegado de encubierto, vistiendo centenares de ropajes pues se había dicho a sí mismo que esta era una misión para reencontrarse con su hermano. Vegetta reía y, si es que no lo supiera, el menor ni siquiera parecería un rey, terminando por quitarle todos los sombreros y bufandas hasta lograr ver su rostro y diciéndole lo mucho que lo extrañó. Roier no pudo evitar sonrojarse de la alegría ante esas palabras, abrazándolo y diciéndole lo mismo, acompañado de insultos que realmente no significan más que su modo de expresar lo mucho que lo quería.

— ¿Así que ese es el tal Fulich que te arrebató de mí? — dice con fingido enojo, mirando al viajero que continuaba hablando con Tina — Espera aquí, iré a tener una charla con él — ahora simula alzarse las mangas durante su caminar, siendo visto entre risas por su hermano mayor.

— Su alteza. — Cellbit, quien también observaba a Roier irse, le habla —¿Quiere que detenga a guapito?

— No, está bien, descuida. — le responde — Y es Vegetta, Cellbit. Además, tú y yo nos volveremos familia pronto también, ¿no es así? — el aludido asiente.

Más personas con quienes cruzó su camino aparecen también. Como Willy, con quien se divirtió haciendo bromas durante una de sus travesías, o Luzu, un compañero de viaje que le dio muchos consejos cuando él recién iniciaba en su aventura. Incluso Nieves aparece en el pueblo para estar durante el festejo de las dos almas enamoradas. Ella y Vegetta se abrazan con mucho cariño, siendo la pelinaranja quien le dice que se alegra tanto de verlo feliz y de haber logrado su objetivo.

Los días continuaron pasando y los preparativos, igual. No tenían todo el espacio o lujos para hacer una boda digna de la realeza (tampoco quisieron aceptar que todo viniese de Roier), pero a Foolish y Vegetta eso no les importaba, pues con tal de que sea simple, bonito y con sus seres queridos bastaba y sobraba, total, habían pasado por mucho para por fin llegar a este momento.

Y ya era hora de cumplirlo.

Las estrellas siempre le han parecido hermosas. Brillan para dar luz, acompañan en la soledad e incitan a imaginar qué habrá más allá de lo que se puede tocar. Foolish las ha admirado toda su vida, han sido su guía, han sido su confort como a veces solo testigos de su dolor, pero siempre estuvieron junto a él en cada día, en cada momento, y es por ello que decidió, junto a Vegetta, que su boda sería al oscurecer, en una noche estrellada que brillaba incluso más que en cualquier otra ocasión.

Fue la colina de los deseos la elegida para el lugar de la ceremonia, ya con una estructura simple (y simétrica) al centro, rodeada de tulipanes morados, naranjas y blancos, con todo listo para empezar. Algunas sillas rodeaban el paraje, bellamente decoradas, siendo el lugar de descanso para todos los invitados que los acompañaban dicha noche. Tanto aquellos que vinieron de tierras lejanas, como amigos del pueblo (incluyendo a Bad, aunque Foolish jamás lo aceptaría). Aunque los invitados eran pocos para el rubio eran más que suficientes, pues quienes realmente le importaban estaban más que asegurados para su boda: Su adorada Leonarda, con un vestido morado y una cesta llena de flores le sonreía muy feliz, moviéndose de aquí para allá ansiosa de que la ceremonia diese inicio. Foolish la observaba con cariño y le decía que faltaba poco, que se apresurara más bien en ir con su otra persona favorita quien, apenas y terminó de hablar, se hacía presente.

La melodía que daba inicio a la ceremonia acompañada de la hermosa voz de Mouse comenzó a escucharse, con Leonarda comenzando a esparcir las flores por el camino nupcial mientras Vegetta caminaba hacia el altar. Se veía precioso, con un traje oscuro, una camisa morada que resaltaba con sus ojos y un tulipán del mismo color en su cabello. Por supuesto, la pulsera de esmeraldas relucía en su muñeca, era un objeto infaltable para él. Roier, quien lo llevaba del brazo, lo acompañaba para entregarlo en el altar, mas Foolish solo tenía ojos para las amatistas brillantes de Vegetta, resplandecientes y únicas, incluso más bellas que las verdaderas piedras que llevaban dicho nombre. Cuando el rey dejó a su hermano le susurró al rubio que esperaba poder conocerlo más y que estaba muy agradecido por hacer feliz a Vegetta. El de ojos esmeraldas solo asintió avergonzado, prometiendo que siempre sería así mientras el menor asintió y se fue a su lugar, tomando de la mano a su acompañante, Cellbit.

Iniciada la ceremonia, las palabras comenzaron a esparcirse por toda la colina, pero Foolish solo se encontraba enfocado en Vegetta, del mismo modo que este lo estaba de él. Se tomaron de las manos durante toda la charla, no queriendo que el tiempo continuase su curso. Solo querían seguir admirándose tal y como la primera, la segunda y todas las veces que las amatistas y las esmeraldas se encontraban.

Cuando Foolish sintió el apretón de manos de su príncipe volvió en sí, pues este comenzaría a decir sus votos matrimoniales.

— Foolish — inició Vegetta. Miró a ambos lados y soltó un suspiro antes de su discurso — It has been a very long journey to finally find ourselves here. However, I do not regret all the time it took to find you again, nor all the wonderful moments we have experienced since we were able to be together again, like the predestined beings that I am sure we are. I want you to know, here and now, that I promise to always be by your side, supporting you through thick and thin, loving you every day, and begging to hold your hand every morning to continue in this beautiful story of endless love. — el rubio quedó sorprendido al escuchar los votos en su idioma, recibiendo una risa nerviosa de parte de su pareja — Espero haberlo dicho bien.

— Te enseñé muy bien. — respondió, entre pequeñas risas y dándole un beso en la frente — Vegetta — era su turno, diciendo el nombre tal cual era y causando una sonrisa en su futuro esposo — Yo nunca creí que este día llegaría. Incluso cuando lo soñábamos hace mucho mientras observábamos las estrellas, pensé que solo sería una ilusión a la que debía resignarme. Ahora, teniéndote frente a mí, a punto de unir nuestras vidas en una sola, lo único que viene a mi mente es que quiero seguir amándote por toda la eternidad, que te amo, muchísimo, y prometo que mi corazón solo te pertenece a ti, solo a ti. Estaba escrito en las estrellas después de todo, lo supe desde el día en que te conocí y, por fin, podemos cumplirlo.

Las mejillas del ex rey se tiñeron de carmesí. Foolish sintió como las manos de su pareja acariciaban las suyas, aceptando sus palabras con el mismo cariño y amor que él las de Vegetta. Posterior a ello, se colocaron los anillos que su pequeña Leo les trajo con alegría, sabiendo que esa unión jamás se quebraría. El "si alguien se opone a este matrimonio" ni siquiera fue necesario pues todos a su alrededor estaban deseosos de que aquellas dos almas, por fin, puedan unirse y ser una sola.

Al ser declarados esposos los vitoreos no se hicieron esperar, con los invitados gritando y felicitando a la enamorada pareja. Leonarda corrió hacia ellos y Foolish la cargó, abrazándola.

— ¡Seremos una familia feliz! — exclamó la pequeña, quien ahora saltó a los brazos de Vegetta, quien también la abrazó — ¡Always juntos!

Los tres rieron y asintieron con fervor. Leonarda bajó, corriendo a volver a tirar los pétalos para que sus padres puedan caminar y seguir recibiendo las felicitaciones de los invitados. Este era su día después de todo, y no podía ir más que mejor.

Era hermoso ver como todo marchaba bien.

— My love. — dijo Vegetta de repente, antes de que Foolish y él comenzaran a caminar y dejar el altar — Creo que hay algo de lo que te has olvidado.

— ¿Huh? — dijo — ¿Qué olvidé?

— "Ya puedes besar al novio", ¿recuerdas?

Pero no le dio tiempo a reaccionar pues Vegetta se acercó a él y lo besó, generando en el cuerpo de Foolish una sensación de nervios y emoción que solo su príncipe era capaz de provocarle. El rubio aceptó el beso con mucha felicidad, extasiado de por fin ver sus sueños y ruegos hacerse realidad. Vegetta estaba igual, incapaz de contener la emoción de, finalmente, estar al lado del amor de su vida, festejando aquello de lo que hablaban como solo una mera idea tantos años atrás.

Se separan, seguros de que en el futuro habría muchos besos más.

— ¿Ves? — le susurró el de ojos amatistas a su ahora esposo, dándole escalofríos por la voz tan seductora de este — Te dije que algún día sería Vegetta Brown.

Foolish soltó una carcajada, recordando aquello y tomándolo de los hombros para cargarlo y caminar juntos por el camino nupcial, recibiendo fugaces besitos en la nariz por parte de Vegetta.

— Te queda muy bien, mi amor.

Bajo esa noche estrellada dieron inicio a su felicidad.

FIN 

Y con esto doy por finalizada, por segunda vez xd, la historia. Muchas gracias por acompañarme, gracias por esperar y gracias por los votos y comentarios recibidos, me hace muy feliz saber que esta pequeña historia recibió cariño, es algo muy valioso para mí. Hace mucho que no terminaba un fanfic de más de un capítulo, lo cual es un logro y seguro festejaré, aunque por el momento me entra la nostalgia de tener que despedirme de esta historia que es mi primer fooligetta en ser publicado. Aún así, el camino fue genial, estoy orgullosa y espero traer más historias de esta ship en un futuro próximo (por cierto para los que no saben también estoy escribiendo un flufftober fooligetta, por si aún quieren ver más historias sobre estos dos cubitos que nos enamoraron a todos jsjsjs) 

Anyways, con todo esto me despedido, ¡nos leemos pronto! Cuídense y pasen un hermoso día <3

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