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La noche vuelve a hacer acto de presencia. Esta vez, Foolish no guardó su puesto, dejando a la intemperie todas las cositas que suele vender durante la mañana y la tarde. Se encontraba nervioso, agarrándose las manos una y otra vez y revisando cada calle, cada camino que estuviese al alcance de su vista en búsqueda del misterioso comprador de la noche anterior. Las horas seguían pasando, y Foolish suspiraba al creer que solo fueron palabras vacías y que, en realidad, el tal Vegetta no volverá. Observa a las estrellas con decepción, recordando aquellos ojos amatistas y al dueño de estas que no habían salido de sus pensamientos desde que despertó, logrando incluso que toda la mañana Foolish haya intentado replicar el rostro del extraño en una pequeña escultura, fallando en el intento cada vez pues no sentía que le hacía justicia a dicho rostro tan cándido y fino.

Quizá si lo volviese a ver...

— ¡Foolish! — dio un brinco y su corazón latió con intensidad al escuchar su nombre ser mencionado, a lo lejos, por la voz inconfundible de Vegetta. Miró de nuevo las calles, notando como, por la izquierda, el comprador del día anterior se acercaba poco a poco, quitándose la capucha no sin antes ver para ambos lados en busca de algo, o alguien. A Foolish aquel detalle le dio igual, pues ahora mismo no tenía otra cosa en mente que volver a admirar esos ojos amatistas que reflejaban las estrellas.

— Veyitta! — dijo, intentando ocultar su emoción. El joven le sonríe y Foolish siente una inexplicable felicidad.

— Hello, my friend! — Vegetta se acerca alzando una mano; con la otra, pone una bolsa en la mesita del rubio — I have a present for you!

Curioso, Foolish abre la bolsa y se impresiona al encontrar mucha arcilla. Sus ojos se iluminan porque ya le hacía falta tener dicho material, calculando cuántas esculturas podría ser capaz de hacer con ellas. Está tan enfocado que, cuando nota cómo Vegetta lo sigue observando con aquella luminosa sonrisa, no puede evitar sentir sus mejillas acaloradas, cerrando la bolsita y guardándola en su mochila.

— ¿Te sirve para tus esculturas? — le pregunta el hombre.

— ¡Sí!¡Gracias! — responde, contento — Huh... what do you want from me today? — extiende sus manos y presenta los objetos que no había vendido en el día — I have... pulseras, baratijas, esculturas, many things!

— Ey, no. — niega con la cabeza, para sorpresa del viajero — Si yo... want something from your stand, ¿así se dice? Si yo quiero algo lo compraré, porque cada creación tuya lo vale. — Se pone al costado de Foolish y se sienta a su lado, electricidad pasa por el cuerpo del trotamundos — Don't forget lo que acordamos ayer: clases de inglés y saber el origen de tus creaciones — le da un leve codazo en el pecho y le vuelve a sonreír — Tus ojos me dicen que has vivido bastante.

— Well... — avergonzado por la cercanía de sus cuerpos, Foolish se toca una de sus mejillas — Yo viajo... desde hace mucho tiempo y... la ¿inspiration? ¿inspiración? It's from every place y... adventure... que he tenido, los objects también... todos de mis aventuras.

Esperaba que su español no haya estado mal, recordando que en la mañana le pidió ayuda a una amiga que vendía flores cerca de él un diccionario de inglés a español para poder hablar con Vegetta.

— That's incredible, my friend! — un emocionado Vegetta comienza a tocar las baratijas del puesto — ¿Qué me puedes contar de esta pulsera con tus ojos?

— ¿Mis ojos?

— Yes, tus eyes son como dos esmeraldas. Amo mucho esa piedra preciosa y ahora, cada vez que las vea, me acordaré de ti.

Foolish suelta una risilla nerviosa pero opta por concentrarse en la petición de Vegetta respecto al origen de dicha pulsera. Inicia su relato, un poco tímido porque nadie a quien había conocido en el pasado le preguntó por él. Usando un inglés básico y un roto español para que Vegetta pudiese entender la mayor parte, Foolish le relata una de sus tantas aventuras, la gente que conoció aquel día, el pueblo donde se encontraba esa vez, los bellísimos paisajes que admiró, el cómo halló las esmeraldas y lo que tuvo que hacer para quedarse con ellas. No solo eso, comienza a hablarle de otras historias mientras señala más baratijas, o los hechos que lo animaron a crear una que otra escultura que le señala con alegría. Se emocionó tanto explicando cada detalle de las historias que comenzó a mover sus manos, saltó, imitó voces e incluso llegó a ladrar cuando hablaba de una parte que lo frustró. Al darse cuenta de todo lo que hizo miró a Vegetta, avergonzado por creer que lo espantó o pensara que es solo un loco que cuenta incoherencias. No obstante, sus esmeraldas brillan al ver la enternecida sonrisa de Vegetta y las calmadas amatistas chispeantes que lo observan atentamente.

Ahh... Foolish podría quedarse viendo esos ojos por horas.

— Has pasado por tanto que parece que hubieses vivido mucho... ¿o eres inmortal? — mencionó Vegetta, escapándosele una risita — Y dime, ¿ese tal Badboy siempre aparece cuando menos te lo esperas?

El corazón de Foolish estaba alegre.

Pasadas unas horas, ya cuando Vegetta no dejaba de bostezar y le mencionaba que era momento de retirarse, ambos se despiden prometiendo volver a verse al día siguiente, en el mismo lugar, a la misma hora. Vegetta decidió comprar la pulsera de esmeraldas, diciendo que era un bonito recuerdo del primer día de muchos donde ambos se verían, siendo ignorante de que esas palabras calaban en la mente de Foolish y no se iban de ahí por bastante tiempo. El azabache le comenta, antes de irse definitivamente, que esperaba saber más sobre las aventuras del rubio y su idioma nativo en los próximos encuentros, respondiendo Foolish que así será.

Bajo la protección de las estrellas, las noches continúan su transcurso y, con ellas, las visitas de las misteriosas amatistas a las confundidas esmeraldas. Foolish considera que aquellos encuentros son su parte favorita del día (¿o debería decir noche?) pues era divertido pasar el tiempo con él y hablar de todo y nada mientras aprendían sobre el idioma del otro. Posterior a su segundo encuentro, Foolish había intentado enseñarle frases en inglés que el otro muchacho anotaba y repetía hasta poder recordarlas. No es que Foolish fuera un experto enseñando, hacía lo que podía, después de todo Vegetta había sido muy amable con él dándole arcilla, objetos para las baratijas y demás cositas que, de alguna forma u otra, facilitaban su estadía en el reino y la recolección de recursos para vender sus objetos.

Y algo que contentaba a Foolish, además, era ver como aquella primera pulsera adornada de esmeraldas relucía radiante en la muñeca izquierda de Vegetta.

— El rey pasará por aquí mañana. — suelta Vegetta desinteresadamente una noche, mirando al cielo — ¿Llevas una semana aquí, cierto? ¿Ya lo has visto?

— No. — responde, notando que Vegetta cambió su tono de voz apenas y habló de esa persona — ¿Es buen rey?

— Oh, ¡sí! El mejor. — después de ello, comienza a relatarle todas las maravillas que aquella persona había hecho por y para el reino. Foolish nota que el tono nervioso de Vegetta no se debía al rey en sí, pues el hombre de ojos amatistas se notaba muy orgulloso con cada palabra que decía sobre la autoridad de ese lugar — ... Y su hijo mayor es muy guapo, el más guapo del reino... o, al menos, hasta que apareciste tú.

Foolish, risueño, lo mira avergonzado. Vegetta no parece reaccionar a su semblante, dándole vueltas a un pequeño rubí que pronto formaría parte de una pulsera.

— Pues me gustaría mucho conocerlo — esa frase sí que llamó la atención de Vegetta, quien arqueó una ceja — ¡I mean, al rey! ¡Quiero conocer al rey!

— Sí, sí, ya, ya. — Foolish no sabe si Vegetta está molesto o no, aunque ¿por qué lo estaría? Por lo que mueve su cabeza en señal de negación para quitarse esa idea de la mente — Quizá algún día... sí, quizá.

— ¿Huh?

Aquella aura misteriosa que siempre rodeaba a Vegetta parecía más grande que nunca. El azabache suspira, mira a Foolish y le dedica una de sus tantas maravillosas y blanquecinas sonrisas.

— Foolish, yo... — se detiene, encogiendo sus hombros — Nos vemos mañana. — termina por decir. De un salto, se levanta de su asiento y se pone la capucha — De verdad me encanta pasar tiempo contigo, ojalá nunca se termine.

— No tienen por qué. — responde Foolish, confundido por la última parte de la conversación que acababan de tener — ¡Podemos vernos cada noche como lo hacemos!

"Podría quedarme incluso más tiempo en el reino" piensa, sorprendido ante ese pensamiento, ¿qué tan importante era Vegetta para él para que deseara no irse a seguir descubriendo el mundo? No logra aclarar sus pensamientos pues, inesperadamente, Vegetta se acerca a él y le da dos besos en las mejillas en señal de despedida.

— Intentaré que eso sea posible. — y se va.

Aún estupefacto, el viajero solo logra alzar la mano mientras lo ve desaparecer. Acto seguido, dirige ahora sus manos a su pecho, notando como su corazón late con rapidez y sintiendo como todo su cuerpo se siente cálido. No puede dejar de pensar que Vegetta es tan misterioso y que desea averiguar cada uno de sus secretos no importa cuánto tiempo pase. Quiere conocerlo más, pasar más tiempo con él, sintiendo realmente que aquel primer encuentro estaba destinado a ocurrir.

A la mañana siguiente, Foolish nota como toda la plaza donde solía vender sus objetos luce muy decorada y preparada para la visita del rey. Escuchaba por un lado a las personas emocionadas por verlo, a unos deseando poder hablar con él y decirle sus peticiones y a otros cuantos mencionando si aparecerá acompañado de sus hijos. Hablando con algunos pueblerinos que compraban sus productos, Foolish solo escucha maravillas del gobernador y todo lo que había hecho por ellos, llegando a la conclusión de que, efectivamente, era una persona buena y bondadosa como Vegetta le contó.

— You would love him! — menciona Tina, la joven que vendía flores a un costado de Foolish — And his sons are very kind too. We lost the queen half a year ago but the two of them have been a great support for their father. The eldest is expected to assume the throne in a few years — dijo, terminando de hacer un ramo que se le encargó.

— What are their names?

— Oh! The youngest is Roier, and the future king is...

Quiso conversar más con Tina, pero al escuchar trompetas y ver como la multitud de personas aparece por todos lados, atentos y expectantes, supo que la carroza real aparecería en cualquier momento. La divisa y da unos pasos fuera de su puesto para verlo con claridad, notando en primer lugar dos caballos blancos, majestuosos y elegantes, llevar un carruaje lujoso con toques dorados y morados. Escucha a los guardias reales nombrar al rey y mencionar que les honra con su presencia, viéndolo posteriormente bajar. Nota que la edad ya le pesa, sus cabellos platinados y sus ojos cansados son prueba de ello, sin embargo, muestra una grandiosa sonrisa y agradece las muestras de cariño del pueblo. Menciona algo de dirigirse a una tienda en particular para hablar de algunos temas que Foolish no logra entender por el idioma, por lo que el rubio decide que es momento de volver a sus propias responsabilidades. Sin embargo, cuando ya había dado media vuelta, escucha nuevamente a uno de los caballeros anunciar que el príncipe también estaba ahí, recibiendo más alabanzas y gritos de emoción por verlo.

— ¡El príncipe Vegetta de Luque también nos honra con su presencia!

Cuando mencionan el nombre y éste baja para ser recibido por los pueblerinos, Foolish entiende el comportamiento de la noche anterior.

El muchacho misterioso que siempre lo visitaba, el que le preguntaba por palabras en inglés, el que cuyos ojos parecían brillar cuando veía una nueva escultura o baratija en su puestito, el que le sonreía cada vez que terminaba de contar sus historias, al que las estrellas parecían adorar con todo su ser... ese hombre estaba ahí, con ropajes lujosos, saludando amablemente a la gente a su alrededor y siendo aclamado como su príncipe. Foolish se queda quieto de la impresión, no puede entender como esto está ocurriendo, por qué no se lo dijo, y opta por la opción de esconderse y pretender que nada de esto está sucediendo. No obstante, los ojos amatistas lo encuentran. Vegetta solo alza la mano y le sonríe, brevemente, logrando nada más que Foolish se sonrojara al haber sido notado por él entre la multitud y ver como la pulsera de esmeraldas se hacía notar incluso en la lejanía.

"His smile is even brighter in the day" piensa, observando como la familia real desaparece poco a poco de su campo de visión.

Vuelve a su puesto, incapaz de ver la dirección a donde el rey y el príncipe se fueron debido al tumulto de personas, y se sienta, pensativo al recordar los momentos con quien creyó en un inicio no era más que una simple persona. Tiene muchas preguntas en mente y no sabe cómo reaccionar, no sabe qué le dirá cuando lo vuelva a ver (si es que se vuelven a encontrar).

Se siente irreal.

—... A prince!? — y no pudo evitar gritar, pidiendo disculpas a las miradas curiosas que ahora lo observaban con confusión.

A ver quien se dio cuenta de lo que añadí en este capítulo owo (okno xD o sea si hay añadidos pero no es necesario que lo digan si no quieren jsjsj)

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