Capítulo único

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Como todas las noches, puntualmente, la Luna salía resplandeciente a colocarse en lo más alto del cielo; siempre mostrando una sonrisa en su cara. No obstante, en aquella ocasión, un signo de tristeza invadió su rostro, ¿la razón?, nadie la miraba. La Luna se había dado cuenta que, desde hace varios años, nadie se detenía a mirarla aunque sea por un momento, siempre estaban apurados en llegar al trabajo o una reunión, o estaban simplemente muy cansados para fijarse en ella, y tal vez la única razón por la que ellos sabían que ella estaba ahí era porque su luz les iluminaba el camino para dirigirse a sus ocupaciones. Tales actitudes de las personas hacían sentirse a la Luna menospreciada y sola. ¿Qué había hecho para ser ignorada?, ¿qué fue lo que cambió?; desesperadamente ella intentaba hallar una respuesta a sus preguntas pero no lograba encontrar ninguna. Entonces se le ocurrió una idea; desaparecería por una noche. De esa manera, se daría cuenta si los humanos notaban su ausencia y a la vez, buscaría aclarar sus dudas. Así que a la noche siguiente no se presentó. En vez de eso, cambió su forma redonda por una humana y se dirigió a la tierra.

Al caer la noche, la gente al salir de sus casas comenzó a notar algo extraño; las lámparas en las calles no eran suficientes para alumbrar y toda la tierra entera parecía haber entrado en una terrible oscuridad que impedía que realizasen sus labores diarias. De pronto, en los noticieros de las 10:00 p.m. salió una noticia estremecedora: "la Luna había desaparecido del cielo nocturno". De inmediato, la gente al escuchar la terrible noticia volteaba al cielo con el fin de comprobarlo. Todo era verdad, ¡la Luna se había ido!

Mientras tanto la Luna disfrazada caminaba por las oscuras calles en busca de respuestas. Conforme iba avanzando, veía cómo la gente corría de un lado a otro preocupada por llegar temprano al trabajo; otros permanecían en sus casas terminando algún proyecto acompañados de una gran taza de café con el fin de aguantar la dura jornada; otros más se divertían plácidamente en alguna fiesta bebiendo y fumando dentro de algún bar. Ninguno de ellos había notado su ausencia, lo que la hizo pensar que el ser humano se había hecho frío y materialista, dejándola de lado como un objeto inservible. Así que se marchó y siguió caminando con la esperanza de encontrar a alguien diferente.

Por otra parte, la gente no dejaba de preguntarse sobre la misteriosa desaparición de la Luna, incluso los astrólogos no podían investigar la razón del fenómeno. Ni siquiera sabían dónde buscar. Así que se dieron a la tarea de poner cartelones en los que se invitaba a la gente a unirse a la búsqueda del cuerpo celeste dando una recompensa de 100 mil pesos al que lograra encontrarla o informar de su paradero, por lo que de inmediato, toda la gente se unió a la causa.

No muy lejos de ahí, la Luna desconsolada y cansada de caminar, se encontró con un niño pequeño que miraba por la ventana con los ojos fijos en el firmamento. La Luna sorprendida decidió preguntarle el por qué de su acción. El niño no le contestó, pues parecía estar muy concentrado mirando aquel cielo oscuro. La Luna le preguntó de nuevo. Esta vez el niño volteó a verla y la escuchó con atención:

- ¿Qué estás viendo en el cielo?

- Estoy viendo la Luna - le dijo con una sonrisa.

- ¡Pero si no hay Luna! – le dijo ella consternada.

- ¡Claro que está ahí!, siempre aparece por las noches, sólo que ahora está escondida.

Ante tal contestación la Luna le pregunto de nuevo:

- ¿Y por qué te interesa verla?

Él le respondió:

- Porque ella me inspira a seguir adelante.

- ¿Seguir adelante? – preguntó curiosa.

- Si, algún día quiero ir a donde está ella – luego agregó: - yo quiero ser astronauta, pero no puedo caminar porque tengo lastimada la espalda. Así que cada vez que la veo me acuerdo de mi sueño y me anima a seguir adelante para lograrlo.

La Luna al oír esto se dio cuenta de que no todos los humanos eran iguales. ¡Había encontrado lo que estaba buscando! Así que conmovida, decidió darle un obsequio al niño. De entre sus ropas sacó un pequeño costalito de seda con el dibujo de una luna creciente en una de sus caras.

- Te regalo estos polvillos lunares mágicos; de esa forma cualquier deseo que pidas se cumplirá. Gracias por todo...amigo.

Luego de decir esto, y ante la cara de asombro del niño, su piel resplandeció en el momento en que se elevaba al cielo y, al mismo tiempo, iba cambiando de forma. Fue en ese mismo instante que el niño comprendió con quien había estado hablando.

En ese momento, cuando todos estaban atareados por encontrar algún rastro lunar, una joven que miraba hacia arriba gritó de repente "¡la Luna!", acción seguida de las miradas del resto de la gente. Como por arte de magia la Luna había vuelto a su sitio original, llenando de alivio los corazones de todos.

Desde ese entonces, las personas comenzaron a fijarse más en el cielo0 para asegurarse de que aquel cuerpo celeste nocturno siguiera en su sitio. Jamás se supo el porqué de su desaparición, pero fue un hecho que marcó para siempre el curso de la historia.

Por otro lado, el niño al que le había regalado los polvos lunares, decidió dedicarse de lleno a la música, puesto que, de algún modo extraño, había cumplido su sueño de estar cerca de la Luna; de esa forma le compondría canciones a su nueva y mejor amiga.

Fin

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro