Capítulo 27. Jamie Sawyer

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Jamie Sawyer.

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Me encanta el día de cumpleaños de papá porque siempre hacemos cosas muy divertidas, como comer pizza y tacos, y visitar lugares nuevos. El año pasado Maddie decidió que haría un pastel y terminó con la alarma anti incendios activada y la sala inundada.

Pero este año será mi primera fiesta con mi novia.

Mamá empuja una jarra de jugo en mi pecho y señala la puerta trasera.

—Cariño, lleva eso y sirve jugo a tu abuela Judy. ¿Tu quieres?

—No. —niego rápidamente porque quiero entrar a la piscina.

Hace años papá decidió que quería tener una piscina para los días de calor y cada año hace una fiesta en la alberca. Ya está ahí cuando salgo al patio.

—¡Hey, chico! —me grita desde su flotador en medio del agua—. ¿Dónde está mi bebida?

En realidad no lo sé, así que primero voy hacia la mesa del jardín para llenar el vaso de mi abuela.

—¿Quieres jugo? —levanto la jarra para que la vea.

—Pff, ¡No! Necesito una cerveza... Y unos nachos con queso muy picantes.

¿Nachos con queso? Tendrá calambres en la panza cuando quiera refrescarse. Su decisión.

—Muy bien.

Voy dentro a la cocina para decirle a mamá lo que papá quiere, pero el timbre de la puerta me detiene.

—Cariño, la puerta. —dice mamá.

Sabiendo que no pueden ser nadie más que los Grey, prácticamente corro hasta la puerta y abro con una gran sonrisa.

—¡Hola! —mis ojos recorren a todos los integrantes—. Bienvenidos.

Harry es el primero en entrar y va directo al patio, seguido de Ted que golpea su puño contra el mío. La señora Grey me sonríe, llevando un bonito vestido de color amarillo. Y justo detrás de ella, mi novia y su papá.

Él tiene las cejas fruncidas, pero es la única expresión que le conozco así que está bien.

—Sawyer. —lo escucho gruñir—. Ojos al frente y manos lejos de mi hija.

¿Qué?

Mi mirada se desplaza por el señor Grey en jeans y camiseta oscuros, poco práctico para un día en la alberca. Pero Phoebe luce perfecta con un vestido de gasa igual que su mamá, pero en color rojo.

—Hola. —balbuceo—. Hola.

Phoebe se ríe. Y su papá pone los ojos en blanco.

—Carajo, ya estoy arrepentido de esto. —dice bajito, seguramente para él mismo—. Necesito un puto trago.

Me empuja y entra a la casa, luego lo escucho gritarle algo a mi papá. Mi atención vuelve a mi novia.

—Hola, Jamie. —sonrie y me besa la mejilla—. Estoy feliz de verte.

—Yo también.

Entrelazo mis dedos con los suyos, cierro la puerta y la llevo hasta el patio donde nuestra familia se reúne. Mamá, la abuela Judy y la señora Grey están sentadas a la mesa con sus bebidas.

Papá, Harry y Ted dentro de la piscina salpican agua por todos lados, y mis hermanas acaban de llegar cargando una hielera con las cervezas de papá.

—Jimmy, Phoebe. —nos saludan.

No sé si Phoebe quiere entrar al agua, o una bebida refrescante sin alcohol de las que preparó mamá, pero estoy listo para consentir a mi novia.

—El agua está fresca, ¿Quieres entrar?

Phoebe asiente con una gran sonrisa.

—Si.

Antes de que pueda ir adentro por toallas secas, Phoebe se saca el vestido rojo por la cabeza y mi mirada cae en su ajustado traje de baño de una pieza. No es un bikini, ni siquiera es tan revelador como otros, pero es malditamente ajustado.

Y yo no debería mirar fijamente las tetas de mi novia adolescente.

—¡Phoebe! —el señor Grey pisotea todo el camino hasta nosotros—. ¿Qué carajos es eso? ¿Dónde está el traje de baño que te compró tu madre?

—¿La cosa rosa con olanes? —chilla—. ¡Papá! No tengo seis años.

Apenas me doy cuenta que todos permanecen en silencio y miran con atención a Phoebe y su papá.

—¿Y elegiste usar eso de todas las cosas? —la abraza y me mira con las cejas fruncidas—. Ni siquiera lo pienses, chico.

Intento desviar la mirada, pero todo esto es tan extraño. ¿Cómo se supone que Phoebe entre a la piscina si su padre no la deja usar un traje de baño? ¿Espera que se quede en la orilla?

—Es de mamá, ella me lo prestó. —se queja mi novia—. Si ella lo puede usar, ¿Por qué yo no?

Bueno, rayos. Las miradas se mueven ahora sobre la señora Grey que sonríe muy divertida, mordiendo la pajita de su bebida.

—Y te ves preciosa, mi amor.

El señor Grey gruñe algo sobre ser demasiado liberal, pero en realidad no lo entiendo. Harry y Ted están en la alberca con nada más que sus pantalones cortos. Yo llevo uno en color azul y una camiseta blanca porque aún no estoy en el agua.

Mi suegro parece no querer soltar a su hija, así que me quito la camiseta con un movimiento rápido y la paso por la cabeza castaña de Phoebe.

—Eso es, nena. Mete ahí tus brazos. —el señor Grey se aparta y me mira—. Con esto puedes entrar al agua.

Y sobre todo su padre dejará de gritar y vigilarlos.

El sonido de la puerta corrediza abriendo nos hace girar la cabeza a todos.

—Hey, sentimos la demora. —la tía Leila en un traje de baño rosa nos mira—. ¿Qué está pasando?

Liam y su papá están detrás de ella, ambos llevando shorts sin camisetas y descalzos, realmente listos para entrar al agua.

Mamá y la señora Grey se ríen.

—Solo Christian siendo Christian. —la mamá de Phoebe se ríe y sirve más de ese jugo que justo ahora creo que si lleva alcohol.

—Oh.

Los Kavanagh se dirigen a la piscina, la atención de todos tan dispersa que ni siquiera noté cuando papá salió del agua y se detuvo detrás del señor Grey.

—Eres el único aguafiestas, Christian. Y además, demasiado vestido. —sonríe de esa forma en que hace cuando se mete en problemas—. ¡Relájate!

El señor Grey intenta aferrarse a Phoebe y a mi, pero es inútil. Papá lo empuja dentro de la piscina y se lanza detrás de él.

—¡Luke! ¡Maldito imbécil! —gruñe cuando sale a la superficie—. Voy a patear tu maldito culo.

—Es mi día especial, Christian. Hoy soy inmune a tus maltratos.

Maddie y Marcie chocan sus latas de cerveza y todo mundo ríe divertido porque bueno, ellos son así.

Vuelvo a tomar la mano de Phoebe y la llevo a la alberca para que también nosotros podamos refrescarnos.

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