Capítulo 29. Liam Kavanagh

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Liam Kavanagh.
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Sé que algo va mal esta mañana cuando el maestro me pide que tome mi mochila y vaya a la oficina del director. Esta vez no corregí con marcador la ortografía de los grafitis del baño, así que no sé de qué podría tratarse. Y no ayuda que el director solo me mire y me pide que vaya a casa.

Paso por la puerta de mi colegio y me detengo cuando veo el auto patrulla del oficial Corey con él y Phoebe dentro. ¿Qué rayos está pasando?

—¡Liam! —mi mejor amiga me grita—. Ven aquí.

Corey baja y abre la puerta trasera para que yo también suba ahí, luego cierra y vuelve al puesto del conductor.

—¿Qué esta pasando? ¿Por qué salimos temprano tú y yo?

Phoebe entrelaza sus dedos, retorciéndolos en el proceso y sé que nada de esto es bueno.

—Papá me llamo, quería que estuviera contigo mientras Corey nos lleva al hospital a ver a tu mamá.

¿Qué?

—¿Qué le pasó a mi mamá? —chillo con voz aguda del miedo.

—Le dispararon. —antes de que pueda gritar, Phoebe se apresura a aclararlo—. Ella está bien, fuera de peligro.

No está tan bien si tiene que ir al hospital. Mamá nunca se enferma, jamás. Sé que papá es más propenso a las enfermedades y a los accidentes, pero mamá dice que solo es porque papá es muy distraído.

Espero en silencio a que Corey nos lleve al hospital regional, deteniendo a mi mente cada pocos segundos de pensar en escenarios catastróficos sobre la herida de mi mamá. Dos autos patrulla están ahí cuando estacionamos.

—Bajen con cuidado, estaré aquí para llevarlos a casa.

Phoebe tiene que empujarme para que reaccione y la siga hacia el hospital, atravesando las puertas de la entrada y yendo directo al mostrador. Ni siquiera hace falta preguntar por mamá, dos policías están en la sala de espera de la derecha.

—Ahí, vamos.

Mi mejor amiga sostiene la manga de mi suéter y me lleva corriendo por el pasillo. Las voces de mis papás vienen de la única puerta abierta.

—Ya te dije que estoy bien. —se queja mamá—. La bala entró y salió.

Me detengo en la puerta con los ojos bien abiertos, mirando a mi mamá en una camilla con el abdomen vendado y pantalones cortos.

—Bueno, eso no me hace sentir mejor. —papá frunce las cejas y gira para mirarme—. Hey, chico. Qué bueno que estás aquí.

Phoebe me suelta para que camine hacia ellos, abrazándolos a ambos con cuidado. Solo cuando el señor Grey habla es que me doy cuenta de la cantidad de personas en la habitación.

—Pudo ser peor, Lay. Será mejor que te olvides del trabajo de campo por un tiempo.

—¿Qué? —se queja mamá sin soltarme—. ¿Por un rasguño? ¡A todos ustedes les han disparado antes!

—Y mira cómo resultó eso. —agrega papá con una mueca.

Creo que hablan de la vez que papá y el señor Sawyer tuvieron un accidente en el trabajo, no conozco todos los detalles pero sé que papá tuvo problemas para caminar después de eso.

—¿Entonces lo hiciste por la cicatriz? —el señor Sawyer se ríe—. Carajo, Lay, pudiste decirlo y con mucho gusto te habría disparado para que no te enfrentaras tú sola a esos sospechosos.

Todas las cabezas giran hacia él.

—¿Estás diciendo que le habrías disparado a mi esposa? —la voz de papá es profunda cuando quiere parecer intimidante.

—Solo si ella lo hubiera pedido. —dice el papá de Jamie como si nada.

El señor Grey pone los ojos en blanco, pero su gesto de detiene cuando su esposa entra a la habitación con Teddy y Jamie detrás de ella.

—¿Esto es una reunión familiar? —nos mira a todos y frunce las cejas cuando se detiene en Phoebe y en mi—. Ustedes dos deberían estar en la escuela.

Lo sé, creo que todos deberíamos estarlo.

—Lo siento, nena. Hice que trajeran a los niños para que Liam estuviera acompañado, —luego señala a Ted y Jamie—. Estos dos simplemente se colaron.

Ted sacude la cabeza y Jamie niega con incomodidad, pero de pronto todo es tan absurdo que el señor Sawyer y mamá se ríen a carcajadas.

—Tenemos que encontrar mejores maneras de reunirnos. —mamá sigue—. Si las opciones son el hospital o mirando sus culos pálidos peleando, tendré qué quedarme en casa.

Todo se ríen de nuevo. Papá también, pero entonces gira para mirarme sin apartarse del lado de mamá donde ha estado desde que llegué.

—Hijo, me quedaré con tu mamá esta noche, tiene qué quedarse para asegurarse que no hay infección.

Oh.

Mamá no luce muy convencida de eso.

—Lo siento, cariño. ¿Crees que estarás bien en casa con tu tía Kate?

—Si, mamá.

Intento no preocuparla, pero no quiero estar con mi tía Kate. Ella siempre está fuera con su novio o encerrada en su habitación.

Les doy un abrazo rápido a ambos y salgo de la habitación con Phoebe, Ted y Jamie detrás de mi hasta la salida del hospital. El oficial Corey sigue ahí esperando para llevarme a mi casa.

—Phoebe, —giro hacia mi mejor amiga y me aferro a su brazo—. No quiero ir a mi casa.

Solo. Si voy con los Grey, al menos podría distraerme con las historietas de Phoebe o los videojuegos de Harry. ¿Pero solo? Voy a estar pensando en mamá.

—Esta bien. —ella parece comprensiva—. Vienes a casa conmigo.

Comienza a tirar de mi brazo cuando Jamie Sawyer se atraviesa en el camino.

—Liam, ¿Por qué no vienes conmigo? Te dejaré jugar Mortal Kombat en mi xbox y puedes quedarte en mi habitación.

Phoebe arruga la nariz con ese gesto raro y entonces recuerdo que Jamie es su novio. Oh, rayos. ¿Él piensa que quiero quedarme con ella?

Antes de que diga que prefiero la compañía de Harry, mis ojos se desvían a las chicas pelirrojas paradas junto a la camioneta familiar de la señora Sawyer, una de ellas mira distraídamente su teléfono y la otra me sonríe.

—Si, creo que quiero jugar ese juego que dices. —me libero de la mano de Phoebe y me acerco a Jamie—. Gracias a todos por preocuparse, estaré bien.

Ted encoge los hombros y Phoebe mira a Jamie con los ojos entrecerrados, pero dejo de prestar atención cuando Sawyer me empuja directo a la camioneta de sus hermanas.

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