Capítulo 43. Liam Kavanagh

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Ha pasado un tiempo desde que Jamie se fue.

Phoebe parece más tranquila después de que cumplimos 16 años porque está tomando en serio lo de la universidad. Ted se inscribió pero no estoy seguro de que sea algo que le guste.

En cuanto a mi, aún estoy tratando de decidir si debería pedirle a Lou que sea mi novia. Hemos salido en muchas citas, pero aún no estoy seguro de que sea lo que quiero, y esa debería ser una señal suficiente.

—¿Liam? —Louisa estira su mano por encima de la mesa para tomar la mía—. ¿Te gustaría ir por un helado?

La plaza comercial en la que estamos tiene una área enorme para comida en el segundo piso y dejamos a Phoebe en la librería del primer piso antes de subir.

—Si, claro.

Nos levantamos de la mesa y Lou viene a colgarse de mi brazo mientras caminamos hacia el otro lado de la plaza. Pide un helado de fresa para ella y uno de chocolate para mí.

—¿Deberíamos llevarle uno a Phoebe? —pregunto y Lou pone los ojos en blanco.

—No. No puede meter comida en la librería, además ¿No puede ella comprar su propio helado?

Suspiro.

—Si, por supuesto que puede. Pero sigue siendo mi amiga y mi coartada para salir contigo, así que le estamos llevando un helado.

Louisa hace un puchero con sus labios.

—Pero Liam, es nuestra cita, no deberías estarle llevando regalos a otras chicas. —no es un regalo, pero sé que Lou no lo entiende—. ¿No sería mejor decirle a tus papás que tienes novia?

¿Qué? Mis cejas se alzan antes de que pueda reaccionar.

—¿Novia?

—Pues si, he estado esperando a que lo digas, Liam. —apoya sus manos en mis hombros y bate las pestañas—. ¿No te gustaría que yo fuera tu novia y hacer cosas de novios?

Oh, rayos.

Quiero decirle que si, que estoy listo pero en realidad otra persona viene a mi mente. Me debería porque sé que es un enamoramiento infantil, pero aún así no puedo.

Mejor cambiar de tema.

—Creo que es hora de irnos. —le sonrío—. ¿Te acompaño a la puerta?

Louisa no parece contenta, pero me sigue el juego y de deja tomarla de la mano mientras la llevo al estacionamiento de la plaza comercial. Su madre ya está ahí en una camioneta roja cuando salimos y agita su mano para que la veamos.

—Bien. —ella se gira para mirarme—. Me gustaría mucho verte pronto, pero eso depende de ti. Avísame sobre lo que decidiste.

Lou me besa la mejilla demasiado cerca de la comisura de mi boca y se aparta, caminando hacia el auto de su madre. Ella no vuelve a mirarme ni siquiera cuando la señora Owen se despide.

Tengo qué hacer algo.

Corro dentro de la plaza hasta la librería y localizo a Phoebe sentada en un pasillo mirando los libro. Le echa un vistazo rápido cuando me acerco y vuelve a lo que estaba haciendo.

—¿Puedes creer que amaba este libro cuando tenía 12? —levanta uno con una pareja sobre una cubierta amarilla—. Ahora creo que los dos son imbéciles.

—Tal vez. —me inclino a su lado para hablarle bajito—. Phoebs, tengo qué ir a un lado, ¿Te importa si te dejo aquí?

Mi mejor amiga en el mundo sacude su mano en mi cara.

—Si te estás largando con Lou a tener sexo, no quiero saberlo. Dios sabe que he escuchado demasiadas historias de la vida sexual de Ted como para tener un trauma.

¿Qué? Por supuesto que no voy a tener relaciones sexuales con Lou, pero Phoebe no necesita saberlo. Palmeo su cabeza y me levanto.

—Gracias, Phoebe. Mándame mensaje cuando estés en casa.

—Claro.

Ella sigue sentada en el piso mientras me alejo y salgo, luego subo al autobús que me llevará a un residencial al otro lado de la ciudad. ¿Cómo Jamie iba de ahí hasta Bellevue? No lo entiendo.

La casa de los Sawyer está a oscuras cuando llego, ninguna luz encendida todavía porque el sol apenas está ocultándose. Me siento en los escalones del porche y espero a que ella llegue.

Y sé que lo hará porque conozco su rutina de memoria.

18 minutos más tarde, un auto estaciona en la acera y la mujer del cabello rojo se gira para mirar a su acompañante. El tipo en un traje de oficina sonríe cuando ella le besa la mejilla.

Solo me nota cuando se baja del auto y viene por el caminillo de piedra.

—¿Liam? —su cabeza se inclina.

—¿Quién era ese? ¿Tu novio? —no puedo evitar el tono.

Su cabeza se sacude y los rizos Rebotan por todas partes.

—Es mi director. —señala con el pulgar el lugar donde antes estaba el auto—. ¿Qué haces aquí, William?

Mierda.

Siento el calor subiendo a mis mejillas pero necesito decirlo, que ella sepa que una palabra me bastará para decirle No a Lou.

—Tengo algo qué decirte.

Sus ojos castaños me miran por largos segundos, luego Maddie sujeta su falda con sus manos y se sienta a mi lado.

—¿Y qué es?

Solo hazlo, Liam.

—Me gustas. Me has gustado durante mucho tiempo.

Ella sonríe levemente.

—Oh, cariño, eso es tan dulce. —pasa su brazo por mis hombros y me atrae para besarme la cabeza—. Eso es porque me conoces de toda la vida. Soy lo más cercano que tienes a una hermana mayor, Liam. Es normal que creas que tienes sentimientos por mi.

—No es un enamoramiento de niño, o un capricho. No soy un niño, Mads. Sé perfectamente lo que siento.

La dulce y amable Maddie me dirije una mirada cargada de ternura.

—Soy una mujer adulta y tú un adolescente, carajo, eres más chico que mi propio hermano. —apoya la mano sobre su frente—. Estamos en diferentes etapas de la vida.

—Maddison, —ahora soy yo quien toma sus manos en las mías—. Sé que no sientes lo mismo que yo.

—No. —confirma.

—Entonces... —insisto—. ¿No puedo tener al menos una oportunidad?

Ella vuelve a negar, pero entrecierro los ojos y dejo que vea mi determinación. Después de todo, si funcionó con Phoebe, ¿Por qué no conmigo?

Mi roja parece pensarlo un largo tiempo, luego sonríe.

—Si, está bien... Pero cuando tengas 20 años.

¿4 años más?

—¿De verdad?

—Si. —asiente—. De esa forma ya serás mayor y tendremos más cosas en común.

Oh, ella es tan lista.

—Promételo.

Maddie vacila por un breve momento.

—Lo prometo. —me vuelve a besar la cabeza—. Pero hasta entonces... Vive tu vida, Liam.

Y con eso dicho, ella entra a su casa.

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💙✨

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