Capitulo 69. Christian Grey

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—Nena, te aseguro que solo quiero lo mejor para mi niña.

—¿Lo mejor? —me mira antes de encender su auto—. Te recuerdo que Phoebe ha esperado mucho tiempo para tener una relación de verdad con Jamie, ¿Te suena?

Ay, carajo.

—Es diferente, somos diferentes. —le aseguro, pero no logro convencer a mi esposa.

—Somos diferentes porque ninguno de los dos tuvo a sus padres respirando en su nuca. —sus cejas se fruncen como cada vez que recuerda a Raymond—. Recuérdame, por favor, qué hiciste cuando les dijiste a tus padres que querías ser policía.

—Mierda... —suspiro—. Dijeron que no.

—¿Y qué más? —insiste.

—Dejé Detroit y me mudé a Seattle.

—¡¿Lo ves?! —agita sus manos en el aire—. Eres muy obstinado. Y adivina qué hice yo cuando papá dijo que no me quería contigo.

Doble mierda.

—Te mudaste conmigo al apartamento.

Gira la cabeza para mirarme con una pequeña sonrisa.

—¿Necesitas que diga más? La niña sacó lo mejor de nosotros, y eso es pelear por lo que quiere. Ahora, ¿Quieres aceptar a Jamie en la familia? ¿O quieres que Phoebe nos deje?

Agh, mierda. Debí saber que la petición de estar en algún lugar privado era una emboscada. Mi esposa definitivamente sabe cómo acorralarme.

—¿Estás diciendo que debo ver al maldito chico todos los putos días por el resto de mi vida?

No estoy seguro de querer incluso escuchar lo que hacen. ¿Cómo podría? Es sin duda alguna clase de tortura para padres.

—Si, tienes razón. —sigue conduciendo entre las calles del centro—. Jamie es demasiado lindo, ¿Tal vez Jason Abernathy sea mejor opción? Hablaré con Jess para que...

—¡Carajo, no! —gruño—. Prefiero al hijo de Luke que a la copia arrogante de Jesse, ese cabrón...

—¡Perfecto! —gira a la derecha en alguna calle y se estaciona—. ¿Fue tan difícil darle una oportunidad a Jamie?

Bueno, mierda.

Será mejor que cierre la maldita boca antes de que acceda a una boda rápida para mi pequeña. Ana baja del auto y yo la sigo, notando entonces que estamos afuera del Hotel Fairmont.

—¿Qué estamos haciendo aquí?

Mi esposa sonríe y se cuelga de mi brazo.

—Las chicas y yo acordamos que deberíamos tener un desayuno de celebración aquí. —me lleva con ella al restaurante—. Será un festejo doble ahora, por la llegada de Jaime Sawyer y por su compromiso con nuestra Phoebe.

Bendito Dios, no creo poder resistirlo.

—Tu padre fue un maldito santo, Cerecita. Debió hacer que me corrieran de la policía y mandado directamente a Florida, lo que estuviera más lejos de ti.

Mi esposa frunce las cejas, pero luego una lenta sonrisa se estira en sus labios.

—¿Y que hay de tus padres? Sin duda merecen unas vacaciones pagadas a Aspen por tener un hijo tan cabezota.

—Es cierto. —confirmo.

La camioneta de los Sawyer estaciona del otro lado de la calle, luego el auto de Ethan y un taxi del aeropuerto. Todos están aquí para el desayuno y rápidamente somos guiados a una área reservada con una mesa muy larga.

Mi hija pasa por mi lado, todavía de la mano del chico Sawyer mientras él discute algo con su amigo de uniforme.

—Bro, solo digo que tu mamá es muy sexy.

—Callate Reynolds. —le gruñe el chico con la irritación escurriendo de su tono.

—¿Qué? Dijiste que no tocara tu novia, pero no dijiste nada sobre tu mamá o tus hermanas... O tus tías.

La frustración me hace fruncir el ceño ante este estúpido chico que está pidiendo a gritos recibir un tiro de mi arma, la de Luke o incluso la de Ethan. Mi mirada busca entonces a mi esposa, de pie detrás de mi.

—Ni lo pienses, Christian. —me agarra del brazo—. Tienes esa mirada loca otra vez.

¿Yo?

Todos se están sentando cuando entramos, nuestras sillas ubicadas con Harry y Phoebe cerca, Leila e Ethan al otro lado. Y todos los Sawyer sentados enfrente.

—Bueno, quiero decir unas palabras. —Luke se pone de pie atrayendo nuestras miradas—. Este es un gran día para los Sawyer porque al fin tenemos a nuestro único hijo en casa. —Rebecca se limpia lágrimas de las mejillas mientras Luke continúa—. Y también queremos celebrar por la nueva integrante de nuestra familia, que une a los Grey y a los Sawyer para siempre.

—Carajo. —susurro y Ana me golpea el brazo.

Luke ignora mi expresión y levanta la copa que el mesero llena.

—¡Felicidades a la pareja!

Todos aplauden y vitorean porque obviamente hacerlo en el aeropuerto no fue suficiente, por suerte para mí, nadie más quiere ofrecer algunas palabras porque quieren comer.

Los meseros van y vienen con comida caliente, vasos de café y jugos para todos, incluso para el más joven de los Kavanagh que está a pocos días de cumplir la mayoría de edad. La puerta del salón se abre y una figura en traje pasa corriendo por detrás de la mesa.

—¡Lo siento! Me atrapó el tráfico. —se dirige al lado de los Sawyer y una de las pelirrojas se levanta—. ¿Llegué muy tarde?

La chica le acaricia el brazo.

—Justo a tiempo para comer algo. —gira y señala hacia donde el chico Sawyer está sentado—. Este es mi hermanito Jamie. Jamie, conoce a Brian. Mi prometido.

No sé que me sorprende más: si el hecho de que el chico parezca molesto o que Luke escupa su trago de café sobre la mesa.

—¿Que dijiste? —se levanta de la silla como si tuviera un resorte.

—Yo, eh... Que Brian y yo decidimos esperar hasta que Jamie estuviera de vuelta para anunciar nuestro compromiso.

Por la nula reacción de la esposa y la otra hija de Luke, asumo que ellas lo sabían. Algún objeto de cristal golpea el suelo y yo miro esperando que sea la taza de Luke, pero en realidad es un plato frente al chico Kavanagh.

—¿Liam? —Leila intenta revisar a su hijo—. ¿Estás bien?

La silla cae cuando el rubio se levanta y sale corriendo de la habitación ante la mirada atónita de todos. Solo Phoebe se levanta y va detrás de él.

Parece que no soy el único lidiando con sentimientos adolescentes.

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💙✨

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