Capítulo 79. Phoebe Grey

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—Espero que no te importe. —digo ofreciendo una sonrisa de disculpa a mi cuñada.

Maddie también sonríe.

—Todo está bien, Phoebe, te juro que lo entiendo. —levanta su propia copa y da un sorbo—. Además, no sabría cómo planear una despedida de soltera tan divertida como Marcie.

Echo una vistazo al enorme salón del bar de su familia y veo a la otra gemela pelirroja bailando justo en el centro, en la improvisada pista de baile.

—Al menos se divierte. —digo y ambas reímos.

Estuve de acuerdo cuando Jamie sugirió agregar una dama de honor para que vaya con Ted porque de todas formas ya había pensado en hacerlo. Amo a Jenny, pero si la hubiera dejado elegir, estaríamos en un restaurant cinco estrellas o en un concierto de la sinfónica.

Marcie gira en la pista, moviendo la cadera de una forma que hace que casi todos los hombres en el bar la miren.

—Es la dueña, ¿Debería estar haciendo eso?

Mi cuñada señala con el pulgar hacia la barra, donde nuestras madres también beben una copa.

—Hoy mamá está a cargo y Marcie es tu dama de honor. ¿Dónde está Jenny?

Rayos.

Un vistazo rápido a mi reloj y me doy cuenta que Jenny está llegando tarde. Busco el móvil en el bolsillo y encuentro su número.

—Voy a llamarla, debería estar aquí ahora.

Presiono el botón pero no es necesario que espere en la línea porque Jenny atraviesa la puerta del bar con una bolsa rosa en las manos.

Levanto el brazo para que me vea y viene inmediatamente a sentarse.

—Siento el retraso, me tomó mucho tiempo convencer a papá de que sería una fiesta sin alcohol.

Bueno, rayos.

Debido a que Jenny y yo somos las más jóvenes, lo único que podemos beber son piñas coladas sin alcohol que la mamá de Jamie prepara.

Obviamente los chicos si beberán hasta la embriaguez porque, además, todos tienen la edad para hacerlo.

En momentos como este extraño a mi querido Liam.

Marcie abandona la pista para venir y refrescarse, tomando una silla entre su hermana y Jenny.

—Ah, esto es tan divertido. —se toma el último trago de cerveza y levanta la mano con la botella vacia—. Y es genial estar aquí como una clienta.

Maddie se ríe.

—Una clienta que no paga.

El timbre de un teléfono empieza a sonar fuerte y las cuatro revisamos, notando que es precisamente el de Marcie.

—Ah, chico. Reynolds quiere saber dónde estamos.

¿Reynolds? ¿Por qué Greg querría...?

—¿Sales con él? —mi tono es un chillido de asombro.

Marcie se ríe, agitando el mensaje de texto en alto.

—Este podría ser mi hermano preguntado a través de su padrino, ¿No lo crees?

¿Lo haría? Ciertamente no preguntó qué haríamos, solo mencioné que Marcie estaba a cargo. Tiene sentido que envíe a alguien a preguntar.

Me inclino hacia Jenny para hablarle.

—¿Teddy sigue tratando de contactarte?

—Bloqueé su número, así que no lo sé. Al menos ha tenido la decencia de no aparecer por mi casa.

Si, eso. No sería muy inteligente de su parte. Tal vez se dió cuenta que eran demasiados problemas y desistió.

Mi atención vuelve a la chica pelirroja que teclea en su móvil como si el aparato fuera una extensión de su cuerpo.

—¿Le dijiste donde estamos? —porque me preocupa que Teddy quiera aparecer aquí.

—No. —Marcie sigue escribiendo—. Dije que vamos en camino a un club de strippers.

¿Qué? Ni siquiera sabía que eso estaba en los planes, ¿Es una sorpresa?

Marcie guarda su teléfono en el bolsillo y el mío comienza a sonar inmediatamente, el nombre de Jason aparece en la pantalla.

—¿Si? —contesto, pero no es la voz de mi amigo la que viene de la línea.

—Phoebe, pásame a Jenny inmediatamente. —Teddy me ordena.

—Oh, claro que sí, hermano. —uso mi voz más amable—. Jódete.

Termino la llamada y bajo el móvil, que vuelve a sonar con el número de Jason en la pantalla. Medio minuto después, mi teléfono suena con una canción diferente.

Jamie.

—¿Si, nene? —escucho con atención esperando la voz de mi chico, pero es mi maldito hermano de nuevo.

—¡Phoebe! ¡No te atrevas a colgar el maldito teléfono o le conseguiré a tu novio un maldito baile privado!

Agh, idiota.

—¿Qué quieres, Ted?

—¡Pásame a Jenny!

—¡No! —grito, pero el forcejeo de su lado de la línea me hace callar.

—¿Qué carajos crees que haces, hombre? —los gruñidos parecen de Jamie—. ¿Le estás gritando a mi mujer?

Se escucha un forcejeo sobre el volumen alto de la música, algunas maldiciones y lo que parece ser cristal rompiéndose, Jamie vuelve a hablar por la línea.

—Nena, lo siento. Estos imbéciles están borrachos ya y alguien dijo algo sobre ustedes yendo a un club de strippers. —se queda en silencio por un momento y asumo que él también ha tomado un poco—. ¿Irán a uno?

Soy honesta con mi chico.

—No lo sé, mis damas han estado muy calladas sobre las actividades de esta noche. ¿Ustedes están planeando hacerlo?

—Si. Ted y Jason lo arreglaron, así que vamos justo ahora.

Oh. No estoy segura de que me guste tener a una extraña tocando a mi hombre o agitando sus tetas en su cara.

Cuelgo la llamada con Jamie sin despedirme porque tengo una intervención qué hacer, ¡Y rápido!

Me levanto de la mesa y voy a la barra donde mi mamá, la mamá de Jamie y la tía Leila están charlando y bebiendo porque sus esposos hacen lo mismo en la despedida de Jamie.

Estoy a unos metros de ellas cuando un tipo aparece de la nada frente a mi.

—Hola, preciosa. —hipa con la cara roja.

Mi nariz se arruga al instante.

—No, lo que sea que quieras, es un no. —mi voz hace que las mujeres de mi familia giren para mirar—. Ahora quítate o te patearé las bolas.

Ellas se ríen, luego mi suegra dice:

—Lo dice en serio, chico.

Al tipo no lo queda más remedio que hacerse a un lado. Me detengo entre las tres mujeres.

—¿Mamá? —hago un puchero con los labios—. Teddy y Jason están arrastrando a los demás a un club de nudistas, y no estoy de acuerdo con eso.

Mamá y la señora Becca fruncen las cejas, la tía Leila solo parece sorprendida.

—Cariño, no creo que James... —la interrumpo.

—¿Papá tuvo una despedida de soltero con strippers? —mis ojos se llenan de lágrimas de frustración.

Mamá sacude la cabeza.

—Por supuesto que no, no lo habría permitido. —dice, y se cubre la boca rápidamente como si eso hubiera salido sin permiso.

Comparte una mirada con las otras dos mujeres, luego las tres asienten en silencio.

Observo como cada una saca el móvil y buscan entre sus contactos. La primera es Mamá.

—¿Christian? Amor, he tomado mucho tequila y necesito de un caballero que me lleve a casa porque, ya sabes, alguien podría querer aprovecharse de mi.

Papá debe estar de acuerdo porque ella sonríe y guarda el móvil de nuevo.

Miramos entonces a la señora Sawyer.

—¿Nene? Estaba pensando que hoy tenemos la casa sola para nosotros y... —ni siquiera termina la oración cuando sonríe—. Si, te espero en la acera.

Dos fuera. Las cabezas giran hacia la tía Lay.

—¿Ethan? Lo siento, cariño pero no me estoy sintiendo bien. Creo que tomaré un taxi a casa pero no te preocupes, diviértete con... —una pausa que le hace sonreír—. ¿Seguro? No quiero ser una molestia.

Cuando la tía Leila guarda el móvil, las tres mujeres chocan sus copas y toman sus bolsos para alistarse.

Y bueno, carajo, necesito aprender de ellas.

Con mi padre, el de Jamie y el tío Ethan fuera de la celebración, lo único que necesito es apartar a mi chico de mi hermano. Vuelvo a mi mesa para informar a las damas sobre el cambio de planes.

—Me voy. Quiero encontrar a Jamie y terminar la noche con él. —Jenny pone los ojos en blanco y las gemelas sonríen—. No les importa si las dejo, ¿Verdad?

Todas sacuden la cabeza.

—Nos quedaremos un rato, pero hey, tenemos algo para ti. —Marcie mira a Jenny, que asiente y levanta la bolsa que trajo.

—Toma esto, lo vas a necesitar. —se ríe—. Era para tu noche de bodas, pero podemos regalarte otro después.

Marcie vuelve a tomar el movil y comienza a teclear.

—No te preocupes por los chicos, haré que Reynolds se encargue de ellos.

¿Cómo lo hará? Quisiera pedir más detalles, pero justo ahora tengo una sola misión en mente.

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