Capítulo 16

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Esa tarde, Lisa llegó a casa cerca de las ocho de la noche, totalmente preocupada de Namwan.

Entró al pequeño hogar que compartía con su hermana luego de que su mamá las hubiera abandonado cuando tenía cinco años y que su papá muriera a los quince, suspirando un poco agotada por el largo día que había tenido en la universidad. Además, cuando fue a dejar a Jennie a su casa se encontraron con su mamá, que la invitó a cenar algo antes de irse sabiendo que la chica no tendría mucho que comer al llegar a casa.

—Unnie, ya llegué —dijo a modo de saludo luego de cerrar la puerta.

—Lis —entró al comedor, viendo a su hermana acostada en el sillón, e inmediatamente se preocupó—. No pongas esa cara, estoy bien.

—¿Estás segura, unnie? —se inclinó a su lado, mirando su rostro cuidadosamente—. Si te sientes mal, podemos ir al hospital–

—Sólo estoy cansada, no es nada —Namwan le sonrió de esa forma tranquilizadora que ella tenía y suspiró, sentándose a su lado—. ¿Cómo te fue en la universidad hoy?

—Bien —le sonrió, acariciándole el cabello—. Lo de siempre, las clases me hicieron dormir, estuve sacándole fotografías a todo el mundo...

—¿Puedo verlas? —Namwan le hizo un puchero—. Ver tus fotos siempre me alegra, Lis.

La chica arrugó los labios, pero al final suspiró sacando de su mochila la cámara fotográfica que con tanto esfuerzo se había comprado años antes. Se la tendió mientras sacaba su móvil, revisando los mensajes que Tzuyu le había enviado diciéndole si quería ir a una cita doble con ella.

Lisa no sabía si aceptar, considerando que las cosas habían estado un poco raras entre Jennie y ella los últimos días después de que la masturbara en ese callejón. Por supuesto, le había pedido perdón a Sana por lo que le dijo, pero la chica no estaba enojada y sólo la abrazó diciéndole que no quería pelear jamás con ella; Jennie, por otro lado... No habían hablado de lo que ocurrió ese día, aunque tampoco es como si hubieran hecho que no existía. De vez en cuando se daban la mano y pequeños besos sorpresivos que la dejaban en las nubes, sin embargo, había momentos en los que no sabía qué pensar.

—Lis.

—Sí, unnie.

—¿Ella es tu novia?

—Sí, ¿por qué–? —se interrumpió, mirando a su hermana que sonreía de forma picarona—. ¡No, no, es una amiga!

—¡A mí no me mientes, Lalisa Manoban!

—¡No te estoy mintiendo!

—¡Estás ruborizada y con expresión culpable!

—¡Aaaagh, basta!

—¡Quiero conocerla, anda, Lis, preséntame a tu novia! —le mostró la cámara, señalando a Jennie. En la fotografía estaba mirando de forma inexpresiva hacia el cielo, como si hubiera algo interesante allí.

Sin embargo, para Lisa se veía total, absolutamente preciosa.

—¡No, no y no!

—¡No seas cruel, Lis! —lloriqueó—. ¿Por qué eres así con...? —la mayor se detuvo un momento para luego comenzar a toser.

Lisa se enderezó, alerta, mientras su hermana cubría su boca con su mano.

—¿Unnie? —preguntó asustada.

—No es... —Namwan volvió a toser y Lisa lo vio.

Sangre en la mano de Namwan.

Se puso de pie.

—Nos vamos al hospital —le dijo con tono serio.

—Lisa, no es... necesario —jadeó la chica medio ahogada.

Pero Lisa no la escuchó mientras sacaba su celular y llamaba un taxi, urgida por la desesperante situación en la que estaba.

No era fácil sobrevivir, después de todo, estudiando y cuidando a tu hermana enferma de cáncer al pulmón.

No cuando le habían diagnosticado meses de vida y no podía hacer nada para evitarlo.

¡Gracias por leer!
🌻

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