Jennie se levantó del sillón en el que estaba echada, murmurando un montón de maldiciones en voz baja por haber visto su siesta interrumpida, y fue a abrir la puerta dispuesta a gritarle a quien fuera que la estaba molestando en ese momento. Era su único día en la semana que tenía libre de clases y la venían a joder, ¿acaso no podían...?

Recordó fugazmente que Lisa solía colarse en su casa esas tardes cuando salía de su última clase, dispuesta a hacerle compañía viendo una película juntas o solamente abrazándose.

Jennie había aprendido a amar esas tardes con el paso del tiempo.

La esperanza de que fuera Lisa quien estuviera al otro lado de la puerta murió cuando se encontró con Rosé y Jisoo.

—¿Qué quieren? —preguntó hoscamente, ocultando su desilusión.

—¿Esa es forma de saludar a tus mejores amigas? —regañó Jisoo dando un paso antes de alejarse con la nariz arrugada—. ¡Por dios, apestas! ¿Desde cuándo no te bañas?

Jennie se olisqueó, logrando que la Kim mayor chillara por el asco, para luego meditar unos segundos en silencio.

—¿Qué día es hoy?

—Jueves.

—Desde el lunes en la mañana.

—¿Y has ido a clases apestando así? —la expresión de Jisoo era puro horror.

—La gente no se acerca si apesto —fue lo único que respondió Jennie, girándose para volver a su sillón predilecto—. ¿Qué quieren? —repitió.

—Salir —respondió Rosé antes de que Jisoo siguiera haciendo preguntas—. Desde que... estás soltera que no quieres salir —la voz de Park se volvió filosa—. Bueno, aunque no sé si puede considerarse tu relación como un noviazgo considerando que fue falsa.

Los hombros de Jennie se crisparon, pero no se volvió a mirarlas, maldiciendo el momento en que decidió contarles la verdad a sus amigas. Se habían ofendido, por supuesto, por no haberles contado en lo que se había metido, y a pesar del evidente dolor de Jennie, solían soltar esos comentarios en modo de venganza.

—Le metí más de dos dedos a Lisa, así que sí, fue una relación —replicó Jennie, causando que Jisoo volviera a gritar en modo de queja.

—¡Mucha información!

—Yo no protesté cuando me contaste que Rosé te hizo un baile vestida de gatito —gruñó Jennie.

—¡Era un secreto, bastarda!

—¡¿Que tú le contaste qué?!

Jennie volvió a echarse al sofá boca abajo, cubriendo su cabeza con una almohada.

—Váyanse —volvió a gruñir sin moverse.

La pareja se miró entre ellas sólo para soltar un bufido, saliendo de la casa entre quejas y dejando a Jennie sola otra vez.

Afuera, por supuesto, las esperaban Tzuyu, Nayeon y Sana. Rosé y Jisoo sólo contemplaron con curiosidad el claro ambiente tenso entre esas tres y no pudieron evitar reírse nuevamente al ver el ojo morado de Tzuyu. Quién habría dicho que Sana tenía un puño fuerte.

—¿Entonces? —preguntó Nayeon ansiosa, sin mirar a ninguna de las chicas a su lado. Se notaba un poco fuera de sí, como si no terminara de encajar.

—Hay que unirlas otra vez —declaró Rosé—. Eso, o soportar la ya insoportable presencia de Jennie para siempre.

—Quiero que Lis vuelva a sonreír como antes —murmuró Sana con expresión triste antes de que su expresión cambiara, sonriendo como si hubiera tenido la mejor idea del mundo—. La otra vez Lisa actuó cuando estuvo celosa. Quizás, si ve a Jennie con alguien...

—¿Y con quién? —preguntó Rosé—. Esa chica tiene de encantadora lo que Rosé tiene de delicada.

—¡Oye!

—Estoy segura de que Lucía se prestará para ello —dijo Sana, causando que Tzuyu la fulminara con la mirada—. El otro día me comentó que estaba buscando a su baby número dos, aunque no sé muy bien a qué se refería con eso... Algo de un cantante de su país, no sé.

—¿Y qué número eres tú? —preguntó Nayeon con interés.

—La primera baby por supuesto —Sana hizo un gesto de diva, causando que Tzuyu murmurara maldiciones.

—Buscaremos otro plan —interrumpió Rosé antes de que se pusieran a discutir—. Damos comienzo así al plan J.O.V.A.J.Y.L.P.Q.V.F.P.S.

Todas la contemplaron, atónitas.

—Plan Juntar Otra Vez A Jennie Y Lisa Para Que Vivan Felices Por Siempre —explicó la neozelandesa como si fuera lo más obvio del mundo—. Por Dios, estoy rodeada de idiotas.

—Pues esta idiota te acaba de dejar sin sexo por un mes —declaró Jisoo dulcemente.

El grito de Rosé se escuchó en toda la cuadra.