Epílogo

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Jennie Kim estaba aburrida de discutir con su mamá.

Lo peor es que estaba discutiendo con ella por celular, irritada, por lo que su mamá estaba más necia que de costumbre y se limitaba a cantar para ignorar todos sus reclamos.

Jennie realmente no sabía cómo su madre podía ser tan inmadura a veces.

—¡Llegué hace quince minutos y tú sigues allí! —le dijo mientras agarraba la maleta y comenzaba a caminar.

—¡Me encontré con un atasco en la carretera, Jennie! —contestó su mamá dejando de cantar.

—¡Oh, no seas mentirosa, de seguro te estás revolcando con Kyungwon!

—¡Jennie Kim!

—¡Lo escuché hablar al otro lado de la línea, mamá! —Jennie se sentó en una silla, frustrada—. ¡Ah, sabes que más, tomaré un taxi!

—¡LALALALALALALA!

Jennie cortó la llamada, soltando un resoplido y pasando una mano por su rostro para tratar de calmarse un poco. No llevaba ni siquiera una hora en suelo coreano y ya estaba estresada a más no poder con la situación.

¿Y para empeorar la situación? No podría ver a Lisa por lo menos una semana después, cuando su novia viajara a Corea para pasar las navidades allí.

Maldita fuera Naree y Somchai por llevarse a su novia. Al final, Lisa le contó en una de las videollamadas que decidió aceptar la petición de su mamá e irse a Bangkok por un año, y pasar una temporada con ellos. Después, cuando Jennie volviera, ambas se juntarían para comenzar a buscar un departamento juntas e irse a vivir como una pareja. Sería difícil, lo sabían, porque tendrían que buscar trabajo además de que Lisa se había atrasado un año en sus estudios, pero no les importaba mucho.

Su móvil vibró, y sonrió inconscientemente al leer el mensaje de su novia.

Lili

¿Cómo me queda el castaño? 😚😚😚😚

Nini
Te ves hermosa.

Me masturbaré viendo tus fotos.

Lili
Vaya...

Es lo más lindo que me has dicho en mucho tiempo 😍😍😍😍

¿Y tú al final te teñiste el cabello?

Nini

Sí, volví a lo oscuro.

Lili
¡Mi novia es tan guapa! 😍

Jennie rodó los ojos, sonriendo cariñosamente mientras suspiraba y pensaba en lo difícil que había sido el año que pasó en Chicago. No sólo el idioma se le había hecho complicado en varios momentos, sino que también la soledad enorme que sintió varias veces. Si bien a Jennie le gustaba el silencio y la tranquilidad, cuando solía tenerla en Corea, siempre sabía que había alguien a su lado a pesar de todo. Que sólo debía ir a la cocina o al comedor y encontraría a su mamá, o llamar a sus amigas para juntarse con ellas.

En Estados Unidos no tenía a nadie en quien confiar, nadie con quien hablar de cosas más profundas e interesantes.

Además, por qué no admitirlo, extrañaba un montón a Lisa. Su novia se encargaba un montón de levantarle el ánimo y motivarla cuando peor se sentía, además de que siempre estaba disponible para una videollamada por computador o simplemente por el celular. Sólo con eso, Jennie quedaba feliz.

Decidió que ya era momento de tomar un taxi para irse a casa y dormir lo que quedaba del día.

Sin embargo, no había dado ni dos pasos cuando alguien la detuvo.

Y tuvo de pronto un ramo de flores bajo su nariz.

Parpadeó, levantando la vista, y chocando contra un sonriente rostro.

—¿Eres Jennie Kim? —le dijo a modo de saludo la bonita chica frente a ella.

Sonrió lentamente, sintiendo la emoción florecer en su corazón al observar esos tiernos y dulces ojos grandes que tanto extrañó.

—Sí, soy ella —contestó casualmente—. ¿Por qué?

—Esto es para ti —la muchacha acercó más sus flores, haciendo que Jennie las observara con una fingida mirada de extrañeza.

Recordó ese soleado día de un año y medio atrás, cuando abrió la puerta de su casa y se encontró con ese mismo rostro.

—No, tienes que estar equivocada, yo no...

—Yo soy Lalisa Manoban, y desde ahora seré tu nueva novia.

Sintió sus ojos llenos de lágrimas.

—¿Mi nueva novia? —preguntó tomando el ramo de flores.

—Claro, Jennie Kim —Lisa le dio la mano, dándole un suave apretón—. Desde ahora, y para siempre, seré tu nueva novia de alquiler, gatito.

Jennie la atrajo, dándole un suave beso.

—Eso suena perfecto.

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