20.- Confesiones en el puente

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Dedicado a: 

Lectora3312

Maratón 2/?

De preferencia escuchar la canción, ya que me inspire mientras la escuchaba y le queda a la narración hasta cierto punto. (es sólo una sugerencia :3)

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Tuve que esperar a que Jimin se dignara a irse a cambiar de ropa para poder irnos.

Al momento en que bajamos del auto de Jimin, esté me miró raro al ver donde lo había traído.

— Oye, entiendo que a veces no nos llevamos bien, pero ¿No crees que has llegado demasiado lejos como para querer lanzarme de ahí? — Señaló el puente que estaba frente a nosotros. — Eso es muy bajo, hasta para ti.

—Ahs. Deja de decir estupideces y vamos. — empecé a caminar.

— Bueno, entonces, si no estamos aquí por mí. — hizo una pausa y de repente escuché sus pasos detrás de mí, me tomaba del brazo y me giraba para verlo. — No sé qué tan miserable es tu vida, pero no es la solución y no pienso ser cómplice de esto.

Lo miré confundido.

— ¿De qué diablos me hablas?

Jimin me abrazó.

— Tranquilo. — me empezó a tallar la cabeza cariñosamente. — Todo está bien, saldremos de esto, no importa que cosa sea la que te atormenta, tiene solución.

Fastidiado por las idioteces que decía lo empujé y me aleje lo más que pude de él.

Capaz y la rareza se contagiaba.

Ya tengo a Taehyung, no quiero a otro tan cerca de mí.

Negué con la cabeza hacia su dirección y Jimin se encogió de hombros.

Retomé mi caminó y empecé a subir el puente, no vi si Jimin venía detrás de mí, pero de una u otra manera sabía que me seguiría, además tenía que hacerlo, si no yo lo forzaría a subir.

Al llegar a mi destino, me paré a apreciar las vistas.

Los autos pasaban unos tras otros bajo nosotros, el aire soplaba haciendo que se sintiera fresco, y más adelante, se podían ver las luces de los edificios, estábamos algo alejados de la ciudad por lo mismo, porque en este puente se podía apreciar muchas cosas y un poco más lejos hacia el lado izquierdo se podía apreciar el mar.

Inspiré el aire mientras cerraba mis ojos y dejaba que el aire golpeara mi rostro.

Enseguida escuche los pasos de Jimin detenerse junto a mí.

Lo escuché suspirar, abrí mis ojos y volteé a velo.

Él me estaba mirando, sonreímos al mismo tiempo.

— Bonito ¿no?

Jimin sonrió.

— No me quejo. — dio una rápida mirada a nuestro alrededor. — está bien.

Reí divertido.

— Copión.

— Para nada. — sonrió.

—Ven, siéntate. — me acerque hasta donde estaba el barandal y me senté, dejando mis pies colgando en el aire y mis brazos entre los barandales.

— ¿Es seguro estar ahí? — preguntó no muy convencido en llegar hasta donde estaba yo.

—Supongo. — me encogí de hombros. — Siempre lo hago cuando vengo.

Jimin parpadeó perplejo.

—Ah.

Fue lo único que dijo y poco después tomó asiento junto a mí y adoptar la posición en la que estaba.

— ¿Y bien? ¿A qué venimos aquí? — preguntó después de un rato.

—No sé, a mí me gusta venir a aquí cada que algo me molesta. — suspire. — me ayuda a relajarme. Me gusta la vista que da. Podría pasarme horas y horas viendo el mismo panorama y no aburrirme.

Me encogí de hombros.

— Tengo que admitir que es un buen lugar para pasar el rato. — cabeceó Jimin dándome la razón. — No sabía que había vistas así en este lugar.

— Yo tampoco, lo encontré de casualidad. — centre mi vista en los coches. — fue uno de esos días en los que no sabes ni que hacer, y te hartas de la rutina, de las personas, a tu alrededor, de tus amigos.... de los mismos problemas dentro de tu familia y solo quieres que se acabe, o que de algún modo cambie o mejore.

Jimin voltio a verme, indicándome con su silencio que continuara.

— Ese día, simplemente quería salir de casa e irme lo más lejos posible de todo y de todos. Así que agarre una mochila con comida, deje mi teléfono y no avisé a nadie que me iba, me subí al primer camión con cualquier rumbo fuera de la ciudad y de repente vi el gran puente que se alzaba arriba de nosotros. — me encogí de hombros. — decidí bajarme, pero no contaba con que me encontraría con tan bonitas vistas. Me quedé ahí el tiempo que creí suficiente, no supe cuánto tiempo estuve aquí, pero eso me ayudó a arreglar mis ideas y regresé a mi casa con un mejor ánimo, al contrario del ánimo con el cual me había ido.

Jimin asintió.

—Vaya, cada uno tiene cosas que los atormentan. — sonrió

—Pues sí, nada más que cada quien tiene problemas diferentes. — sonreí. — pero si no buscas una solución, entonces no esperes que se resuelvan por si solos.

Jimin sonrió.

—Puedes... puedes venir las veces que quieras aquí cuando te sientas mal. Esto lo consideraba un lugar importante para mí. Pero supongo que puedo hacer excepciones, así que si necesitas venir y... ya sabes. — moví la cabeza tratando de encontrar la palabra adecuada. — pasar el rato a solas, tienes mi permiso.

— ¿Estás seguro?

— Si, no hay problema.

— Lo tomaré en cuenta. — palmeó mi pierna en señal de aprobación.

Yo asentí.

— ¿Sabes? hablar así como lo estamos haciendo ahora sin disputas de por medio, es muy reconfortante.

—Sí. — sonreí y de repente abrí mis ojos emocionado por lo que había llegado a mi mente. — ¡Tengo una idea!

— ¿Qué cosa loca se te ocurrió ahora? — me miró con intriga.

— A ti se te ocurren cosas raras y te callas. Que yo sólo doy buenas ideas.

Jimin me miró raro, pero no le hice caso.

— ¿Qué cosa es? Dila rápido.

Rodé los ojos.

— Como puedes ver, aquí pasan muchos carros y por lo mismo hay ruido, eso y contando de que el aire opaca un poco nuestra voz.

— ¿Aja? — preguntó Jimin un poco más confundido que antes.

— Qué tal si nos desahogamos como se debe.

Jimin arqueó una ceja.

— ¿Te refieres a que gritemos? ¿Es eso?

Asentí mientras le mostraba una gran sonrisa.

— ¿Sabes que cualquiera que nos vea pensaran que estamos locos?

—Am... ¿sí? — 'pregunté pensativo, aunque la verdad en ese momento me daba igual lo que los demás pudieran pensar de mí.

Jimin asintió.

— Okey. Entonces hay que hacerlo. — se paró y empezó a caminar hasta posicionarse a mi lado.

— ¿Enserio? — pregunté un poco asombrado porque aceptara tan rápido, pensé que tendría que decirle hasta que aceptara.

— Si enserio, de una vez. Antes de que me arrepienta.

— Bien. — enseguida una oleada de emoción y anticipación recorrió mi cuerpo.

¿De qué? ni yo mismo sabía. Pero ahí estaba.

— ¿Y....?

— ¿Y.. Qué? — pregunté sin entender.

— ¿Quién empieza?

—Am, si quieres puedo hacerlo yo. — me ofrecí.

Jimin asintió.

— Bien, adelante. — se me quedó mirando esperando paciente.

Cerré los ojos y me puse a pensar en algo...

Sinceramente no se me ocurría nada, se supone que esto debería de hacerlo Jimin, ya que él lo necesita más que yo.

Bien gritare la primera cosa que se me venga a la mente.

Inhale suficiente aire y grité.

— ¡Me asustan las mujeres!

Volteé a ver a Jimin y pude divisar una muy pequeña curvatura en sus labios.

Quería reírse de mí el muy maldito.

— ¿Algún problema? — pregunté indignado.

— Es lo más tonto que he oído. — se empezó a reír.

—Cállate idiota, es verdad. — respondí fulminándolo con la mirada.

— ¿Por qué? —respondió entre risas.

— No lo sé, simplemente me dan miedo y fin. No puedo mantener contacto visual y tampoco es como si me gustara que se me acercaran.

— Okey, eres raro.

— Sí, piensa lo que quieras. — moví mi mano restándole importancia, aunque en el interior de mi ser estuviera por aventarlo del puente. — vas tú.

— ¡Me asustan las mariposas!

Esta vez fue mi turno de reírme.

— Y luego dices que soy yo, cómo te pueden asustar si no hacen nada. — me reí más fuerte.

— ¡Es un trauma de chiquito! ¿sí? — respondió irritado. — Apúrate, te toca.

Negué con la cabeza aun riendo.

— ¡Aún no sé qué quiero hacer en mi vida, pero no quiero ser un mantenido!

Jimin sonrió.

— ¡Amo bailar! ¡Pero ahora amo mucho más el fútbol americano!

— ¡He intentado meterme al concurso de canto en la escuela, pero terminó arrepintiéndome por falta de confianza!

— ¡Odio que la gente se me acerque por conveniencia!

— ¡Soy una persona que tiende a aburrirse muy rápido de las cosas y las deja a medias!

— ¡No me gusta hacerme vomitar!

Lo volteé a ver y Jimin hizo lo mismo.

— ¡Pensé que eras un idiota presumido sin corazón!

— ¡Pensé que eras un mocoso sangrón arrogante!

— ¡Después de este tiempo tratándote me he dado cuenta de que no me caes tan mal!

— ¡Opino igual!

Los comenzamos a reír.

Poco a poco nuestras risas se fueron apagando y fuimos normalizando nuestras respiraciones.

Jimin sonrió en mi dirección provocando que yo también sonriera y volvimos a sentarnos en el borde del puente.

— Gracias. — pronunció después de un rato estando en silencio.

Sonreí.

— De nada.

— ¿Deberíamos volver?

— ¿Quieres ir a la fiesta? — balancee mis pies haciendo que la parte trasera chocara con el concreto.

— A decir verdad, ya no tengo muchas ganas de ir. — hizo una mueca. — pero creo que sería una falta de respeto no asistir, y más si la fiesta es en honor a nuestra victoria. Y si no me presento, probablemente me estarán molestando durante las próximas dos semanas.

Reí pero terminé asintiendo.

— Cierto. Tienes razón.

Nos paramos y dimos una última vista al paisaje y proseguimos a dar la vuelta y comenzar a descender por el puente encaminándonos al coche de Jimin.







jejejeje cuántos de ustedes creyeron que se iban a confesar? xD no señores, aún falta para eso :3 ellos apenas están aprendiendo a llevarse bien sin ver sus diferencias :3 el amor les florecera, pero todo a su paso

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