–Narra cheetara:

–Todos notaban el lugar algo tenso entre leon-o y yo; pues notaban que nos estábamos evitando, yo ya no puedo más con esto han pasado 2 semanas desde que todo esto ocurrió amo a leon-o y quiero estar con él....

—Cheetara...— oí a Jane hablar. —¿Puedo hablar contigo?—

—si, dime Jane que pasa?—

—¿Porque evitas a leon-o?—

—es que yo....— suspiré. —¿Porque te importa tanto?—

—me importa porque tú y leon-o sufren aunque no lo admitan—

—es cierto— admití.

—cheetara habla con leon-o, además ya se lo que pasó hace dos semanas.— cuando dijo eso me quedé con la boca abierta.

—¿Cómo, quien te lo dijo?—

—soy una niña, pero soy una vampiresa hechicera lo sé casi todo...— me aclaro.

—Tienes razón Jane, debo hablar con leon-o; gracias—

—de nada— me sonríe. —ahora bajemos snarf, tiene la cena lista—

—¿Cena?...— pregunte con algo de asco.

Por mi mente, pasaron varias imágenes de los alimentos que usualmente comía, y sentí algo de asco. —Creo que yo no voy a desayunar—

—¿Y eso?— jane pregunto.

—No se, no tengo deseos de comer—

—Pues yo si, por ejemplo...— jane se hincó en la cama y comenzó a contar con los dedos sobre los distintos alimentos que le gustaría tomar en la cena, sin embargo,  yo comencé a poner cara de asco, hasta que finalmente me pongo de pie de un brinco y salí corriendo de la habitación, tambaleándome un poco.

—¡Cheetara!— Jane salió corriendo detrás de mi, siendo guiada finalmente por el sonido de mi devolviendo el estómago en el baño.
—¿Cómo te sientes?—

volteó a ver a jane e hice una mueca de asco, antes de volver a vomitar.

Mientras todo eso ocurría, jane se dedicó a sobarme la espalda, intentando calmarme entre la molestia de devolver solamente saliva, puesto que mi estómago estaba vacío.

—¿Mejor?—

—Algo.— le respondí, y tomé la toalla que jane me tendía y me limpió la boca.

—Y... ¿Ya lo sabías?— pregunto jane; preguntó con los brazos cruzados y una sonrisa traviesa. Yo reflejó algo de tristeza en mi rostro, por lo que la sonrisa de jane desapareció y tomó una de mis manos.

—No...— comencé a llorar. —No se que hacer... he estado con él... y...—

—Tranquila, shhh, no pasa nada malo

—¡Pero y si...—

—Por favor Cheetara, ven.—

Ambas se pusimos de pie, yo apoyada en Jane que volaba porque obvio yo le doblo el tamaño, y ambas avanzamos hacia mi habitación.

—Este día iremos con pumara, ¿De acuerdo?—

—¿Para que?— pregunté.

—Vamos cheetara, ella es doctora, puede disipar nuestras dudas—

—Pero...—

—Nada de peros, pon tu mejor cara y vamos...—

acepté con la cabeza.

Fin del capitulo....