Capítulo 30. Christian.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

FINAL

Debemos lucir ridículos mientras nos movemos en la pista de baile.

En mi defensa, prefiero bailar con Luke que teniendo sus manos sobre mi Cerecita y llamándola Cosita sexy.

—¿Y me vas a dar alguno de tus consejos como lo hiciste con Lay? —pregunta.

—Por supuesto. —carraspeo un poco antes de mirar alrededor y asegurarme que nadie escucha—. No lo jodas, sea lo que sea que debas hacer, no lo arruines.

Su boca cae en un puchero.

—Ese es un pésimo consejo, Christian. Ni siquiera es tan motivador como crees.

Idiota.

Otro vistazo y vuelvo a hablarle para aclarar mi punto.

—No es un mal consejo, Luke. Tómalo como un recordatorio constante de que esa mujer es lo mejor que te ha pasado en la vida y que debes madurar porque ahora eres padre. No de uno, de tres. Se acabaron los berrinches de Luke, ahora todo lo que debe estar en tu mente son tus hijos y tu esposa.

Su puchero se transforma en un gesto de labios apretados.

—Eso ya lo sé, y te aseguro que he estado pensando en ellos desde que me comprometí a esto. —mira brevemente a su esposa bailando con la mía y continúa—. Aunque supongo que tienes razón, no tuve un padre y sé una mierda sobre ser esposo. Así que solo confío en Becca para decirme cuando estoy mal y corregirlo.

Vaya. La sorpresa me hace palmear su hombro.

—Eso debería ser suficiente. —no se me curre nada más para decirle—. Y si alguna vez necesitas ayuda, llama primero antes de aparecer por mi apartamento.

Luke se ríe, apartándose y golpeando mi hombro con su puño.

—Supéralo, Christian.

Afortunadamente la canción termina y nuestras esposas también se despiden con un abrazo. Antes de que Luke se aparte, le hago una seña discreta hacia la mujer que está en el improvisado bar con una copa en cada mano.

—Cuando tengas un momento, necesito tu ayuda con algo. —espero a que él la mire—. Y también a Et., Tengo un asunto pendiente con esa mujer.

—Claro, Chris.

Ana se acerca a mi y la rodeo con mi brazo, llevándola en dirección opuesta a dónde está su madre y consiguiendo una botella de agua para ella.

Sé que aún es pronto, pero me aseguro que sus pies no estén hinchados y le pido a la señorita Rodríguez que traiga algunos bocadillos para ella.

Esperaba que permaneciera sentada el resto de la celebración, pero se pone de pié tan pronto como una mujer toma el micrófono y llama a todas las mujeres solteras a la pista para tomar el ramo.

—¿A donde crees que vas, Cerecita? —pregunto y ella se ríe.

—Traeré a Ali y a Kate al grupo, y tal vez a la señora Sawyer y a la señora Kavanagh para la foto. ¿Quién sabe? Podrían encontrar el amor muy pronto.

La veo caminar hacia su hermanastra, que ha estado casi todo el tiempo sentada en una silla y lejos de la mirada de Agnes Kavanagh. Señala la pista y luego le habla a otras dos chicas.

El grupo de mujeres es pequeño, así que ambas novias deciden lanzar juntas un solo ramo hacia las invitadas. Cuando la mujer del micrófono hace el conteo, Ana sigue parada entre en grupo.

—¿Qué carajos hace?

Apenas dicen tres, las mujeres gritan y se lanzan, empujándose hacia el frente, haciendo que el ramo rebote más atrás y casi vuele hacia las mesas.

—¡No! —se ríe Agnes—. ¿Quién lo tiene?

El grupo de mujeres se dispersa para mirarse entre ellas y a las dos pequeñas niñas pelirrojas en el centro, agachadas.

La primera levanta la cabeza con una gran sonrisa y las manos vacías, luego le habla a su madre.

—¡Si! ¡Lo logramos, mamá! Atrapamos tu ramo.

La otra niña se levanta con la mirada fija en las flores de color rosa en sus manos y arquea las cejas de incredulidad.

—Infiernos, no. —Luke camina hacia ellas—. Ni creas que ese ramo te da permiso de tener novio, Madison.

¿Novio? Tienen como siete años, ¿Por qué carajos querría tener novio?

—¡Papá! —chilla la otra—. Dijiste que podíamos participar.

Luke apoya ambas manos en la cadera y se inclina para mirar a la niña.

—Si, pero no que podían atrapar el ramo.

La esposa de Sawyer se acerca rápidamente y apoya la mano en el brazo de él para llamar su atención.

—Es solo un ramo, cariño. No significa que las niñas van a tener novio en los próximos días,  ese momento llegará en algunos años.

—Mierda. —las mira a ambas y se pone pálido—. Ahora necesito un trago, mamita. No quiero pensar en ningún cabrón estando cerca de mis niñas.

Rebecca se ríe y Luke camina en dirección al bar, lo que me recuerda mi asunto pendiente. Le hago una seña a Ethan y ambos vamos detrás de Sawyer.

—Un whisky, por favor. —pide, deteniéndose a un lado de ella—. Hola, señora Wilks, ¿Cómo está?

La mujer retrocede un poco, topando ahora con Ethan recargado detrás de ella.

—Señora Wilks, —también la saluda—. ¿A mí sí me recuerda? Creo que ahora podría tomar ese trago que ofreció.

—No, no, yo... Me confundes. —los mira a ambos y se cuelga el bolso en el hombro—. No los conozco.

Es mi turno de acorralarla.

—¿Y a mí sí? —me interpongo en su camino, atrapándola entre nuestros cuerpos y la barra del bar—. Puede llamarme detective Grey, o simplemente yerno.

Sus ojos castaños nerviosos se mueven de uno al otro, aferrándose al bolso y a la mierda que sea que lleve ahí.

—¿Detective?

—Así es, los tres lo somos. —le dice Ethan—. Pero nuestro jefe tiene especial interés en usted.

Saco la placa del bolsillo y se la muestro rápidamente antes de guardarla de nuevo.

—Verá, estuve investigando y encontré muchas cosas interesantes sobre usted, señora Wilks. Muy interesantes. —repito lo último con los ojos entrecerrados—. Como el hecho de que ha fingido tener problemas de memoria para cobrar un seguro que usted misma compró, o que justifique gastar exageradas cantidades de dinero que no le pertenecen.

La mujer abre y cierra la boca como un jodido pez, pero nada sensato sale de ella.

—Sin mencionar que ha sido una madre de mierda para su hija. —Luke gira más para mirarla—. Estoy seguro que hace años debió perder la custodia de ella, ¿O alguna vez la tuvo?

—No. —es el turno de Ethan de rematar—. Con sus problemas de memoria, sería declarada incompetente para hacerse responsable de ella, lo cual bloquea de inmediato la custodia del dinero de Ana.

Me adelanto un poco más, solo para invadir su espacio personal y reciba mi amenaza con claridad.

—Y tengo las pruebas de todos sus fraudes, señora Wilks. Le esperaría una larga condena en prisión usando un bonito traje naranja. Así que ahora solo tiene dos opciones: —levanto mi dedo índice para numerar—. Será una madre impecable para su hija y pasará el resto de los años que le queden de vida compensándola para ganarse el techo sobre su cabeza. O se larga de una jodida vez y hacemos como que usted nunca estuvo realmente en su vida, que es como en realidad pasó.

—Puede seguir estafando ancianos ricos del otro lado del país, donde no pueda preocupar a su hija. —advierte Ethan.

A Carla Wilks le toma solo dos segundos tomar una desición y admito que es la que más de decepciona.

—Díganle a Ana que lo siento mucho.

Empuja a Luke y corre al interior de la casa, seguramente a hacer maletas y tomar el dinero que aún tenga guardado. El chico en la barra nos sirve nuestros vasos de whisky y se aleja.

—¿Pruebas de fraude? —es lo primero que dice Luke—. ¿Cuándo carajos obtuvimos eso?

Ethan se ríe.

—La pobre mujer está tan asustada de perder su dinero que cayó en la trampa. ¿Están seguros que no deberíamos investigarla de verdad?

—No. —giro un poco para buscar a mi esposa con la mirada—. Ana no necesita preocuparse más por su mamá, y sé que verla en prisión solo le traerá malos recuerdos de Raymond Steele.

A pesar de todo, el hombre era un padre decente que amaba a su hija, contrario a Carla.

—Entonces está hecho. —Sawyer lanza el trago entero a su garganta—. ¡Ahora a celebrar! ¡Oficialmente el departamento de investigación de la policía de Seattle estará sometido por sus mujeres!

—No estamos sometidos. —se queja Ethan.

—¿Quieres apostar? —se ríe—. ¡Ana! ¡Lay! ¡Christian e Ethan están pensando en hacer que se retiren!

Ambas mujeres giran entre la multitud para mirarnos.

—Es mentira, nena. —levanto mis manos en un gesto de inocencia—. ¡Jodido Luke! ¡Ven aquí, maldito imbécil!

.
.
.

Continuará...

(En los extras)

.
.
.

Este es el final oficial de la historia de Leila e Ethan que estaba pendiente. Creo que es el momento de decirles que la historia en "Tuya" es realmente una historia de desamor porque muchas veces las relaciones no son perfectas. A veces necesitan tiempo, espacio y dedicación.

Dejemos de idealizar las relaciones donde todo es color de rosa y aprendamos a vivir las experiencias que nos fortalecen.

"Tuya" también es una historia de amor propio. Una en la que ser ella misma es suficiente y eso también es un final feliz.

Pero ahora que nuestras parejitas han encontrado y reencontrado el amor, podemos continuar con los extras que incluirán una mini historia sobre los nenes: las rojas, Jamie, Ted y los demás ☺️.

No me queda más que agradecerles por acompañarme hasta acá, por darme la oportunidad de contarles la historia de estos amigos como la tenía planeada aunque no sea una de sus favoritas.

¡Espero que disfruten los extras!

Saluditos.

(◍•ᴗ•◍)❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro