《Capítulo 37》

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Addison Miller

Eran las siete y media. El baile comenzaba a las ocho en punto, y como persona normal tendría que estar preparándome, pero creo que ya quedo claro que no lo soy. Es por esa razón que me encontraba en el borde de mi cama admirando el vestido que estaba colgado en la puerta.

Ha decir verdad estaba demasiado nerviosa. Sé que mi relación con Harry había avanzado en gran manera, pero no sé porque razón aun así estaba nerviosa. Me sentía como toda una niña de trece años cuando se enamora por primera vez.

Nunca me había emocionado por los bailes, no eran mi estilo. No toleraba usar vestidos ni faldas por el simple hecho de que me parecían prendas muy incomodas, y pesar de ser una chica sociable en su determinado momento, aún me seguía molestando el acumulamiento de gente.

Soy una persona complicada y la única persona que me ha llegado a entender por completo es Harry. Nunca me juzgo a pesar de saber mi pasado, se puede decir que muchas veces intenté alejarlo de mi sabiendo que esas acciones lo herían y aun así el seguía a mi lado.

Sería mi primer amor, el más importante y fuerte de todos, porque a pesar de haber tenido una relación con Michael, jamás lo había llegado a amar ni a querer de la misma forma.

Harry era mi sol en medio de la tempestad. Mi pequeña, pero a la vez gran estrella que me iluminaba en las noches. No importaba que tan diferente fuéramos, nosotros no amábamos y nada ni nadie podrían cambiarlo.

—¡¿Por qué aun no estas preparada?! —exclamó Savannah entrando a mi habitación.

—¿Por qué tú no está preparada? —pregunté.

—¡Estaba organizando un baile! —Se quejó cruzándose de brazos—. Ahora ve al baño y ponte el maldito vestido.

—De acuerdo, mamá. —Me burlé tomando el vestido.

Entré lentamente al baño dando pequeños suspiros para que los nervios se vayan, solo quería estar bien conmigo misma, pero creo que eso no sería tan fácil como yo esperaba.

Es difícil amarte cuando siempre te recalcas cada defecto en ti. No importa cuanto lo intenté, siempre me vería como alguien que no merecer vivir. Nunca tuve miedo a la muerte en sí, porque nunca me valoré a mí misma.

—¡Savannah! —grité—. ¿Puedes pasarme el sostén sin tiras que está en la cama?

—Ashh. —Escuché que renegó del otro lado—. Ten.

—Gracias, te amo.

Abrí un poco la puerta y tome el sostén.

Me quité la ropa que llevaba puesta, para luego proceder a ponerme el vestido.

Me observé en el espejo con una leve sonrisa. El vestido se amoldaba en mi cintura para luego caer libremente.

—¡Sal! —ordenó Savannah levantando el tono de voz—. ¡Quiero verte!

Abrí la puerta y salí lentamente.

—Estás hermosa —susurró agitando sus manos —. ¡Vas a hacerme llorar!

—Que exagerada —indiqué rodando los ojos—. No puedo creer que te diga esto pero... ¿Me maquillas?

—¿Qué dijiste? —preguntó asombrada—. Hasta el día de hoy solo era un sueño que me lo pidieras. ¡Claro que sí!

Savannah me jaló del brazo y me sentó en la pequeña silla que estaba frente al escritorio para luego comenzar a maquillarme.

[ ... ]

—¿Cuándo van a venir por nosotras? —inquirió Savannah por décima vez.

—Pronto —respondí—. Eres muy impaciente.

—Y tú muy paciente.

—Sabes que eso es una virtud, ¿no?

—No, no lo es —farfulló—. Tu paciencia provoca que me estrés.

—Eso no tiene sentido.

—Sí, si lo tiene.

Savannah en modo nervios, era lo mejor que podría haber visto en mi vida.

Sus dientes castañeaban sin parar, y sus pies chocaban sus puntos una y otra vez.

—Tranquila. —Tomé su mano lentamente—. Todo estará bien.

—¿Segura?

—Muy...

Mis palabras se ven interrumpidas por los pequeños golpes que retumbaban en la puerta.

—¡Ya vamos! —gritó Savannah corriendo de un lado al otro.

—Creo que me arrepentí, ve al baile tú. ¡Tráeme comida! —dije en el vano intento de subir la escalera para dirigirme a mi cuarto, pero Savannah se interpuso en mi camino.

—Ey, tranquila —habló poniendo ambas de sus manos a los lados de mis mejillas—. Todo va a estar bien. Estás hermosa.

—De acuerdo —respondí nerviosa.

Savannah se acercó a la puerta y la abrió lentamente. Del otro lado se encontraban Noah y Harry ambos con trajes negros solo que Noah tenía un moño y Harry una corbata.

—Wow —murmuró Harry acercándose a mí con un gran ramo de flores—. Estás esplendida, eres perfecta Miller.

—¿Son para mí? —pregunté.

—Sí —contestó tendiéndome las flores—. Son tan bellas como tú.

—¡Bueno enamorados, es hora de irnos! —ordenó Savannah saliendo hacia el patio tomando la mano de Noah—. Los veo en el baile.

Harry y yo también decidimos salir de una vez por todas. Caminamos hasta su auto que tenía un gran moño con brillos en la parte de arriba.

—Eres tan lindo —dije parándome de puntillas para depositar un beso en sus labios.

—Hay que besarnos como se debe.

Es así como Harry me tomó de la cintura apretándome contra su cuerpo y estampando sus labios contra los míos.

Nuestros labios se movían lentamente, mojándose entre sí por el contacto. Sentía como pequeñas corrientes eléctricas recorrían mi cuerpo provocando que por inercia dirigiera mis manos al cabello de Harry y lo jalara. Él me apretó el trasero provocando que un gemido escapara de mis labios.

Sabía que si no detenía esto iba a pasar a mayores.

—¿Y si no vamos al baile? —preguntó con la voz ronca depositando besos en mi cuello.

—Reynolds —gemí contra su oído—. Deja de calentarme.

—No se vale —reprochó dejando de besarme—. ¿Lista, Miller?

—Lista, Reynolds.

[ ... ]

—Sav. —Harry la llamó captando la atención de todos—. ¿Te acuerdas que hace unos meses atrás habíamos hecho una apuesta?

—Ahora no, Harry. —Savannah rió, pero de un segundo a otro esa sonrisa se desvaneció—. ¿Qué tramas, Harry Reynolds?

—Espero que sepas patinar —contestó riendo, mientras sacaba unos patines detrás de sus espalda—. Porque vas a tener que usar estos bebes toda la noche.

—¡Estás loco! —gritó furiosa—. ¡Ni loca usaré eso!

—De acuerdo—accedió sonriente—, pero si llega ocurrir un accidente en el baile no pienses que es mi culpa.

—¿Un accidente? —preguntó retóricamente Savannah—.Dame los malditos patines.

—Agradece que te combinan con el vestido —Se burló Noah.

Savannah se quitó de mala gana sus zapatos para ponerse los patines. Luego de algunos minutos renegando terminó de colocárselos y al pararse casi se cae, pero gracias a Noah no sucedió.

Savannah comenzó a patinar lentamente sin complicación alguna.

—¿No era que no sabías patinar? —pregunté asombrada mientras le guiñaba un ojo.

—Algo así. —Me respondió con una sonrisa cómplice, comenzando a dar piruetas con una sola pierna.

—¡Tú sabes patinar! —exclamó Harry— ¡Y tú sabías que ella sabe patinar!

—No iba a dejar que arruines por completo su gran noche —indiqué tomando la mano de Sav. Claro que Savannah sabía patinar, era la mejor en su clase de patinaje—. ¿Entramos amiga?

—Entremos —respondió con una sonrisa.

—¿Entramos hermano? —Le preguntó Noah a Harry extendiéndole su brazo.

—Claro —respondió tomando su brazo—. Hermano.

Es así como de un momento al otro ya teníamos nuevas parejas.

Los cuatro entramos a la escuela que estaba en excelentes condiciones. La decoración era deslumbrante, simplemente al entrar quedabas boca abierta. Miles de luces colgaban en el techo y había una gran bola que en vez de ser de cristal era en forma de luna y miles de planetas brillosos colgaban del techo.

—Sin duda este es el mejor baile que ha tenido la escuela —sentencié asombrada de todo lo que había a mi alrededor—. ¿Cuál era la sorpresa?

—No hay sorpresa —contestó Savannah riendo—. Solo quería molestarte.

—¿Es una broma? —inquirí indignada. Savannah se escabullo entre la multitud para escapar de mí.

—La veo muy sola, señorita Miller —preguntó Harry haciendo una pequeña reverencia—. ¿Me daría el placer de bailar con usted?

—Claro, y el placer es todo mío, señor Reynolds.

Ambos nos dirigimos hacia la pista de baile que estaba repleta de estudiantes y profesores de la escuela.

Harry posó sus manos en mi cintura, mientras que yo pasaba ambos de mis brazos alrededor de su cuello. Me acercó a su cuerpo, mientras comenzábamos a bailar lentamente.

"Gravity de Coldplay" comenzó a sonar.

Harry y yo nos movíamos lentamente al ritmo de la música y juro que sentía miles de emociones recorriendo mi cuerpo.

Simplemente se sentía tan mágico todo esto. Era tan maravilloso como todo había cambiado en tan pocos meses, como mi vida había dado un giro completo.

Harry Reynolds fue lo mejor que me pudo haberme pasado, y sin duda sé que no podría amar a otra personas de la misma manera que lo amo a él, y que nadie podría hacerme sentir especial como él lo hacía. Porque él había traído paz en medio de todo el caos, esperanza cuando sentía que nada podía mejorar. Se podría decir que él fue como un rayo de luz en mi vida. Él había sido un suceso extraordinario.

—Gracias, Reynolds. —Comencé a hablar mirándolo fijamente a los ojos—. Gracias por entrar a mi vida, por cambiar mi perspectiva de ver las cosas, por amarme como nadie más lo hizo.

—Yo tengo que darte la gracias a ti.

—¿Por qué? —pregunté confusa.

—Porque tú le diste sentido a mi vida —indicó pegando su frente junto con la mía—, porque sin ti yo no soy nada en este mundo, simplemente estaría perdido como aquellos años en que no te conocía.

—Te amo, Reynolds —dije con una sonrisa boba.

—Y yo a ti, Miller.

La música había terminado dando comienzo a una más ostentosa provocando que todos en nuestro alrededor comenzaran a moverse de un lado para el otro.

—¡Voy por algo de beber! —gritó Harry debido a que la música estaba muy alta.

—¡Okey!

Harry se metió entre la gente y a los pocos segundos ya había perdido su rastro.

Me dirigí hacia una de las mesas en donde había comida. Tomé algunas papas para luego comenzar a comer lentamente.

Mi teléfono comenzó a sonar. Un mensaje de Harry.

"Tengo una sorpresa para ti, Addison. Te creíste la del ponche, ¿verdad?

Te espero en el patio trasero"

Con una gran sonrisa en mi rostro me dirigí hacia el patio trasero de la escuela el cual estaba completamente vacío. Mire a mi alrededor, pero Harry no se encontraba ahí.

Un momento...

El jamás se refirió a mí como Addison, él siempre me llamaba Miller.

Y solo conozco una persona que tiene la capacidad y los medios para hackear un número celular.

Intenté dar la vuelta para comenzar a correr, pero unas manos se posaron en mi boca evitando que pudiera gritar.

Comencé a luchar lo más que pude, pero aquella persona era mucho más fuerte que yo, mencionando el hecho de que había colocado un pañuelo en mi boca. Poco a poco fui perdiendo el conocimiento, hasta que mis ojos se cerraron por completo.

[ ... ]

Harry Reynolds

Ya con la bebida en mis manos, me dirigí nuevamente hacia la pista de baile en busca de Addison, pero al llegar no estaba. Observé a mí alrededor con la esperanza de encontrarla en alguna esquina, pero ella no estaba. Comencé a caminar entre la multitud, pero ella tampoco estaba en la pista de baile.

Decidí buscar a Noah y a Savannah.

—No encuentro a Addison —indiqué angustiado, mientras que Noah y Savannah me miraban con confusión—. Me fui unos segundos en busca de gaseosa, pero al regresar ella no estaba. ¡La busque en todo el puto salón!

—Tranquilo, Harry. La encontraremos. —Noah posó ambas de sus manos en mis hombros—. Sav tu búscala en ...

Pero sus palabras se vieron interrumpidas por el sonido de mi celular.

—Es un mensaje —murmuré sacándolo del mi bolsillo.

"Si quieres volver a verla, debes buscarla por tu propia cuenta. Tenías razón sobre que había dos mensajes en la caja, eres más listo de lo que pensé"

—La tienen.

—No, eso no es posible. —Savannah tragó grueso—. Harry, por favor dime que esto es una maldita broma.

—¡¿Acaso crees que bromearía con algo así?!

—¡No, claro que no! —gritó Savannah.

—¡¿Ahora cómo mierda voy a saber dónde está?! —exclamé sintiendo como mis ojos comenzaban a arder.

—Hay que calmarnos, el pánico no solucionara nada.

—Fallher. —Savannah parpadeo varias veces—. Fallher no era algo o alguien, es una maldita dirección.

—¿A qué te refieres? —preguntó Noah.

—Había una pista más en las cajas, los números de las fechas de cada objeto indicaban una letra del alfabeto, y cada letra formó una palabra: Fallher.

Los tres comenzamos a correr hacia la entrada, cruzamos el gran patio, para luego dirigirnos al auto y subirnos a él.

—Hay que ir a casa de Addison —indiqué—, pero no tengo una maldita llave.

—Eso sería muy raro —comentó Noah.

—Sus padres siempre esconden una en maceta que está a lado de la puerta —mencionó Savannah.

—¿Cómo sabes eso? —pregunté.

—Eso no es importante ahora.

—¿Sus padres están en casa?

—No, están de viaje.

—Perfecto.

Puse en marcha el auto, pensado en ella y en los malditos desgraciados que lo pagarían caro si se atrevían a hacerle daño.

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¡¡Hola hermosuras!!

¿Cómo están?

No me maten, era necesario que la secuestraran a Addison

Okey no entren en pánico que nuestro bebe Harry la va a rescatar. Y en el próximo se van a revelar los secretos que oculta Michael y la verdad va a salir a la luz. 

¡ESTO ESTA QUE EXPLOTA! ¡RECIEN SALIDO DEL HORNO! 

Ayer no pude publicar capítulo por el siguiente acontecimiento.

Momento de Storytime

Mi teclado se quedo si pilas y entonces ya no escribía más, yo apagué la computadora y me olvidé por completo del capítulo. 

¿Qué paso?

Bueno hoy me acorde y dije *Hoy tengo que publicar capítulo* Entonces yo bien decidida tomé las pilas que tenemos en un paquete, de no se cuantas pilas.

¿Qué sucedió?

¡El teclado usa pila grande! Y yo tipo *¡¿DÓNDE CONSIGO UNA PILA GRANDE?!*

Bueno pensé y pensé, hasta que me acorde de TODOS los juguetes de mi hermano menor (el único por cierto, tiene 3 años) Entonces me fui a agarrar uno y que creen:

¡TENÍA LAS PILAS GRANDES! 

Pero yo no sabía si quitarselas o no, entonces me dije *Ari el capítulo debe ser publicado y el capítulo es más importante que el mono* Entonces les saqué las pilas y dije *Cuándo compre pilas nuevas prometo ponerle las nuevas al mono*

¡Y acá esta el capítulo! Era necesario ese sacrificio 

Fin del Storytime jajaja

Ahora... ¡Vayan al siguiente capítulo que hay doble actualización!

No se olviden de votar o deja un comentario que es gratis JAJAJAJA y me alegran el día.

Nos leemos prontos.

Besos 💞

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