《Capítulo 7》

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Addison Miller

Recorro los anchos, vacíos y silenciosos pasillos de la escuela para dirigirme hacia la oficina del director. Sigo caminando hasta llegar a mi destino; toco la puerta y en cuestión de segundos, se abre.

El director Doyle me hace una señal para que pase adentro de su oficina.

—Bueno, seré breve —indicó Doyle—, hoy te tocará limpiar el salón de música, lo bueno, es que tendrás ayuda.

—Mark va a ayudarme —dije abrumada por el comentario.

—No, su castigo es la semana próxima.

—Entonces quién va... —intenté decir, pero mis palabras se vieron interrumpidas por tres suaves golpes en la puerta.

—Creo que tu pregunta ya tiene respuesta —contestó el director Doyle, mientras se acercaba a la puerta para abrirla—. Harry, adelante.

En el marco de la puerta se encontraba un chico alto, muy alto, a decir verdad, él era el nuevo según lo que había oído.

Tenía una apariencia un poco descuidada, pero quién soy yo para criticar; sus ojos eran de un color gris tan fuerte que eran capaces de hacer que te perdieras en su mirada, era como si dentro de ellos habitara un tormento sin fin.

Su pelo castaño oscuro se encontraba alborotado con pequeñas ondas en las puntas dándole un aire aniñado, sin mencionar que estaba bastante largo. Su piel era pálida, su rostro y parte de su cuello se encontraban adornados por pequeños lunares que recorrían su piel, que a lo lejos parecía ser muy suave. Sus labios eran rosados y carnosos. Por último, contaba con pequeños hoyuelos en sus mejillas cuando sonreía.

Llevaba puesto un Jean azul y una sudadera negra con el logo de los Red Hot Chili Peppers.

—Harry Reynolds. —Se presentó el chico provocando que saliese de mis pensamientos—. Creo que seremos compañeros de castigo.

—Addison Miller.

—Bueno Harry, junto a Addison te tocará limpiar el salón de música —ordenó el director Doyle—, tienen hasta las ocho.

—Solo tenemos una hora y media. —Se quejó Harry, mientras miraba el reloj en la pared de la oficina del director.

—Entonces es mejor que se apresuren —respondió Doyle, agarrando sus pertenencias—. Hasta mañana chicos.

Doyle salió de su oficina dejándonos a Harry y a mí en completo silencio, provocando que la incomodidad surgiera entre ambos.

Solo somos completos extraños intentando tener una vida normal, él no me interesaba y creo que yo tampoco a él. No lo conozco y él tampoco a mí, la excusa perfecta para entablar una conversación y que a estas alturas no me apetecía.

Levanto la mirada con lentitud notando que sus ojos me escanean de arriba hacia abajo. En el instante en el que cruzamos miradas, ambos la desviamos hacia otro lado.

—Creo que deberíamos empezar —dijo Harry aclarando su garganta.

—Estoy de acuerdo —contesté con indiferencia—, sígueme.

Caminamos por los pasillos en silencio en dirección al salón de música; nadie habló ni realizo algún comentario. Solo se escuchaban nuestros pasos al hacer contacto con el suelo.

No necesitaba saber su vida, ni que lo traía por aquí; era información completamente irrelevante para mí, pero a pesar de eso debía admitir que la curiosidad me estaba matando lentamente.

Harry y yo nos encontrábamos frente al salón de música. Abrí lentamente la puerta que chirriaba como loca, provocando que un escalofrío recorriera mi cuerpo.

Al entrar noto que el salón no estaba tan caótico como yo lo imaginaba, hay algunas cosas tiradas en el suelo, telarañas en cada esquina del salón y un poco de polvo en algunos de los instrumentos.

—Creo que es mejor que empecemos —indicó Harry—. Yo saco las telarañas y limpio los instrumentos, mientras que tú te encargas de barrer y levantar las cosas que hay en el suelo.

—De acuerdo —dije tratando de no empezar una conversación, pero para mí desgracia Harry comenzó a hablar.

—¿Hace cuánto que estás en este colegio Miller? —preguntó Harry captando mi atención al dirigirse a mí por mi apellido y no por mi nombre.

—Desde siempre —respondí de una forma cortante, pero a la vez sutil.

—Eso sí es mucho —comentó sonriendo—. ¿Por qué te castigaron?

—Golpeé a Mark Parker, porque estaba jodiéndome la existencia por un estúpido lugar —respondí con una sonrisa falsa. No quería seguir la conversación, pero tenía curiosidad de porqué lo habían castigado a él. Traté de no preguntarle nada, pero fue en vano porque la curiosidad siempre me ganaba—. ¿Y a ti?

—Le dije idiota al profesor Longaker —contestó sonriendo—. ¿Te gustan los Red Hot Chili Peppers?

Observo a Harry de arriba abajo extrañada por su pregunta; él, al notar mi acción decide volver a hablar.

—Lo pregunto porque hace rato que llevas viendo mi sudadera, a menos que te haya parecido muy guapo.

—Sí, si me gustan —respondí para luego agregar—: no solo ellos, sino muchas bandas y cantantes más.

—¿Cómo cuáles?

—Oasis, The doors, Imagine Dragons, Audioslave —contesté mencionando todas las bandas que se me venían a la mente—. Tengo gustos muy variados, me gustan bandas o solistas viejos y también bandas o solistas actuales.

—Creo que tú y yo nos vamos a entender muy bien —dijo sonriendo.

—Supongo —respondí encogiéndome de hombros.

Seguimos limpiando por un buen rato, hasta que escuché que Harry me llamaba.

—¡Hey, Miller! —exclamó quitando la sábana blanca de aquel objeto gigante—. Mira lo que encontré.

—Es un piano —indiqué mientras pasaba mis dedos por él—, es...es hermoso.

—¿Tocas? —preguntó Harry.

—Antes —respondí siguiendo con la limpieza—. Es mejor que lo dejemos, si no, nos retrasaremos.

Harry no me hizo caso y se sentó en el pequeño banco que estaba enfrente del piano, apoyando ambas manos para comenzar a tocar.

Realmente se oía hermoso, poco a poco conectó las notas y noto que estaba tocando Demons de Imagine Dragons. Comienzo a tararear al ritmo de la melodía y sin darme cuenta, comienzo a cantar la letra de la canción.

—Cantas hermoso —susurró Harry, provocando que deje de cantar.

Siento como mis mejillas se acaloran de la vergüenza, y seguramente ya estarán de un color carmesí.

—Debemos seguir, si no nunca terminaremos —respondí, sintiendo que hablé muy cortante, así que decidí agregar algo más—. Tocas hermoso.

—Tú cantas hermoso —alagó—. Algún día me gustaría escucharte tocar el piano.

—Algún día —dije sonriendo.

Es así como cada uno siguió limpiando el área que le tocaba.

Luego de casi una hora de mucho esfuerzo, pudimos terminar de ordenar y limpiar todo.

—Terminamos —dije sonriendo.

—¡Somos libres! —gritó Harry saliendo del salón de música, corriendo por los pasillos agitando los brazos como loco—. ¡Muero de hambre!

Lo observé pestañando varias veces, era un chico muy raro.

—Hay una máquina expendedora, si quieres puedes sacar comida de allí —indiqué agarrando mis cosas para dirigirme hacia la salida.

—Te acompaño, solo déjame agarrar algunas frituras para el camino.

—No hace falta —respondí suplicándole a los dioses que se retractara de querer acompañarme—, además no creo que vayamos por los mismos caminos.

—¿En qué calle vives? —Me preguntó Harry alzando una ceja.

—En la calle Bakervile —respondí.

—¡Genial! —exclamó alegremente—. Yo vivo cerca de esa calle. En la calle Balli, está junto a tu calle o a la izquierda de ella, mejor dicho.

Decidí ignorar lo que me había dicho, me coloqué mis auriculares y decidí comenzar a caminar.

Pude escuchar los gritos de Harry detrás de mí, pero decidí ignorarlo hasta que un par de segundos después, él ya estaba a mi lado; ocasión que aproveché para observarlo detalladamente.

Tenía algunos lunares en la parte izquierda de su cuello, tenía una nariz muy linda y pestañas largas. Su pelo no era lacio sino más bien ondulado, era realmente alto, debería medir alrededor de un metro noventa.

—Creo que mi día no fue tan malo como esperaba —habló Harry metiendo papas a su boca.

—¿A qué te refieres? —pregunté confundida—. Tienes un castigo de una semana, agregando que tendrás que explicarles a tus padres lo que sucedió.

—Tal vez para ti sea lo peor, pero para mí no —respondió dando una breve pausa—: hay peores cosas que un tonto castigo, además la pasé bien y me divertí mucho.

—Bien por ti.

—Creo que no te agrado —dijo observándome de arriba abajo sonriente—. Suelo ser muy charlatán e insoportable, pero si quieres que me calle, solo dilo.

—No te conozco para decirte si me agradas o no —respondí lentamente pensando muy bien lo que iba a decir—, pero no me pareces insoportable.

—¿Tienes amigos? —preguntó.

Me quedo callada por unos segundos.

Pienso en Noah y en Savannah. Hablamos mucho durante el horario escolar, pero nunca salimos fuera de él para tener algún vínculo más cercano y no es porque ellos no me lo propongan, sino que siempre que me invitaban, me negaba.

—Algo así —respondí.

—¿Cómo que algo así? —preguntó Harry, arrugando el entrecejo.

—Se llaman Noah y Savannah —respondí dando un gran suspiro—, Noah vive a un par de calles de mi casa. Hablamos dentro del colegio y almorzamos juntos, pero fuera de él no salimos. Siempre que me lo proponen me niego.

—Tengo dos preguntas —dijo Harry mirándome como si esperara a que yo le otorgara el permiso para preguntar. Asentí lentamente y él prosiguió—. ¿Por qué te niegas a salir con ellos? ¿Y desde hace cuánto que los conoces?

—Los conozco desde que somos pequeños. No es fácil de explicar por qué no quiero salir con ellos. Jamás me han hecho nada, todo lo contrario, realmente son muy buenas personas.

—Tranquila, cuando te sientas lista para contármelo, seré todo oídos —dijo Harry.

—Ya llegamos a mi calle, gracias por la compañía.

—De nada —respondió encogiéndose de hombros—. Te veo mañana, Miller.

—Hasta mañana, Reynolds —me despedí y seguí caminando.

Me di la vuelta para ver si Harry ya se había ido. Por lo que él dijo tendría que haber doblado a la izquierda, ya que ahí se encontraba su calle, pero no fue así. Él estaba caminando hacia atrás y en ningún momento había doblado.

Es por eso que podía seguir viendo su silueta, él me había mentido.

Una pequeña risa se escapó de mi boca, no comprendía a ese chico, había mentido solo para acompañarme hasta mi casa. Sentí una sensación de calidez que no sentía hacía mucho tiempo.

Estaba feliz y eso lo había causado ese chico de cabello despeinado y linda sonrisa y no sabía por qué.

Decido entrar de una vez por todas a mi casa, pero al abrir la puerta recuerdo que no había ido a la sesión grupal y que mis padres exigirían alguna explicación.

~♡~♡~♡~♡~♡~♡~♡~♡~♡~♡~♡~

¡¡Hola hermosuras!!

¿Cómo están?

¡HARRY Y ADDISON SE CONOCIERON!

Quiero nombres para este ship. 

Bueno... ¿Qué les pareció el capítulo?

A mi me encanto escribirlo.

Estoy feliz de que nuestros personajes se hayan conocido.

Como verán Harry y Addison son bastantes diferentes, pero los polos opuesto se atraen, ¿verdad?

En fin... los dejo con la intriga (así de mala soy jajaja)

Pobre Addison ¿Qué castigo le esperará?

Espero que le haya gustado este capítulo.

No se olviden de votar o deja un comentario que es gratis JAJAJAJA y me alegran el día.

Nos leemos prontos.

Besos 💞

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro