Capítulo 1

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Yui no podía concentrarse, ¿qué le diría a Reiji y a los demás hermanos?

¿Chichinashi? —llamó Ayato desde el otro lado de la sala.

—¿Podrías dejar de caminar tan ansiosa por el pasillo? Teddy y yo no toleramos verte de esa manera... —asegura Kanato mientras apretaba con fuerza a su oso favorito, Teddy.

Yui paró, tal y como le había dicho el chico de cabello lila.

—¿Por qué has decidido reunir a todos nosotros, Bitch-chan? —cuestionó Laito, el cual no había dejado de mirarla atentamente en todo ése tiempo.

—Verán, chicos... —comenzó la chica—, ¿recuerdan que les conté acerca de aquel convento en el estuve la mayor parte de mi vida?

Todos, con excepción Subaru y Reiji, negaron.

—El convento de monjas, en donde estuve mi infancia... Les he contado esa historia ya, ¿no la recuerdan?

—Ore-sama no necesita recordar cosas de tan poco valor... —argumenta el pelirrojo.

Subaru rodó los ojos.

—¿A dónde quiere llegar con todo esto, Yui? —cuestiona Reiji mientras se acomoda las gafas.

—Ahí —empezó la rubia— solamente tenía dos amigas en las cuales confiar...

—¿Eso en qué nos afecta? —cuestiona Kanato.

—Deberías dejarla terminar, ¿no lo crees, Kanato? —Dice Laito a su hermano—. Continúa, Bitch-chan.

—Se llamaba Celeste y Valeria... —la chica desvió la mirada— Por alguna razón, ambas se enteraron de mi paradero y me acaban de mandar una carta...

—¿Una carta? —respondieron a la vez los trillizos.

Shu abrió un ojo con pereza.

—¿Qué dice la carta, Yui? —cuestionó el rubio.

Yui desplegó la carta e inició a leer en voz alta. La carta no era tan extensa, pero parecía haber sido escrita con precisión. Unas cuantas líneas sobre tal papel habían hecho que Yui iniciará a inquietarse.

¨Querida Yui Komori:

Te preguntarás qué hacemos escribiéndote, si en tanto tiempo no hemos cruzado ni una sola palabra... Valeria y yo nos encontramos preocupadas por tu situación.

¿No pensabas decir nada? 

No podíamos creer que guardases tal carga para ti sola, Yui... Ser el alimento de tales vampiros... ¡Pobre de ti!

Como bien te habrás dado cuenta, el tiempo de estar en el convento ha acabado, y nosotras somos libres de hacer lo que queramos... ¡Así que, hemos decidido ir allá, contigo!... Solamente iremos unos días. No te preocupes.

Con cariño: Celeste y Valeria¨.

—Así que era cierto que era algo importante... —murmura para sí Reiji.

—¿Entienden ahora lo que pasa, chicos? —la chica suspiró—. Con su estancia aquí, no podré encargarme de estar al mismo tiempo en ambas casas... ¿Entienden?

—¿Quieres decir que ellas estarán aquí mientras que tú estarás con los Mukami? —cuestiona Kanato, parándose de su lugar.

—No, lo que quiero decir es que habrá días en los cuales no estaré... Y no quiero que les hagan daño —murmura al final Yui—. Ya he avisado y explicado a los Mukami acerca de esto, y están de acuerdo...

—¿Contaste esto primero a los Mukami, antes que a nosotros? —cuestiona con odio Ayato.

Eh, Ayato, no olvides que Bitch-chan se siente más cómoda con ellos que con nosotros... —habló Laito.

—No, no es eso... Es solo que, me encontré con Ruki en el instituto y yo...

Shu se levantó de su lugar y se dirigió hacia alguna otra habitación. 

—No estaré aquí para oír disparates acerca de esos sin madre.

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