14 de DICIEMBRE

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Casa de Los Jelingold

Diez días antes de Nochebuena la casa de aquella familia había recibido a una persona inesperada, pero le abrió la puerta Raquel y preguntó quién era y a quien buscaba.

—Hola, buenas tardes, soy Flower y estoy buscando a Jereth.

—Me va a disculpar señorita, pero no se encuentra el señor Jereth en la casa y no hay nadie más para recibirla tampoco y, de todas formas, no me ha dicho quién es usted realmente, solo su nombre.

—Soy su novia.

—Deje que averigüe —le dijo y le cerró la puerta en la cara.

Flower se enfureció más al punto de patear la puerta.

Raquel le avisó pocos minutos más tarde que podía entrar e instalarse en el cuarto de huéspedes.

—No pienso instalarme en el dormitorio de huéspedes, tengo novio y me quedaré en la habitación de él.

—Los padres del señor Jereth son bastante conservadores —le anunció una mentira.

—Me importa poco cómo son, estamos en el siglo 21, es un disparate que sigan siendo tan anticuados.

—Señorita, por favor, debería respetar las reglas de una casa que no es suya, sin contar con que no los conoce en persona —le habló claro.

—¿Desde cuándo la servidumbre tiene derecho a hablarle así a los invitados o en este caso a la pareja del hijo de los dueños? —cuestionó con sarcasmo.

—Desde que entré a trabajar en una casa que me valoraron como persona y no como objeto para servirle a los demás.

—¿No vas a llevarme la maleta?

—No tenemos botones y yo solo soy el ama de llaves, no me dedico a llevar valijas.

Flower con fastidio tomó la manija de la maleta y la arrastró con las rueditas hacia la habitación que estaba abierta.

—¿Es el cuarto de huéspedes?

—Así es.

Antes de volver a abrir la boca, la mujer prefirió cerrarla y entrar, cerró la puerta de un golpe en seco y Raquel revoleó los ojos. Dentro del dormitorio, Flower pensaba en que iba a tener tiempo de sobra para convencer a Jereth en compartir la misma cama.

Apenas dejó la valija dentro, salió y le pidió al ama de llaves que llamara al chofer de la casa.

—No tenemos chofer, señorita, deberá tomarse un taxi o bien un Cabify.

—¿No tienen chofer? ¿Qué clase de ricos son que no tienen uno a su disposición?

—No tengo permiso para darle esa clase de información, señorita, por lo que le aconsejo que pida un Cabify si tiene la aplicación o bien le puedo pedir un taxi.

—Pídeme un taxi —apretó los labios.

—De acuerdo.

En menos de veinte minutos el taxi estacionó en la entrada de la casa y sin avisar a la mujer que la había atendido, salió de allí y se subió al auto con rumbo a la dirección que le había dado en el papel puesto que Flower no entendía y tampoco hablaba muy bien el español.

🎄

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Flower llegó a la empresa e intentó pagarle al taxista en dólares, pero el hombre se negó a recibirle el dinero. Ella, al no entenderle nada, se bajó del auto y el hombre también porque creyó que no le iba a pagar, entre una palabra y otra, surgió una discusión ininteligible entre ambas personas y tuvo que intervenir Jereth porque fue llamado por el de seguridad que se encontraba presenciando la escena y queriendo poner un freno al ataque injustificado de la señorita hacia el taxista.

Al americano se le transformó la cara cuando la vio allí después de no haberlo llamado ni un día desde que había estaba de viaje.

—Disculpe las molestias, aquí tiene el pago —le respondió entregándole pesos argentinos.

—Gracias, señor. Que tenga buenas tardes.

—Gracias, igual usted.

Cuando el tipo se fue, él le clavó la vista a Flower.

—¿Qué haces aquí? Pensé que te ibas a quedar en la casa.

—No sabía qué hacer y más cuando esa que tienen en la casa me dijo que tenía que ocupar el cuarto de huéspedes, ¿dónde se vio semejante estupidez?

—Es la casa de mis padres y si te avisaron que debías ocupar ese dormitorio, deberías respetar esa decisión.

—Creí que estarías en un hotel durante estos días.

—¿Por qué debería de hacer eso cuando mis padres tienen una casa aquí?

—Porque en un hotel tienes más privacidad.

—Pues no tenía intenciones de ir a uno y ahora tampoco, ¿entramos?

—¿No vamos a otra parte? Te vine a buscar para salir un rato, tu tío me dio la dirección de la casa y la empresa, pero vine hasta aquí para que salgamos.

—Tengo trabajo y salgo recién a las siete de la tarde.

—¿Desde cuándo? —Alzó una ceja.

—Desde siempre, el tema es que nosotros solo nos vemos los fines de semana, Flower. La empresa está abierta hasta las siete.

—Espero que cuando nos casemos ese horario cambie.

A Jereth fue como haberle echado un tanque de nafta al nombrarle la palabra casamiento porque no tenía motivos por ahora en casarse y ni sabía si con ella.

—Nunca hablamos de casarnos y solo llevamos tres meses de noviazgo. Entremos, por favor —le dijo tajante y esta no tuvo más remedio que seguirlo adentro.

Cuando subieron al piso correspondiente, el hombre las presentó y Flower se fue de boca.

—Eres más blanca que yo —se sorprendió al verla—. Estaba creída que aquí existían los de piel...

—No, hay de todo y somos una linda mezcla de razas —la frenó en seco.

—¿Por qué no le dices que soy tu novia?

—No hace falta, lo supuse —le sonrió.

—Seguramente porque ambos somos de la misma clase y salta a la vista la forma en cómo me visto —declaró con sus aires de superioridad.

—Sí, es por eso. Bienvenida a Buenos Aires, señorita.

—Gracias, luego te pediré dónde puedo comprar ropa exclusiva y de marca. También accesorios y joyas, tú sabes, las cosas que le gustan a las chicas.

—Me va a tener que disculpar, pero no conozco muchos lugares exclusivos, salvo los centros comerciales.

—Tienes un inglés muy fluido como para no conocer tiendas exclusivas.

—Acá no existen las tiendas exclusivas, a menos que sean de diseñadores nacionales y si no me equivoco, el único shopping que tiene más marcas internacionales se llama Patio Bullrich.

—Pues iré a ese, no quiero nada nacional.

—Entiendo.

—¿Me llevarás? —le preguntó a ella.

—Estoy en horario laboral, no puedo salir.

—Entonces quiero que el fin de semana me lleves, me pasas a buscar por la casa de mis suegros a las diez en punto, detesto cuando hay demasiada gente en los centros comerciales, por lo tanto, quiero ir apenas abren.

—Flower, la asistente de mi padre no es un chofer —le recalcó.

—No me interesa que no lo sea, tiene derecho a llevarme porque soy la nuera del dueño.

—La pasaré a buscar a las diez el sábado.

—Perfecto, entremos a la oficina —lo tomó de la mano y lo arrastró hacia donde él le había dicho que debía de ir.

«Ya entiendo bien de dónde sacó los aires de arrogante que tenía al principio.»

Cuando él cerró la puerta, Morela vio de reojo cómo le estaba diciendo algo que no le gustaba porque se lo veía algo enojado y ella intentaba ablandarlo mediante caricias que le hacía y trató de besarlo pasando sus brazos por el cuello masculino, pero Jereth no cayó en sus provocaciones. 


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¡Hola, pronto subiré más capítulos de la historia! Espero que les siga gustando 💜🦋🍁✨

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