Casa de Los Tabares

Morela se había levantado temprano, la noche anterior casi ni pudo dormir como quiso porque la conversación que tuvo con Jereth la dejó un poco nerviosa y pensando todo lo que se le podría venir si aceptaba salir con él en plan citas.

Francisca la vio perdida en sus pensamientos y revolviendo con insistencia el líquido caliente dentro de la taza.

—Lo vas a marear —acotó y su hija frenó la cucharita—. ¿Algo que querés decirme? ¿Qué pasó ayer?

—Quiere que nos conozcamos mejor —le dijo untando manteca sobre la tostada y luego poniendo mermelada de rosa mosqueta encima.

—Ajá, ¿y qué más?

—Lo que quiere es... es tener una posible relación amorosa conmigo y quiere que lo acompañe a su país.

—¿Cuándo?

—No sé, mamá, quiere que viva con él en Estados Unidos. Bueno, no definitivamente, hace unas semanas atrás le sugerí que podía vivir seis meses en un país y seis meses en el otro y que cuando habría cumpleaños, viajara para el festejo.

—¿Por qué le sugeriste eso?

—Porque era un tipo reacio a quedarse a vivir acá y como sabía que no iba a ceder, le planteé esa idea.

—Te gusta, ¿no? Porque de no gustarte, no estarías así.

—Sí, me gusta y mucho. Y tampoco quiero decepcionarlos a ustedes.

—¿Por qué pensás eso?

—Porque siempre viví con ustedes y de un momento al otro cabe la posibilidad de que me vaya del país, necesito saber lo que opinan de eso.

—La verdad es que no esperábamos algo así, pero tampoco podemos negar algo que no estaba en los planes de nadie, surgió así porque el destino lo quiso. No nos gusta que te vayas a otro país porque no sabes cómo irá la relación que están teniendo, pero nos quedamos tranquilos al saber que en meses nos veríamos de nuevo.

—Sí, bueno, pero tampoco planees de más porque como nunca tramité la Visa, no es seguro que me la den al primer intento.

—Podrías averiguar por los turnos.

—Lo haré mañana, ahora necesito procesar todo lo que me está pasando desde ayer. Creí que ibas a gritarme o a negarte del todo a esto.

—Tenés veinticinco años, con tu papá pensamos que en algún momento de tu vida laboral el dueño te pediría que te saques la Visa para poder ir a ver algo de lo que hacen en la empresa que trabajas, así que, de alguna manera, no nos equivocamos cuando lo pensamos. No fue el dueño, sino el hijo de tu jefe que te la pidió por algo personal.

—Ahora que estoy más calmada, intentaré desayunar tranquila y vestirme.

—Tenías que decirme lo que sentías por él sin esperar tanto.

—No lo hice por miedo y creí que papá te lo había dicho, porque se lo dije a él una noche que volví de comer con Jereth.

—No me lo dijo, pero me alegro de que me lo contaras.

—Y yo, porque me saqué un peso de encima la verdad.

Mientras las dos desayunaban, seguían charlando también, de la empresa, de la fiesta de fin de año, con quiénes pasarían las fiestas, que al parecer iban a ser solamente ellos tres.

A las nueve subió a su cuarto para darse una ducha rápida y se vistió con un vestido suelto, estampado y largo hasta los tobillos, complementando la prenda con unas sandalias de plataforma, accesorios al tono y una cartera, se agarró un blazer por si a la tarde o mismo dentro de la empresa estaba fresco y salió de allí.

Saludó a su madre y esta le envió saludos a su futuro yerno, Morela sonrió y le dijo que se lo daría de su parte. Ya una vez metida dentro del auto, manejó hacia la empresa. Cuando llegó minutos antes de las diez de la mañana, se puso perfume y bajó del coche.

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Morela subió al piso correspondiente y una vez allí dejó la cartera colgada y el blazer también, se sentó y comenzó a prender la computadora mientras revisaba las carpetas que había dejado en el cajón del escritorio bajo llave.

Jereth llegó quince minutos después con una sonrisa en la cara. Se dieron los buenos días y él entró al despacho.

La joven acomodó algunos papeles y los metió dentro de la carpeta para llevárselos a su jefe provisorio.

Golpeó la puerta y él le dijo que pasara.

—Tenés que firmar más papeles.

—¿De nuevas afiliaciones?

—No, balances generales y el contrato que tiene que firmar el fotógrafo para el 21 de diciembre.

—¿Cuándo les da mi padre la semana de descanso?

—Pasado mañana.

—Perfecto, podemos compartir más horas juntos, ¿no?

—¿Más horas de las que pasamos trabajando? —Se rio casi a carcajadas.

—En el horario laboral casi ni hablamos de temas personales.

—Bueno, eso es cierto —movió la cabeza y frunció el ceño dándole la razón—. Jereth, todavía pienso el por qué querés tener algo conmigo, pudiendo tener a la que quieras con vos.

—Eres una chispa y me gusta la vivacidad que tienes, me gusta tu forma de ser, sin contar con que me pareces bonita y eres muy buena con mis padres también.

—Nunca creí que un hombre de otro país se fijaría en mí, la primera vez que alguien se fijó en mí fue la noche en que fuimos a Mamba.

—Yo fui el primero en fijarse en ti —se lo quiso dejar bien claro—, la diferencia fue que no abrí la boca por la situación que tenía con Flower y no quería que pensaras que estaba jugando contigo.

—Es entendible.

—¿Pasarán las fiestas con alguien más?

—No, solo seremos nosotros tres. La vecina se va con una amiga.

—Nosotros también la pasaremos solos. ¿Por qué no vienen a pasar las cuatro fiestas en casa?

Morela quedó sorprendida ante su pregunta.

—¿No es un poco apresurado? Tendría que consultarlo con mis padres.

—Pregúntales y luego me dices.

—Tu mamá no necesita tanta gente en días de fiestas, necesita relajarse.

—Mi madre te adora, estoy seguro de que le encantará que vengan tú y tus padres.

—Bueno, pero lo voy a consultar, en este caso no quiero decidirlo solo yo, porque ya se estarían metiendo dentro de la casa de mi jefe.

—Morela, si lo nuestro funciona, nuestros padres van a tener que compartir reuniones, festejos y más cosas, ¿no lo has pensado?

—Sí que lo pensé, el tema es que me parece apurado todo.

—El 2 de enero regreso a Estados Unidos y si no surge ningún inconveniente, estaría volviendo aquí antes del 6 de enero para instalarme de forma temporal en la casa de mis padres.

—Qué rápido volvés.

—¿No quieres que regrese tan rápido?

—Sí, claro que sí, pero me sorprende que creas que vas a encontrar un pasaje antes del 6.

—Trataré de encontrarlo.

—Está bien, en fin, voy a pasarle los papeles al contador y seguiré trabajando. Cualquier cosa me mandás un mensaje o vengo a la oficina.

—De acuerdo —le sonrió.

Durante lo que restaba de la tarde, cada uno se quedó en su rincón de trabajo. Recién a la hora del cierre laboral, él salió y la invitó a beber algo a algún bar cerca de donde estaban. La muchacha aceptó de buena gana y con una sonrisa, y media hora después se encontraban bebiendo y comiendo algo irlandés en Sullivan's Pub. 

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¡Hola, pronto subiré más capítulos de la historia! Espero que les siga gustando 💜🦋🍁✨