Cafetería Havanna

Estaban los dos dentro de la cafetería tomando un frappé cada uno mientras charlaban y él queriendo saber cómo había surgido el emprendimiento.

—¿Me contarás sobre lo que haces fuera del trabajo que tienes?

—Sí, igual no es un emprendimiento de hace años, hace un año que me ocurrió hacer sobres personalizados, casi siempre te venden o te regalan sobres de carta o de color, así que compré materiales y los fui decorando y después armando yo, compré papel para sobres, los materiales que necesitaba para el armado y empecé de cero, algunas personas me encargaron para ocasiones especiales y otros sobres los voy subiendo a mi Instagram personal para que conozcan lo que hago y si les gustan, lo puedan comprar.

—La clase de sobres que haces pueden tener una buena aceptación en donde vivo.

—Bueno, mi idea no es expandirme por el momento, por eso quería empezar por ofrecerlos en tiendas, en este caso mostrar lo que hago en tu empresa y quedarme en el anonimato por ahora también, pero no sé cómo dedujiste que Mora era mi nombre abreviado.

—Te confieso que me costó bastante, pero lo logré.

—Ya veo.

—¿Has preguntado por el turno de la Visa?

—Sí, lo pedí, pero en la página hay un aviso sobre las citas, que pueden ser concertadas de acá en adelante, o sea que, van a pasar varios meses para esa cita y luego pasará un año o más para saber si me la otorgan o no.

—Entiendo.

—¿Qué pasará si no me la dan?

—No pienses que no te la darán.

—Pero puede que no me la den, y en ese caso vas a tener que pensar en otras cosas.

—¿Otras cosas como qué? —Frunció el ceño.

—Como, por ejemplo, que vas a tener que buscar otra persona para conocer mejor.

—No, soy bastante grandecito como para que me digas lo que debo hacer con mi vida, tú misma me dijiste que era bastante grande para comportarme como un hombre y no como un crío, ¿o no?

—Bueno, literalmente sí, eso te había dicho cuando estabas siendo un tarado y engreído.

—Entonces sabiendo eso, no tienes porqué darme esa clase de sugerencia.

—Yo solo quiero que hagas lo que quieras sin necesidad de estancarte por alguien que solo puede ser algo pasajero, nada más —le justificó—, no tenés ninguna obligación conmigo y de alguna manera lo nuestro surgió de repente.

—Tienes razón, surgió de repente, pero es lo que quiero, me siento cómodo y no quiero conocer a otra por el momento.

—Lo entiendo, pero también tenés que ver esa posibilidad, la de que no me den la Visa y tengas que empezar a conocer a otra mujer.

—Hay diferentes formas para poder entrar también, pero no nos adelantemos.

—No sé a lo que te referís, pero bueno, es mejor que cambiemos de tema —le dijo—, por ejemplo, mañana tenemos que estar por lo menos dos horas antes en la empresa, la maquilladora viene con la vestuarista a las ocho en punto y nosotros tenemos que estar en ese horario también.

—De acuerdo.

—Y antes que se me olvide, el 26 tu papá tiene una cita a las diez en punto con el catering del hotel para que deguste los platos que se darán, desde la entrada hasta la mesa dulce.

—¿Quiénes iban a esa degustación?

—Tus papás.

—Hablaré con él para que vayamos los dos.

—Bueno, yo puedo visitar a tu mamá mientras van al hotel.

—No me has entendido, le diré para que tú y yo vayamos.

Morela se sorprendió, pero luego le asintió con la cabeza.

—Está bien, espero que no tomen a mal que vaya.

—¿En serio me lo estás diciendo? Mis padres te adoran, dudo mucho que te prohíban algo y menos si irás conmigo, su hijo preferido.

—Jereth, sos hijo único —se carcajeó.

—Por eso —se rio él también.

Ambos siguieron con las risas y luego salieron de la cafetería para pasear por los lagos de Palermo y el Rosedal, y posteriormente dejaron dos cajas más de sobres en la tienda de la empresa.

El hombre dejó a la chica en su casa y él regresó a la casa de sus padres también. 

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¡Hola, pronto subiré más capítulos de la historia! Espero que les siga gustando 💜🦋🍁✨