Capítulo 37

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El debate más difícil de mi carrera: ¿qué imagen poner en este capítulo? ¿Tía Alcacia o Batman? JAJAJA (Por cierto, VED el vídeo de esta canción y contadme qué os parece).

Espero que disfrutéis del cap, una vez más profundizamos un poquito más en los traumas de Draco.


Capítulo 37

And all I need is / To find somebody.

Todo lo que necesito es / encontrar a alguien.

Kodaline – All I want

DRACO

Alcacia preparó la habitación de Tommy con esmero y cariño. Cuando Draco subió las escaleras, después de cenar, y entró al cuarto, se encontró con una habitación amplia con una elegante cama en el medio de la estancia. Las sábanas estaban cambiadas y el ambiente olía a limpio. Pudo imaginar a su tía ilusionada por tenerlo allí. Era extraño sentir que alguien quería contar con su presencia.

Un par de toallas negras reposaban, dobladas, sobre la colcha de la cama. Draco se dedicó a estudiar ese lugar con curiosidad.

Recordaba a su primo Tommy a duras penas, a decir verdad. Era bastante mayor que él, así que no tenían una relación especialmente cercana. Además, los Malfoy habían desterrado a Alcacia de la familia cuando ésta decidió casarse con un muggle, así que, ¿cómo iba él a tener un lazo estrecho con él? Calculaba que Tommy había muerto a los veintiocho o veintinueve años, asesinado por casualidad en el Callejón Diagon. Sin ser parte de ninguno de los dos bandos.

Se le erizó la piel al pensarlo y se preguntó si su primo estaría contento de tenerlo ahí, durmiendo en su cama, ocupando su lugar. Seguro que no. Seguro que a Tommy Williams le parecería una falta de respeto tener a un mortífago en su casa.

Draco caminó por la habitación, fijándose en algunos trofeos de quidditch que reposaban junto a la pared. Su primo Tommy era buscador en el equipo de Ravenclaw mientras iba al colegio, aunque había sido varios años antes de que Draco lo fuera para la casa Slytherin. Recordaba que, en alguna ocasión, alguien le había hablado de Tommy Williams sin siquiera comprender que era su primo, que llevaba la misma sangre que él.

Draco tomó una foto entre sus manos y se fijó en la imagen de Tommy. En ella, él aparecía sonriente, posando junto a un par de amigos. Era curioso, pero Tommy había sido tan rubio como lo era el propio Draco, con los ojos grises de los Malfoy y un toque distinguido y elegante del que no podían librarse. Seguro que a los Malfoy les había escocido durante años ver que el hijo de Alcacia se parecía tantísimo a la familia, era innegable de quién era hijo, aunque su padre fuera muggle.

Depositó la foto sobre uno de los armarios de nuevo. Probablemente debía irse a dormir ya, aunque no tenía sueño, como siempre. En una estantería, se percató de que Tommy había dejado —cuando aún estaba vivo—, un montón de libros finos que parecían más bien unas revistas. Tomó uno de ellos entre sus dedos con un interés casi científico y comprobó que estaba repleto de dibujos y extraños diálogos que él no terminaba de entender. Draco, confundido, miró la portada de ese libreto que, sin duda, era una creación muggle: «Batman». ¿Qué demonios era eso? Con sus dedos siguió el dibujo de una figura humana vestida de negro que vestía una capa del mismo color. ¿Sería un mago tenebroso? Quizás sí, aunque creía que los muggles no conocían nada acerca de la magia.

Tomó el libro y lo trasladó a la cama con él. Nunca había realizado una lectura como esa, pero tampoco tenía muchas más cosas que hacer ahí. Si su primo Tommy había poseído tantísimo de esos libritos, debía de ser bueno o, al menos, interesante.

Draco estuvo a punto de tumbarse sobre el colchón, pero cambió de opinión en el último momento. Apreciaba los esfuerzos de Alcacia por preparar ese cuarto para él, pero no se sentía digno de dormir en esa cama. No cuando llevaba la Marca Tenebrosa tatuada en el brazo.

Cogió un par de almohadas y las puso en el suelo. Después agarró una de las mantas y la extendió sobre la moqueta. Tomó asiento, apoyándose en los almohadones y abrió el extraño y llamativo cuento de «Batman» por la primera página. Antes de ponerse a leer, Draco miró a través de la ventana una última vez y distinguió un sinfín de estrellas brillando en el cielo. Merlín, cuánto extrañaba ver el cielo de vez en cuando. La vida en la Residencia era de lo más monótona y aburrida.

Después. Draco Malfoy admitió, para sí mismo, que allí no se estaba mal. Nada mal.

***

Boxing day era el día favorito de todos los niños británicos. ¡El día en el que por fin podían jugar con todos los regalos que sus amigos y familiares les habían otorgado por Navidad! El día 26 de diciembre, todo Reino Unido se paralizaba: tanto muggles como magos.

Draco se levantó pronto por la mañana, se duchó y bajó las escaleras de la casa con uno de los libros de Batman bajo el brazo. Era el quinto que había leído, pues las últimas horas habían sido de lo más provechosas en su descubrimiento de lo que era un verdadero superhéroe. El Caballero Oscuro, a pesar de su nombre, no tenía nada que ver con las artes tenebrosas: más bien al contrario, luchaba para vencer al mal.

Alcacia había horneado un nuevo pastel, esta vez de zanahoria y nueces, y le prohibió a Draco acercarse al árbol de Navidad hasta después de comer.

—Los regalos no se abren hasta la hora del té —dijo con fingida severidad.

Draco no sabía muy bien qué hacer, pero sentía una extraña ansiedad aposentada en el estómago. Era como si todo fuera demasiado bueno para ser cierto. Quizás había muerto en Azkaban y así era como veía el otro lado: un mundo en el que él pudiera vivir tranquilo junto a alguien de su familia que se preocupara por él.

Milli preparó la mesa mientras Draco observaba por la ventana. Veía a la gente pasar por delante de la casa y su mente se distraía cuando divisaba a alguno de los enanitos del jardín tirando castañas a los transeúntes con el simple propósito de molestar. Menudos hijos de puta... le caían bien.

—¿Has empezado a leer los cómics de Tommy? —preguntó Alcacia.

Él se giró, encontrando a su tía, vestida con un traje muy fino y con el cabello perfectamente colocado. Se lo había rizado de un modo que le recordaba a la moda de hacía un siglo. Su tía siempre estaba muy guapa.

—¿Los qué?

—Cómics. Esos libros sobre superhéroes.

—Oh —susurró él, dándose cuenta de que se refería a Batman—, sí, me... gustan.

Nunca antes le había gustado algo que proviniera de los muggles. Bueno, a excepción de (tocar a) Hermione Granger.

—Me alegro, Draco —respondió su tía con una sonrisa—. ¿Has pensado en la oferta que te hice?

Draco se apartó de la ventana y se aproximó a la mesa. Milli comenzaba a traer la comida por medio de algún hechizo que transportaba los alimentos desde la cocina hasta el comedor. Platos de sopas, ensaladas y bandejas repletas de queso y verduras aparecían poco a poco.

—¿Qué oferta? —Sabía a qué se refería su tía, pero no estaba seguro de si debería decirlo en voz alta.

—Venir a vivir conmigo. Saldrás de la Residencia en menos de un mes, Draco. Tu nueva vida va a comenzar y... me gustaría que sepas que yo estoy aquí para ayudarte con eso.

Draco miró a su tía con gravedad.

—No estoy muy seguro de querer una nueva vida —murmuró, dubitativo—. No sé... qué haría, a qué me dedicaría. Tampoco quiero ser un incordio.

Alcacia llegó hasta él, negando con la cabeza. Posó sus manos en los hombros del chico y Draco percibió el olor a nueces que despedía su tía. Aunque su rostro fuera el de una Malfoy, muy parecida a su padre, su tacto era tierno y su mirada transmitía confianza y cariño.

—No eres un incordio, Draco. Somos familia. Piénsalo, ¿de acuerdo?

Draco asintió con la cabeza, sin estar convencido del todo.

—Vamos a comer. Ya es hora.

Su tía se dio la vuelta, dirigiéndose a la mesa. Draco se quedó ahí parado unos segundos más antes de hablar.

—Tía Alcacia... ¿No guardas rencor a los mortífagos por lo que hicieron con Tommy? —preguntó—. ¿No me guardas rencor a mí... por ser uno de ellos?

Y su tía tan solo se detuvo un instante en mitad del salón. Se giró hacia él con una expresión indescifrable en el rostro, acto seguido negó con la cabeza de forma imperceptible.

—Vamos a comer, no queremos que se enfríe la sopa.


Tengo que admitir que me he colado en este capítulo. Los regalos en Reino Unido se abren en Navidad y no en Boxing Day, pero vamos a fingir que los Malfoy los abren el 26 de diciembre, ¿de acuerdo? Asumimos eso como realidad inapelable y ya estaría jaja.

Espero que os haya gustado, es un capítulo con retrospección hacia Draco y lo considero bastante importante, como por ejemplo el hecho de que se acerca un poco a los muggles leyendo Batman (AMO Batman, no sé si lo sabéis) y además vemos cómo sigue sintiendo una gran culpabilidad y por eso no se atreve a dormir en la cama de Tommy. ¿¿Os imagináis que Draco se muda con Alcacia y se pasa el resto de su vida durmiendo en el suelo por respeto a su primo??

En fin, nos vemos pronto. Mil besos y gracias por leerme y comentar. No olvidéis, si no habéis pasado ya, ir a la página de facebook La estrella más oscura. Dramione. Creo que voy a poner un vídeo cantando ahora mismo porque lo he grabado esta mañana y me ha gustado mucho jaja (además, es una de las canciones de la banda sonora de este fic).

¡Hasta el martes!

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