[Capítulo 29]

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CAPÍTULO 29

Mew dejó que Gulf durmiera aun con los restos de su semen goteando de su trasero y escurriéndose por sus piernas. Quizás no era lo más higiénico, pero si más jodidamente sensual que un hombre pudiera observar. Ver como el semen que inyectó en el interior de Gulf chorreaba entre sus fabulosas piernas lo endurecía de inmediato.

Pero sabía que debía dejarlo descansar, su ángel no estaba acostumbrado a las largas y casi sobrehumanas jornadas de sexo con las que él estaba familiarizado. Además quería saber, de sus propios labios, cómo había sido esa experiencia para Gulf.

Tomó una rápida ducha y después bajó para pedirle a Dorothy que preparara la cena. Mientras estaba lista, Mew se encerró en su despacho. De verdad que le costaba creer que estuviera planteándose la idea de escapar. Pero ¿Cómo lo haría si aparentemente lo estaban vigilando? Aquel maldito fiscal se lo había dicho cuando le dejaron el citatorio. Además ¿A dónde se iría? Finlandia, su país natal, sería el primer lugar para ir a buscarlo. ¿Debía quedarse dentro del continente asiático o quizás trasladarse a un país europeo? Tal vez el continente africano podría ser buena opción, o América latina que estaba tan alejado de Tailandia que quizás se aburrieran de buscarlo.

Por su cabeza pasaban un sinfín de ideas para irse y desaparecer con su bello ángel. No era precisamente la vida que deseaba llevar y mucho menos la que quería darle al chiquillo que yacía en su cama, pero una vida sin Gulf era peor. Mucho peor. El sonido de la puerta lo sacó de sus pensamientos.

- Adelante –

- Señor Suppasit... -

- Dígame Dorothy –

- Kamon acaba de mandar este sobre – se lo pasó a Mew – dice que un joven encapuchado pasó en una motocicleta y lo aventó directamente a la puerta de la mansión –

- ¿Qué? – preguntó Mew preocupado sin poder creer lo que la mujer le decía.

- Señor, Kamon intentó identificar al muchacho con las grabaciones de las cámaras de seguridad, pero no se aprecia debido a que viste completamente de negro y el casco tapa complemente su rostro –

- Dígale a Kamon que me envíe los videos inmediatamente – pidió Mew.

- Sí señor, con permiso –

El corazón de Mew latía acelerado. ¿De qué iba todo aquello? De pronto un miedo recorrió todo su cuerpo. Alguien había matado a Max, ¿Acaso seguía él? Con cuidado abrió el sobre y sacó la nota que esté contenía. Un "no temas" hecho con recortes de revistas se dejaba leer en aquel pequeño pedazo de papel.

¿No temas?, pero claro que tenía miedo, y no por él sino por Gulf. No quería que nadie le hiciera daño, con él podían meterse todos los que quisieran pero nadie tocaba a su ángel. ¡Nadie! Guardó la nota y salió el despacho, pero antes de subir las escaleras su ama de llaves lo llamó nuevamente.

- Señor Suppasit, la cena está lista –

- Gracias Dorothy, iré a despertar a Gulf – dijo con seriedad.

- Sí señor –

- ¿Le dijo ya a Kamon que me envíe los videos? –

- Ya lo he hecho señor –

- Gracias, en un momento bajamos, tenga todo listo –

.

.

.

Para la cena, Dorothy había preparado Khao Soi, que no era más que fideos con curry y pollo, algo que agradó a Gulf pues en una ocasión mencionó que le había gustado mucho el sabor del pollo. Ambos cenaron en el comedor, con Tharn y Type acompañándolos debajo de la mesa, esos felinos se la pasaban durmiendo y jugando con todas las chucherías que Mew había comprado para ellos. No obstante el ambiente era tenso, y eso pudo notarlo el menor, pues sentía que su prometido actuaba muy raro

- ¿Estás enojado conmigo? – preguntó en voz baja.

- Por supuesto que no mi cielo ¿Por qué lo preguntas? –

- Estás muy callado – respondió – si no fui complaciente en el sexo yo... -

- Nosotros hicimos el amor cariño – aclaró Mew – y fue fantástico – agregó – solo, estoy pensando en que mañana debo ir a trabajar – mintió.

- ¿Regresarás temprano? –

¡Maldita sea! Ni siquiera sabía si iba a regresar. Nuevamente la idea de escapar con él surgió en su mente, vamos, era arriesgado pero la única solución disponible para que ambos pudieran estar juntos. Además, la nota lo preocupaba mucho ¿Quién la enviaba y con qué fin? Sentía que su cabeza iba a explotar y el tiempo a lado de Gulf se iba acabando rápidamente.

- Volveré tan pronto como pueda – respondió Mew fingiendo una sonrisa.

- Siempre regresas cuando se va la señorita Mame –

- Veré si puedo regresar para ese entonces – volvió a mentir y no quería hacerlo pero era lo mejor para Gulf. O al menos eso creía.

- Te estaré esperando – comentó Gulf regalándole una sonrisa.

Mew se levantó de su asiento y se hincó ante el menor que lo miró con cara de absoluto asombro. Nunca, ningún hombre se había hincado ante él, siempre había sido al contrario, y por alguna extraña razón no quería ver a su prometido haciéndolo, él no quería que Mew hiciera lo que a él le habían hecho en el pasado.

- Mew yo no quiero que te hinques –

- Shhh, tranquilo amor – tomó sus manos entre las suyas – quiero que me prometas que jamás vas a dejar que alguien te haga daño –

- ¿Cómo hago eso? – Gulf no entendía lo que significaba prometer algo.

- Quiero que me digas y me asegures que nunca vas a permitir que alguien te lastime, que no vas a dejar que nadie te haga vivir lo que has vivido en el pasado –

- Pero yo no puedo defenderme solo Mew – dijo asustado - ¿Ya no vas a cuidar de mí? –

- Siempre encontraré la manera de velar por tu seguridad cariño, pero cuando no esté yo, quiero tener la seguridad de saber que puedes cuidarte solo y que vas a estar bien –

- ¿Cómo cuando estés trabajando? –

- Sí – susurró bajando la mirada – ese es un buen ejemplo –

- Pero Dorothy, Saint y la señorita Mame son buenos conmigo Mew – explicó le menor.

- Sí, ellos también te cuidarán – besó sus manos – te quiero mi amor – levantó la mirada y se esforzó para no llorar – cariño... has hecho que mi vida sea más hermosa, gracias –

¿Él había hecho hermosa la vida de su prometido? ¡No! era al revés. Mew lo había rescatado de una vida horrible en la que solo lo veían como un objeto. Mew era bueno, muy bueno. Y él quería ser bueno con Mew, porque se lo merecía y porque él quería hacer feliz a su prometido justo como Mew lo hacía con él.

- Veremos una última película en la sala y después iremos a dormir – habló Mew, que para él no solo era la última película del día. 

- ¿Cuál película veremos?  - 

- La que tú prefieras cariño -

.

.

.

Gulf se había dormido cerca de la media noche. Al final escogió una película de comedia porque en el póster de la misma aparecía un gato. Mew no le prestó ni la más mínima atención, pero algunas escenas causaban la risa del menor y eso lo hacía sonreír. Casi al final de la cinta, sintió como Gulf se acurrucaba a su lado completamente dormido. Sonrió y apagó la televisión.

De eso ya habían pasado tres horas, y su ángel seguía durmiendo sin inmutarse, ajeno a todas las preocupaciones que tenía Mew. El empresario no podía dormir y tampoco tenía sueño. Mantenía a Gulf entre sus brazos y acariciaba su cabello con suavidad para evitar despertarlo. ¡Dios! La noche estaba pasando demasiado rápido. Sentía como los minutos se escurrían como agua entre sus dedos.

Su mente era un revoltijo de pensamientos. Recordaba sus primeros años en Finlandia, antes de que sus padres se divorciaran, once años que quedaron casi en el olvido desde que se había mudado a Tailandia con su madre y el pequeño hermano Saint. A su mente vinieron los recuerdos que empezó a formar en el país que era su segunda patria, como que su madre se había entregado a su trabajo olvidándose de sus hijos por completo. Aun así, amaba a esa mujer. ¿Qué hijo no lo haría?

También recordó su pasado como "dominante", sin embargo no podía acordarse cuál de los dos hombres que se decían sus amigos en aquel entonces lo habían introducido al mundo del BDSM. Tal vez había sido el sujeto que se hacía llamar "Boom" aunque también tenía duda si había sido el bastardo al que conocían como "Nice".

No los odiaba, sencillamente los aborrecía. Fingieron que eran sus amigos y al final le robaron varios miles de bahts e intentaron involucrarlo en el mundo de las drogas con un famoso narcotraficante latinoamericano al cual tuvo que pagar una fuerte suma de dinero para que lo dejara en paz. Aunque al final la mejor recompensa había sido que el mismo criminal había acabado con la vida de Boom y Nice.

Y después de todo el caos que había sido su vida, llegó Gulf Kanawut, su hermoso ángel. La persona que había logrado cambiarlo para bien y con una rapidez que hasta el mismo estaba sorprendido de dicho cambio en su persona.

Llevaba tantos años en el mundo de BDSM que pensó que jamás podría dejar ese estilo de vida. Sentía un placer indescriptible cuando le causaba daño a alguien más, y lograba orgasmos maravillosos en cada uno de sus encuentros pero solo bastó una mirada de aquel muchacho para que todo eso se fuera a la mierda. Sin embargo, hacer el amor con Gulf había la mejor experiencia de su vida. La mejor de todas.

La diferencia de lo que hacía antes a lo que había hecho con Gulf radicaba en los sentimientos. Amaba a Gulf, lo amaba como nunca había amado a nadie y por lo tanto su entrega no era la de un dominante sino la de un hombre enamorado.

Giró su vista al reloj que estaba en la mesita de noche. Las cinco de la mañana. Estaba a punto de amanecer, y en tan solo cuatro horas debía estar sentado en un tribunal presentando su declaración. No sabía que esperar, y sinceramente se encontraba nervioso pero sobre todo afligido. El tema del escape seguía rondando por su cabeza, pero no deseaba poner el riesgo a Gulf.

- Voy a amarte con todo lo que tengo, nunca lo olvides – susurró Mew cerca del rostro de su amado ángel – llévame siempre en tu corazón cariño

.

.

.

Gulf se despertó justo cuando Mew intentaba levantarse de la cama para darse un baño. Eran las siete y cinco de la mañana.

- ¿Vas a darte un baño? – preguntó Gulf nada más despertar.

- Si mi cielo – besó su cabeza – sigue durmiendo corazón –

- Ya no tengo sueño –

- Puedes ver dibujos en la televisión en lo que me ducho – comentó Mew.

- ¿Dibujos? –

- Hay un canal en el que pasan caricaturas, estoy seguro que te gustaran – respondió Mew encendiendo la televisión y buscando dicho canal – mira, Tom y Jerry –

- ¿Tom y Jerry? –

- Es una caricatura de un gato y un ratón –

- Gracias Mew – sonrió Gulf iluminando la habitación con su dulce gesto.

Mew se acercó a Gulf y lo abrazó fuertemente. No podía escapar, Gulf merecía una vida tranquila y llena de felicidad y si él no se la podía dar, no iba a ser egoísta. Tendría que dejarlo libre.

CONTINUARÁ...

Lamento la demora, de verdad que sí. 

Recuerden que se aceptan todo tipo de comentarios pero me reservaré de responder ofensas e insultos. 

Hasta el siguiente capítulo. 

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