━━ chapter 26

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ᴛʜᴇ sᴄᴀʀ ɪ ᴄᴀɴ'ᴛ ʀᴇᴠᴇʀsᴇ
ᴡʜᴇɴ ᴛʜᴇ ᴍᴏʀᴇ ɪᴛ ʜᴇᴀʟs,
ᴛʜᴇ ᴡᴏʀsᴇ ɪᴛ ʜᴜʀᴛs

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En las ocasiones anteriores en las que Malia había ido a hacerle una rápida visita a su progenitor lo había encontrado siempre en la cocina, preparando algún platillo, o en el salón, mirando la tele despreocupadamente.

Esa mañana, sin embargo, fue muy diferente.

Peter estaba tirado a la larga en el frío suelo de la salita, tenía una almohada bajo la cabeza y miraba hacia arriba con aire meditativo. Casi como si estuviera pensando en algo detenidamente y no quisiera perder la concentración.

Malia alzó ambas cejas ¿Aquella era su forma de afrontar una ruptura?

- Hey -lo saludó, pero sin obtener ningún movimiento por su parte.

- Hola tú ¿Sucede algo?

- ¿Cuando no? -suspiró ella mientras se restregaba los ojos y se sentaba su lado en el piso- Scott lo sabe todo.

- ¿A qué te refieres con todo?

- Me refiero a mi gran burrada de ocultarle nuestra relación. Ese es el todo.

- Y a juzgar por tu cara, no debió tomarlo nada bien.

- No.

Ambos se mantuvieron en silencio por lo que parecieron siglos, sin hacer nada más, solo brindándose compañía mutuamente porque sabían que era lo que necesitaban en esos momentos.

Afuera, el mundo parecía estarse acabando literalmente. Los miembros de la manada se encontraban dispersos, luchando contra sus propios problemas unos con otros, intentando hacer que las cosas fueran menos complicadas cuando lo cierto es que no veían solución por ninguna parte.

Y Malia ya no sabía qué hacer para tener a su familia de vuelta.

- Desearía poder desaparecer -susurró entrecortadamente, provocando que Peter se volteara para mirarla.

- ¿Sabes? Creo que lo mejor que puedes hacer es irte con Henry para Nuevo México. Te vendría bien un cambio de los grandes, para que te olvides de Beacon Hills por un tiempo.

- ¿Lo crees realmente?

- Pienso que si -dijo, dedicándole una expresión sincera- ¿Y quién sabe? Puede que pronto podamos hacer ese viaje a París que tanto has querido.

Aquel comentario la había hecho sonreír:

- Eso me gustaría.

Otro corto silencio se instaló entre ellos. Padre e hija continuaron observándose con pena. Porque al final del día, ambos tenían el corazón igual de roto.

- ¿Quieres hablar de lo que pasó con Laurel?

Peter negó con simpleza:

- No.

- Vale.

- Solo quédate aquí -adicionó segundos después- tu presencia me ayuda.

Un corto suspiro escapó por entre los labios de la mujer coyote, quien movió su mano para tenerla junto a la de su padre, esta vez, sin apartarla.

- Aquí estaré.

●●●

Lydia puso la percha prácticamente en su cara, mostrándole el escotado vestido de encaje color vino.

- Este se vería perfecto para una salida de noche ¿Qué crees?

- Creo que el rojo no me va en lo absoluto -Cassie le regaló una sonrisa- Derek dice que me veo mejor en azul. Es mi color, y también el suyo.

- No veo como Derek podría tener algo de sentido en la moda.

- Lo tiene, si.

Ambas intercambiaron una risita, y volvieron a posar sus ojos en la ropa. La tienda estaba llena, pero ellas estaban en la sección de noche, rebuscando algo que comprar para pasar el tiempo.

Sin embargo, Laurel no parecía compartir su misma emoción por aquella salida.

Simplemente estaba allí, mirando una que otra pieza mientras su cabeza volaba lejos.

- ¡Oh! Buena elección, Laurel -exclamó la rubia de apellido Nolan, pero al percatarse de su ensoñación, la sacudió por el hombro- ¿Laurel?

- ¿Ah?

- Te has quedado en blanco ¿Todo está bien?

- Claro -asintió rápidamente, pasándole el vestido que tenía en las manos- ¿Por qué no te lo pruebas?

- No lo sé.

- Venga, Cassie. A tí todo te queda genial -dijo insistente- Vamos, pruébatelo.

Cuando la castaña le acercó la prenda aún más, Cassie terminó tomándola con una pequeña sonrisa, y luego fue hacia el probador bajo la mirada de sus dos amigas.

- Ella es tan adorable, como un ángel -dijo Lydia- En este caso Derek tuvo suerte.

«Ángel» Laurel suspiró, y casi por instinto, su rostro se ensombreció ligeramente.

- Sigues pensando en Peter ¿O me equivoco?

Laurel se estremeció ante el toque de la banshee en su hombro, y tan rápido como volvió a caer en la realidad, intentó ignorar su mirada que buscaba sacarle la verdad.

- No -negó, pero ¿a quién engañaba? Ella sabía que estaba mintiendo- sigo sin entender cómo después de saber todo lo que os hizo, mi mente todavía no pueda borrarlo.

- Hey... -Lydia murmuró- solo para que lo sepas desde mi punto de vista, puede que muchos de nosotros aún le guardemos un poco de rencor, pero algo puedo asegurarte, y es que él se arrepiente todos los días.

- ¿Cómo puedes saberlo?

- Solo lo sé -se encogió de hombros con simpleza- Lo ha demostrado varias veces, incluso con las cosas más pequeñas. Tú eres una de ellas.

Laurel volteó un poco su cabeza para observarla.

- ¿Yo?

- Sí -la rubia fresa volvió a asentir, pero ella solo volvió a apartar el rostro.

Recordaba haber odiado tanto a su padre después de lo que hizo, por todo el sufrimiento al que la había condenado por años, pero él nunca pareció arrepentirse de ello, y de igual forma, ella no lo buscó. No quería verlo nunca más, y si alguna vez tenía una familia, se aseguraría de que sus hijos no crecieran como ella.

Por un momento, se preguntó si Peter pensaba igual. Si estaba dispuesto a no dejar que sus errores del pasado, por muy graves que fueran, afectaran el tipo de futuro que quisiera para ellos.

- Créeme, sé lo difícil que puede ser perdonar a una persona. Tómate tu tiempo, y no digo que tengas que volver con él, solo... intenta aprender a perdonar y olvidar -prosiguió Lydia- Quizás de esa forma realmente comiences a ver las cosas desde un punto de vista distinto.

Laurel meneó la cabeza, insegura, y luego volvió a concentrarse en la ropa para distraer un poco su mente. Justo en el preciso instante que Cassie salió del probador y posó delante de ellas con el vestido azul que hacía unos minutos le habían dado.

- ¿Y bien? -preguntó- ¿Cómo me veo?

La mujer lobo dejó escapar un silbido, pero fue Lydia quien formuló la oración por ella.

- Guapísima.

Definitivamente podría acostumbrarse a ese tipo de salidas de vez en cuando.

●●●

La espalda de Derek chocó de cueces contra la pared, provocando que esta se agrietara allí donde su cuerpo había colisionado con el cemento.

- ¡Tú le contaste! ¿No es así?

Peter tenía sus puños sujetándole el cuello de la camiseta, y sus ojos azules brillaban con una ira incontrolable hacia la expresión tozuda de su sobrino.

Al no recibir una respuesta rápida, el mayor de los Hale volvió a empujarlo con más fuerza contra la pared, hablándole furiosamente:

- Me has quitado la única cosa buena que me ha sucedido en mucho tiempo.

- Estaba tratando de protegerla -respondió el pelinegro sin arrepentimiento alguno- De tí.

- No tenías razones. Ya no me interesa el poder, no más. Yo nunca la habría lastimado.

En medio de su ataque, Peter pudo percatarse de lo que estaba haciendo, y lo mucho que se detestaba a sí mismo por intentar descargar todo su dolor en algo que no valía la pena.

De todas formas, pelear con su sobrino no la traería de vuelta, ni mucho menos la haría quererlo de nuevo.

- Da igual. Ya está hecho -susurró, liberándolo de su agarre. Y Derek no pudo hacer otra cosa que observarlo.

El castaño se sentó en las escaleras del loft, con los codos apoyados en sus rodillas al tiempo que su vista se mantenía fija en el suelo.

- Ella me odia ahora, y siendo sincero, no puedo culparla -le dijo, esperando que él lo escuchara- ese fantasma nunca dejará de perseguirme.

Derek se acercó, lo suficiente para apoyarse en una de las columnas que daban al techo.

- Ese es el lado más oscuro de tener un pasado.

- ¿Tu quieres a esa chica?

- ¿Cómo?

- La rubia. Cassie. -especificó- ¿De verdad la quieres?

No supo a qué venía ese cambio de tema tan repentino, sobretodo después de verlo entrar como un tornado y estamparlo al igual que una calcomanía en la pared, pero Derek lo pensó y decidió responderle solo con la verdad.

- Hasta el punto de ocultarle lo que soy por tal de que no se aleje de mí.

- Bien -lo vió asentir- Entonces no la dejes ir. Vete, sé feliz, cásate con ella, y olvida que alguna vez tuviste una vida en Beacon Hills. Lo mereces. Pero te advierto, en algún momento ella se dará cuenta, y va a ser muy tarde para arrepentirse.

El entrecejo del hijo de Thalia se frunció ligeramente, demostrando lo confundido que estaba después de escucharlo hablar así. Por eso, le resultó extraño que no hubiera ninguna doble intención detrás de esto.

- ¿Qué harás tu?

- Haré lo mismo: Irme -respondió Peter sin más- Es el consejo que le dí a Malia para protegerla de Foster, y esta misma noche se irá a Nuevo México. Nos reencontraremos en París dentro de dos meses.

- ¿Vas a quedarte hasta entonces?

- ¿Para asegurarme que capturen a ese hijo de puta? Por supuesto. Pero primero, necesito que vosotros dos estén lejos de este pueblo.

- ¿Y qué hay de Laurel?

- Ella estará bien. Me aseguraré de ello -lo escuchó decir con decisión- Lo importante ahora son ustedes. No dejaré que dañen a la única familia que me queda.

Fue entonces cuando la verdadera cara del villano salió a la luz, y no era fea, egoísta, ni mucho menos malvada. Ya no. Sino que lejos de eso, reflejaba una feroz determinación por proteger a los suyos, costara lo que costara.

Ese era el tipo de hombre al que su hermana le habría gustado conocer, no al otro.

Por eso, Derek aceptó que había cometido un error con él. No obstante, tampoco lo iba a decir en alto.

- Yo no voy a ningún lado -sentenció ante su tío- no abandonaré a la manada de nuevo.

No tenían idea de a lo que estaban a punto de enfrentarse, pero les daba igual tener que hacerlo solos, si con ello podían salvar la vida de las personas que verdaderamente importaban.

En el caso de Derek, se aseguraría de enviar a Cassie de regreso a Colorado antes del fin de semana. Ya tendría tiempo de inventar una excusa por la cual él demoraría más.

Por otro lado, Peter se encontraba aliviado de que, al menos, Malia estaría a salvo en Alburquerque, alejada de todos los problemas y los dolores de cabeza que esto podría traerle.

Sin embargo, había alguien que no se sentía totalmente conforme con eso, y que al escuchar la conversación desde la entrada, decidió dejar de lado lo que sea que hubiera venido a preguntar para cambiar de planes.

Porque si de algo estaba seguro Scott McCall, es que no volvería a perderla por culpa de sus malas decisiones.



Cuatro capítulos para el final 💙✨

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