Capítulo 55

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—¿Mamá?

Espero un segundo en la línea a que Grace reaccione y me haga saber que me escucha.

—¡Christian! ¡Mi niño!

Escucho voces distantes y los zapatos de tacón de mi madre contra el suelo del hospital antes de que una puerta se cierre.

—Te escucho, ¿Qué paso? ¿Estás bien? ¿Necesitas dinero?

Pongo los ojos en blanco aunque ella no pueda verme.

—Estoy bien, mamá. Te llamo por otra cosa... Un favor. —permanece en silencio, así que sigo hablando—. ¿Recuerdas a mi amigo Luke?

—Ay, Dios. ¡Lo sabía! Lo presentía... ¿Vamos a tener está conversación por teléfono?

—¿Qué? No entiendo.

—Christian, te amo. Pase lo que pase, eres mi hijo y deseo que seas feliz.

¿De qué mierdas habla?

—¿Mamá?

—Te apoyaré en todo. Déjame hablar con tu padre para suavizar las cosas, ¿Cuándo piensas traerlo?

—¿A Luke? Va para allá en un avión con su madre.

—¡Dios mío, Christian! ¿Su madre? ¿No te parece muy pronto?

—No quería que fuera sola, ellos la acompañan. ¿Podrían quedarse contigo y papá unos días?

—Esto es muy incómodo, hijo. ¿De qué se supone que hablemos?

—De la boda.

La escucho jadear sorprendida y sé que tiene razón, no conoce a Ana ni le he mencionado algo sobre salir con alguien.

—Es cierto, es muy pronto pero la quiero. La vida de policía es difícil y ella me entiende porque trabajamos juntos.

—Hijo, yo... ¿Dijiste ella?

—Si, Ana, mi novia.

—Gracias a Dios. —susurra—. ¿Podrías repetir todo desde el inicio?

—Claro. —me quedo en silencio un momento por la confusión—.  Mi novia Ana va para allá, con Luke y su madre acompañándola. Hemos salido por apenas unos meses pero le propuse matrimonio y me gustaría casarme lo más pronto posible.

—Eso es tan... Sorpresivo y maravilloso. ¡Nos encantará conocer a tu novia, cariño! ¿Por qué no vienes con ellos?

—Estoy en un caso importante y no puedo tomarme vacaciones, pero lo haré cuando ustedes vengan para la cena de acción de gracias.

—Me encantaría, mi amor. Tengo que volver ahora a la consulta y avísame a qué hora llega el avión para enviar a tu padre por ellos. ¡Te mando un beso, hijo!

Termino la llamada con Grace y guardo el móvil en el bolsillo para servirme otra taza de café. Debido a las bajas, solo Leila y Jesse estarán ayudándome con la investigación.

Como si los hubiera invocado, ambos entran en nuestro piso y me dirigen saludos rápidos. Abernathy porque es idiota, Leila porque piensa que no vi sus ojos rojos e hinchados.

—Lay. —me acerco a ella—. ¿Cómo sigue Ethan?

—No quiere hablar conmigo. Su padre dijo que perdió la movilidad de una pierna y causará baja del departamento de policía.

—Mierda. Eso no es bueno. —le entrego la taza de café en mis manos y palmeo su hombro antes de alejarme.

¿Qué debería decir? ¿Lo siento? Es mi culpa por enviarlos a ese lugar y también soy responsable de la muerte de Will. Lo único que me motiva en este momento es que Ana y Luke están fuera de peligro.

—¿En dónde está Ana? —el jodido rubio gruñe a mi espalda.

Giro lentamente para mirarlo y mis cejas se arrugan.

—A salvo.

—¿En dónde? —insiste.

—¿Quién quiere saber? ¿Tú o Steele?

—Ambos. —cruza los brazos sobre su pecho y me lanza una mirada amenazante.

A mí.

Su jodido jefe.

Leila siente la tensión entre los dos y se interpone.

—Basta de pelear, chicos. Necesitamos la mayor cantidad de elementos y no ayuda que ustedes intenten romperse la cabeza el uno al otro.

—Él olvida con quién está hablando. —gruño—. Soy su puto jefe y Ana es mi novia.

—Es mi amiga. —no se mueve cuando Leila lo empuja.

—Está a salvo, en un lugar seguro. Eso debería ser suficiente.

Evito mencionar que será mi esposa porque lo último que necesito es que el jodido rubio le vaya con el chisme al senador.

—No lo es, ya salió herida por tu culpa, sin mencionar al resto del equ...

Sus palabras se ven interrumpidas por el fuerte golpe que la rubia le asesta en la mejilla. Mierda, ni yo lo vi venir.

—Cállate. —le dice y él se soba el golpe—. No sabes nada, niño. No olvides que eres un novato, así que recuerda tu lugar y sigue las indicaciones o lárgate.

Leila se aleja hasta el pequeño baño en nuestro piso y se encierra ahí, sus leves sollozos escuchándose por el silencio.

Abernathy y yo nos ignoramos mutuamente, lo que me permite volver a mis prioridades. Ayer enviamos la grabación y las fotos de la bodega al juez para que emita una orden de cateo para ese lugar, así como la casa y la oficina de Steele.

Sabiendo que el juez está de acuerdo en enfrentarlo, hago el último movimiento sobre Welch porque no olvido que es mi jefe y un muy corrupto bastardo.

Bajo a su oficina y voy directamente sin anunciarme. Lo encuentro en su escritorio con una carpeta en sus manos. Es el momento de acabar con esto, Grey.

—Como mi superior, te notifico que conseguí la autorización para revisar las propiedades de Steele. Es ahora que demuestras la clase de hombre que eres, ¿Estás de su lado o del nuestro?

Deja caer las hojas y me mira con los ojos muy abiertos.

—¿Qué hiciste? ¿Con quién hablaste?

—Con quien tiene la autoridad para hacerlo, pero necesito refuerzos. ¿Estás conmigo o tengo que llamar al jodido FBI?

—¡No sabes lo que estás haciendo! —golpea el escritorio y se pone de pie—. ¡Lo vas a arruinar!

—Respuesta incorrecta. Tengo que irme.

La siguiente opción es ir directamente con el capitán Abernathy y hacerle ver qué si no actúa conmigo, su precioso hijo estará en peligro.

—Llama a todas las unidades, acceso simultáneo en la bodega y la casa de Steele. Espero que sepas lo que haces, muchacho, o nos costará más que el trabajo.

—Lo sé. Y gracias, Capitán.

Abernathy padre asiente y se dirige a una de sus unidades. Leila sube al auto con él colocándose el chaleco antibalas mientras el jodido rubio y yo subimos a nuestra patrulla listos para la acción.

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