Capítulo 7

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—Tenemos la información. —Ethan señala la pila de hojas sobre el escritorio—. Las notas que publicó Johnson en este año y las 8 notas en las que estaba trabajando actualmente.

—¿Algún sospechoso? —pregunto.

—¿Quién no? —se burla Leila—. El tipo escribió indiscreciones sobre todo mundo: grandes empresarios, políticos, damas de sociedad, el gobernador...

—Mierda, eso amplia la búsqueda a unos cuantos cientos de personas. Aún así tenemos que investigarlos a todos y vamos a dividirnos para hacerlo, Ethan y Leila empiecen con las notas ya publicadas desde la más reciente y hacia atrás.

Ambos asienten y toman un puñado de hojas de la carpeta. Pasan el resto a las manos de Luke.

—Luke y yo hablaremos con las personas de las 8 notas actuales. Nos encontraremos aquí a las 6.

—Claro, jefe.

Ethan toma las llaves del auto y Luke las de la suv, todos salimos de la estación para comenzar con la exhaustiva misión.

—Tu manejas. —ordeno a Sawyer mientras enciendo un cigarrillo.

—Te ves tenso, ¿Que pasa? ¿Te hace falta una cogida? —Sawyer me mira con diversión.

—¿Te estás ofreciendo, imbécil? —le gruño.

—No eres mi tipo.

—Demasiado trabajo de oficina. —echo el humo por la ventanilla—.Estoy hasta la mierda de estar ahí encerrado.

—Bueno, tú querías ser detective, ¿Ahora te quejas?

—Creo que extraño la emoción de estar en las calles, siempre alerta...

—¿Y recibir un tiro en el culo?

—Fue en la pierna, imbécil. De todas formas no voy a renunciar porque este camino me llevará a ser el director del departamento de policía algún día.

—Entonces hagamos esto. —señala el edificio de oficinas frente a nosotros—. Y no te olvides de darme una hermosa placa y un gran cheque como recompensa por apoyarte.

Miro un par de veces sobre mi hombro antes de entrar porque me estoy volviendo un jodido paranoico. No dejo de pensar en la niña siguiéndome por todo el puto Seattle, seguramente faltando a clases para hacerlo.

—Concéntrate, Grey. —me digo a mi mismo siguiendo a Luke.

Afortunadamente el resto del día se va en entrevistar a un montón de personas, muchos de ellos envueltos en casos de corrupción e infidelidades, pero nada demasiado grave como para asesinar.

De vuelta en el piso de investigación, comparamos notas sobre lo encontrado, resaltando el hecho de que éste caso tomará más tiempo del que creí.

—Este tipo hizo enojar a muchas personas. —asegura Luke revisando el pizarrón de los sospechosos—. Cualquiera podría haberlo hecho.

—¿Entonces formaron un frente unido? —Ethan hace una mueca de sorpresa.

—Alguien por encima de los demás tenía mucho más que perder, y muchas más agallas. —exhalo con frustración—. Solo tenemos que dar con él o ella.

—Será mejor que continuemos mañana, por hoy estoy muy jodido como para seguir pensando.

—Es la primera vez que tienes razón en algo. —me burlo—. Nos vemos aquí mañana temprano.

Y como no quiero quedarme más tiempo del necesario y ser emboscado por la chiquilla, salgo detrás de ellos hasta mi auto estacionado del otro lado de la acera por delante del auto de Luke.

—Necesito un trago, ¿Vienes?

—No, yo de verdad necesito dormir.

Agito las llaves en mi mano, listo para abrir la puerta cuando la veo. Nuevamente mi peor pesadilla cobra vida frente a mis ojos vestida con jeans y una ajustada camiseta blanca.

—¿Qué? —pregunta Sawyer cuando se da cuenta que detuve mis pasos.

—Yo... Olvidé algo... —balbuceo.

Antes de soltar una excusa convincente que me permita alejarme de la jodida niña sentada sobre el capó de mi auto, ella baja de un salto y me dedica una mirada acusadora.

Se da la vuelta para alejarse, pero cuando lo hace puedo ver la marca en su brazo, aquella que dejé ayer en la cafetería cuando perdí los jodidos estribos.

Mierda.

—Lo que sea que hayas olvidado, Christian, ¿Puede esperar a mañana?

—Si, claro.

Ana se pierde de vista y entonces subo a mi auto a toda prisa para volver a casa. Debería quedarme ahí encerrado, pero la ansiedad me hacen levantarme y correr por la bahía hasta que termino exhausto.

—Esto comienza a ser aburrido. —dice Leila a la mañana siguiente, cuando revisamos a los siguientes sospechosos de la lista.

—Lo sé, pero no tenemos más pistas que eso. Así que será mejor que encontremos algo grande o vamos a investigar este caso el resto del año.

—Dios, no. —Luke hace un gesto dramático.

—Entonces andando.

Volvemos a dividirnos para salir a entrevistar a los siguientes sospechosos porque, por más tedioso que sea, estoy seguro que uno de estos fue quien dio la orden de asesinar a Johnson.

Al final de la tarde como cada viernes, nos dirigimos al bar de siempre para unas rondas de tragos. Es un club grande, pero nosotros estamos ahí por las bebidas, ignorando la música en la parte central del establecimiento.

—Cervezas. —Ethan paga la primera ronda.

—¿Podemos, por favor, no hablar de trabajo? —se queja Luke.

—Tú fuiste el que mencionó el caso. —Leila le golpea la cabeza—. Sabes que no debemos hablar de ello con civiles alrededor.

—¿Puedes culparlo? —me burlo—. Nada interesante pasa en su vida, por eso tiene que hablar del trabajo.

Sawyer pide otra ronda de cervezas y botanas mientras charlamos de las estupideces que él hizo en la academia, lo sé porque hemos sido amigos desde entonces.

Dos rondas después, Luke está mirando distraídamente hacia la pista porque Leila y Ethan están comiéndose el uno al otro, haciéndonos sentir incómodos.

—Vaya espectáculo. —se ríe.

—Y que lo digas. —empujo mi primer trago de whisky por mi garganta.

—No hablo de ellos. —me golpea en la nuca—. Me refiero a eso.

Señala hacia la pista donde dos tipos rodean a una pequeña castaña en un vestido corto color plateado. Uno de los hombres tiene las manos apoyadas sobre su cadera y el otro mantiene las manos de ella sobre su pecho.

—Parece que se están divirtiendo. —se ríe Luke.

—Eso parece. —pido otro trago de whisky y vuelvo mi vista al trio en la pista.

La chica lleva el cabello castaño suelto y puedo ver su maquillaje cargado cerca de sus ojos cuando me mira. Mierda, ella me está mirando y una genuina expresión de sorpresa aparece en su pálido rostro.

Tardo apenas dos segundos en reaccionar.

—¿Ana?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro