➖Cap.8➖

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Avanzamos a paso lento entre ocultos y medio expuestos. A simple vista no se observan más de ellos, pero es innegable que en esta zona hay más camuflados de los que quisiéramos. Así mismo, me dedico a observar hacia el desolado frente en cuanto el pequeño queda dormido sobre mi pecho.

Luego de unos metros, acomodo su pequeña cabeza para que no cuelgue y duela y aprovecho a descansar un momento a medida que mi sub alterno me pasa un binocular que está más para enterrar que para mirar. Pero a estas alturas, tener algo como esto es todo un privilegio.

—¿Crees que eso salió de aquella alimaña que vimos anteriormente? —escucho a Nam cuestionar a medida que me concentro en la verificación del lugar.

—Si te refieres al niño, puede ser —contesto no muy contento con el modo de referirse hacia él. Aún así, no lo cuestiono cuando sus ojos son negros como la noche —. Nos quedan un par de kilómetros más, aunque creo que estoy perdiendo el toque con la medición porque según mis cálculos llegaremos cuando caiga la noche... ¡Maldición! —escupo esto último casi enfadado. Habíamos pactado que no nos agarre la noche para poder estar más resguardados.

—A ver, pásame eso —susurra Nam, sacándome el binocular y dedicándose a mirar.

Suspiro frustrado, no queda otra más que resignarse ante lo que acontece. En eso, escucho el rugir de mis tripas indicándome que debo ingerir algo sólido. Así que rebuscando en mi mochila, con sumo cuidado de no despertar al pequeño, intento sacar líquido y alimento.

—Pareciera que recién sobre la noche estaremos ahí, de ser necesario nos detendremos antes, ¿puedes con eso? A ver, dame que te ayudo —suelta Nam a medida que me ve forcejear con las tiras de mi propia mochila.

Me quedo quieto pensando en qué nos deparará el destino a partir de este momento. Sé que debo decidir sobre qué hacer con el pequeño ya que lidiar con él y estar al acecho de aquellos no es lo más prudente. ¿Pero que implica ser prudente dentro de toda esta mierda? Él, tan solo es un pequeño ser mitad humano y mitad bestia. Y eso, me carcome la cabeza.

—Toma... De verdad Jungkook ¿qué piensas hacer con él? —Cuestiona mi sub alterno a medida que comienzo a rellenar mi cuerpo con los escasos víveres que debemos tratar de retener... Porque esto está más para devolver que para comer.

—No sé ¿qué pretendes? ¿qué lo deje tirado y haga como si no existiera?

—Lo sé, pero es que... Demasiado tenemos con los nuestros como para agregar una carga como ésta —señala al pequeño que plácido duerme sin darse cuenta del entorno —. Encima, ni humano es...

—Pero no deja de ser un bebé. ¿Acaso no viste la forma en que se aferró a mi pecho? ¿O la manera en qué duerme? Que tenga el color del oscuro cielo cuando abre los ojos, es solo un pequeño detalle.

—No es pequeño... y usted lo sabe. No sabemos nada de él. Ni cómo se alimenta o si tan solo no despertará con sed de usted.

Lo miro sin dejar de comer, como dándole a entender que diga lo que diga haré lo que yo quiera. Y en este preciso momento, quiero cuidar de él.

Luego de que Nam comiera y el pequeño despertara lentamente, le ofrezco algo de beber y parte de lo que yo comí y guardé para él. Mi primera impresión al verlo comer es que no sabe cómo hacerlo sin perder media ración en el trayecto hacia su boca.

—A ver pequeño, dame eso y abre la boca.

Mi sub alterno, sin perderse detalle alguno a medida que se arropa para la partida, observa cómo el ojinegro abre grande la boca cuando se la relleno de comida a medida que mastica con una gran sonrisa.

—Por lo menos, a alguien le gusta el "exquisito" manjar que nos prepararon —suelta Nam a las risas y respondo que por lo menos algo tenemos. Así que bien o mal hay que agradecer que tenemos alimento.

Ya saciado (o eso creo) acomodo todo para luego ir saliendo, dejando al pequeño en el suelo mientras finalizo con todo lo demás. Y grata es mi sorpresa cuando Nam me lo entrega desde la toma de sus manos.

—Tenga el bodoque. Me pidió que lo alce pero me da miedo, así que tome el bebé que ya terminó de comer.

Y me río de sus formas, de a ratos soy solo yo y en otras, soy el señor. Así que tomo al pequeño y mientras lo observo cuestiono: —¿Bodoque? ¿Deberíamos llamarte así? Es feo —pregunto y me contesto solo.

Pero la risa del pequeño, de inmediato, nos silencia. En este mundo de mierda, ver sonreír tan genuinamente a un ser inocente, descoloca.

—Me parece que le gusta, ¿No es así Bodoquito? —pregunta mi sub alterno al pequeño que responde de más risueño.

—Bien, ahora escucha Bodoque, deberás callar cuando haya que callar o nos meteremos en grandes problemas —anuncio mientras comenzamos a marchar sin dejar de observar para todos los costados.

Un par de kilómetros envueltos en un silencio aterrador, observamos movimiento. Deteniendo la marcha y haciendo señas para que el pequeño guarde silencio.

Se escucha más de lo que se observa, quejidos relativamente cercas. Y lo que está cayendo la tarde, se supone que no deberían haber tantos de ellos: los típicos engendros ruidosos y hediondos de la madrugada. Así que haciendo señas a Nam para que avance, saco mi pistola y cuido sus espaldas.

Un par de metros más adelante, un silencio repentino seguido de un sonoro quejido que remueve tus entrañas nos atraca. Son tres engendros a simple vista, lo bastante lentos pero rápidos en su accionar si te tienen bien puesto.

Entonces, remueve el pequeño para un costado y apunto directo al cerebro de uno que venía acercándose hacia la espalda de mi compañero, gritando fuerte su nombre para ponerlo en aviso de que pueden aparecer otros sobre que el sonido del disparo retumba sonoro en varios ecos.

En eso que Nam ataca con una filosa cuchilla el cuello de otro de ellos a medida que el caído se mueve en el suelo entre espasmos repentinos, no pierdo de vista el tercero que se acerca. Pero, en cuanto disparo, un sonido a mis espaldas llama mi atención de inmediato...

Y girando lo más veloz que puedo, rogando por no ser alimento luego, observo como el muerto en vida, se queda petrificado mientras fijo me observa. Entonces, analizo la situación por milésimas de segundos mientras Nam me dice al otro extremo, que haga rotundo silencio.

La pudrición está quieta, emitiendo apenas sonidos como en un lenguaje de quejas y ahí finalmente me doy cuenta, que no es a mí a quién observa... Está mirando fijo al pequeño mientras éste balbucea sin dejar de posar su oscura mirada en esa bestia...

Y luego, increíble pero real, el engendro se aleja.



























A poco creían que mi Jk dejaba tirado a Bodoquito? Si es una cosita monstruosamente encantadora☺️🤣

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro