Acercamientos al alma

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Caminaron bastante, pero mucho no les importó, el día era muy soleado y era perfecto para caminar por ahí sin rumbo. Charlaron sobre el sol, sobre Manchester, sobre Liverpool, y se rieron de la gente que los miraba raro por ver a un zaparrastroso con una chica tan bien arreglada. Al fin llegaron al lugar, era un café perteneciente a un club exclusivo. George quizo entrar pero se lo prohibieron.

-Ay qué tonto, ¿cómo me van a dejar pasar vestido así?

Buscó en su bolsillo y sacó una credencial de miembro del club y se bajó un poco la barba artificial que tenía puesta. El hombre de seguridad lo reconoció enseguida y lo dejó pasar, ofreciéndole sus disculpas.

-Eva buscá la mesa que más te guste, yo voy al baño a cambiarme.

George se fue y Eva quedó en la entrada del café, mirando a todos lados. El lugar era inmenso y muy elegante, sería imposible elegir dónde sentarse.

-Mmm...me gustaría cerca de la ventana, pero van a reconocer a George....y más lejos es aburrido...y....bueno, me siento por acá.

Eligió una mesa que estaba en el centro del salón y se sentó. George tardaba mucho en venir, tanto que la hizo pensar que se había ido, que le había jugado una broma. Estaba empezando a enojarse por eso cuando apareció muy sonriente, y muy bien vestido.

-Perdón por la tardanza ¿me veo bien?

-Claro, siempre te ves bien. -sonrió Eva. Demasiado bien, pensó.

-No mientas, hace un rato parecía un pobre tipo.

-Pero aún así te veías bien.

-Quiere decir que si un día me quedo en la calle seguiré siendo tan hermoso como ahora ¿no?

-Veo que tenés autoestima alta.-–ió– Si, supongo que seguirás hermoso incluso viviendo bajo un puente.

El camarero llegó y le pidieron dos cafés, con pastelitos.

-¿Y cuál es tu color favorito? –preguntó George.

-Violeta.

-¡El mío también! Aparte a mí me gustan mucho las cosas de frutilla, y sé que por lo menos a vos te gustan las galletitas de frutilla

-¡Qué memoria! Si, me gustan las frutillas y todo lo que hagan con ellas.

Les trajeron los cafés y comenzaron a comer. Eva pensaba que algo extraño estaba sucediendo. Cuando había ido con Paul a tomar aquel café lo había maltratado y exigido que la llevara a su casa. En cambio George se apareció así, como si nada, y ahora estaban riendo juntos. ¿Por qué lo estaba tratando diferente?

Mientras, Brian buscaba a George por todas partes.

-¿Cómo puede ser que no lo hayan visto?

-Nos levantamos y ya no estaba. –respondió Ringo

-O se fue muy temprano o se fue en la noche –agregó John.

-¡Pero hoy tienen que grabar!

-Bueno, grabamos sin él. Cuando vuelva que grabe su parte. –propuso Paul.

-Bien, puede ser. Apúrense, vamos al estudio.

-¿Y si le pasó algo? –preguntó John, preocupado.

-Ya habría salido en todos los medios...No sé porqué no avisa cuando se desaparece así, siempre hace lo mismo. –dijo molesto Brian.

-A lo mejor se hizo invisible.-dijo Ringo.

-¡Y encima vos haciéndote el gracioso! Mejor vamos, no quiero seguir escuchando sus idioteces. –Brian abrió la puerta y salieron rumbo a un coche, que los llevaría a los estudios.

-¿Qué te parece si salimos a caminar por ahí? –propuso George.

-¿No estás ocupado?

-No.....bueno....ahora que me acuerdo si....Bah, no importa. ¿Vos?

-No, tengo día libre.

-Entonces vamos a algún parque. No creo que haya mucha gente, están trabajando.

Salieron del café caminando hacia un parque que no quedaba muy lejos. George se había puesto su disfraz nuevamente, a Eva le causaba risa. Llegaron y efectivamente, había poco y nada de gente. Se sentaron a orillas de un lago artificial y George se sacó la barba del disfraz y el sombrero.

-Hace calor para estar con estas cosas sintéticas. –rió rascándose la cara.

-Si, la verdad es que hace calor, no es época. Pero me gusta.

-¿Querés helado?

-¡Dale!

Se levantaron de allí y fueron corriendo hasta una heladería que quedaba a pocos metros. Pidieron sus helados y volvieron a la orilla del lago.

-Eva ¿te puedo dar un consejo?

-¿Consejo? Bueno...

-Nunca seas famosa.

-Que curioso. Es algo que quise ser desde chica. Pero desde que los conocí a ustedes prefiero seguir siendo una desconocida.

-Hacés bien. Lo único que conseguís es esto: andar disfrazada, huyendo de la gente. No te voy a negar que te llenás de dinero y ya sabés que con eso hacés muchas cosas. Pero lo que ganás en dinero lo perdés en tranquilidad.

-Gracias por el consejo.

-De nada. Sos una buena chica, por eso te lo digo. Cambiando de tema....¿por qué te asustaste tanto cuando hablé del hombre que me había atendido en la casa donde vivías antes?

Eva palideció. No se esperaba esa pregunta, y con mencionar a ese tipo le hizo recordar lo que habia sucedido. Trató de disimular.

-Por...por nada. Yo no...no me asusté, ¿qué te hace pensar eso? –se maldijo ,el temblor de su voz era evidente.

- Reaccionaste raro, como si te hubiera nombrado al diablo, pero quizás fue mi imaginación.

-En cierta forma es el diablo–dijo para sí misma, pero él la escuchó.

-¿Cómo? ¿Pasó algo con él?

-No...sólo es un cascarrabias, al que nada le venía bien y que me estafaba cobrándome mucho por una pocilga.

-Mmmm....parecía que hubiera sido por otra cosa...

-¿Por qué desconfiás de mi? –le dijo casi como un reproche–Estás preguntando y te respondo, es eso.

-Bueno pero... se nota que no estás diciendo la verdad.

-¿Y a vos qué te importa?

-Ey, no te enojes. Preguntaba porque si te había dicho o hecho algo, yo puedo ayudarte...

-No. No pasó nada. Dejemos de hablar de ese tipo.

-¿Acaso tuviste algo con él?

Eva lo miró indignada. Harrison estaba cruzando la raya de la curiosidad al chusmerío barato. Él se odió, no debía haber hablado así.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué preguntás esas cosas? Ya te dije que no te importa. ¿Acaso yo te pregunto si tuviste algo con tu empleada doméstica?

-No, no me preguntaste, pero si querés saber, te digo que sí, tuve algo. –lo dijo con picardía, para quitarle hierro al asunto, pero enseguida vio que no había dado resultado.

Ella resopló. La estaba haciendo enojar mucho, y sus reacciones nunca eran muy suaves.

-Voy a tirarte al agua.

-¿Por qué? ¿Porque tuve algo con la empleada doméstica?

-No, porque me estás molestando, y no me importa tu empleada doméstica, como a vos no te tiene que importar ese viejo verde de mier....-se frenó.

-...da –completó George.

-No me causa gracia –se cruzó de brazos.

-A mí sí. Mentira, te pregunté porque algo estás ocultando, y te quiero ayudar.

-No preciso tu ayuda, yo me arreglo sola. Y si seguís con eso me voy.

-¿Lo ves? Por algo te ponés así y decís que te las arreglás sola. Algo pasó y no querés contarme, teneme confianza, contame tus problem....

-¡Ay basta! ¿Querés saber qué pasó? ¡Quiso violarme! ¿Estás conforme ahora?

Le había gritado en la cara, estaba roja de furia, pero también de vergüenza. Una lágrima rodó por su mejilla, una lágrima de dolor y de bronca.

George se quedó mirándola. No se esperaba eso, pensaba que ella le diría que había sido amante del viejo o algo así, no eso que acababa de escuchar. Eva miró hacia otro lado, se secó la lágrima y se cruzó de brazos nuevamente. George acercó su rostro a ella, tratando de que lo mirara.

-Perdoname....no pensaba que hubiera sido algo asi....Yo...Joder, soy un idiota.

No le contestó.

-Soy un estúpido, no tendría que haberte hecho enojar y terminar casi obligándote a contar eso tan horrible... Te voy a ayudar, tiene que ir preso.

-Nadie va preso por eso. No hay pruebas y siempre le echan la culpa a la mujer.

-Tenés razón. ¿Me perdonás?

Se dio vuelta y vio que él realmente estaba triste y arrepentido, comprendió que él no sabía de la situación, que sólo había hecho caso de su curiosidad.

-Si, te perdono. Perdoname vos por gritarte así, no pude contenerme...

-Fue mi culpa. –la abrazó, sintió la necesidad de hacerlo, le parecía un ángel desamparado sentado a la orilla de un lago, sin nadie.

Eva sintió que ese abrazo era una de las cosas mas dulces que había recibido. El calor del pecho de él era como un refugio, que le hizo olvidar por un momento el porqué estaba triste.

Se separaron y se miraron. Sonrieron.

-Si querés vamos a tu casa. –propuso George.

-Bueno, estoy un poco cansada...

-Busco un teléfono y llamo para que nos vengan a buscar. ¿Querés venir?

No le respondió, solo intentó levantarse del césped, y él la ayudó tomándole la mano. Caminaron hasta la heladería, donde George pidió un teléfono y llamó.

-Listo, en cinco minutos vienen.

-¿Quiénes?

-No sé. Yo pedí que me mandaran la limusina.

-Otra vez limusina....

-Ah, me enteré que ya viajaste en una, con Paul.

-Y con Ringo también.

-Ah. –pensó que ya había dos que tenían "puntos sumados".

Caminaron hasta el lago, y cuando llegaron vieron que se aproximaba la limusina. Subieron y Eva le indicó al chofer dónde quedaba su casa, que por cierto, estaba muy lejos de allí.

-Nos alejamos mucho ¿no? –dijo George.

-Si....-bostezó- Voy a dormirme hasta que lleguemos...

Sin darle tiempo a nada, George pasó su brazo por su hombro y la trajo hacia él, para que se recostara en su pecho. Eva lo miró sorprendida y él, dulcemente, le tomó el rostro y la besó.



Otro capitulo dedicado a las georgianas!!! Ya veo que muchas quieren estar en el lugar de Eva!

Y recuerden que si les gusta, pueden darme sus estrellitas y sus lindos comentarios!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro