Hagamos la excepción de romper las reglas

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Sintió que le acariciaban el pelo y entreabrió los ojos. Vio a Paul y sonrió al recordar la noche anterior.

-Buen día Paulie...

-Al fin despertás muñeca. Buen día. –le dio un suave beso.

-¿Es tarde?

-No, pero ya me tengo que ir. –dijo fastidiado.

-Paul, no te enojes –lo abrazó –ya falta poco para que volvamos a casa y estemos....relativamente tranquilos.

-Si, es cierto. Pero aún así, no tengo ganas, me gustaría quedarme acá con vos. Aunque...–repentinamente su expresión cambió, por una mas alegre –esta noche hay una fiesta con varias personalidades, pero nada de gente estirada, ¡gente como nosotros! Y después...podríamos seguir la fiesta acá, ¿qué te parece? –le guiñó un ojo.

-Me parece una idea genial. –le dio un beso rápido –Ahora siento decirte que tenés que levantarte antes de que Brian te tire por la ventana.

**************

La mañana transcurría tranquila, o mas bien, aburrida. Decidió llamar a Jenny, la única que sabía la verdad sobre su "pulmonía".

-Hola...–contestó vacilante.

-¡Jenny! –gritó Eva, casi dejando sorda su amiga.

-¡Eva! –la chica le contestó de la misma forma –¿Cómo va esa gira?

-Pues...aburrida. Encima Brian está ensañado conmigo, no sé qué le pasa.

-Ohh, y yo que pensaba que estabas pasándola en grande...Acá está todo bien, el director a veces me pregunta sobre tu salud y le digo que estás mejorando, pero en cama. Esa debe ser la única verdad, seguro estás todo el día en la cama con los cuatro.

-¡Jenny! –exclamó riendo –Hablá más bajo, que alguien ahí te puede escuchar.

-No hay nadie, hace un tiempo horrible y los clientes se han quedado en sus casas, supongo. Y los empleados están tomando café en la cocina.

-Bueno, te digo que en una semana estaré por allí, andá preparando el terreno.

-Ok, ya voy avisando.

-Dale saludos a Anne, y si querés contale todo, sé que ella no dirá nada.

-Como quieras, nos vemos. ¡Y más vale que traigas regalos!

Luego de cortar, tomó su cámara y se disponía a salir cuando lo recordó. Así que volvió a avisarle a Brian.

-Pase. –contestó él al escuchar los golpecitos en la puerta.

-Buen día Brian. Voy a salir, volveré al mediodía. –dijo asomada a la puerta.

-No salgas.

-¿Qué?

-Que no salgas. Te vas a quedar acá. Es una orden.

-Pero...¿por qué?

-Porque yo lo digo.

Indignada, cerró la puerta de un golpe, y decidió salir igual. Brian no era su jefe ni nadie, así que salió y tardó mucho mas en su paseo, ya que volvió casi al anochecer. Llegó de regreso al hotel satisfecha, con tres rollos de fotografías en sus bolsillos y casi sin recordar el incidente con Brian. Hasta que se lo cruzó en el pasillo, cuando se dirigía a su habitación.

-¡Eva, ¿recién volvés?!

-Si –contestó calmada, algo que al manager enfurecía.

-¿Y lo decís así? ¡Te prohibí que salieras!

-Brian, déjeme tranquila, no soy su empleada, sabe bien quién soy.

-Te prohibí que salieras por tu seguridad y la de todos.

No le contestó, sólo giró la llave en la puerta, entró y se la cerró en la cara. Cinco minutos después, golpeaban y atendió ya mas enojada, pensando que sería Brian. Sin embargo., se encontró con la enorme sonrisa de Ringo.

-¿Te dijeron de la fiesta? –le preguntó ansioso.

-Si Rin...

-¡Preparate, en una hora nos vamos!

-Pero....¿yo voy a ir?

-¡Claro! Pensé que Paul te había dicho...

-Si, me lo dijo...

-¿Y? Vamos, se supone que sos "la asistente" –le guiñó un ojo y se fue.

Comenzó a dudar en si debía o no ir, tenía miedo de que alguien sospechara algo.

John abrió la puerta.

-Se golpea antes de entrar.–le dijo riendo.

-Perdón, vinimos a decirte que te apures. Yo y él. –señaló a George, que entró con un paquete.

-Antes fumate uno.

-Chicos, ¿van a ir a la fiesta ya con porros encima?

-Si no pasa nada....–dijo George despreocupado –Dale, agarrá uno.

Tomó uno, George se lo encendió y comenzaron a fumar juntos, sentados en la cama. Cuando se dieron cuenta de que la hora pasaba demasiado rápido, ella se puso de pie y abrió las puertas de su armario.

-No sé qué ponerme...

-El eterno drama de las mujeres. –dijo John hurgando en sus cosas –¿Qué tal éste? –sacó un vestido azul.

-Mmm.....no.

-Mirá, me queda bien.–John se miró al espejo, poniéndose el vestido encima.

-Uy Lennon, que buena estás. –bromeó George –Con ese vestido se te marcan tus sensuales curvas.

Rieron hasta que ella sacó otro vestido, esta vez rojo.

-¿Este les gusta? A mí me parece un poco escandaloso.

-Está buenísimo, ¡rojo infierno! –exclamó John.

-El rojo es el color favorito de Ringo, se le van a cruzar los ojos cuando te vea.

-Bueno asesores de moda, váyanse que me tengo que cambiar.

-¿Y por qué no podemos quedarnos? –preguntó John lleno de picardía.

-Porque no, fuera degenerados. –entre risas, les dio empujoncitos hasta que salieron. Cerró la puerta pero se abrió enseguida.

-Esto es tuyo. –John le tiró el vestido azul y cerró.

Cuando llegaron a la fiesta, ya estaban todos un poco mareados por los porros, pero para su sorpresa, el resto de los asistentes también estaba en un estado un poco anormal. Así que comenzaron a tomar y bailar, pero siempre cuidándose, marcando una línea imaginaria que los separaba de su "asistente". Hasta que no aguantaron más.

***********

Sentado frente a su escritorio, leía una pila de papeles y también los diarios que no había podido leer en la mañana. Se estaba arrepintiendo de haber dejado ir a los chicos solos a esa fiesta, pero ya estaba harto de escuchar sus quejas.

-¿Señor? –escuchó luego de un pequeño golpe en la puerta.

-Pase. –contestó con indiferencia.

Un empleado del servicio entró con el carrito con la cena.

-¿Lo dejo por aquí?

-Sí, si, ahí. –con la mano señaló un rincón, sin siquiera despegar la vista del diario.

El empleado se quedó unos segundos mas, destapando una botella de vino y luego Brian le agradeció y se fue. Cinco minutos después, volvieron a golpear.

-Señor, vengo por la ropa. –dijo una mucama joven, de baja estatura y uniforme rosa.

-Ah sí, está por ahí. –contestó sin mirarla. La chica entró y cambió las toallas del baño y metió la ropa sucia que encontró en un canasto.

Después que terminó de ordenar y guardar sus papeles se dispuso a cenar. Calculó que la comida ya se habría enfriado, pero estaba cansado y no quería esperar a que le trajeran comida mas caliente. Aún parado, probó un bocado y no le pareció que estuviera tan fría.

Se sentía más cansado que de costumbre, así que tomó un par de anfetaminas para no dormirse sobre los papeles. Luego recordó al empleado del servicio, lo había visto de reojo solamente, pero le había parecido atractivo. Si lo llamaba, quizás no pasaría otra noche de nervios pensando en qué harían los Beatles sueltos por la ciudad. Y sobre todo, no pasaría otra noche de soledad.

*************

-George soltame, recordá que soy....

-Si, si, la asistente. Pero ya no me importa, mejor dicho, no nos importa .–le dio un apasionado beso al que en un principio no se resistió, pero después lo separó.

-No, no George...

-¿Qué pasa? –preguntó Paul acercándose con dos copas de champagne en la mano.

-Chicos no se pasen, estamos delante de toda esta gente.

-No te preocupes. –Paul le dio un beso rápido y le entregó una de las copas –Tomá y olvidate.

-Pero....

-Están peor que nosotros. –rió George.

-¿Por qué no volvemos? Ustedes mañana tienen que actuar....

-Vicky –de la nada apareció John –ya dejá de ser tan responsable, lo rebelde te queda bien. Estos tipos ni nos están mirando, y mañana no se acordarán de nada si vieron algo. Por lo tanto ¡hay que disfrutar de la fiesta! ¡Vamos a bailar!

Salieron a bailar, mientras seguían tomando. Cuando se cansaron, Ringo llegó a su rescate con unas pastillas en la mano.

-Con esto aguantamos toda la noche. –le dijo, antes de ponerle una en la boca –Tomala y vas a ver.

Cuando la fiesta les empezó a parecer aburrida, decidieron volver, aunque ya no estaban en buen estado. Por eso, entraron al hotel a los gritos, sin ningún reparo en que la vieran a ella.

Entraron a la habitación de ella, a hacer algo que estaban esperando con ansias: ponerse de ácido como si no hubiera mañana. Sin dudas, esa fiesta era mucho mejor que la que acababan de ir. Tenían ganas de, al fin, sacar afuera todo lo que habían reprimido. Por lo tanto ni les importó donde estaban, aunque ya casi ni lo sabían. Todo era risas, cantos locos, gritos y besos. Las fiestas que antes los cuatro se habían hecho con varias chicas, ahora eran con una, con la que amaban. Y ya nadie los detendría.

******************

Se estaba sirviendo un vaso de whiskey, tratando de no hacerse problemas por el desastre que estaba escuchando ni porque el muchacho no venía, cuando vio sobre una mesita un papel celeste, doblado. Le llamó la atención, ya que no recordaba haberlo puesto ahí, y lo desdobló. Cuando lo leyó sintió que el alma se le iba a los pies: "La asistente es la amante de uno o dos de ellos".

******************

Casi estaba tirada sobre Ringo, besándolo, cuando la puerta se abrió y entró Brian como una fiera, con el papel en la mano. De inmediato, todos parecieron recuperar la sobriedad de repente, incluso George apagó la música.

-¡Vos! –le gritó Brian –¡Vos nos vas a arruinar!

-¿Qué?

-Brian ¿qué te pasa? ¡No le grites!

-Tranquilo John, esto ya es algo entre él y yo. –intentó calmarlo –¿Qué te pasa? ¿Qué querés?

-¡Quiero que desaparezcas! ¡Alguien, o varias personas, saben quién sos! –le tiró a la cara el papel, que ella leyó y dejó caer al suelo.

-Se equivocan, dice que estoy con uno o dos, y estoy con los cuatro. –le dijo burlándose.

-¡Callate! ¡Nos estás arruinando!

-A ver Brian, yo no hago nada, ¿ok? No quiero arruinarlos.

-¿Ah, no? ¡Sos una trepadora! ¡Maldita sea la hora en la que estos estúpidos te conocieron!

-¡Ya Brian, te estás pasando! –le gritó Paul, pero Eva lo miró de tal forma que se calló. Y es que sí, era un gran problema entre ellos dos, y nadie mas debía meterse.

-No me grites, o me harás explotar.

-¿Que no te grite? ¿Pero quién te creés que sos? ¡Sos una basura Sheels! Lo estás consiguiendo, ¿éste era tu plan? ¿Tirarnos todo a la mierda?

-No vengo a tirarte nada, y debés saber que ellos no son de tu propiedad, ni vengo a quitarte algo.

-¡No sabés cuánto te odio!

-¿Sabés qué? ¡Yo también!

-¡Ojalá te mueras, puta de mierda!

-¡Ojalá te mueras vos, marica, gay reprimido!

Se hizo un silencio sepulcral y Brian se la quedó mirando, sorprendido por lo que le había gritado la chica.

-¿Qué? –dijo ella desafiante –¿Te pensás que no lo sabía? ¡Pues lo sé! A ver, ¡decime a cuántos tipos se la mamaste!

-Eva...–dijo Brian, nervioso pero tratando de calmarla –por favor, no digas nada...

-¿Que no diga nada? ¿Ahora me tenés miedo, nenita? Te dije que no me provocaras, que sabía algo, ¡ahí lo tenés! ¿Querés que te diga más? Muy bien, me odiás porque estoy con John. Podría ser la mujer más santa del mundo, pero me odiarías igual porque estoy con él. Y para peor, con él y con todos.

-Eva, ya. –pidió John, extrañamente serio y calmado. Ella lo ignoró.

-Reconocelo Brian.

-Hagamos un trato...

-Esto no es ningún negocio.

-Mirá, vos no decís nada y yo no te molesto más.

-No me convence.

-Evy –Paul la tomó de los brazos.

-Dejame Paul, dejame que haga negocios con la señorita esta, ya parece que eso es lo que quiere.

-En serio Eva, calmate.

-¡Paul, te dije que no...!

-¡Basta Eva, basta!

Miró a Paul, no podía creer que le hubiera gritado y que estuviera tan enojado, pero cedió.

-Está bien. Olvidemos todo esto. Hagamos como que nunca nos dijimos nada. –le dio una mirada de odio a Brian y se encerró en el baño.



Hola criaturas! Cómo están? Les agradezco que me lean (hace mucho que no les agradezco) y que voten y comenten, siempre es una linda caricia saber que alguien se toma el tiempo de leer lo que escribo.

Y ahora les hago una preguntita, ¿qué opinan de Brian? O sea, en la vida real, ¿qué opinan de él? A mi nunca me cayó muy bien que digamos, hasta que leí un libro donde contaban su historia y me da mucha pena por todo lo que sufrió antes y después de conocer a los Beatles por su condición sexual. Fue una persona llena de problemas que al final nunca pudo resolver :(

Les dejo saludos!


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