Momento de desesperación

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Paul, George y Ringo peleaban. Obviamente, la causa de la pelea era Eva. John los miraba, pero ya no indiferente o riéndose como otras veces, sino serio, muy serio. No les había contado nada acerca de su encuentro con ella y lo que le había dicho y que además la había besado. Y que, por culpa de ese beso, ahora todo le daba vueltas. Se puso de pie y se encerró en su habitación, sin decir media palabra. Allí siguió dándole vueltas al asunto. Si había mirado a Eva sólo fue para admirarle el cuerpo que tenía. Pero esta vez había hablado muy seriamente con ella, como no había hecho nunca antes con otra chica, porque la había amenazado.

-¡Maldición! ¡Sos un estúpido, Lennon! ¿Acaso a vos también te está gustando? No, no puede ser, eso nunca.

Le echó la culpa sus amigos. Se estaba contagiando de la "Evamanía" que tenían. La chica era linda, eso no se negaba, pero efectivamente, tenía algo, quizás lo mismo que había captado a los otros tres. Pero no, no se dejaría engatusar, tenia que demostrarles que todo era una trampa, él no tenía que caer también.

-A lo mejor es una bruja. –terminó diciendo en voz alta.

-¡Ah no, Eva! Es lo que te faltaba –Jenny miraba con cara de acusación a Eva.

-Y bueno...no sé qué me pasa...

-Pará. Hasta ahora el problema había sido Ringo, Paul y George.

-No. El problema siempre fueron los cuatro.

-Bueno, pero había historias sólo con tres.

-¿De qué historias hablás?

-Bueno, un acercamiento.

-Ah si, eso si.

-Resulta que ahora debemos agregar al señor Lennon.

-Sí...

-Que te besó.

-Sí...

-Se aprovechó de tu confianza para entrar al edificio y ponerse la ropa de Joseph.

-Sí...

-Y te trató mal.

-Sí...

-Y pese a todo eso a vos te gusta.

-Sí...

-¡¿No podés decir otra cosa?! ¡Este tema me exaspera!

-Bueno, es que no sé...¡Jenny ayudame!

-George. Él es el elegido,  te besó. Momento, me olvidaba de John...Ah, pero él te dijo todo eso que te dijo. Conclusión: George es el elegido. Por voto popular. –levantó una mano.

-¡Pero yo no quiero estar con George! Mejor dicho: ¡con ninguno!

-¡Y bueno, con ninguno!

-¡No puedo!

-¡Calmate!

-¡No quiero!

–Bué, bué...respirá hondo.

-¡Maldita la hora en que Joseph me mandó a esa entrevista!

-No te metas con Joseph.

-Uff...me voy a casa, chau. Ya no aguanto más esto, encima no me ayudás.

-¿Te parece que no te ayudo? Lo que pasa es que estás histérica, tomate unos buenos tragos, dormí todo lo que necesites y listo, santa solución.

Se fue sin responder, y caminó desde el trabajo a su casa, en el camino iba pensando en todo lo que Jenny le había dicho. Sólo le faltaban unas cuadras para llegar cuando escuchó un bocinazo. Se dio vuelta y vio una limusina ya conocida: la de Paul.

-¡¡¡Evaa!!! ¿Qué estás haciendo? Subí.

Le abrió la puerta y ella no tuvo mas remedio que subir.

-¿Podés dejar de seguirme? –lo miró enojada.

-¿Yo? Yo no te sigo, solo te encontré. Y quiero que vayamos al parque. –respondió contento.

-¿Por qué siempre querés secuestrarme?

-No puedo resistirme a chicas tan lindas. Ah, no me dijiste ni hola.

-Hola. –dijo enojada.

-Uy qué carácter. ¿Por qué sos asi?

-No hagas preguntas acerca de mi carácter porque me hacés acordar a un compañero de trabajo, que no soporto.

Llegaron a un parque y se bajaron. Esto no hace falta decirlo, pero lo vamos a decir igual: Paul estaba disfrazado, sino, las fans se lo comerían.

-Quedás muy gracioso disfrazado. –dijo Eva riendo.

-Ja-ja qué gracioso. Es horrible. ¿Querés tomar una coca cola?

-Bueno, dale.

Fueron hasta un puesto de bebidas y se compraron dos botellitas de coca. Se sentaron en un banco. Ya era un poco tarde, no había muchas personas, y por suerte no hacía frío.

-Hoy va a ser una linda noche, el cielo está despejado y no hace frío...Uy, parezco del servicio metereológico –dijo Paul riendo.

-Y con esa ropa estás muy parecido al señor de la tele que da el estado del tiempo. –Eva rió aún más se sólo comparar al señor de la tele con Paul.

-No me compares con ese viejo. Siempre que quiero que haga días lindos me da la noticia de que va a llover.

-¡Pero él no tiene la culpa!

-Vos si tenés la culpa.-dijo acercándose a ella.

-¿De qué?

-De que seas tan linda.

-Paul, no empieces... –rió nerviosa.

-¿Que no empiece con qué? Es la verdad....sos muy linda y es necesario decirlo, como cuando uo ve una obra de arte y dice "¡Oh, pero qué belleza!"

-Tenés a dos millones de mujeres a tus pies, y seguro que hay mucho más lindas que yo, verdaderas obras de arte.

-Pero vos tenés algo que todavía no podemos definir....digo que no puedo definir-dijo nervioso por haber dicho "podemos".

-¿No podemos? –preguntó muy curiosa.

-Uff... te das cuenta de todos los errores...No, no podemos, porque George y Ringo están iguales. John no, ya sabemos como es John, le importan otras mujeres.

"Otras mujeres" pensó Eva. A ella también le gustaba John, pero él no estaba interesado. "Un momento" volvió a pensar "¿Nombró a George y Ringo?"

-Ey, ¿qué te pasa? –preguntó Paul, extrañado por la actitud de Eva.

-Nada, estaba pensando...

-Sos especial Eva. Hay algo que me hiciste y que no sé qué es.

-Yo no hice nada, yo...

-Entonces será un don del cielo que tenés.

Paul acercó su rostro más al de ella, y le acarició la mejilla. Eva estaba muy nerviosa, Paul le gustaba, sí, pero a la vez sentía como un rechazo, no sabia qué sentía hacia él, era una sensación más que extraña.

-Me gustás mucho. –dijo acercándose para besarla.

Eva cerró los ojos, quería besarlo pese a todo lo que corría por su mente. Pero escuchó otra voz.

-¡Vos, dame todo el dinero!

Abrió los ojos y vio que dos tipos tenían encañonado a Paul. Quiso gritar, pero no le salió nada.

-Tranquilo amigo, ahora te doy todo. –dijo Paul tratando de calmar a los delincuentes.

-Vos también, dame el dinero. –dijo el otro tipo señalándola, y apurado por quitarle su bolso.

Sacó su billetera, al igual que Paul y trató de sacar su documento de identidad.

-¿Qué hacés? –dijo uno de lo tipos.

-¡Danos todo! –dijo el otro, quitándole la billetera de las manos y agarrando el bolso.

-¡No le hagan nada! –gritó Paul- Tomen, acá tienen mi dinero, es mucho, no precisan llevarse las cosas de ella.

-¡Paul dejalos! –los tipos seguían con la pistola peligrosamente cerca del rostro de Paul. Eva pensó que era muy valiente por pedirles que no le hicieran nada a ella estando en una situación así.

Los tipos le sacaron el dinero a Paul y también su reloj. Pero antes de irse....le dieron un culatazo en la cabeza, haciéndole un corte en la frente y ocasionándole un desmayo casi instantáneo.

-¡Paul! ¡Paul, por favor! ¡Despertá! ¡Paul!


Holaaaaa! ¿Quién se ofrece a darle respiración boca a boca a Paul?

Y hablando de armas y pistolas y robos, lean mi otro fic, REVOLVER, no sean wachas, vamos.

Saludos!

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