Los primeros días habían pasado, y para el castaño adaptarse al nuevo grupo no le fue tan difícil como pensó. Solo había algo que le molestaba y eso era un chico pelinegro, Jeon JungKook.

Tanto sus bromas como el odio crecía constantemente, era una guerra virtual que ninguno estaba dispuesto a perder.

El castaño miraba ensimismado la pantalla de su computador sin prestar la mínima atención a la clase. Miró detenidamente al azabache quién movía sus labios, como si tareara algo.

Una sonrisa se dibujó en los labios de TaeHyung.