Final: Un futuro brillante

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Qué bendición más grande es terminar mi libro justo en el día de mi cumpleaños TuT ❤

 ¡Hola a todos! Aquí Coco, quien se inclina en una reverencia formal agradeciendo a todos sus lectores por haberla acompañado hasta aquí, y ahora se prepara para decirle adiós a esta maravillosa historia. ¡Cuántos recuerdos hicimos! >w< Lloramos, reímos, nos asustamos, y nos enamoramos de lo que pasaba en este pueblito mientras seguíamos cierta historia de amor que nos es muy familiar. Este viaje de Meliodas y Elizabeth acaba, pero pronto empezaran otros. Ellos son inmortales en mi corazón, así que no importa qué formas tomen, les prometo que gracias a mi pluma pronto los volveremos a ver ^u^ Solo hay que despedirnos de su forma de lobo y bruja por ahora, ¡adiós Black Valley! ¡Adiós, OMEGA! ^0^ ¡Les prometo que algún día nos volveremos a ver!

Hablando de eso, tengo un par de anuncios antes de dejarlos ir a disfrutar del final >u< Primero, simplemente no me pude resistir: ya está el epílogo, y lo verán hoy mismo en esta entrega doble solo unos segundos después de acabar este cap. El segundo aviso es que necesito un descanso UwU Después de terminar esta obra estoy sufriendo de lo que ciertas personas conocemos como "resaca literaria", y necesitaré unos días para soltar del todo y recuperarme, por lo que es probable que el próximo domingo no publique nada. Si quieren enterarse de más detalles sobre esto y lo que viene después, pásense por Coconoticas. Ya saben, lo de siempre ^3^. Por último, me gustaría abrir aquí una sección de preguntas igual a la que disfrutamos en El Bibliotecario para cerrar con broche de oro y despedir a los personajes. 

Aquí está la dinámica: por primera y última vez en esta historia, ¡permitiré que mis lectores entrevisten a mis personajes como si estuviéramos en un foro! ¿Tienen preguntas para uno de los miembros de la manada de Black Valley? ¿Hay algo que quieran saber de alguien? ¿Quieren hablar con Meliodas, Ellie o alguno de los chicos? ¡Lancen todo lo que tienen aquí en los comentarios! *u* Los escucho, y procuraré que ellos respondan todos para una última entrega especial. 

Bien, ahora sí, parece que eso es todo por ahora chicos TuT Los amo, les mando un beso y un abrazo y, si las diosas lo quieren, nos vemos pronto en otra historia. 


❤🐺✨


Calabaza, la más alegre y cálida de las hortalizas. Es una pena que esta vez deba usarla enlatada para preparar el postre, pero no pasa nada. Al final, lo importante serán los sentimientos que vierta en ella. Huevos, leche, harina, azúcar... es irreal. ¡No puedo creer que hayamos vuelto! Pero aquí estoy, en mi cocina, en mi casa, en Black Valley. Y estoy tan feliz que no decido si reír o llorar. Tal vez debería permitirme lo segundo. Debo admitir que también extraño un poco el lugar que deje.

¿Cómo explicarlo? El sitio al que fuimos era... celestial. Un espacio tan lleno de luz y paz que sentíamos que habíamos llegado a casa. Pero también queríamos regresar. Nos necesitaban. Las personas que amamos estaban de este lado, y Lizzie hizo tal rabieta cuando vio que habíamos vuelto a morir que nos urgía obedecerla y volver. Fue una suerte saber que Madre Luna estaba de acuerdo con ella.

Aún me maravillo por lo hermosa y terrible que parecía. No es que la recuerde exactamente, pero algo así. Después de todo, tomó la forma de mi madre para hablarme. Aunque tal vez algo más exacto sería decir que las dos hablaron como una sola. Me dijeron lo que en el fondo ya sabía: que me amaban. Y que aún había muchas cosas que teníamos que hacer antes de quedarnos ahí. Nos ayudaron a volver. Nos dieron el regalo maravilloso de regresar a este mundo, y la única condición que pusieron fue escuchar con paciencia todos los secretos que tenían para decirnos. Luego debíamos salir a buscar a la manada.

Nuestra manada. Esa compuesta por los hijos e hijas de la luna desde que la maldición fue instaurada. Supongo que en realidad era nuestro plan desde el principio: salvar almas. Solo habíamos pensado en Rhiannon y Regulus, pero al final fue maravilloso poder hacerlo también por los demás. Lamento no haberlo logrado para Zaneri. Meliodas tenía razón sobre ella, y no podíamos saber qué tan roto estaba su corazón. Por suerte sí intuimos qué tan peligrosa era, e hicimos lo correcto al prepararnos. No creí que llegaría tan lejos, pero... bueno. Cómo le dije, los muertos nunca se van del todo realmente.

Y ahora estamos aquí. Estamos vivos, nos han regalado un presente precioso y un futuro brillante. Debería estar satisfecha con eso, pero no lo sé. Aún hay muchas cosas que no entiendo. Sé que nuestros cuerpos se mantuvieron intactos gracias al poder de la Diosa Luna, y nuestros amigos tuvieron el acierto de no embalsamarnos ni incinerarnos pero... ¿cómo sabía el mediador que íbamos a volver? ¿En qué momento nos llevó? ¿Qué hizo con nosotros mientras estábamos inconscientes? Tal vez nunca lo sepamos. Aún así, le estoy agradecida. Nadie sabe a dónde ha ido o si va a regresar, pero yo lo sé: algún día nos volveremos a ver, y ese tal vez sea el primer capítulo de otra historia.

Pero los misterios no acaban ahí. ¿Qué sucedió con el Nemeton? ¿Dónde está Gowther? ¿Qué va a pasar con el consejo de ancianos ahora que han perdido tantos miembros y la maldición ha terminado? Y por último... mi padre. Me sorprendió mucho saber que sigue con vida. Mamá lo asegura, pero aunque me dijo que lo mejor sería no buscarlo, dudo que al final pueda evitarlo. Hay cosas en el destino que, aunque uno les de vueltas, tarde o temprano llegan a ti. ¿Sabe que Lizzie y yo nacimos? ¿Alguna vez nos ha buscado? ¿Debería dar el primer paso? Vaya, ¡calma! Mezclo los ingredientes del relleno de mi tarta mientras respiro profundo, y sonrío, divertida de mi propia impaciencia.

No hay necesidad de apurarse, después de todo, tenemos tiempo. Una vida entera para buscar respuestas, y pruebo la deliciosa pasta naranja pensando en lo bueno que es estar vivo. La forma física tiene sus ventajas. Meto el molde al horno, pongo el cronómetro, y a esperar.

—Canela, jengibre y clavo —Un escalofrío de placer me recorre, y siento que la sonrisa me parte la cara a la mitad cuando mi novio me abraza por la espalda pegándose a mí—. ¡Estás haciendo pay de calabaza!

—Sí cariño, será la joya de la corona —Me aprieta más fuerte, rodea mi cintura para atraerme hacia él, y hunde la nariz en mi cabello para inhalar con fuerza aspirando mi aroma—. ¡Meliodas!

—Qué bueno es estar vivo —murmura restregándose contra mi—. La forma física tiene sus ventajas. —dice llevando sus manos a mis pechos, y los acaricia con ternura mientras yo río y me arqueo para recibir más.

—Sí, así es.

—¿Tenemos tiempo?

—Toda la vida. —le respondo tratando de contener el gemido.

—Ellie. —dice regañándome con tono juguetón por mi glotonería y travesura.

—De acuerdo. Si te referías a cuánto hasta que esté el pay, sería media hora.

—Más que suficiente —amenaza con voz sensual. Y entonces me devora. Mi lobo se lanza sobre mí mientras el aire se va llenando de olor a otoño, alegría y calabaza. Mi mate, mi alfa. Mi Meliodas.

Despliega sus garras y las desliza delicadamente sobre mi piel al meter sus manos bajo mi ropa. Lame mi cuello en ese punto sensible que me encanta, y luego va bajando, llega al lugar donde está la evidencia de que soy suya. Lo lame y besa con verdadera emoción, despliega sus colmillos para regalarme pequeñas mordidas sobre mi cicatriz de marcaje, y yo me vuelvo loca. Proyecto mi trasero hacia atrás para que encuentre mi humedad y acomode en ella su erección.

—No Ellie, aún no. Primero quiero sentirte toda. —gruñe por lo bajo, y me envuelve en algo que podría ser su pelaje, rayos de sol, o su amor. Es difícil saberlo, cuando cierro los ojos es como si volviéramos a ser dos entes de luz. Los abro al sentir sus dedos deslizándose por mi hendidura, y también abro las piernas mientras me desabrocha los jeans y explora dentro de mis pantaletas—. Elizabeth... —suspira en mi oído, y su otra mano me recorre entera—. Mi amor —gime, y se frota en mí con tanta insistencia que termina empujándome contra la barra—. ¡Mi luna! —clama por fin, y comienza a embestirme por encima de la tela, por fin soltándome para desvestirse y llegar al piel contra piel. Escucho su bragueta abrirse mientras tiemblo de expectación, y luego lo siento presionar mi espalda para reclinarme sobre la mesa y ponerme en posición—. Espero que no le tengas mucho cariño a estos pantalones.

Escucho el "rip" de la mezclilla al rasgarse, y lo que sigue es él llenándome con tal lentitud y dulzura qué puedo percibir cada latido suyo a través de nuestra conexión. Luego comienza a moverse dentro de mí, y mi novio libera al animal en él mientras mi loba interna aúlla y mi bruja ríe de pura felicidad. Así somos. Tiernos y salvajes, novios y mates. Humanos y criaturas sobrenaturales. Solo somos nosotros, y nos dejamos ir con frenesí mientras el calor va aumentando sin saber si es el horno o nuestros cuerpos.

—Meliodas, quiero...

—¿Sí?

—De frente —jadeamos mientras le sonrió por encima del hombro—. Quiero mirarte. —Apenas lo digo se aparta, me da la vuelta para cargarme y hacer que enrolle las piernas alrededor de sus caderas. El efecto es inmediato. Ver sus ojos mientras me hace el amor me lleva a la luna y de regreso. Le echo los brazos al cuello y me apoya en la pared mientras nos tomamos mutuamente y nos lanzamos sobre el otro en un beso profundo y parsimonioso. Cómo dije, no hay prisa. Estos seremos nosotros por siempre, y alcanzamos el cielo al mismo tiempo mientras el otoño se escapa por la ventana y suena la campanilla anunciando que el pay está listo.

—Yo me encargo —dice apenas dejamos de temblar lo suficiente para que me siente en un banco y él vaya a apagar todo—. ¿Me dejas la lista mientras subes a cambiarte?

—Aquí está —le entrego el papel y señalo todos los sandwiches y bebidas que prepare—. No tardo.

—Tómate tu tiempo —bromea, y en menos de media hora estamos conduciendo un Jeep prestado con una enorme cesta de comida en la cajuela en dirección a dónde están nuestros amigos y familia.


En verdad estamos aquí. No lo dudo ni un segundo, luchamos demasiado para llegar a dónde estamos, y por fin hemos llegado. Pero, ¿a dónde? No lo sé... tal vez al inicio del resto de nuestras vidas. La maldición de la bruja de Black Valley ha terminado, y parece que por fin podremos acabar la preparatoria sin percances sobrenaturales. Me río de la mera idea. Ese es solo el primer paso a completar, y miro de reojo la escuela cuando le pasamos a lado mientras conduzco hacia la carretera. Verla me recuerda a ellos.

Me alegra tanto que King y Diane estén bien. Seguro ella hará una rabieta cuando se de cuenta que probablemente aún llevará yeso cuando finalmente llegue el baile de graduación, pero con todo lo que ha pasado, creo que debemos estar agradecidos de que siquiera podamos ir. Muchos no lo lograron. Paso al lado del hospital mientras un suspiro inevitable me asalta, y cuando considero lo cerca que estuvimos de perder a Elaine, me recorre un escalofrío. Aún estoy sorprendido del enorme sacrificio que hizo Ban.

—¿Estás listo? —le pregunté ante la cama de ella.

—Sí. —respondió sin dudar, e hicimos el único ritual con el que podíamos ayudar.

El espíritu de mi bisabuelo me lo dijo. Podemos salvar a alguien del borde de la muerte si a cambio entregamos nuestra vida. Bueno, algo similar. Ban entregó sus poderes de alfa a cambio de curarla, se hace de la misma forma que cuando le quitamos el dolor a alguien. Puso la mano sobre su pecho, entregó cada gramo de lo que era a la mujer que amaba, y la trajo de vuelta justo antes de perderla. Ahora a Elaine solo le queda una pequeña cicatriz de recuerdo. O más bien, dos. No pasó ni media semana cuando supimos que la había marcado, y las cosas no podrían estar mejor. A él no parece importarle haber vuelto a ser mi beta. Lo único importante es que somos amigos. Y también, que en nuestra manada ya no hay un Omega, incluso a pesar de que algunos han decidido alejarse de aquí por un tiempo.

Estarossa... mi hermano. No vi cómo se lo tomó cuando papá le dijo que es adoptado, pero me parece que lo está manejando muy bien. Decidió acompañar al profesor Ludociel durante su rehabilitación en una clínica de la ciudad, y tomarán ese tiempo para conocerse, hablar sobre su familia y todo lo demás. No sé qué es más impresionante, que yo haya regresado de la muerte o que él haya despertado del coma, pero Ross parece feliz por ambas cosas. ¿Debería llamarlo Mael? Bueno, ya habrá tiempo para preguntarle qué quiere cuando vuelva.

Pasamos cerca del camino de tierra que da hacia la mansión, y pienso también en mi familia. En mi padre, Chandler, Cusack, los pequeños Derieri y Monspeet, y en todos los demás. Pero especialmente en mi problemático hermano pequeño, que al parecer por fin ha alcanzado su etapa de rebeldía de una forma muy cómica. Pedir a Izraf la inserción de Gelda al clan al mismo tiempo que su mano no fue una buena idea. Supongo que quería ahorrarle dos sustos, que es un lobo y que tiene mate, pero se adelantó diez años a esa propuesta, y por supuesto, la reacción fue la esperada. Hasta ella le dijo que no. Al menos, no aún. Tiene que aprender a ser parte de la manada, debe cumplir sus obligaciones. Y debe convertirse en adulto, como todos nosotros.

Primero tenemos que crecer y aprender, terminar la escuela, descubrir en qué clase de personas queremos convertirnos, y entonces sí, llegar ahí. Por cierto, que ya estamos. Hemos llegado a la cabaña de Escanor, y hablando del rey de Roma, el viejo león se encuentra en su porche como siempre con una enorme taza de café mirando a quien llega a su hogar. Solo que ahora no está solo. Su prometida está en una tumbona a su lado, la señorita Merlín se ve tan relajada que me pone nervioso. Pero sé que todo está bien. Por mucho que me inquiete su sonrisa sospechosa, sé que solo es la confirmación de que, por fin, la "bruja de Black Valley" ya no existe. Bajamos del jeep, tomo la mano de mi luna, y nos dirigimos al lugar donde vamos a prepararnos para enfrentar nuestra próxima prueba.

—¿Están todos?

—Sí. Pasa, niño lobo.

—Ya los están esperando. —Nos guiña Merlín, y entramos para ser recibidos por el estruendo de Diane.

—¡No es justo! —se queja—. Después de todo lo que hemos pasado, ¡¿y ahora tenemos que estudiar para los exámenes?! ¡No puedo más!

—Agradece que nos hayan dejado hacerlo —le rebate Gelda—. ¿O acaso preferirías repetir el curso?

—Bueno... no. —Parece ser que aún no nos han visto. ¡Se ven tan cómicos discutiendo!

—Tampoco sería tan malo —se burla Zeldris—. Solo un poco más y los alcanzaría.

—¡Eso ni pensarlo! ¡Debo terminar la escuela lo más rápido posible para volver y casarme con King!

—¡Ehem! —tose el aludido, tan rojo como una fresa—. Sí, bueno, si seguimos con la guía de biología...

—Olvida eso, hermano —replica Ban mientras acaricia el cabello de Elaine—. Ya llegaron.

—¡Al fin nos notan! —decimos a la vez mientras nos reímos de ellos, y damos un paso al frente con la cesta en alto—. Hola, ¿están listos para...? —No nos dejan terminar, se lanzan sobre nosotros y nos abrazan con tanta fuerza que parece que no nos van a soltar. Hacen eso de vez en cuando, solo para comprobar que somos reales. Sé que han pasado varios días desde que todo volvió a la normalidad, pero parece que a veces les cuesta creer que de verdad volvimos. Sin embargo, estamos aquí. Estamos vivos, y no nos vamos a ir en mucho, mucho tiempo.

—Trajimos todo lo que les gusta —llora mi chica feliz, tratando de quitarse de encima a una Diane demasiado efusiva.

—¡Por fin! ¡Nos has salvado!

—Muero de hambre —completa Elaine.

—¡Solo se están escapando de la hora de estudio! —las regaña Gelda, pero sabe que ha perdido, pues Zeldris, King y Ban gritan al mismo tiempo.

—¡Vamos a comer! —El picnic está resultando perfecto, tal cual Elizabeth planeó.

Estamos sentados en mantas de lana en medio de un campo dorado lleno de hojas secas frente a la cabaña del cazador. Comemos, charlamos de todo, y pensamos en las cosas que vendrán: la graduación, la universidad, y lo que haremos las próximas vacaciones de invierno. El otoño se está acabando rápidamente, y sabemos que aún falta mucho para eso, pero igual lo disfrutamos teniendo la certeza de una cosa. No importa lo que pase, lo enfrentaremos juntos. Somos una manada, una familia, y tenemos un futuro brillante por venir.

Ahora caigo en que aún no le he dado el anillo a Ellie. Lo tengo en el bolsillo, pero no he encontrado el momento para dárselo. Este es diferente al que ella me dio. Es el de mi madre. Es la alianza con la que le prometo que nos casaremos algún día, que iniciaremos nuestra propia familia y que volveremos a Black Valley para cumplir con lo que Madre Luna nos ha pedido.

—Cariño, ¿estás bien? —me pregunta disimuladamente inclinándose hacia mí. No puedo evitarlo. Me inclino también y le doy un beso rápido antes de contestar.

—Más que bien.

«Te amo, Elizabeth», le digo a través de nuestro lazo. Y ella me contesta con tanta fuerza que siento que nos disolverémos en un rayo de luz.

«Yo también te amo, Meliodas».

Nuestras vidas solo acaban de empezar.



Fin.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro