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Hacia frío. Mucho frío.

La brisa se filtraba por la ventana entre abierta que se encontraba varios metros sobre su cabeza y las paredes no dejaban la humedad afuera.

Se encontraba sentado sobre sus pies adoloridos para calentarlos un poco, mientras hacia fricción con su unica mano en el muslo derecho. Había intentado numerosas veces cerrar la ventana saltando lo más alto que podía, pero cada vez que caía sobre sus plantas sentia un punzante dolor en ellas que le impedía seguir intentando.

Tampoco es como si el esfuerzo haya dado algún resultado. Fue un inútil movimiento esperanzado por no congelarse.

Atravez de los barrotes podía observar que no era el único quien parecía afectado por el frío, habían otros "animales" que parecían estar al borde de la hipotermia. Salvo unos pocos que poseian pelaje.

Él desearia estar en esas jaulas, tal vez si se acercaba cauteloso y con respeto, las extrañas criaturas peludas le dejarían entrar en calor.

Pero no.

Estaba sólo.

Mientras el niño fantaseaba con el calor de el sol, tres hombres de bata entraron con un contenedor de vidrio y, a medida que los científicos pasaban por las celdas, los animales retrocedían hasta las esquinas con pánico.

--- ¡Callense de una vez!.--- Mencionó uno de ellos golpeando la jaula de el niño con un vara metálica, despertandolo de su delirio llevandolo de vuelta a la jaula.

Los "animales" guardaron silencio.

--- ¿Dónde dejó a la Ultimate Quimera?.--- Preguntó el mismo quien había gritado.

--- Todas las jaulas están llenas...--- Un anciano de anteojos grandes se apoyó en la jaula del niño.--- Así que déjalo aquí.

--- ¿Está seguro?. No sabemos que tan agresivo es la Ultimate Quimera.--- Dijo uno de ellos dando palmaditas al contenedor de vidrio.

--- Además él es nuestra primera y unica quimera humana. --- El niño ladeó la cabeza.

--- Estará bien. Sólo déjelo dentro del contenedor y él saldra ileso. --- Dijo el anciano mientras abría la jaula.

El anciano dejó el contenedor de vidrio en la jaula y cerró la puerta nuevamente. Acto seguido, abandonaron el cuarto.

El contenedor no era muy grande, y dentro tenía lo que parecía ser un huevo y un cojín rosado. Después de varios segundos analizando el misterioso contenedor, el niño comenzó a manipularlo. Golpeó el cristal con el índice esperando que la bola rosada que estaba adentro se moviera.

_"Parece una almohada". Pensó el niño, pero inmediatamente sacudió la cabeza al darse cuenta de un detalle. "¿Qué es una almohada?".

De vez en cuando le venian esas palabras las cuales no les encuentra ningún significado. Su mente siempre estaba en blanco y lo único que podía reconocer medianamente la sensación del dolor acompañado siempre después de una cirugía para hacerle mejoras.

Pronto, su mano se topó con un sencillo botón rojo. Pronto surgió el deseo de presionarlo. Y lo hizo.

Al principio nada paso, sólo pudo notar la calidez que salía de dentro de la cápsula. El niño acercó su mano y dejó que el ambiente calido que rodeaba a la almohada rosada le descongelara los nudillos.

Entonces esa almohada comenzó a moverse, dejado ver dos orbes amarillas que asustaron al niño de cabellos jengibre.

Retrocedió rápidamente al ver una gran boca de lo que parecía ser un peluche al principio.

Esa cosa se levantó de la cápsula y comenzó a caminar hacia el niño quien se limitó a observarlo.

Cuando ya estuvo a su lado, que no parecía ser ningún animal, se recosto junto a él.

"También tiene frío." Pensó el niño mientras abrazaba a la criatura que antes habían llamado "Ultimate Chimera".  Parecía un cachorro de algo, pero nada que el allá visto, tampoco es como si hubiera visto muchas cosas como para compararlo.

Era un animal fabuloso a sus ojos.

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