OS número 6: Blue Roses

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[OS de mi AU de FNAF]

Ship: Monty x GBonnie.

Nota: no dejes comentarios haters, nadie te obliga leer cosas de ships que no te gustan, evitemos peleas absurdas. En cambio, si te gusta el ship, sé bienvenido. ;3

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   Se empezaba a acercar una fecha muy importante para los Glamrock, y esa era, el compleaños del conejo celeste y de ojos rojos. Mientras Bonnie estaba ocupado por culpa de Vanessa, los demás le hacían una sorpresa, todos menos nuestro caimán enojón favorito. De hecho, él se encontraba caminando de un lado a otro pensando en qué regalarle a un conejo que literalmente se conforma con cualquier cosa, tan así, que todos sus amigos (excepto Monty y Freddy) le regalaban lo primero que encontraban, sin siquiera pararse a pensar si al conejo le gustaría.

   El historial de regalos de Bonnie era completamente "variado", por decirlo de algún modo. La gente creía que, como Bonnie recibía lo que le diésen sólo por mera educación, el conejo aceptaría incluso una bolsa de basura. Obviamente, todos se esforzaban por darle a Bonnie algo que a él le gustara, pero ni ellos sabían lo que al conejo de ojos rubí le gustaba, el conejo nunca decía nada sobre sus gustos o disgustos, era un misterio para todo el Pizzaplex. Incluso una vez le regalaron un peluche gigante de un pony y ni siquiera dijo si estaba bonito, sólo lo aceptó y ya.

   El caimán quería romper esa brecha de darle regalos al azar al conejo y darle algo que realmente le gustara, así que pensó: "¿qué le gustaría a un conejo guitarrista?". Esa pregunta le ayudó a la hora de buscar un buen regalo, se propuso a encontrar algo que combiara con el conejo celeste. ¡Y qué mejor opción que unas rosas azules! Podrá parecer simple, pero de los regalos al azar que le daban al conejo no había flores, ni una sola, ni siquiera una pequeña margarita o diente de león.

   Así que, esa era la meta de nuestro caimán: encontrar rosas azules que combinen con el conejo. ¿Dónde podría conseguir rosas azules en un lugar donde ni siquiera hay flores? Pues, sin dudas sería toda una aventura. El caimán salió del Pizzaplex, en busca de algún lugar que tuviera rosas azules, le demoraría un largo rato. El caimán salió tan apurado que olvidó lo más importante: felicitar a Bonnie por su cumpleaños.

   [...]

   El caimán caminó durante horas y horas, no encontraba rosas azules en ningún lado, y comenzaba a perder la esperanza, pero el deseo de regarle algo diferente a los demás le dio la fortaleza para continuar con su travesía. Se detuvo unos minutos para recuperar un poco el aire, suspirp frustrado. No quería rendirse, sería muy estúpido de su parte el dejarlo, el pensamiento de todos los cumpleaños arruinados del conejito hizo que el caimán tuviera más ganas de conseguirle rosas azules.

   Una señora pasaba por la calle, cerca de donde estaba el caimán, llevaba una canasta con... ¡Oh, sorpresa! ¡Rosas azules! Justo lo que el caimán buscaba, pero que no encontraría si no doblaba la esquina. El caimán estaba algo distraído como para pensar en donde doblar. Cuando llegó a la esquina, sintió un deseo extraño de querer doblar, algo le decía que por ahí estarían las rosas azules que él buscaba para su amado conejito. Así que, eso hizo, dobló la esquina.

   El caimán no tenía ninguna esperanza de que fuera a encontrar esas dichosas rosas azules, así que, sólo caminaba sin rumbo, al final se sentó en una banca cualquiera que encontró, necesitaba desestresarse un poco. La señora de la canasta pasó por ahí, algo pensativa, necesitaba vender esas flores, pero no encontraba a nadie que las quisiera, las parejas preferían las rosas rojas e ignoraban el significado de las rosas azules.

   La señora se cansó de la larga caminata por la que se había sometido y se sentó en una banca, la misma en donde estaba el caimán frustrado. En un momento, intercambiaron miradas, ambos estaban confundidos.

- ¿Rosas azules? -el caimán se sorprendió de ver las dichosas flores, ya se había resignado a no encontrarlas más.

- Así es, ¿te interesan? Nadie las ha querido hasta ahora -mencionó la señora mirando la canasta de rosas azules. Suspiró.

   Al caimán le brillaron los ojos de la emoción.

- ¿En serio? ¡Fantástico! -le agarró los hombros a la señora y la sacudió levemente-. Usted me ha salvado, ¿sabe desde dónde he estado buscando rosas azules? Me frustré porque no encontraba en ningún lado -explicó el caimán dramáticamente.

- ¿De verdad las quieres? Pues, son tuyas -sonrió la señora, y empujó la canasta hacia el caimán.

- Hm... ¡Gracias! -le entregó una gema (es el dinero de los One Shots porque sí), tomó la canasta y se fue, no sin antes despedirse porque es bastante educado (el conejo lo obliga a ser así xd).

- De nada -respondió la señora.

   El caimán se fue a toda prisa de regreso al Pizzaplex, estaba medio perdido porque no era de salir mucho, pero estaba feliz de haber encontrado las rosas azules.

   [...]

   Cuando llegó al Pizzaplex, lo primero que hizo fue correr a toda velocidad hacia su camerino, iba a hacer algo antes de ir con su conejito esponjosito. Y mientras tanto, en el escenario principal, el conejo celeste y todos los demás del Pizzaplex estaban celebrando el cumple del Bunny. Sundrop le regaló un dibujo con brillantina al conejo; Moondrop, una almohada en forma de medialuna; Roxanne, un delineador; Freddy, unos stickers para su guitarra; DJ MusicMan, unos lentes muy grandes; Flower, aritos (aretes); Mangle, una flauta; y Vanessa, un gorrito.

   Al conejo le habían fascinado los regalos de sus amigos, los recibió a todos con una dulce sonrisa, pero se le hizo extraño no ver al caimán por ningún lado, ese lagarto siempre le estaba hinchando las pelotas cada cinco minutos. Ninguno se dio cuenta de que faltaba el caimán, salvo el conejito celeste. Para distraerse un ratito, el conejo se puso a jugar con Sundrop, dibujaban boludeces. Antes de que se hiciera más tarde, el caimán hizo acto de prescencia, no saludó a nadie y fue a donde estaba el conejo con Sundrop.

   El caimán no dijo nada, sólo le puso una corona que había hecho con las roas azules al conejito, quien se volteó al sentir algo en su cabeza. Al ver que era el caimán, el conejo se levantó y lo abrazó fuertemente, y después se viene el interrogatorio. El caimán lo felicitó y le hizo mimos en la cabeza suavemente.

   FIN.

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