Imagina pasar tiempo con Eddie y Venom

—Bien, una vez más, ¿con cual de estos luzco gorda? sé sincero.

Amanda alternó ambos vestidos por delante de ella, uno corto purpura y otro de igual longitud pero en negro.

—Ambos me gustan—aclaró Eddie.

Sentado en la punta de la cama, un tanto incomodo pese haber estado ahí cientos de veces. Movió los dedos y los tronó para evitar un colapso mental en su presencia.

—No puedo usar ambos Eddie, debo elegir entre uno de los dos. ¡Pero no logro decidir y tú no estas ayudando!

—A mi me gusta el negro—susurró Venom en su cabeza.

—Cállate—lo amonestó Eddie.

—¿Qué dices?

Amanda volteó a verlo.

—Digo que... ah, el negro, ¡Si! el negro te quedaría espectacular. Sip. El negro.

Ella formó una lenta sonrisa y de un salto corrió al baño a probar dicho vestido.

—¿Por qué no simplemente le dices que te gusta?—habló una vez más Venom—Estás haciendo el ridículo frente a ella. ¡Nos haces quedar mal frente a la femina!

—¡Cállate de una vez!

—¿Dijiste algo?—Una muy, pero muy hermosa Amanda estaba de pie frente a él, acomodando las finas arrugas del vestido. Sonrió ampliamente esperando una excelente aprobación.

Eddie boqueó, abría y cerraba la boca, solo que no tenía palabras para expresar como se sentía en ese preciso instante.

—Luces... luces...wow... luces, bien. Si, muy bien.

Por un momento Eddie creyó ver un atisbo de decepción en su rostro, pero si fue así se recuperó bastante rápido.

—¡Vamos Eddie!—extendió los brazos a los lados—¿Solo bien? 

—Dile que luce ardiente. Eso les gusta.

Ignorando el comentario interior de Venom, Eddie la miró una vez más de pies a cabeza, buscando las palabras correctas.

—Dile que se ve sexy, y que ese vestido no la hace lucir gorda. Dile Eddie.

—Ese vestido...resalta tu... belleza.

—Bueno... no es lo que esperaba pero, es algo.

Amanda giró y entró de vuelta al baño para cambiarse. Dejándole solo con sus "pensamientos".

—Que patético eres Eddie. ¡Si sigues así la perderemos!

—¿Disculpa?—Eddie llevó su mano al corazón de manera dramática—¿La perderemos? ¿Qué te hace pensar que es nuestra, en plural? 

—Ella es nuestra... lo que sucede es que aun no lo sabe. Deberíamos decirle, pronto.

—¿Desde cuando eres consejero romántico?

—Tu cuerpo actúa extraño cuando estas con ella, y resulta extraño para mi también, y tu mente, ni hablar de tu retorcida mente.  

—¿Qué?—exclamó Eddie ofendido—. No hay nada malo en mi mente.

—Tu mente es una alcantarilla de pensamiento sucios. ¿En serio la imaginas a ella en esas posiciones? 

—¡Cállate!

—¿Estás bien, Eddie?

La suave voz de Amanda llegó a sus oídos con un tono de preocupación. Estaba parada en el marco de la puerta, con una mano en su delgada cintura. Si, la estudió una vez más, era realmente hermosa. Su largo cabello ondulado, sus ojos color avellana, con un brillo inigualable, y esa tez color oliva que tan loco lo volvía. Venom tenía razón. Era un patético cobarde en lo que a ella se refería.

—Bésala Eddie. Eso es lo que quieres. 

—¿Eddie?—repitió Amanda—¿Te encuentras bien? de pronto te ves pálido.

—Podemos fingir un desmayo, eso los mantendrá ocupados a ambos. Y ella tendrá sus manos sobre ti.

A pesar de lo absurdo que sonaban los comentarios de Venom, Eddie se armó de valor y dando un par de pasos llegó frente a ella, la tomó de la cintura y sin más que perder la besó. Y si, ella le correspondió.

—Bien hecho Eddie, ahora será nuestra para siempre.

Sip, me gustó la peli de Venom. En otras noticias...

¿Alguien ya fue a dejarle comida, agua y oxigeno a nuestro pobre Tony?