Stiles Stilinski

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—¡Necesito que me recuerdes por qué seguimos aquí!

La voz de Scott lo hizo dar un brinco, ni siquiera recordaba que estaba a sus espaldas.

—¡Baja la voz! —susurró un poco alto—, puedes irte si quieres, no te obligué a venir.

—¡Me arrastraste hasta aquí, Stilinski, ahora no podremos volver a clases hasta la siguiente hora!

—¡Baja la voz, nos puede oír! 

—¿Quién nos va a oír? —susurró esta vez.

—¿Ves a la pelirroja de allá?

Caminaron un poco más conforme ella avanzaba, dobló justo por el pasillo hacia los salones de talleres. Teatro, música, arte.

—¿Lydia?— murmuró.

—No, no es Lydia, se llama Rebecca Collins, tiene dieciocho  años, tez pálida, cabello rojizo, ojos azules, mide 1,68, se acaba de mudar hace una semana a Beacon Hills, es hija única, soltera, sus padres están divorciados, solo vive con su padre, juntos abrieron un taller de autos, es virg...

—¡Stiles! — le cortó Scott.

—¿Qué?

—¿Cómo...? es demasiada información, ¿Cómo sabes todo esto?... no espera, ¿eres un acosador? ahora te dedicas a acosar muchachas, entiendo.

—Solo...

—No me digas que todo eso estaba en sus redes sociales, porque no voy a creerte —lo apuntó con su dedo acusadoramente.

—Solo... guarda silencio. 

Avanzó hasta llegar frente al salón al que ella entró, seguido por Scott, de cuclillas se elevó un poco para ver por la pequeña ventana.

Hoy su cabello iba atado en una trenza, sus vaqueros negros y cazadora roja. 

Dios, como amo esa cazadora. 

Hasta ahora no había estado al tanto de que salón se trataba, era el salón de arte, podía notar los materiales a su alrededor. Estaba vacío, solo ella sentada ahí, con los pies sobre una de las mesas, sacó un gran libro y se dispuso a leer.

—No me dejas ver— murmuró Scott tratando de moverlo.

—No necesitas verla— empujó su cabeza hacía abajo.

Se levantó para volver a mirar por la ventana, cuando Scott lo empujo contra el vidrio chocando su frente en ella, sus grandes ojos azules miraron en su dirección.

En menos de un segundo tuvo que esconderse, lanzó a Scott una fea mirada mientras él solo reía.

Ambos se afirmaron en la puerta en silencio, rezando porque no fueran vistos.

—¿Crees que te vio? —inquirió en voz baja el culpable a su lado.

—No... lo dudo.

La puerta se abrió de pronto, haciéndolos caer de espaldas. Una seria Rebecca los miraba curiosa con los brazos cruzados esperando respuestas.

—Señorita... —saludó Scott.

—¿Qué creen que están haciendo?

—El piso... está frío... y hace mucha calor —soltó lo primero que se le vino a la cabeza. 

Grandiosa primera impresión Stiles. Perfecta.

—Ajá... — dijo no muy convencida— hey... eres el chico de la biblioteca.

Curvó sus cejas de manera graciosa. No lo estaba preguntando, era una afirmación

 Significa que me vio cuando...

—¿Estuviste en la biblioteca? —preguntó Scott mientras estiraba una mano para levantarlo del suelo.

—Estaba sobre uno de los estantes hasta que cayó — soltó rápidamente —, lo tuvieron que sacar de ahí entre dos personas.

Se abofeteó mentalmente por eso, creyó que nadie más lo había visto, aparte de ese par de chicos y la bibliotecaria. 

Entonces esa fue mi primera impresión, grandioso.

El silencio los inundó de pronto muy incómodamente. 

—Bueno yo... debo ir... al baño — McCall rápidamente se libró de ellos con una patética escusa. 

Bien, solo quedo yo.

—Yo debo ir...

—¡Stiles! 

Ya la cagué. 

—¿Ese es tu... nombre? — le dio una hermosa sonrisa.

—Sí, Stiles, Stiles Stilinski —levantó su mano en su dirección.

Mierda, me suda la mano.

—Rebecca Collins, puedes decirme Becca— sonrió.

Se dieron la mano por un largo rato.

—Ya puedes... puedes devolverme mi mano.

—Oh, lo siento — la soltó lentamente.

—Quería preguntar, ¿por qué me vigilabas?... en la biblioteca y aquí. No creas que no me dí cuenta.

—Pues... yo — aclaró su garganta —, creo que eres linda. No linda... hermosa.

Un ligero rubor cubrió sus blancas mejillas casi del mismo color que su cabello.

—¿Gracias?... — soltó una risa nerviosa.

—¿Quisieras salir a comer un helado conmigo? 

Rayos, lo dije muy rápido.

¿Creerá que es muy pronto? 

—Me encantaría Stiles... Stiles, es un nombre curioso —dijo frunciendo el ceño.

¡Si! ya la tengo, es mía. ¡Mía! 

¡En tu cara Scott!

—Hay muchas cosas curiosas en mi — alzó su brazo, ofreciendoselo caballerosamente —¿me permitiría llevarla a su salón?

—Sería un placer.





Stiles es... Stiles.

Y Scott, adoro a Scott.

2 en un día, sí.

Disfruten.

Voten, comenten.

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