3. LUCCI 🔞‼️

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Personaje: Rob Lucci
Contexto: Mundo Alterno
Contenido adulto: Sí
Personalidad lectora: Amigable, extrovertida y lanzada
Pedido por:   sfcr_12  (espero que te guste 😋)

NOTA 📌

Recordad, siempre con condón. Esto solo es ficción.

LUCCI X LECTORA

Trabajar como detective privada era más agotador de lo que parecía, sobre todo cuando eras la más nueva de la empresa y de las trabajadoras más jóvenes. (TN), una chica de pelo (t/c) y ojos (t/c), llevaba ya seis meses trabajando en aquel lugar.

No lo había costado mucho tener una buena relación con sus compañeros gracias a su carácter amigable y extrovertido. En total eran doce trabajadores. El director y el subdirector de la empresa y diez detectives privados. La nave en la que trabajaban no era especialmente grande. Contaba con tres estancias y un baño.

La primera era la sala principal, en la que cada trabajador tenía su propio escritorio. Ahí tenían el portátil y sus archivadores con los distintos casos que trabajaban. La segunda era una sala llena de teléfonos y ordenadores con una tecnología más avanzada, gracias a los cuáles los detectives podían llevar a cabo sus investigaciones de una forma más meticulosa. La última y tercera eran los despachos del director y el subdirector. Los trabajadores solo acudían allí en caso de ser llamados o de tener alguna pregunta importante.

Aquella tarde de viernes, (TN) se encontraba en frente del espejo de su habitación echándose un último vistazo. Ese día tenía cena con sus amigas y le había apetecido arreglarse algo más de lo normal. Llevaba un vestido negro de tirantes, algo ceñido y que le quedaba bastante bien. Se miraba mientras sonreía satisfecha. No había nada mejor que verse bien a una misma. De acercó al armario y cogió un abrigo gris oscuro que le cubría hasta justo por encima de las rodillas. Alguno de sus compañeros era algo baboso y pasaba de tener que aguantar estúpidos comentarios. Ese abrigo era perfecto para cubrir el vestido.

Toda esa semana, la joven había estado siguiendo al sujeto que estaba investigando en aquel momento. Ahora que tenía bastante información, debía sentarse tranquilamente para estudiarla y ordenarla. Esa tarde sería bastante tranquila. Tan solo esfuerzo mental, nada de esfuerzo físico.

—(TN), tengo noticias para ti —comentó el director, mientras se acercaba al escritorio de la chica. Ya era casi la hora de salir y estaba empezando a recoger. Ella se quedó quieta mirándole, esperando a que le comentara aquellas noticias que no tenían pinta de ser muy buenas—. Deberás quedarte a hacer el turno de noche.

—¿Qué? Pero no me tocaba a mí —se quejó ella, dejándose caer sobre la silla.

—Lo sé, pero Hanako tiene a su madre en el hospital y quiere pasar la noche con ella —explicó. Tenían un horario con los turnos de guardia y cada uno tenía un posible sustituto en caso de que surgiera algún problema. Ella era la sustituta de Hanako.

—Ah, claro. Sí es por esa razón, por su puesto—comentó (TN), mientras volvía a encender el portátil. Le dedicó una sonrisa amigable a su compañera. Aprovecharía para quitarse trabajo de encima. Avisaría a sus amigas de que ya quedaría con ellas otro día.

—Perfecto, pues Lucci y tú os quedaréis esta noche.

Genial. Miró de reojo a su compañero mientras el resto de la sala recogía. Rob Lucci. Si bien la chica se llevaba bien con todos sus compañeros, aquel tipo era la excepción. El pelinegro de ojos oscuros como la noche era un tipo solitario, callado e inexpresivo. Ella le había intentado hablar amablemente como a todos, pero no había obtenido mucha conversación por su parte. No solía relacionarse mucho con el resto, ni si quiera con los jefes. Eso sí, era el mejor detective de toda la empresa. Era el que más casos tenía y el que mejor y más rápido los resolvía. No se le escapaba nada. A pesar de todo, (TN) no podía negar que Lucci era jodidamente atractivo y misterioso. El hecho de quedarse a solas en la empresa y de noche era algo excitante. En fin. Él nunca se fijaría en una chica como ella. Y no sabía absolutamente nada de él. Bueno. Era mejor dejar de pensar tonterías. Cogería algún sándwich de la máquina de comida que había en el pasillo. ¡Muy buena cena...!

Ya eran casi las doce de la noche. Lucci estaba totalmente concentrado reflexionando sobre la información que había recopilado. Tal vez muchos se preguntaran qué hacía un tipo como el trabajando en algo como aquello. Llevando a cabo estúpidas investigaciones sobre hombres y mujeres que sospechaban que su pareja les ponía los cuernos. Para eso llamaban la mayoría de las veces. Prácticamente todo tenía que ver con celos e infidelidades. Podía parecer estúpido pero a Lucci le gustaba eso de analizar el comportamiento de la gente. De seguir sus pasos, investigar, llegar a conclusiones... Lo mejor era cuando su víctima descubría que había sido pillada. Les gustaba torturarles psicológicamente usando toda la información que sabía sobre ellos. Sus secretos, deseos, anhelos... Adoraba observar sus rostros reflejando sufrimiento. Además, era una forma fácil y sencilla de ganar dinero. La gente era capaz de pagar una gran cantidad por ese tipo de trabajos. Patético.

Lucci estaba en plenas facultades aquella noche. Al tocarle ese turno se había librado de trabajar por la mañana y estaba fresco como una rosa. En cambio, a (TN) le había pillado por sorpresa y llevaba allí desde una hora temprana. Los párpados comenzaban a pesarle. Tenía el brazo apoyado en el escritorio y su cabeza descansando sobre la palma de su mano. Se quedó dormida durante unos segundos, hasta que la cabeza se resbaló de la mano y se despertó de la sacudida.

—¡Mierda! —exclamó.

Se llevó la mano a la boca cuando se dio cuenta de que había chillado. Por suerte, Lucci no pareció ni darse cuenta. Bueno, ya estaba bien. Ya que tenía tiempo debía adelantar el trabajo. Se levantó y se quitó el abrigo para dejarlo en el perchero. Ahora sí iba a ponerse en serio.

Lo que no sabía era que, el pelinegro estaba siguiéndole atentamente con la mirada mientras ella caminaba hacia ese perchero. Concretamente estaba observando el bonito trasero que había bajo ese vestido tan ajustado. <<Vaya, vaya, (TN). Así que esto era lo que escondías bajo esa ropa cómoda que llevas siempre>>, pensó Lucci. No es que se fijara mucho en las tres compañeras que tenía, pero si se paseara con ese vestido todos los días... Eso ya sería otra cosa. Ya no podría mirarle con los mismos ojos. Joder. Debía sacarse esos pensamientos de la cabeza.

Ya había pasado una hora más. Era medianoche. La chica estaba completamente concentrada en su trabajo. ¡Todo tenía sentido! Toda la información estaba claramente conectada. En un par de días más conseguiría resolver el caso. Estaba segura. Por su parte, el pelinegro hacía rato que no podía concentrarse. No paraban de venir imágenes a su mente. Imágenes no muy decentes sobre como follarse a (TN) encima del escritorio. Estaban solos en aquel lugar y era medianoche. Joder. Hacía varios meses que no tenía sexo. Su erección comenzaba a incomodarle. Lo peor de todo era que no podía concentrarse en su caso. No podía fallar. Solo había una manera de poner solución a ese problema que había surgido.

La chica estaba totalmente centrada. Tan centrada que le costó darse cuenta de que Lucci estaba plantado en frente de su escritorio. Alzó la vista y se encontró con aquellos fríos y penetrantes ojos que le miraban fijamente. Enseguida sintió un cosquilleo en la parte baja de su vientre. Ese hombre era demasiado.

—Ese vestido te queda espectacular —comentó, sin dejar de mirarla. Un escalofrió recorrió la espalda de la chica, hasta acabar en su nuca. ¡Qué voz tan profunda! Era la primera vez que se dirigía a ella. Bueno, o a cualquier compañero.

—Gracias por el cumplido —contestó ella, sin dejar de mirarle. ¿Podría llegar a ligárselo? Sería un sueño acostarse con un hombre así.

—Estoy pensando en follarte desde que te has quitado el abrigo —soltó Lucci, como si nada. La joven se quedó algo impactada. No se lo esperaba para nada. Si no se esperaba gustarle, menos se esperaba que alguien se atreviera a decir eso de manera tan directa. Y eso que ella era muy lanzada—. ¿Qué opinas?

—Eh, bueno. A mí también me gustas —contestó ella.

—Déjame verte bien otra vez —ordenó, mientras hizo un gesto a la chica para que se levantara. Ella sonrió mientras lo hacía. Ahora que ya sabía que le atraía no hacía falta andarse con tonterías.

El pelinegro se acercó lentamente hacia ella, mientras la observaba con descaro. (TN) se sentía realmente excitada al ver como la miraba. Tuvo un novio durante un tiempo, pero bastante aburrido y monótono. No encajaban para nada. Puede que por eso su relación fuera tan corta. Sin embargo, estaba completamente segura de que esa iba a ser una experiencia inolvidable e inigualable.

Una vez acortada la distancia, Lucci puso las manos sobre la cintura de la chica y le obligó a girarse y a apoyar las manos sobre la mesa. Estaba en una posición ligeramente inclinada, así que su trasero podía ser bien apreciado por el chico, que estaba detrás de ella. Oh, joder. Iba a reventarla. Le iba a follar como no lo habían hecho en su vida. Estaba muy seguro de ello. Enredó los dedos en su pelo y tiró de él para que volviera a ponerse recta. Se pegó lo máximo que pudo para dejar que notara su erección.

—Esto ha sido solo por verte —murmuró Lucci, con su profunda voz, en el oído de la joven. Ella sintió que sus bragas se humedecían. No solo por notar aquel duro miembro contra su trasero, sino también por las palabras del chico—. Ahora mismo podría hacerte lo que quisiera.

—Es que puedes hacerme lo que quieras —dijo (TN), con un hilo de voz. ¡Por Dios! Necesitaba que empezara a tocarle.

Una sonrisa triunfante de dibujo en el rostro del pelinegro. Apartó unos mechones de pelo que todavía tapaban el cuello de la chica y acercó sus labios lentamente. Ya tenía ganas de notar el sabor de su piel. Comenzó a lamer, succionar y mordisquear cada centímetro, arrancando pequeños gemidos y suspiros a la joven. Fue subiendo hasta llegar a su oreja, también lamiendo y mordisqueando el lóbulo.

—Apóyate en la mesa —susurró, mientras empujaba suavemente sus hombros para hacer que se inclinara.

¡Por favor! Si seguía así iba a correrse solo con escucharle. Dijera lo que dijera, su voz sonaba realmente seductora. (TN) apoyó los antebrazos en la mesa. No veía lo que estaba pasando detrás de ella, pero notó como los dedos de Lucci se introducían por debajo de su vestido y empezaba a bajarle las braguitas. Las notó deslizarse por sus piernas hasta que llegaron a los tobillos.

—Te dejaré el vestido puesto un rato más —comentó él, mientras observaba las vistas mordiéndose el labio.

Posó una mano en una de las caderas de la chica y acercó una hasta su intimidad. Acarició suavemente los labios mayores de la chica y notó como su cuerpo temblaba bajo sus manos. Fue aumentando el ritmo de los tocamientos, centrándose solo en la parte externa, sobre todo en el clítoris.

(TN) nunca había sentido tanto placer. Estaba claro que Lucci era un hombre con experiencia y sabía perfectamente dónde y cómo debía tocar a una mujer. Sentía deshaciendo en su mano y notó como la cara interna de sus muslos comenzaba a humedecerse.

—Joder, (TN). Me estás dejando la mano empapada —dijo Lucci, mientras introducía dos dedos dentro de ella y comenzaba a moverlos de manera castigadora. No era una queja, de hecho se sentía orgulloso de hacer que se mojara tanto solo usando los dedos.

—Lucci —gimió ella, mientras intentaba mantenerse de pie. Le temblaban tanto las piernas que pensaba que iba a desplomarse en cualquier momento. Mierda, joder. Quería sentirse completamente llena de él.

—¿Necesitas algo más? —preguntó él, haciéndose de rogar—. Solo tienes que pedirlo.

—Quiero que me folles ya —contestó ella, mientras continuaba sintiendo como los dedos del pelinegro seguían moviéndose en su interior. Notó como los sacaba poco a poco y, de repente, recibió un azote en su intimidad—. ¡Ah!

—Eso ha sido por no pedirlo educadamente —le explicó él. Ese grito de placer y dolor había sido todo un deleite para sus oídos. Se inclinó sobre ella. Cogió sus muñecas y tiró de ellas lentamente haciendo que volviera a incorporarse—. Ven aquí...

Comenzó a bajar la cremallera del vestido, lentamente., hasta llegar a la parte baja de la espalda, que era donde estaba el tope. La cogió de la cintura y le hizo girarse hacia él. Se fijó en sus mejillas ligeramente sonrojadas aquellos ojos suplicantes. Acercó las manos a sus hombros y apartó los tirantes. Los deslizó hasta quitarlos y comenzó a bajar el vestido. Se pasó la lengua por los labios cuando dejó al descubierto los pechos de la chica. (TN) iba a decir algo, pero Lucci puso un dedo sobre sus labios.

—Déjame deleitarme con las vistas.

Continuó bajándolo hasta que por fin se deshizo de aquella prenda, dejando a la chica completamente desnuda. Puede que hiciera algo de frío en aquel lugar, pero los dos estaban tan calientes que eso no era un problema. Posó una de sus manos en la barbilla de la joven y le obligó a inclinar la cabeza hacia arriba para lanzarse salvajemente contra su boca. Desde luego no era un tipo nada delicado, pero eso era todavía más excitante para ella.

Mientras se estaban besando de aquella forma tan salvaje y apasionada, Lucci agarró con fuerza los muslos de la joven. Ella se dejó levantar y le rodeó la cintura con las piernas. Dio unos pocos pasos y sentó a la chica sobre el escritorio. Se separaron por falta de aire, pero Lucci no perdió el tiempo y continuo, atacando de nuevo el cuello de (TN). Ella gimió mientras respiraba de manera agitada. El pelinegro fue bajando hasta llegar a sus pechos. Comenzó a lamer y succionar uno de sus pezones. Después hizo lo mismo con el otro.

—Lucci, joder, por favor... —gimió la chica. ¡Ya basta! No aguantaba más.

—Muy bien. Has aprendido —comentó él. Llevando una mano a la cara de la chica y apretándole las mejillas—. Ahora, baja gírate y apóyate en la mesa. Quiero hacerlo en esa posición y poder disfrutar de tu trasero mientras te hago mía.

(TN) bajó de la mesa y se puso en la posición que él le había indicado. También era una posición que le encantaba a ella, así que no hubo ninguna queja. Lucci pasó un dedo por la intimidad de la chica para comprobar si todavía seguía mojada y, efectivamente, lo estaba. De repente, se escuchó sonar el teléfono de la empresa.

—Ni se te ocurra cogerlo —gruñó la chica, que tenía media cara apoyada en el escritorio. Lucci acercó una mano a su rostro y la puso sobre su mejilla, haciendo presión hacia abajo.

—No me des órdenes —le advirtió. A la joven, lejos de hacerle daño, le estaba excitando bastante toda esta situación—. No pensaba cogerlo. Debo atenderte como es debido.

Se desabrochó el botón del pantalón y sintió bastante alivio al notarse más liberado. Dejo que sus pantalones cayeran y se deshizo rápidamente de ellos. Seguidamente, hizo lo mismo con sus calzoncillos. (TN) esperaba impaciente el contacto, y no se hizo esperar. Notó el glande del pelinegro rozando su intimidad. Dios. La tenía dura, caliente y se notaba que era bastante más grande que la de la media. Ella tomaba pastillas, así que no le preocupaba que lo hicieran sin condón. Soltó un grito de dolor y placer al notar la primera estocada de Lucci. Profunda y sin piedad. No bajó el ritmo en ningún momento. Continuó con sus estocadas mientras agarraba con fuerza las caderas de la chica. (TN) dejó de sentir dolor pocos segundos después de que hubiera comenzando. En su vida se había sentido tan bien. Estaba a punto de llegar a su límite cuando el pelinegro salió de ella.

—No —murmuró ella, mientras se giraba para ver por qué coño había parado. Se estaba quitando la camiseta y pudo verlo completamente desnudo. No pudo evitar quedarse boquiabierta. Era un auténtico dios griego.

—Vamos a cambiar. Quiero ver tu cara cuando te corras —explicó él. Breve y conciso. Se acercó de nuevo a ella y le cogió de la cintura para sentarla en el borde de la mesa. Le empujó los hombros, indicando que se recostara.

Cogió sus piernas y las alzó hacia arriba, disfrutando así de unas vistas exquisitas. Recorrió todo su cuerpo con la mirada hasta llegar a su cara. Aquellas mejillas sonrojadas, los ojos llorosos, la respiración entre cortada... ¡Maldita cría! Conseguía excitarle como nunca lo habían hecho. Acto seguido comenzó de nuevo con las embestidas. Era todo un espectáculo observar su expresión de placer mientras gemía. Y sus pechos moviéndose y rebotando al ritmo de las estocadas. Tan solo tardó unos minutos más en correrse dentro de ella. Por su parte, (TN) enseguida llegó al clímax justo después de él.

Lucci recostó su torso sobre el de ella y se quedaron en silencio mientras se recuperaban. Antes de separarse, el pelinegro se acercó al cuello de la joven y dio un fuerte mordisco.

—¡Ah! Me has hecho daño —se quejó ella, mientras le daba un manotazo en el hombro. Él se incorporó un poco y acercó sus labios a los de ella.

—Te he hecho esa marca para que, mientras dure, recuerdes que has sido mía, y que puedes volver a serlo cuando quieras —murmuró, antes de separarse y alejarse para vestirse.

Ella se levantó también y recogió su ropa del suelo. Tenía las piernas adoloridas, pero no importaba. Había sido increíble. Cada uno volvió a sentarse de nuevo en su escritorio y aprovecharon el tiempo que quedaba para continuar con su trabajo.

Oh, y por supuesto que (TN) aceptaba aquella oferta. Estaba claro que tenía que volver a repetirse. Puede que debiera hablar con sus jefes para que cambiaran los turnos de guardias y la pusieran a ella en el lugar de su compañera. Hacer una guardia a la semana con Lucci sería  realmente fantástico.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro