Charlotte corrió fuera de la fiesta con todas sus fuerzas como si tuviera miedo de que el mutante platinado la alcanzara en cualquier momento, varias personas la habían visto escapar fuera de la fiesta pero no le prestaron mucha atención.

Corrió y corrió hasta perderse entre el jardín de laberinto, se perdió justo como lo quería y solo se dejo caer a llorar.

Tantos años enamorada de él, tantos años de indicios que le decía que él también la quería, tantos chicos rechazados, tantas risas, sonrisas, momentos juntos y todo eso para que el mismo día que ella diese el primer paso fuera engañada.

- ¿Estas bien lindura? - Un chico de cabellos color rojo y unos intensos ojos azules apareció de pie ante ella, su semblante permanecía serio pero en sus ojos se notaba una gran preocupación.

Charlotte lo miró bastante apenada, se limpio las lágrimas rápidamente esperando que con la poco luz que había no se notara sus ojos rojos. ¡Si tan solo no hubiera corrido como loca! Hubiera notado que la seguían por mera curiosidad.

- Y-Yo. - Sentía su garganta comprimirse demasiado, su pecho subía y bajaba con rapidez. - Estoy bien. - Sonrió como pudo y dedujo que la expresión de aquel chico había hecho su cara debía ser demasiado graciosa.

- Ambos sabemos que no es cierto. - Sonrió a la azabache con algo de ternura y le ofreció una mano para levantarse. Quiera o no ella necesitaba apoyo en ese momento aunque fuera un completo extraño. Ella acepto con algo de miedo la mano de aquel chico y sin esperar lo más extraño de parte de él, éste la jaló al momento de que sus manos se tocaron y la abrazo.

- Siempre te he observado, cada vez que intentabas llamar su atención y él te ignoraba, cuando miraba otras chicas mientras estaba contigo y a pesar de que suene un poco acosador me duele verte así Charlotte. - La chica de quedó helada ante su confesión, ¿cómo sabía su nombre? - Y este... Y-Yo, bueno, tú me gustas. - El chico de cabellos rojos hizo que Charlotte levantara la vista con su dedo pulgar, le sonrió y fue acercando sus rostros hasta que alguien los detuvo.

- ¡Alto ahí maldito estúpido! - La voz de Jean resonó en todo el jardín de laberinto y Charlotte pego un grito y fue allí cuando se dio cuenta de la estupidez que estaba a punto de cometer.

- ¿Jean? - Preguntó Charlotte limpiando lo quedaba de sus lágrimas - Pensé que estabas en la fiesta con los demás.

- Peter me dijo que te fuiste corriendo. - Comento Jean acercándose lentamente a ambos. - No te quiso seguir porque estaba platicando sobre un tema muy importante para Kurt y me dijo que si le hacia el favor de ir. ¿Lo estas engañando Char? - Jean lo pensó por un momento, invadió la mente de ambos chicos sin daré cuenta y miró las intenciones del muchacho.

- Deberías preguntarle eso a él. - La chica bajo la vista y sus ojos se cristalizaron nuevamente. - Deberías saber que se mueve muy bien en la cama... Con otras. -Ahogó un grito y en ese instante Peter apareció en medio de la escena mirando furioso como un chico desconocido abrazaba a su novia.

- ¿Qué significa esto? - Pregunto paciente cruzando sus brazos.

- Peter, hay un problema...

Susurró Jean con miedo.