IV: Limites humanos

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¿Cómo podría olvidar ese día?

Nuestros corazones se quebraron.

Nuestra esperanza murió y caímos en nuestra hora más oscura.

Pero en la oscuridad encontramos la respuesta.

Descubrimos la fuente del verdadero poder.

Nos iremos al infierno por esto,

pero lo haremos con gusto, pues habrá valido la pena.

—Yublan J. Jaeger

Un estudio psicológico demostró que una persona adulta promedio solo es capaz de recordar desde los 6 años en adelante y Nora no era diferente. No obstante, había un recuerdo de su infancia que aún mantenía.

Un recuerdo que hasta el día de hoy fue el peor día de su vida.

Egipto, hace muchos años...

Era una noche inquieta mientras una tormenta de arena se levantaba en el exterior.

El aire del desierto entraba por las ventanas de una derruida casa y ella de tan solo cuatro años dormía aterrorizada, pues en su mente no cesaban los gritos de los animales de las proximidades. Pero en cosa de un instante, los gritos se convirtieron en palabras.

—"Un extraño se aproxima" "un extraño" —exclamaron las voces en el exterior, dirigiendo su miedo a aquel hombre que entraba por la puerta.

—"es peligroso" "huele a muerte" —espetan mientras la niña despierta, solo para ver a sus padres acercándose con una soga y un costal.

Incapaz de resistirse sus propios padres la metieron en el saco y la azotaron contra el suelo.

Ella grito una y otra vez, "por favor no , ya no lo volveré a hacer" pero sus suplicas no fueron respondidas.

—¿Es esta la niña que supuestamente entiende a los animales? —exclama una voz áspera en el exterior.

—Es ella, todas las mañanas despierta gritando justo los días en que los vecinos sacrifican a su ganado, los perros y los gatos del lugar la obedecen como si estuvieran adiestrados y en una ocasión cayó en un nido de escorpiones y salió sin una picadura —espeta un hombre a quien ella reconoce como su padre.

—Espero que entienda que están entregando a su única hija al Nether —Señala el hombre —Una vez cruce el umbral de la puerta no la volverán a ver.

—¡Ella no es nuestra hija! —exclama una mujer con la voz de su madre —Es un demonio que se cubre en la piel de nuestra hija.

Esa sería la última vez que escuchaba las voces de sus padres...

Violentamente la niña fue arrojada a un sitio oscuro, únicamente escuchando las voces de los caballos sintiendo lastima por ella, pues sabían que el destino que le deparaba era aterrador.

Con lágrimas en los ojos no era capaz de hacer nada más que rezar, pedía al dios Ra que iluminase la oscuridad que la atormentaba, rezaba a la diosa Bastis que la llevase a salvo a su hogar y a la diosa Aset que la protegiese en este terrorífico lugar.

No podía hacer nada más que rezar... y sus suplicas serian escuchadas.

Babel año 2033, 2 años atrás...

En uno de los jardines ubicados entre la ciento de terrazas de la torre de Babel se podía apreciar a Kruger con una mirada tranquila mientras afinaba una guitarra.

En ese entonces faltaba mucho para el asalto del cuerpo Surtrista, así que momentos de calma como estos eran muy comunes.

Tras él una puerta corrediza se abre dando paso Atlas quien ingresa a la terraza con una mirada de disgusto hacia su camarada que se encontraba holgazaneando.

—Debí imaginar que te encontraría aquí —señala Atlas.

—¿Ni siquiera puedo tomarme la mañana del domingo? No me veas tan prejuiciosamente Atlas —responde.

—No es mi intención, pero a veces no puedo evitar pensar que quizás lo estas tomando muy tranquilamente —espeta con un tono más serio —No es como si estuviésemos preparándonos para una sola batalla, lo que ocurre sobre nosotros se convertirá en una gran calamidad en la historia si no la tomamos correctamente.

—Supongo que tienes razón...

—La gente te sigue por ahora, pero estas en posición de que deserten —Expone el apóstol —Literalmente les pides que ataquen sus propias naciones y...

—Dime algo Atlas, ¿qué sabes sobre Adolf Hitler?

—¿Es alguna clase de chiste...?

—Durante la segunda guerra mundial cientos de miles murieron y cientos más asesinaron a gente de su misma tierra y nación, pero al final al leer los libros de historia Hitler es el villano principal.

—Estas diciendo que la capacidad de un individuo de influenciar las acciones de otros es también una forma de arma? —Analiza Lumiere.

—No realmente —responde el apóstol —La gente que seguía la causa nazi no lo hacia por poder o miedo, sino porque pensaban que sus palabras eran correctas, y con el tiempo lideres mundiales como Barak Obama, Mahatma gandi e inclusive fuertes partidarios de los derechos raciales como Nelson Mandela reconocían que, aunque sus métodos fueron por mucho los mas errados, la causa que promovía no lo era.

—Pero al final incluso el era humano, sin importar la atrocidad los humanos con el tiempo siempre perdonaran a otros humanos —espeta Lumiere.

—Pero con nosotros es distinto, el mundo ya nos ve como monstruos y si tratamos de revelarnos nos verán como demonios —Expone el hombre — Y como demonios es necesario tener un gran poder que nos respalde, un poder abrumador que los humanos no puedan siquiera empezar a entender, como en Luxor.

Al escuchar ese nombre la cicatriz en el rostro del apóstol empezó a sentirse fría de repente.

—Lo dices como si un poder así fuese fácil de construir... —Reclama Atlas.

—Sé que no lo es...al fin y al cabo solo somos una pequeña ciudad de unos miles de habitantes contra un mundo lleno de miles de millones de personas —expone Kruger —puede que muchos de nosotros muramos antes de haber logrado algo, eso me incluye, es por eso que tomo algunos momentos como este para disfrutar la vista de la ciudad que tanto trabajo nos tomó erigir. Deberías intentarlo alguna vez, desde que te conozco nunca te he visto tomar un descanso.

—No hay tiempo para eso, alguien debe asegurarse de que la ciudad que erigimos siga aquí, el cansancio o el desgaste no es algo que me importe —Expone el apóstol.

—Imagine que dirías algo así —Aclama con una sonrisa —Oye atlas...

—¿Ahora qué?

—Si algo me pasa... te encargo a Nora — espeta con un tono mas serio.

—Maldita sea, si quieres que me vaya solo dilo —reclama el hombre ante el comentario —No hagas bromas de ese estilo, ya tengo mucho trabajo para ser también una niñera maldición...

Exclama el apóstol saliendo de la terraza ante la mirada tranquila de Kruger quien por fin había terminado de afinar su instrumento.

Ignorando que tras él una red de araña se tejía, y a varias terrazas de distancia y gracias a su habilidad, Nora había escuchado toda la conversación.

Babel, Año 2035, el presente...

Ya habían pasado 4 días de la muerte de Kruger y las instalaciones no podrían estar bajo mayor presión.

El miedo por un segundo asalto puso a todos en alerta, tanto soldados como los apóstoles estaban al límite de sus capacidades y los civiles temían salir de sus hogares.

Al mismo tiempo que dentro de la torre una nueva situación de emergencia se había presentado, pues Nora había escapado de su confinamiento nuevamente.

La torre de babel consta de 1005 pisos separados en 5 niveles de 200 pisos, además de 5 pisos de aleación solida que mantienen la estructura erguida.

Estos niveles no tienen acceso puesto a que son una mezcla solida de concertó y acero sólido, aun así, por encima de los 600 pisos se podía contemplar a Nora sentada frente a una baranda de una ruta externa de emergencia.

—No creí encontrarte aquí —espeta la voz de Atlas en el lugar, pero la joven no reacciona ante el —No es recomendable estar en esta área sin un arnés de seguridad, ya que no saliste de la torre no lo notificare al patriarca pero debes dejar de escapar de esa forma.

—Atlas... —espeta la mujer — si saltara de esta altura, me salvarías o te quedarías mirando.

—Probablemente te salve... —responde.

—Por supuesto...

—¿Estas molesta? —pregunta el hombre —Te entiendo, el patriarca te prohibió ir al funeral de Jack, no me parece justo pero seguro tuvo sus razones.

—Tu... tampoco fuiste —Aclama Nora.

—Debía hacerme cargo de los agentes de la ARNU —responde el apóstol —no sabemos todavía lo que planeaban ni cuando habrá otro ataque, era necesario.

—Lo se —espeta Nora al tiempo que una hormiga se revelaba en la solapa del apóstol —Aset, ella desapareció, no esta en la torre, ni siquiera sé si está en la ciudad.

Nora estaba devastada, desde que podía recordar Aset, Kruger y el patriarca habían sido las únicas personas importantes en su vida, quienes se preocuparon por ella y constantemente velaban por su seguridad.

Ahora Kruger había muerto, Aset había desaparecido y el patriarca actuaba con una profunda frialdad hacia ella, y a los ojos de Nora todo esto había sido su culpa.

En sus ojos había profundas y arraigadas señales que evidenciaban que había estado llorando durante mucho tiempo y su piel estaba delgada y pálida, evidencia de poca alimentación y movimiento.

—Todavía no entiendo el por qué —pregunta la joven —¿Por qué esta guerra es necesaria? Por mas que lo analizo veo que iniciamos este conflicto teniendo las de perder, matamos a gente inocente sin titubear y nos escondimos como ratas después... no entiendo el fin de esta causa, ni porque Jack tuvo que morir...

Ante esas palabras las lagrimas en los ojos de Nora se hicieron nuevamente visibles.

—Es algo absurdo ¿no es así? —aclama el hombre —pero al final es así nuestra realidad, vivimos en un mundo donde los humanos temen a lo que no pueden entender y no pueden entender a lo que temen; no sientas resentimiento hacia esos soldados, pues también somos parte de esta realidad.

Con esas palabras Atlas se aleja de la joven dándole la espalda, él sabia que Nora necesitaba tiempo para procesarlo todo, aun así, no podía evitar sentir rabia de lo que había pasado.

Incluso Kruger quien era uno de sus mejores peleadores murió a manos de un trio de soldados, Atlas no pudo evitar pensar en aquellas palabras del apóstol.

Kruger sabia que para ganar en esta guerra necesitaban de un poder aplastante y abrumador, algo similar a lo que vieron aquel día...

En un momento un sonido metálico se hizo escuchar detrás del hombre, quien con temor vio que Nora había desaparecido.

Este fue corriendo hacia la baranda y desvió la mirada al vacío buscándola, pero en su lugar este no encontró nada, por el contrario, sintió como el suelo y la superficie del área a su alrededor pese a estar contra el sol, estaban heladas.

—¿Qué crees que haces Wagner? —Reclama el apóstol Lumiere.

Sobre la cabeza del hombre de pie sobre una plataforma de hielo y sujetando a Nora debajo de su brazo se podía ver a una bella mujer de cabellos cortos plateados y ojos de un profundo azul cielo.

—Deseaba ver que expresión ponías cariño —espeta la mujer —El patriarca dio nuevas órdenes, Nora debe salir de la ciudad por un tiempo.

—Espera no me puedo ir, no sin Aset —reclama Nora tratando de oponerse a la mujer.

—Cálmate, la wraith ni siquiera está en la ciudad —responde la mujer —Yo misma participé en su traslado.

Ante esa afirmación Nora quedo sin palabras, esta pudo sentir el aroma de Aset en esa mujer e inclusive su sangre.

Ante esos hechos Nora empezó a perder el control mientras una gran cantidad de aura se hacia presente en el lugar, pero antes de que algo llegase a pasar la apóstol Wagner intervino.

El cuerpo de Nora empezó a enfriarse rápidamente inhabilitando sus funciones vitales hasta un máximo del 10%, virtualmente poniéndola en un estado de animación suspendida.

—Espero que no te moleste si fui algo ruda —espeta la apóstol.

—Si esas fueron las Ordenes del patriarca no me molesta lo que hagas, solo asegúrate de que ella este a salvo —exclama Atlas con una mirada seria hacia la mujer, quien con una sonrisa llena de intriga se aleja con la joven en brazos.

En ese instante Atlas recordó aquel instante dentro de la cueva, y que quizás las palabras de Kruger no eran el deseo de encontrar un poder abrumador, quizás la confirmación que dicho poder ya estaba en sus manos.

Luxor, hace 25 años...

Tras su encuentro con la criatura de ojos verdes el grupo había sido capaz de salir con vida de Luxor.

Los Wraiths de la zona habían sido dispersados por la imponente criatura que con un rugido las hizo retroceder, tanto a las que flotaban en el cielo como a los miles bajo la arena.

La noche había caído y el nuevo día había llegado, mientras regresaban a aquel lugar, esa noche ninguno fue capaz de dormir, en especial Jack quien no dejaba de rememorar una y otra vez las palabras de Aset.

—"¿Qué es lo que anhelas?"

Cuando él era tan solo un niño vio como frente a él su familia era asesinada en un tiroteo junto a cientos de personas, en su vida la guerra y la muerte eran una constante.

El único motivo por el que seguía aún con vida era gracias a aquel quien llamaba padre, quien lo salvo de la desesperación en su peor momento.

Él fue una luz y un guía que le enseño a usar su poder para manipular las sombras; desde ese momento Jack no volvió a temer y su propósito se volvió hacer todo lo posible para ayudar a ese hombre.

Pero su anhelo personal, nunca fue algo que cruzase por su mente.

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