IX: Punto de quiebre.

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¿Cómo puede un humano prepararse para la muerte?

¿Hay algún manual, o algún consejo útil?

¿Qué ocurrirá cuando muramos?

¿Hay cielo?, ¿Hay infierno?

¿Caeremos en un eterno sueño?

¿O reviviremos nuestras vidas en un ciclo infinito?

Quizás es momento de que empecemos a meditar al respecto...

—Yublan J. Jaeger

Las alarmas de la ciudad finalmente cesaron, mientras en el piso más alto de la torre de babel, en la gran capilla el patriarca desde su trono es divisado por una mirada en la oscuridad.

Una leve e irritante risa se escucha en el lugar mientras el anciano levanta su vieja y cansada mirada.

—¿Cuánto tiempo vas a esconderte? —espeta a la oscuridad de la que emergen el brillo de dos diabólicos ojos rojos.

—Deberías verte Usurpador, tan cansado y tan débil, casi me das lastima —exclama una voz desde la oscuridad.

—Nuestra edad es relativa, solo soy viejo, pero eso es temporal, aun sigo siendo superior a ti, Uriel. —exclama.

De entre las sombras emerge un hombre de media estatura con traje, cabello negro y anteojos cubriendo un par de ojos rojos, su piel se vuelve pálida mientras la clara de sus ojos se tiñe de negro y venas rojas cubren su rostro.

—¿Por qué pelear hermano?, ambos deseamos lo mismo, pero tu buscas traer el Ragnarok a los humanos... —espeta con un tono burlón —Sé lo que, hiciste hermano, puedo sentir el poder de esa muchacha, no sé cómo o donde la encontraste o a que estas jugando, pero claramente no compartes nuestra visión, así que he venido a llevármela, puedes cooperar o interferir.

—No puedo permitirte que te la lleves —Aclama el patriarca poniéndose de pie —Tengo planes para ese poder que ninguno de ustedes será capaz de comprender.

La sangre del cuerpo de Uriel empieza a aglomerarse en su espalda manifestándose en forma de colas de escorpión con lanzas de hueso en la punta.

Las estacas avanzan hacia el patriarca a gran velocidad, pero antes de impactar con el anciano, son repelidas y devueltas al hombre a gran velocidad, cortando levemente su piel.

—Te lo dije, tú no puedes vencerme —Espeta el patriarca revelando un par de alas blancas en su espalda, así como gotas de sangre que orbitan a su alrededor.

—Tienes razón Usurpador, nadie puede superar tu dominio de la sangre —exclama con confianza cerrando los ojos —Es por eso que tuve que hacer trampa.

De la mano de Uriel un globo ocular se hace presente con un iris plateado como un espejo reflejando el cuerpo del patriarca.

Este dio un par de pasos hacia atrás para inmediatamente caer al suelo; el anciano estaba confundido mientras veía la mitad inferior de su cuerpo bifurcado a un lado.

Tras él, su trono empezó a derrumbarse exhibiendo una línea que lo cruzaba por el centro; y un hombre de ascendencia japonesa, cabello largo y ojos dorados se hiso presente, se trataba del ex apóstol Daisuke Ishigami.

—Déjame contarte una historia Usurpador, Phil Hautes, tuvo una vida desafortunada, sus padres murieron frente a sus ojos en un choque de autos, sus tíos quienes lo cuidaban murieron en un incendio siendo el único superviviente, y su hijo y su mujer, murieron en un robo a un banco, todos los que cruzaban mirada con Phil sufrían muertes horribles más pronto que tarde, un hombre lamentable, pero un manjar delicioso —exclama relamiéndose el brazo —Tú estabas destinado a morir desde que cruzamos miradas hermano, no había nada que...

Antes de poder terminar de hablar, es acallado cuando una lanza roja perfora su cuerpo desde la espalda.

Uriel es paralizado en el lugar, tratando desesperadamente de darse la vuelta, pero antes de ser capaz de lograrlo una cuchilla de sangre aparece cortando sus ojos y su brazo.

—¿Alguna vez te han dicho que hablas demasiado hermano...? —espeta una voz desde la oscuridad.

—Imposible, estoy seguro de que...

—Ese anciano es solamente una marioneta, cumplió su propósito hace mucho tiempo —exclama la voz —Por la pérdida de sangre asumo que a tu cuerpo le quedan unos minutos antes de morir.

—¿Cómo puedes... estar en dos lugares a la vez? Es imposible... —Reclama Uriel.

—No es imposible, simplemente nunca se había intentado, es por eso que me fascinan los humanos, tienen cierto grado de... visión, que considero excitante... —Señala.

—Estás traicionando a madre...No... te saldrás con la tuya...

—Si tengo que elegir entre la vida de la humanidad y el deseo de madre... creo que prefiero apostar por la humanidad... —espeta

—Eres un traidor... cuando nuestros hermanos te encuentren...

—Cuando nuestros hermanos me encuentren ya será demasiado tarde —Aclama con una sonrisa —Un gran cambio se aproxima, y los últimos remanentes de los dioses no seremos capaces de impedirlo.

—¡Ishigami, acábalo! —grita al ex apóstol quien no mueve un musculó en su ayuda.

—Apuesto que le tomó tiempo a la ARNU caer en el engaño de que Daisuke nos había traicionado, viniste aquí para matarme, pero solo cavaron su propia tumba...

—Imposible... yo... como burlaste a los médiums, no debía serte posible mentir en ese estado —pregunta al apóstol.

—No les mentí, les dije que hay algo que tengo que hacer, he incluso estoy dispuesto a traicionar al cuerpo Surtrista para conseguirlo, nunca dije que lo había hecho —responde con una mirada hostil, dibujando una expresión de terror en el rostro de Uriel.

El hombre tras él se acerca desde la oscuridad revelándose como Douglas, quien ahora poseía ojos rojos brillantes como los suyos, abre sus fauces revelando un par de largos y bestiales colmillos color carmesí, enterrándolos en el cuello de Uriel.

Su cuerpo empezó a estremecerse mientras sus ojos se tiñeron de negro por un minuto, tras otro minuto, sus ojos volvieron a la normalidad mientras Douglas retira las lanzas de sangre viendo cómo se regeneran sus heridas.

Inútil y ruidoso hasta el final... —Señala Douglas de forma telepática a Uriel.

Al final el sabor de nuestro hermano fue tan insípido como su personalidad —reafirma de la misma forma.

—¿Qué haremos con Daisuke? —pregunta.

Él solo vino a asesinar al patriarca, lo demás no le interesa —responde Uriel —Además aún hay que encargarnos de las demás plagas que ingresaron en nuestro jardín

Regresa e informa a la ARNU, que el patriarca está muerto —Aclama el doctor

Tú continúa guiando a la niña hasta su destino. —responde.

Y, por cierto, tu ojo lo guardaré yo, me asegurare de darle un buen uso.

Sé que lo harás, después de todo, las grandes mentes...

—...piensan igual.

Uriel deja las instalaciones mientras la gente ingresa abruptamente a la habitación, viendo el cadáver bifurcado del patriarca en el suelo, Douglas temblando de miedo y el corte que dividió al patriarca y al trono en dos, un corte que solo un usuario pudo haber ejecutado.

En una sola noche enfrentaron un ataque nuclear, una infiltración y la muerte de un apóstol y del patriarca, la moral en la ciudad estaba muy baja, pero no había tiempo de titubear, pues es en estos momentos que un líder debe ser firme.

Al llegar la mañana, los apóstoles, Lumiere, Van Helsing, Loud y Jaeger, recibieron a Nora quien a su lado izquierdo tenía al constructo del apóstol Kruger y a su lado derecho a Douglas, sorprendiendo a los presentes que no sabían que seguía con vida.

—No podemos ocultarlo, la noticia de la muerte del apóstol Wagner y del patriarca ya es sabida en todo babel, no tardará mucho en llegar a otras partes del mundo —Espeta Nora con un tono de autoridad —No podemos dejar esta transgresión sin castigo.

—Su eminencia, el arsenal que fue lanzado sobre nosotros se disparó de forma coordinada desde todo el mundo, pero, la señal de activación vino desde un porta aviones a mitad del océano pacífico. —reporta Jaeger —Pero sinceramente, ir hasta ahí es una trampa.

—Explíquese... —solicita.

—Como usted ya sabe los dragones poseemos más afinidad con el Ki o Aura como ustedes lo conocen, dicha afinidad me permite percibir puntos estratégicos del planeta similar a un satélite, y he sido capaz de cuantificar las fuerzas enemigas, 1800 buques de guerra, 600 mil aviones de asalto pesado, 2 millones de jets, cañones, submarinos, además de satélites cargados con arsenal nuclear en la zona, todos con revestimiento de Oricalco, lo que impide que use su habilidad en ellos —exclama alterando a los presentes —Y como si no fuese suficiente, los Van Helsing, se han movilizado, mientras hablamos la armada se dirige a nosotros, acercarse será un suicidio incluso para usted.

Nora no podía refutar tal afirmación, pues el ejercito al que se enfrentaban en esta ocasión eran mucho más de lo que ella había manejado hasta la actualidad.

—Retírense... —Aclama la mujer.

—Su eminencia...

—Necesito pensar —Exclama mientras todos dejan la habitación.

Los apóstoles uno a uno dejan la habitación, dejando solos a Nora, Douglas y el constructo de Kruger, Nora se sienta en su asiento mientras el constructo desaparece.

—¿Qué opinas de todo esto? —pregunta Nora a Douglas.

—Opinó que está en jaque —responde —No existe forma alguna de salir de esto sin una matanza.

—¿Y si me entregara...?

—Estuvieron dispuestos a borrar a cada persona y animal de la superficie del planeta, aunque se entregue no garantiza que no destruyan la ciudad después.

—Supongo que negociar tampoco es una opción...

—Nuestra mejor opción es evacuar la ciudad, pero los barcos llegarán en dos días, y hay demasiadas personas...

—¿Y si los retrasara...?

—Con su arsenal contra tu poder actual solo nos conseguirías un par de horas, y eso es siendo optimista, quizás con la Astra de Grettell y el Djin de Lumiere tengas una oportunidad, pero no están en condiciones de pelear... —espeta con conocimientos de su circunstancia.

—¿Entonces huiremos...?

—Si iniciamos la evacuación ahora, puede que lo logremos a tiempo, con la ayuda de Lumiere, incluso con tiempo de sobra.

—Entonces haremos eso...

—Preparare el plan de evacuación... —espeta inclinándose.

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