VIII: Restricción

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Algo que los humanos tienen en común con nosotros es su pureza...

Nadie es realmente puro en este mundo...

Nacemos puros, pero empezamos a corrompernos al sentir experiencias...

Y eso no es algo malo.

Pues son las impurezas lo que vuelven dichosa a la vida...

Y es la dicha lo que hace que la vida valga la pena...

Incluso si después solo hay dolor.

—Yublan J. Jaeger

Una vez un famoso director dijo una vez, "Las películas poseen el poder de atrapar los sueños y las almas", por un lado, este trataba de decir que las películas son la brisa que aviva los sueños de la audiencia.

Pero también, quiso expresar que todas las películas tienen un alma, hecha a partir de los sueños y deseos de todos los involucrados, algo que fácilmente puede llegar a olvidarse.

La imagen de una cámara se hace presente apuntando en contra de una pared, la información a un costado de esta revelaba que era febrero del 2035 lamentablemente su batería estaba casi agotada por lo que la grabación rápidamente se vio interrumpida.

Cuando la grabación se reanuda, una persona se posa en frente de la cámara un hombre de tez clara y cabellos anaranjados, quien observaba perpendicular a la cámara.

—¿Ya empezamos? —espeta el hombre rápidamente apuntando a la cámara —Bueno, ni siquiera sé que es lo que debería decir.

—Que tan si nos hablas de ti — espeta la voz de la camarógrafa.

—Bueno, me llamo Harvey, tengo 26 años, soy de signo virgo y... estoy soltero —Expone algunos datos sobre el mismo.

—Tal vez algo mas relacionado con el video..., que tal si nos muestras tu poder —Afirma la camarógrafa.

—No puedo —exclama el hombre.

—Que pasa, ¿Acaso es un secreto? —señala.

—No, simplemente que si uso mi poder aquí tirare el techo sobre nosotros, y nadie quiere eso —Expone.

—Buen punto, mejor pasemos a la siguiente pregunta...

Con esas palabras una pausa se hace presente en la grabación, para inmediatamente regresar con otra persona, una mujer de tez asiática, cabellos negros y lentes negros.

—¿Porque me convertí en una apóstol? — señala la mujer —Principalmente por dinero, al inicio me uní a este grupo como mercenaria, pero me quede por los beneficios.

—Ya veo... — Aclama la camarógrafa —Y puedo preguntar ¿porque las gafas negras?, siempre las llevas puestas.

—Cosas de Lamias... pasemos a la siguiente pregunta...

En ese instante la imagen vuelve a flaquear, mostrando a una nueva persona, en esta ocasión a la apóstol Van Helsing quien se mantenía cerrada a las preguntas.

—Retira esa cámara de mi cara antes de que la rompa en la tuya —Reclama la mujer.

Inmediatamente la cámara vuelve a cambiar esta vez mostrando a un hombre enorme, con la cabeza rapada y una barba notable, quien era mas abierto a las preguntas.

—Cuando la guerra termine, quiero regresar a casa, mi mamá no ha sabido de mi en varios años y quiero saber si mis hermanos están bien —Aclama el apóstol mostrándole una fotografía.

—Vaya, parece que tienes una familia grande —Señala la camarógrafa.

—Así es, tengo 11 hermanos menores, todos ellos son chamanes como yo, es por eso que quiero crear un mundo donde no deban ocultar sus dones...

—Ojalá así sea Aiden.

En ese momento la imagen se corta momentáneamente, seguido de una gran cantidad de interferencia antes de terminar la grabación.

Ciudad de babel, Año 2037...

11 meses habían pasado desde la conferencia de la ARNU y la ciudad de babel había disfrutado una prolongada paz, la noche brillaba claramente con las gotas de la lluvia que había ocurrido la misma tarde, al tiempo que una sombra hace acto de presencia.

Entre los techos cerca de la torre una risa burlona se hacía escuchar; un hombre joven de cabellos negros y lentes rojos saltaba entre los tejados, riendo como un Arlequín demoniaco bajo el brillo de la luna.

Entre sus saltos, pilares de hielo se yerguen a su alrededor, pero con mucha destreza y sin perder el ritmo de su maquiavélica tonada los esquiva con jocosidad justo antes que el cañón de una bereta se pose contra su nuca.

—¿Quién eres tú? —pregunta la Apóstol Wagner en la escena.

—Saludos y buenas noches —espeta inclinando la cabeza —Es un honor verla en persona, Apóstol Luna Wagner, portadora del arma sagrada Calibur además de un corazón de Wraith.

—Estás bastante informado para actuar como un Arlequín demente —Aclama de forma más hostil.

—No es mi intención pelear con usted, solo he venido a ser un testigo —responde

—¿Testigo...?

—Testigo de la ruina y de la muerte que se ciernen sobre ustedes —espeta con una sonrisa.

—¿De qué estás hablando...? —pregunta, en lo que el hombre apunta al cielo con gracia.

Alarmas empiezan a sonar por las instalaciones, desviando la atención de la mujer, mientras el extraño hombre se desvanece de entre sus dedos, dejando su desquiciante risa tras él.

Pero en esos momentos ese era el menor de sus problemas, pues en el cielo se cernía algo que hizo al apóstol titubear de terror.

Varias horas atrás...

Una fresca llovizna cubre la ciudad mientras a las afueras de la torre, cientos de creyentes Surtristas se arrodillan esperando ser testigos de la presencia de Omega.

Pero ella no aparecería el día de hoy, se estaba preparando para algo más importante, un día que había estado posponiendo por mucho.

En lo más profundo de la torre, la puerta de la celda de Macalister se abre...

Encandilado por la luz este fue incapaz de ver a los dos hombres en túnica blanca acercándose a él, quienes desbloquearon sus cadenas y lo llevaron fuera.

Macalister no parecía estar confundido ante su situación, por lo que coopero sin resistencia; fue alimentado e incluso limpiaron su cuerpo, lo vistieron y llevaron con ellos.

El hombre no dijo ni una palabra en el momento, pues Adam ya sabía lo que le esperaba.

Ella le había descrito muchas veces como seria el día, lo prepararían y lo llevarían a una habitación blanca llena de manjares, pero solo sería una antesala para su ejecución.

Ella nunca le dijo como seria con el fin de asustarlo, pero en este punto ya no temía por nada.

Adam bajó los cubiertos tras saciar su hambre, se levantó y solicitó continuar, tras de él, unas puertas blancas se abren, mostrándole así un lecho ya 4 bellas doncellas en túnica a su alrededor.

Ante esta imagen Macalister no pudo evitar liberar una risa...

—¡Es esto también parte de tus juegos!, ¡Se que puedes escucharme! —Aclama en voz alta al cielo —Bien... te seguiré el juego.

Con esas palabras las consortes que le había sido preparadas se retiran sus túnicas, al tiempo que desde el techo de la habitación una libélula sale volando hacia el exterior.

Macalister en este momento se encontraba en uno de los niveles mas altos de la torre de babel, y a varios pisos por encima de él, un jardín se daba a relucir y en él la libélula aterriza sobre los dedos de una mujer.

A su alrededor y bajo las gotas de lluvia se podían vislumbrar espadas, armas de fuego y armas blancas, todas brillando en el color rubí del Oricalco, y en el centro una monumental puerta roja, que tras un tiempo se abre permitiendo el acceso a Macalister.

Al ingresar Adam quedo sorprendido por lo que vio, en todo este tiempo no había sido capaz de olvidar el aspecto de Nora, puesto a que esta no se lo permitía, pero la persona a quien tenía en frente parecía alguien completamente diferente.

La piel de Nora se había aclarado drásticamente, su altura y su porte ahora eran mayores y su mirada rebosaba malicia, pero también algo más.

—Fue exactamente como lo describiste, no puedo creer que hayas llegado tan lejos —espeta el hombre con una falsa sonrisa.

—Tu ejecución era algo especial que he estado maquinando en mi mente por mucho tiempo, quería que el día fuera perfecto —responde la mujer con una sonrisa filosa llena de colmillos —Lo que ves ante ti, es mi visión.

—Kruger murió por el Oricalco, es justo que yo también lo haga —afirma al ver la escena.

—Me temo que no es tan simple Adam —Señala tomando una alabarda de Oricalco —En este lugar mi cuerpo puede sangrar, si una de estas armas me golpea en un punto vital moriré.

—No entiendo, ¿a dónde quieres llegar? —pregunta.

—¿No te gustaría ser libre...? .... —espeta confundiéndolo —Convertirte en el héroe que acabó con el demonio y cerrar este sangriento capítulo en la historia de la humanidad.

—Así que de eso se trata... ....

—El ideal de Kruger se ha cumplido, la ARNU es historia e incluso sin mí el mundo se unirá bajo la Luz de Surtr, pero yo aún tengo un capítulo de mi vida que cerrar —Expone —Quiero recuperar ese momento y que tú y yo peleemos hasta que el otro caiga muerto.

—No hace falta... —Aclama tomando un cuchillo de oricalco del suelo.

De un movimiento y sin titubear, Macalister corta su propia garganta con la cuchilla de Oricalco.

Nora le dijo no una sino cien veces que ella quería matarlo con sus propias manos, pero Adam rápidamente interfirió en sus planes.

Con velocidad la mujer salta hacia él, arrancando el área afectada por el Oricalco con sus manos, e inmediatamente reconstruyendo el cuello del soldado con su habilidad, salvándole la vida.

—¿Crees que te lo dejaré tan fácil? ¿Qué simplemente te escaparás de entre mis dedos? —espeta iracunda —No tienes derecho a morir hasta que esté satisfecha, así que levántate y pelea.

—No lo haré Nora... —responde formando una sonrisa demente —¿Por qué debería darte justo lo que quieres?

—No se supone que sea así... —exclama con una mirada hostil —Tú deberías odiarme, tu deberías querer terminar conmigo.

—Te odio Nora, te odio más que a cualquier otra cosa en este jodido mundo que tu maquinaste, te odio tanto que te conozco bien —Expone el hombre —más de lo que tu misma lo haces, sé que sabes que matarme no regresara a Jack, esto a lo que llamas ejecución no es más que una eutanasia... tú deseas morir...

—No, no, no, no, no. ¡No!

La tierra empieza a temblar lanzando las armas de Oricalco por los aires, la presión generada por el cuerpo de Nora era tan intensa que sangre empezó a brotar de los ojos de Macalister, y no era el único.

Todos los presentes en la ciudad de Babel, empezaron a mostrar los mismos síntomas, sabiendo sin duda que su diosa estaba molesta.

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