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Existen distintas clases sociales que se nos imponen desde el momento en que venimos a este mundo y vaya que el viejo Sunying lo sabia demasiado bien.

En el nivel superior, encabezado por toda la raza poderosa de familias acaudaladas y de apellidos intachables, se encuentran todas aquellas personas que han venido a este mundo con la vida resuelta y destinados a manejar grandes imperios capitalistas. Los herederos de grandes fortunas, los hijos de la realeza, los lideres políticos y demás personajes que básicamente controlan la economía mundial. Un circulo social que un simple chofer jamás lograría comprender. En el otro extremo tenemos el nivel bajo, ese en donde se encuentran las personas con bajos recursos y desposeídos, esos a los que la vida parece no tenerles respeto alguno.

Y justo en el medio de estos dos, la mal llamada clase media. Los clase media, para Sunying no eran más que otro grupo de pobres con falsas expectativas de la vida, son un grupo de gente asalariada que debe trabajar durante toda su vida para no caer al nivel de abajo, pero que jamás llegara a ser más que eso. Eras un esclavo en tiempos modernos. Pero como ha sido siempre, incluso aquí, se tenían divisiones sociales. Sunying pertenecía a la clase obrera, toda su vida ha trabajado para la misma familia acaudalada y era la envidia entre otros sirvientes. Ser el mayordomo de los Kim era como ganar la lotería, incluso entre sirvientes no eres igual a los demás si lograbas trabajar para semejante familia, pasabas a formar parte de la realeza de los sirvientes, era ridículo, por supuesto, pero así eran las cosas.

—Esa gente millonaria debe ser tan feliz. No deben preocuparse por ser viejos para trabajar o pagar la renta, ni siquiera por educar a sus hijos. Tienen la vida resuelta desde que vienen a este mundo.—Este tipo de comentarios eran, sin falta, algo que escuchaba siempre que hablaba con otras personas.—¡Yo en cambio tengo suerte si logro vender todos estos pescados antes de que se echen a perder!

—No sabes de lo que hablas, esa gente no es feliz.

—Hablas desde tu privilegio.—Su amigo el pescador, quien vendía mariscos en un puesto del mercado local, hablo con un deje de envidia en su voz.—Trabajas para gente rica. ¡Es como si fueras rico también!

—¡Escucha lo que te digo, viejo estúpido!—El alfa estaba cansado de tener la misma discusión todo el tiempo.—¡No cambiaría ni un solo minuto de mi vida por la de ellos!

—Ya basta, no seas envidioso y consígueme un trabajo en esa mansión, eh, así serias un buen amigo.

Hay una especie de pensamiento general para el ser humano y es que jamás se esta satisfecho con lo que se tiene, siempre se piensa que los demás están en mejor posición, se codicia la vida y las oportunidades ajenas. Se piensa que lo que uno posee no es suficiente y que siempre hay alguien que tiene más que tu. Y por lo general, esos eran los pensamientos que tenia la mayor parte de las personas hacia los Kim, la familia para quienes trabajaba desde que tenia memoria.

Los Kim eran una familia de renombre, producto de una larga lista de generaciones que han perpetuado la fortuna y el apellido a lo largo de las décadas. Pero lo cierto es que nadie más que quienes veían su forma de vida sabían que no eran más que un grupo de gente desdichada. Quizás por haber trabajado para ellos por tantos años es que Sunying no codiciaba en lo absoluto la vida que esa gente poseía. Los cachorros de la familia tenían buena educación y no conocían de carencias, pero a cambio habían perdido a su madre y eran abandonados por un padre ausente. A los tres herederos de esa familia los había visto crecer y convertirse en adultos con el alma vacía que anhelaban ser amados, en consecuencia eran engañados y manipulados por la mínima muestra de afecto que cualquiera les demostrara.

—¿Arie no ha venido aún, Sunyie?

—Quizás se le hizo tarde.—Sunying inventó esa mentira para reconfortar al pequeño.—¿Quiere ir al parque? Tal vez su amiguita lo este esperando allá, joven amo.

Jimin subió lentamente las escaleras hacia su habitación y no miro hacia atras.

—Ella no vendrá...—Se podía escuchar el llanto en su voz.

La voz triste del pequeño Jimin le rompía el corazón al viejo mayordomo. El pequeño bebé de siete años había estado esperando a su nueva amiga desde las ocho de la mañana. La cachorra prometió volver y jugar con él después de que sus padres los presentaran en el parque. En una muestra de afecto, Jiminie le regaló a la niña todos sus dulces y su nuevo triciclo, con tal de que ella volviera a jugar. Pero los padres de la niña nunca la llevaron a jugar porque no lograron que el Presidente Kim invirtiera en su empresa, lo cual era la verdadera razón de haberlos presentado. Para ellos la amistad entre los cachorros no importaba realmente, eran las posibles conexiones que podrían formar lo que realmente contaba.

En la amistad, el amor o los negocio siempre era igual. Todo el tiempo había alguien queriendo sacar ventaja de ellos. Y la tierna tristeza de los cachorros con el tiempo de fue convirtiendo en amarga decepción a medida que crecían y se hacían adultos.

—El amo Taehyung no ha regresado a casa.—Nany se retorció las manos con preocupación.—Anoche dijo que iría a una fiesta y no podemos localizarlo.

Por supuesto el omega de quince años se fue sin permiso luego de que tanto su padre como el amo Namjoon le prohibieron ir.

—¿Ya le has dicho al Presidente Kim?

—Aún no, pero seguridad está rastreando su teléfono para obtener su última ubicación...

La omega guardo silencio cuando escucharon que la puerta principal fue azotada con fuerza y el llanto escandaloso de Taehyung llenaba el recibidor.

—¡Odio a todo el mundo! ¡No quiero que nadie me moleste!

Ambos adultos corrieron para encontrarse con un adolescente emocionalmente vulnerable. El joven amo llegó a casa desaliñado, con los ojos y la nariz enrojecidos de tanto llorar.

—¿Que sucedió, joven amo?—Nany se acercó y de inmediato fue abrazada por el Omega.

—¡Matty ya no quiere verme nunca más!—La primera decepción amorosa del omega le rompió el corazón.—¡Dice que está harto de estar siempre a la sombra de mi familia! ¡Odio ser un KIM!

Más tarde se enterarían de que el Alfa con el que Taehyung salía quiso beneficiarse por estar saliendo con el pequeño omega, pero cuando era el apellido de Taehyung el ocupaba los titulares y no el suyo, el ego del Alfa se vio ridiculizado. El intento de Alfa esparció la noticia de haberle quitado la inocencia al omega Kim, esto le hizo ganar la fama que tanto anduvo buscando siempre. No hace falta decir que el amo Namjoon perdió los estribos y golpeó al patán que se aprovechó de su hermanito.

El cúmulo de decepciones que vivían día a día los hizo volverse precavidos, tener recelo con los extraños y estar siempre a la defensiva. En especial a Namjoon. El joven alfa era el más precavido de los tres.

Pero siempre hay una piedra en el camino y para él fue Hye Jin.

Sunying debía agregar que la omega nunca le dio buena espina. Había algo en la modelo que le generaba desconfianza y más tarde descubriría que su sexto sentido no fallaba. Los hermanos Kim adoptaron a Hye Jin desde el primer día en que la conocieron. La omega pelinegra era hermosa, educada y amorosa con ellos. Era inevitable que incluso el joven Alfa no cayera ante sus encantos. Hye Jin era lo suficientemente astuta como para saber que la relación con los Kim le podría brindar conexiones importantes que servirían para que su carrera en el modelaje tuviera un camino seguro. Por años fue precavida, manejando la situación conforme lo necesitara. Hasta que su ambición creció tanto que no soportaba la idea de perder los beneficios que ganó en todo ese tiempo.

El inmenso amor que el joven amo Namjoon le tenía no le permitió ver que el carácter de Hye era completamente diferente a la inocente y arrebatada actitud de sus hermanos. Los omegas Kim no tenían malicia en su corazón. Hye era todo lo contrario, sus caprichos eran verdaderos, sus berrinches calculados y su aparente amor propio no era más que fría vanidad. Una cáscara vacía de pies a cabeza.

—¿Qué es esto?—La omega miro con disgusto el plato servido frente a ella.—Ya te he dicho que no consumo lácteos. Retira el yogurt y cambia la fruta porque está demasiado seca.

Cada vez que tenía tiempo, Hye se reunía para desayunar con los Kim. A menudo se encontraba de viaje en desfiles de moda o sesiones de fotografías, así que trataba de pasar el mayor tiempo posible de sus días libres con ellos.

—La señorita olvida que soy el mayordomo, no un mesero.

—Namjoon quizás te permite hablar tan descuidadamente pero yo no.—La omega le dio una mirada de disgusto, su nariz elevada hasta llegar al cielo.—La servidumbre no debería tomarse tantas libertades.

—Solo existió una señora Kim, y ella se fue hace muchísimo tiempo.

Sunying no tenía porque soportar la arrogancia de esa omega ambiciosa.

Hye ni siquiera se alteró, cruzo los brazos con arrogancia.—Un día de estos podrías sorprenderte.

—Mientras ese día llega tendrá que comer su fruta seca, señorita Hye.

Sunying no tenía miedo de enfrentarla, si era despedido por hablar con la verdad era bienvenido. Pero nunca se tragaría sus pensamientos y opiniones con relación a esa mujer, en especial cuando era evidente que solo buscaba aprovecharse de ellos. La modelo era la suficientemente inteligente como para saber que Sunying era demasiado querido por los Kim como para declararle la guerra abiertamente.

—¡Hye, volviste!—Un Jimin adolescente corrió a los brazos de la omega en cuanto la vio.—¡Te extrañé muchísimo!

Tae llegó segundos después y ambos la rodearon con emoción.

—¡Yo te extrañé muchísimo más!

Hye elevó una ceja con arrogancia hacia Sunying.

—¡No importa cuánto me extrañen, yo siempre los extrañaré más!

Jimin sacó un brazalete de diamantes de sus bolsillos y se lo puso a la omega.—Compré esto el otro día pero no me gustó. ¡Es para ti!

—No debería aceptarlo...—A pesar de sus palabras Hye no hizo nada para quitarse la joya de encima.—Pero solo por ser un obsequio tuyo me lo quedaré. ¡Gracias!

—Ahora que has vuelto tienes que ayudarme a convencer a Namjoon de que no quiero volver al internado.—Taehyung veía en Hye una salvación.—¡Odio estar lejos de casa!

—No creo que pueda convencer a Namjoonie tan fácilmente.—Hye acarició la cabeza de Tae. Bajo la voz y habló como si compartieran un secreto.—¿Sabes que haría yo? Estando tan lejos aprovecharía que no pueden vigilarme y me escaparía, haría todo lo que no puedo hacer aquí.

—¡Pero odio estar tan lejos!

—Seis meses se pasan rápido. Aprovecha y diviértete.—Hye le guiño.—No le diremos nada a Namjoonie.

El mencionado alfa llegó al comedor y se enterneció al ver a la omega tan cerca de sus hermanos.

—¿Puedo unirme a la celebración?

Hye se apresuró a sus brazos.

—Te extrañé más que a nadie...—Le susurro en el oído.—Pero no le digas a tus hermanitos... ¡shhh...!

Después de darse un beso, Namjoon le acarició rostro.

—¿Cómo estuvo tu vuelo?

—¡Excelente!—Hye estaba encantada.—La próxima vez usemos el avión privado y vámonos de viaje, sólo tú y yo.

Namjoon estaba acostumbrado a consentir a los omegas de su vida por lo que complacer los deseos de Hye no le era diferente.

—¿A donde te gustaría ir?

Como todo el mundo supondría, dicha relación no era del agrado del Presidente Kim. Como padre el alfa era un modelo estricto e implacable, la perdida de su compañera, el verdadero amo de su vida y su pareja destinada, le causa una lesión en el alma de la que nunca iba a recuperarse. Era evidente que su condición medica no iba a mejorar, el pobre alfa se mantenía en pie gracias a una gran cantidad de medicamentos que lo mantenían estable. Hubo una época en la que Kim Dongi fue un hombre alegre y sano, pero de eso no quedaba nada. Seguía siendo joven pero su vitalidad murió hace muchos años. Sunying lo conoció desde que era un cachorro, lo vio crecer, convertirse en hombre, enamorarse, hacerse cargo del Grupo y estuvo presente cuando todo se desmoronó. Solo un empleado tan antiguo como él podía tomarse el atrevimiento de compadecer al Presidente por la ardua vida que tenía. En consecuencia, trato de darle lo mejor a sus hijos, lastimosamente, esto incluía un estricto control que podía llegar a ser sofocante para los cachorros.

—¿Alguien podría decirme porque mi avión privado no estaba disponible el día de ayer?—El enojo en la voz del Presidente Kim hizo que todos los guardaespaldas y asistentes bajaran la cabeza.—¡¿Nadie va a responder?!

Solo el anciano chofer tuvo la valentía de hacerlo.

—El joven amo Namjoon lo tomó prestado, Presidente.—La siguiente parte no seria agradable.—La señorita Hye necesitaba volver a Corea y el amo creyó conveniente...

—¿Acaso estoy escuchando correctamente? ¿Namjoon se atrevió a prestarle mi avión a esa mujer?

—Presidente, no sea demasiado duro con el joven amo.

—No, esta vez no va a funcionar que intercedas por él, Sunying.—El alfa estaba más que colérico.—Esa bendita omega solo quiere aprovecharse de él y se lo permite como si fuera un idiota. ¿No tiene sentido común o es que esta ciego por eso no puede ver sus intenciones?

—Presidente...—El chofer se atrevió a recordarle sus propias acciones al alfa, cosa que ningún otro empleado tendría el valor.—A veces, cuando uno se enamora, no actúa con sensatez y usted lo sabe mejor que nadie.

—Mi Yannie no era ambiciosa, Sunying. El único anhelo en su corazón era el bienestar de ese cachorro, no voy a dejar que mi hijo desperdicie su vida y sea engañado. Esa relación debe terminar de inmediato.

Hye se empezó a sentir amenazada cuando se hizo evidente que el presidente Kim empezó la búsqueda del candidato o candidata ideal para que ocupara el lugar que su esposa dejó. No era un secreto que no permitiría que su heredero se uniera a una omega insignificante y ambiciosa. Cuando Namjoon empezó a dudar de ella, preguntándose si era la indicada para ocupar el lugar de su madre, Hye perdió los estribos y los problemas comenzaron.

El desenlace de esa historia ya todos lo conocen.

Los siguientes años, Sunying observó con pesar, cómo los hermanos construyeron barreras impenetrables a su alrededor y se cerraron por completo hacia los extraños. Los omegas se volvieron precavidos acerca de a quienes dejaban entrar a su vida, y Namjoon se convirtió en un alfa inalcanzable. Y la grieta entre el Presidente Kim y su heredero se hizo aún más grande.

Sunying no creía que llegaría el día en que el joven alfa lograra sanar y permitiera que otra persona entrara a su corazón. O que existiera siquiera una persona merecedora de tal honor y confianza. La vida del heredero Kim no era sencilla, ahora con la enfermedad de su padre y dos hermanos menores de los cuales era responsable, era un milagro que el joven alfa siguiera en pie. Y justo cuando la familia llegó a un punto crítico, llegó el consuelo que tanto necesitaban.

La sagrada luna les envío al amo Seokjin.

Sunying nunca estuvo más convencido de nada como lo estaba de esto; a la mansión al fin llegó el verdadero sucesor de su amada señora Yan Min. El nuevo omega que capturó el corazón de los cachorros Kim era bonito y encantador, tanto por dentro como por fuera. Tenía un aura fresca como el verano y el dulce aroma de las flores, pero su cara bonita dejaba ver sus toques de ferocidad. Seokjin no era un omega que lograra amedrentarse, además poseía un corazón noble y lo dejo bien claro desde el primer momento.

—Vaya...—Uno de los primeros días de su estancia en la casa, el omega recorrió la cocina con una mirada de genuina admiración.—La tía Jeon se volvería loca con tantos electrodomésticos.

—¿Que está haciendo aquí?—Sunying fue alertado por los otros empleados de que el invitado de los Kim había bajado a la cocina, temerosos de que hubieran ofendido al omega, enviaron a Sunying como mediador.—Suba, ordenaré que le lleven el desayuno a la cama.

—¡No es necesario!—Seokjin se sonrojó y negó rápidamente.—Yo... quiero hacerles el desayuno a Jiminie y a Taehyungnie. Ya que usted los conoce mejor, ¿que prefieren por las mañanas?

Sunying estaba boquiabierto.

—¿Eh?

—También me percaté de que Namjoon no desayuna, ¿es porque tiene el estomago sensible? Pienso que un poco de avena le caería bien. ¿Usted que opina?

Al principio el carácter del omega no le agradó, era demasiado bullicioso y alegre. Seokjin no parecía diferente a Hye. Tenía un gusto particular por las cosas finas y tomaba gustoso todo lo que los cachorros le obsequiaron. A raíz de todo lo acontecido en el pasado, también Sunying guardaba algo de recelo hacia quienes merodeaban a los cachorros Kim. Además, este omega bullicioso era pariente del enemigo de ese entonces, del amo Jungkook, el alfa que vino a poner de cabeza la vida de Jimin. Pero esa era historia aparte.

El tiempo vino a demostrarle, a todos, no solo a Sunying, que este omega era completamente diferente a los que habían desfilado por esa mansión. El amo Seokjin demostró que era una persona con mucha nobleza en el corazón y, sobretodo, no estaba nada interesado en impresionar a nadie. Trataba a los omegas Kim sin reservas, los aconsejaba y reprendía cuando era necesario. Y lo más sorprendente de todo... ¡Era la única persona que logró reprender al amo Namjoon! Sunying nunca olvidaría cómo en un intento por lograr que los jóvenes amos Jimin y Jungkook hablaran, Seokjin amarró a Namjoon con el mantel a la silla del comedor. Hasta el día de hoy el alfa seguía indignado.

En el mes que llevaba en esa casa, Jin descubrió que le gustaba tener a quienes cuidar, se había tomado ciertas atribuciones que no le correspondían pero que a nadie parecía importarle. Por ejemplo, se dió cuenta de que el señor Kim no bajaba a desayunar porque rara vez se despertaba antes del medio día. Los medicamentos para el corazón que tomaba lo dejaban algo atontado, por lo que Jin se encargaba de llevar una bandeja con el desayuno, lo despertaba solo para que comiera y luego lo dejaba descansar. Estaba seguro que su falta de energía se debía a que no se estaba alimentando muy bien. Además descubrió, por los empleados, que desde que la omega Kim falleció, nadie se había ocupado de llevar la dirección de la casa. Se seguía el patrón que ella dejó instalado, pero hacia falta que alguien se encargara de los pequeños detalles. Jin se había criado con sus tíos Jeon y sabía lo que era tener un hogar. A los Kim eso era lo que les faltaba. Vivían en una hermosa mansión pero nadie la consideraba como un hogar. Lo cual era una lastima. Porque tenían todo el potencial para ser una familia unida y feliz, pero no sabían como lograrlo.

Gracias a este omega el amo Jimin se sintió con ánimos suficientes para volver a su color de cabello rubio y dejar atrás la oscuridad que lo acompañó desde la perdida de su lobo y su cachorro. También fue el responsable de minimizar la rebeldía de Taehyung y de hacer que el revoltoso cumpliera con sus obligaciones. Era la buena influencia que siempre necesitaron.

Su estancia en la casa Kim fue un antes y después. Incluso en el tiempo presente, Seokjin no tenia ni la mínima idea del impacto que causo con su presencia y vitalidad en aquella familia tan destruida. El omega llegó para darle un respiro a esa casa marchita y oscura. Los herederos Kim eran un trio de hermanos que se protegían los unos a los otros con garras y colmillos, era difícil entrar a su circulo íntimo, y era ese mismo recelo el que no les permitía ver lo necesitados que estaban de construir lazos entre si que no se basaran en el dolor compartido. Dejó de ser un invitado en aquella casa y pasó a cuidar de cada miembro de la familia con infinita paciencia y amor. Habiendo perdido a la omega Kim cuando los hijos de aquella casa eran aun cachorros, en esa mansión nunca volvió a respirarse un ambiente de hogar. El Presidente Kim no sabia como cuidar de sus cachorros y cuando se dio cuenta los tres ya eran unos adultos. Sin un omega que dirigiera aquella casa, tanto la familia como la mansión, eran solo cáscaras vacías. Seokjin, quien creció en el centro de una familia amorosa como los Jeon y que aún recordaba el gran amor de sus padres, llevaba impreso en el alma que cuidar de la familia era lo primordial en la vida. Jimin y Taehyung vieron en él una persona más en la cual podían confiar. Los omeguitas, inconscientemente, lo buscaban para todo. Acostumbrados a estar rodeados de alfas de carácter fuerte y dominantes, Seokjin era ese amor suave y reconfortante de otro omega que jamás tuvieron y que tanto necesitaban.

Incluso los empleados de la mansión se dieron cuenta de que había llegado un nuevo amo, nadie se dio cuenta de que en poco tiempo él pasó a dirigir la casa.

—Amo Seokjin, el cocinero necesita saber que le gustaría que prepare para la cena de hoy.

—Arroz blanco y sopa de pollo con verduras para el Presidente, su estomago no esta muy bien.—Jin respondió de manera automática mientras revisaba la receta médica del Presidente Kim.—¿Podrías pedir otro frasco de este medicamento, por favor? Solo queda la dosis de la tarde.

—¡Si, amo!

—¡Joven amo!—Otra empleada llegó corriendo a la sala de estar.—El médico privado acaba de llegar. ¿Lo hago pasar a la habitación del Presidente?

—Solo ten algo de delicadeza al despertar al Presidente, no tuvo una noche agradable y no pudo dormir bien.

—¡Si, joven amo!

Incluso Sunying, terminó apoyándose en Jin como si fuera parte de la familia.

—¡Ese cachorro revoltoso se meterá en problemas otra vez!

—¿Sucede algo con los niños, Sunyi?

El viejo alfa habló sin detenerse.

—¡Ese mocoso, Taehyung, tiene que seguir con los preparativos para su boda y no piensa asistir a ninguna de las citas con la planificadora! ¡Como si fuera tan fácil rechazar a esa omega endemoniada en su cara!

Jin contuvo una risita al ver los ojos desesperados del ancianito.

—Tomate un tecito, Sunyi, no queremos que suba tu presión.

—¡Mi maldita presión esta alta desde que esos benditos revoltosos nacieron!

—Son solo unos niños, estas exagerando.

—¡Tiene que hacer algo, amo Seokjin, de lo contrario los terminaré ahorcando con mis propias manos!

Jin le restó importancia a la rabieta de Sunyin, amenazaba todos los días con lo mismo.

—Yo me encargo de que nuestro Taehyunie vaya a las citas de mañana, no te preocupes.—Al ver que el semblante de Sunyi no se suavizaba, preguntó:—¿Y que problema hay con Minnie?

—¡Ese otro malcriado ahora quiere subastar la casa tradicional de la familia para recaudar fondos para el orfanato!

—¡Por la luna, debemos evitarlo a toda costa!—Seokjin ahora fue incapaz de aguantarse una carcajada.

—¡Esto es algo serio, amo Seokjin!—El chofer estaba rojo de la cólera— Esos mocosos van a matarme de una cólera.

Todos los días el viejo chofer despotricaba acerca de sus amados niños y aún así jamás dejaba de cuidarlos.

Y tiempo después, Seokjin se terminó convirtiendo en el único pilar en la vida del Heredero Kim. Cuando la tragedia que casi los hace perder a Taehyung sucedió, Jin se mantuvo al lado de Namjoon, reconfortando el corazón adolorido del alfa. Y fue responsable también de que ya no fuera tan severo con los omegas y aligeró la enorme carga emocional que pesaba sobre sus hombros.

Ver cómo Kim Namjoon, luego de lo mucho que sufrió y de lo lastimado que estaba, caía poco a poco bajo los encantos de otra persona conmovió el corazón de todos en la mansión, incluso del Presidente Kim. La opinión del alfa respecto a Seokjin no era del todo desfavorable. Aunque estuvo receloso al principio, con ese temperamento característico del omega, todos vieron con sorpresa como incluso logró ganarse al Presidente.

—Ese omega...—Dijo una tarde el Presidente.—... es bastante peculiar.

—Es otro revoltoso. Los cachorros están encantados con él y no lo dejan en paz.

—¿Y tu que opinas de él? ¿Crees que es confiable?

Sunying sabia que la opinión del Presidente respecto a Seokjin podría verse influenciada por lo que dijera y como siempre seria honesto.

—Es un omega vanidoso y bastante ruidoso para mi gusto.—Lo cual no era nada malo, realmente.—Presume de ser sofisticado pero es bastante torpe.

—Pero no te desagrada.

—No, en lo absoluto.

El Presidente Kim sonrió un poco.

—A mi tampoco.

Había algo que era importante que mencionaran.

—Al amo Namjoon parece gustarle también.

—Es joven y el omega es bonito, es natural.

—A mi me parece algo serio.

—Por desgracia, eso no puede ser posible. Seokjin no esta hecho para ser la pareja de mi hijo. Namjoon necesita a alguien que pueda soportar su estilo de vida.

Aunque no estuviera de acuerdo con muchas cosas, en esta no podía diferir. El amo Seokjin era demasiado noble y puro para este circulo tan cruel y despiadado al que pertenecían los Kim. El Omega era una débil y delicada rosa que se marchitaría rápidamente y el Heredero Kim era como un árido e implacable desierto. El amor que surgió entre ellos era como querer plantar un rosal en arena seca, inútil.

Pero en el corazón no se manda y la sagrada Luna los hizo pareja destinada. Namjoon había encontrado al verdadero amor de su vida y estaba decidido a conservarlo a toda costa.  Las diferencias entre ellos eran abismales. Peleaban todo el tiempo. No se comprendían. Sus desacuerdos no tenían fin. Pero lo peor, entre ellos habían escalones sociales que se empeñaban en separarlos. Y no se trataba solamente del dinero o un buen apellido. La forma de pensar y los prejuicios de ambos eran incompatibles.

Y con pesar, Sunying fue testigo de cómo lo que más temia aconteció; Seokjin se estaba marchitando, aprendió a guardar sus opiniones, a ser cauteloso con las personas, a frenar su abierta personalidad para encajar con el círculo cerrado y prejuicioso de su pareja. Un omega bullicioso y alegre se estaba convirtiendo en silencioso y decaído, y el amo Namjoon no era capaz de verlo.

Ahora, aproximadamente uno o dos años después, observo cómo el hijo mayor de la familia salía de la oficina del Presidente con el semblante pálido, luego de enterarse de la condición grave del estado de salud de su padre. En su rostro podía leerse solo la preocupación.

—Anda, repróchame que soy demasiado duro con él.

—No voy a repetir algo que usted ya conoce.

—Namjoon pronto heredará mi lugar.—Kim Dongi sintió un peso terrible en su corazón.—Debo asegurarme de que este a salvo, ahora mas que nunca.

—¿Ha vuelto a recibir esas cartas, Presidente?

—Me temo que ya no tendré tiempo para averiguar la verdad, Sunying.

—Unir en un matrimonio arreglado al amo no solucionará nada.

—La familia Woo tiene conexiones que podrán proteger a Namjoon si el secreto de su origen sale a la luz. La seguridad de mi hijo es todo lo que quiero. Woo Jiho es un bien Omega, al menos quiero que Namjoon lo conozca.

—¿Y la felicidad no importa?

—No puedes negar que también sientes lo mismo respecto a Seokjin—El Presidente observo los rosales del jardín.—Él me recuerda mucho a Yannie.

—Presidente...

—Él tampoco parece querer esta vida. Ahora más que nunca Namjoon va a necesitar a alguien a su lado. Seokjin tiene todo el aspecto de alguien que no se va a quedar por mucho tiempo.

—¿Entonces por qué le dio a su hijo las falsas esperanzas de que puede tener una oportunidad con él?

—En seis meses pueden pasar dos cosas; que yo pueda equivocarme y Seokjin realmente se adapte a esta vida o, en el peor de los casos, Namjoon se dará cuenta de que esa relación solo los hará infelices a ambos.

Y es que Seokjin, al igual que todos, era ahora más consciente que nunca de que no perteneciera a ese lugar.

Sunying aguardaba con pesadez el desenlace de todo esto. Solo esperaba que la pareja pudiera vencer cualquier adversidad y que el escalón social que los separaba y que hacía estragos entre ellos desapareciera.

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